Es el momento de enfrentarnos a la reflexión anual del equipo editorial sobre el estado actual y las necesidades de avances de Revista Española de Geriatría y Gerontología (REGG), publicación oficial de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Pensamos que la pregunta a realizarse en este año 2016 es: ¿qué tipo de revista queremos para el futuro? Esta reflexión tiene especial importancia tras haberse consolidado el objetivo inicial de este equipo editorial de conseguir la aceptación de la REGG para formar parte de los fondos de la Biblioteca Nacional de Medicina norteamericana (en MEDLINE), que permite el acceso a través de PubMed (http://www.pubmed.gov). De forma complementaria, durante los últimos 3 años se ha trabajado para intentar que Thomson Reuters adjudicara un factor de impacto a la REGG1. Desafortunadamente en junio del 2015 recibimos su respuesta negativa, en la que se argumentaba que la puntuación que potencialmente conseguiría la REGG en una simulación de su factor de impacto (FI) no le permitía estar en el primer quartil de las revistas de geriatría. Este argumento, totalmente respetable en tanto que Thomson Reuters como entidad propietaria de la adjudicación del FI es soberana en la toma de sus decisiones, significaba por otra parte una respuesta en parte decepcionante, pero que mostraba el camino para seguir trabajando en el futuro para mejorar la difusión y calidad de los contenidos publicados en la REGG. No sirve de mucho lamentarse de que el objetivo propuesto sea casi imposible partiendo desde 0 (recientemente la revista Gerontology celebraba después de más de 2 décadas de trabajo haber alcanzado el primer cuartil entre las revistas de geriatría con un FI de 3,2) ni que en los últimos 3 años se hayan aceptado otras revistas de geriatría con un FI similar al que obtendría la REGG (por ejemplo European Geriatric Medicine, cuyo FI es de 0,73). Quizás no se insistió suficientemente en otras características relevantes de la REGG como ser probablemente la mejor revista del mundo en lengua castellana. A partir de ahora queda no desanimarse, recordar que la inclusión de Medline necesitó de varios intentos previos (el último 3 años antes de conseguirlo), y hacer un ejercicio de perseverancia y reflexión conjunta de cómo volver a abordar este tema.«Todos juntos podremos, vamos a por ello», rezaba un editorial reciente2, en la convicción de que optar por el FI podría ser la mejor manera de mejorar la difusión y calidad de la revista. Pero, ¿debe seguir siendo conseguir el FI el objetivo, o simplemente un medio a través del cual mejorar REGG?; ¿es el único medio para ello?; ¿empecinarse en ello conllevaría solo beneficios para la REGG y para la SEGG, o quizás también algún peaje? En este sentido autocrítico, nos gustaría volver a exponer algunas reflexiones realizadas dentro del equipo editorial.
El FI en tanto que es un índice bibliométrico que recoge la relevancia y difusión de los trabajos publicados en una revista los 2 años previos. Esta relevancia y difusión se refleja en la citación por otros autores que publican otros estudios preferiblemente en otras revistas diferente a REGG (pero también en la REGG, en lo que se denomina como «autocita»). Y este nivel de citaciones depende básicamente de 2 aspectos en los que se ha venido insistiendo reiteradamente desde el comité editorial1–3. Por un lado, la necesidad de conseguir incrementar el número de publicaciones que recojan estudios multicéntricos, prospectivos y con un tamaño muestral elevado (que conlleven resultados derivados de análisis multivariantes), capaces de atraer la atención de un mayor número de investigadores nacionales e internacionales y, consecuentemente, de incrementar el número de citas de artículos de REGG en otras revistas de «PubMed»2. Tampoco han sido muchos los «Proyectos de investigación» de calidad recibidos, artículos que en teoría podían aseguran varias citas en los 2 años siguientes a su recepción, si el proyecto tiene un buen diseño metodológico y por tanto es potencialmente subsidiario de generar publicaciones en otras revistas además de en REGG4,5.
Por otro lado, divulgar los estudios aparecidos en REGG depende también, además de la calidad de los mismos, del interés y compromiso individual de nuestros socios en el empeño por incluir las citas de los trabajos recientes (concretamente de los publicados en los 2 años previos) en sus artículos enviados a otras publicaciones científicas nacionales e internacionales. Sin embargo, a pesar de la aceptable salud de la que goza la investigación en geriatría y gerontología en nuestro país en el momento actual6, la realidad es que estas citaciones han sido insuficientes para generar un mejor FI. Aunque es inevitable que una parte significativa del FI se sustenta en la autocita, y por ello no hemos renunciado en REGG por completo a ella, y ha sido bienvenida cuando ha servido para aumentar la calidad del trabajo admitido, desde el comité de REGG, no es el tipo de citación que se ha querido potenciar. Es en este punto donde todos, SEGG, socios y equipo editorial de REGG debemos reiniciar una seria reflexión de qué revista queremos para nuestro futuro.
Otro aspecto a considerar en la accesibilidad y divulgación de los trabajos publicados en REGG es el idioma y la posibilidad de acceso abierto a algunos trabajos. No hay duda de que el inglés es el idioma científico por excelencia y que la aceptación de artículos redactados en este idioma puede facilitar la trasmisión de conocimientos de una manera más global. Por ello una posibilidad podría ser realizar una revista totalmente bilingüe, con la posibilidad de traducción de los artículos enviados en castellano al inglés y viceversa. Esta propuesta, ambiciosa, debería sortear las limitaciones presupuestarias que otras revistas han solucionado, por ejemplo, no realizando la impresión en papel y dejando la revista sólo online. Por otra parte, el recibir artículos directamente en inglés, obligaría a tener un grupo de revisores dispuestos al doble esfuerzo de revisar y hacerlo en inglés, incluso en las contestaciones a los autores si no fueran castellano-parlantes.
Es evidente que una revista con factor de impacto es una revista con mucha mayor visibilidad internacional y podría acabar siendo que mayoritariamente solo se publicaran artículos de autores de otras nacionalidades, con el riesgo de quedar casi testimoniales las publicaciones de socios de la SEGG, como ya ocurre en otras revistas de sociedades internacionales. Actualmente ya con más de un 50% de rechazo, esta situación, en ocasiones, ha generado discrepancias en cómo los socios entienden que debe ser la filosofía de la revista, con algunas cartas y comentarios críticos recibidos que discrepan del nivel de exigencia en la aceptación de manuscritos. Pero, por otra parte, el elevado índice de rechazo (con la consiguiente selección en la calidad de los manuscritos publicados) no ha generado una reducción en el envío de manuscritos, sino una progresiva mejoría de los mismos, que durante el último año se ha reflejado en la recepción un elevado número de originales de calidad que abordan temáticas de gran interés para los profesionales e investigadores del ámbito de la gerontología y geriatría. Ello ha permitido planificar, sin los históricos agobios, el contenido de los sumarios de cada volumen, por un equipo editorial que lleva en su mayoría juntos muchos años.
En definitiva, y siempre trabajando al lado de SEGG, estas reflexiones de qué revista queremos, también deben ayudar para el futuro lógico proceso de renovación de algunos o todos los miembros de este comité actual cuyo compromiso sigue firme, hasta al menos cerrar todos los números de este 2016.
Una vez más es justo acabar el editorial reconociendo y agradeciendo a todas las personas que han enviado sus propuestas a la REGG y a los que han colaborado en sus revisiones con una inmejorable predisposición y adaptándose a los plazos, contribuyendo a esta nuestra tarea común de mejorar REGG.