Objetivos: El objetivo principal del estudio fue obtener una visión general sobre la situación de riesgo anticolinérgico en nuestros usuarios institucionalizados en residencias para personas mayores (RPM) con el fin de detectar áreas de mejora, dada la extensa evidencia sobre sus efectos adversos (EA) a nivel tanto central como periférico.
Métodos: Estudio transversal, observacional, llevado a cabo durante el mes de enero de 2018 en dos RPM.
El riesgo anticolinérgico se midió mediante una escala validada (Anticholinergic risk scale [ARS], Rudolph JL y cols) que ha relacionado el uso de fármacos anticolinérgicos con un mayor número de EA como los anteriormente nombrados.
Sujetos: usuarios de las RPM de nuestra zona de influencia, con edad ≥65años y en tratamiento con ≥1fármaco.
Variables a estudio: proporción de sexos, edad, número de fármacos total, porcentaje de pacientes en tratamiento con algún anticolinérgico y puntuación ARS.
Se realizó una adaptación de la ARS a los fármacos disponibles en nuestra guía farmacoterapéutica: trazodona, selegilina, risperidona, ranitidina, quetiapina, paroxetina, mirtazapina, haloperidol, levodopa/carbidopa (1 punto, riesgo bajo); tolterodina, olanzapina, clozapina, baclofeno (2 puntos, riesgo medio); hidroxizina, clorpromazina, amitriptilina (3 puntos, riesgo alto).
Se excluyeron: fármacos estrictamente puntuales, tópicos, óticos e inhalados.
Resultados: Fueron incluidos todos los pacientes de ambas residencias (154), de los que se excluyeron 6 por razones de edad, obteniendo un total de 148. Ambas cohortes fueron homogéneas en los parámetros de base.
El porcentaje de varones fue de 41,2% y la media de edad de 79,95años (±8,21).
El número medio de fármacos prescritos fue de 8,1 (±4). Un 75,68% de residentes tomaba ≥1fármaco anticolinérgico.
La puntuación obtenida de la escala fue: 0 puntos: 40%, 1 punto: 35%, 2 puntos: 12% y ≥3 (3-6) puntos: 13%.
Conclusiones: Como vemos, aproximadamente el 25% de los residentes se encuentran en riesgo anticolinérgico medio/alto.
Teniendo en cuenta la evidencia disponible al respecto de los EA que se pueden producir, su correlación mediante escalas, la existencia de alternativas en la mayoría de los casos y a la vista de los resultados de este pequeño estudio, podemos afirmar que debe formar parte de nuestra práctica asistencial la reevaluación periódica del uso de este tipo de fármacos.