Presentación: Mujer de 83 años que acude a urgencias por vómitos y dolor en FII de una semana de evolución. Heces de características normales, sin cambios en el ritmo intestinal. Defensa a la palpación en FII. Se realiza TAC de abdomen por sospecha de diverticulitis, donde se observa masa heterogénea anterior al colon ascendente distal con alteración de la grasa perilesional en relación con cambios inflamatorios.
La paciente ingresa en cirugía ante la sospecha de neoplasia. Tras realizar estudio de extensión, se realiza exéresis de tumoración en epiplón mayor.
En el estudio de la pieza quirúrgica se observan granulomas necrosantes y presencia de micobacterias.
Exploraciones complementarias: analítica, TAC toraco-abdomino-pélvico, colonoscopia, AP.
Diagnóstico: Tuberculosis peritoneal.
Evolución: Tras la intervención quirúrgica la paciente presenta buena evolución. Posteriormente, en consultas externas, se inicia tratamiento antituberculoso: 2 meses con isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol, tras los cuales continuará únicamente con isoniazida y rifampicina 4 meses más, completándose 6 meses en total.
Actualmente la paciente se encuentra en su cuarto mes de tratamiento, con evolución favorable y sin presentar nuevos episodios de dolor abdominal.
Discusión y conclusiones: La tuberculosis peritoneal suele presentar una clínica inespecífica, aunque asocia frecuentemente ascitis, fiebre, dolor abdominal difuso y leucocitosis, pudiendo presentar también derrame pleural unilateral.
El estudio del líquido ascítico, ausente en este caso, puede orientar hacia causa tuberculosa si presenta características exudativas, predominio linfocítico y elevación de ADA.
El cuadro inicial anodino que presentaba la paciente, junto con la imagen sugestiva de masa en TAC abdominal, eran sugestivos de neoplasia. No presentaba fiebre, leucocitosis ni ascitis, datos que podrían habernos orientado hacia el diagnóstico. Tampoco presentaba lesiones pulmonares ni derrame pleural, como deja de manifiesto el TAC torácico realizado. La paciente no recodaba exposiciones previas ni contacto con pacientes bacilíferos.
En esta ocasión se llegó al diagnóstico tras una decisión terapéutica frente a la sospecha de otra entidad, por ello es tan importante el diagnóstico diferencial, que este caso incluiría tanto un proceso neoplásico, EII o incluso patología ginecológica.