Resulta ya innegable por lo evidente que el envejecimiento, entendido de la forma más amplia y en todos sus aspectos, está planteando nuevos problemas a las personas y a la sociedad de este siglo. Afortunadamente, se está exigiendo un creciente esfuerzo a los investigadores para que busquen respuestas sólidas y precisas a estos problemas.
Este hecho nos obliga a buscar un marco de reflexión que permita identificar las prioridades de una investigación necesariamente limitada en sus medios, por lo enorme del campo que puede abarcar. Intentaré por ello ofrecer una visión personal sobre cuál puede ser este marco de reflexión en los próximos años.
A mi juicio, esta investigación debe partir, al menos, de tres premisas. La primera es el propio objetivo de la investigación. El objetivo de la investigación en Gerontología parece ser, en términos generales, resolver los problemas que plantea el envejecimiento a todos los niveles (desde el social al molecular, pasando indudablemente por la salud), ofreciendo la máxima calidad de vida tanto a las personas mayores como a todos los que les rodean. Este objetivo amplio puede permitir calibrar el peso de las diversas líneas de investigación.
La segunda premisa parte del hecho de que el envejecimiento es un proceso complejo y de enorme variabilidad. Por tanto, sólo puede ser estudiado en profundidad desde un enfoque multidisciplinar e interdisciplinar. El avance aislado de la investigación en cualquier campo específico se verá con certeza limitado si no progresan en paralelo los campos de conocimiento relacionados. Es necesario, por tanto, a mi juicio, primar en lo posible la investigación que valore acertadamente este hecho.
Por último, es de justicia considerar la urgencia de esta investigación. Las personas mayores han aportado, a lo largo de la historia, mucho más a la sociedad de lo que han recibido de ella. Parece haber llegado el momento en que la sociedad debe devolver esta aportación en forma de un esfuerzo económico, social y de implicación en esta investigación. Aunque fuera únicamente por motivos egoístas. Cada vez será mayor el porcentaje de personas que sufrirán los problemas asociados al envejecimiento.
Partiendo de estas premisas, y con la certeza de omitir algún aspecto determinante, considero que podrían considerarse prioritarias, en la situación actual, las siguientes líneas de investigación:
a) Investigación básica biológica y clínica sobre el fenómeno del envejecimiento y sus condicionantes. Hasta que no lleguemos a conocer en detalle el proceso de envejecimiento de las personas, sus desencadenantes y sus mecanismos más complejos, la investigación clínica encontrará un freno insuperable.
b) Investigación sobre la relación entre discapacidad y enfermedad. Deberá hacer hincapié en la valoración precisa y el pronóstico de la discapacidad (valoración geriátrica) y en desentrañar los mecanismos comunes que subyacen a los síndromes geriátricos, la forma característica de enfermar del paciente mayor. Esto permitirá empezar a buscar maneras de prevenir la discapacidad.
c) Investigación clínica sobre el manejo de las enfermedades más prevalentes, más incapacitantes y con mayor mortalidad y morbilidad en los mayores. Debe permitir ir cambiando el manejo actual basado en inducciones sobre datos obtenidos en jóvenes a un manejo basado en datos procedentes de la investigación.
d) Investigación demográfica que permita mejorar la precisión, hasta ahora mínima, de las predicciones sobre envejecimiento de poblaciones.
e) Investigación asistencial sobre los recursos sanitarios y no sanitarios precisos para prevenir, curar, rehabilitar y adaptar las enfermedades y discapacidades con los medios más adecuados. Incluye la capacidad de elegir la ubicación más idonea y la adecuación de cada recurso a la necesidad.
f) Investigación sobre los mecanismos psicológicos asociados al envejecimiento, y sobre la manera de mejorar el afrontamiento personal de la vejez.
g) Investigación sociológica sobre los prejuicios existentes en la sociedad, y sobre el papel del anciano en las distintas estructuras sociales y económicas. Incluye la valoración de intervenciones que puedan modificar dicho papel y dichos prejuicios.
h) Investigación ética sobre el rol del mayor en la escala de valores de la sociedad, la discriminación del mayor en los distintos niveles, y las formas poco éticas de afrontar el envejecimiento personal y social.
i) Investigación sobre calidad de vida, que permita medirla con mayor precisión y conocer sus determinantes. El conocimiento de estos determinantes permitirá fomentar la investigación en aquellos campos más relevantes para mejorar la calidad de vida de los implicados.
j) Investigación sobre las personas que envejecen en poblaciones o áreas del mundo desfavorecidas. Es de justicia dedicar al menos una parte de la investigación de los países más desarrollados a los aspectos más relevantes del envejecimiento en los demás países. Debe hacerse de forma que permita ir creando grupos de investigación en los países desfavorecidos que participen de forma activa en esta investigación.