El crecimiento mundial de la población geriátrica es un fenómeno relacionado con mayor esperanza de vida que permite una diversidad de manifestaciones de la senectud. El envejecimiento conlleva un declive natural de funciones, entre ellas, disminución del apetito que resulta en pérdida de peso, pero que a veces tiene orígenes patológicos.
La anorexia nerviosa en el anciano es una entidad cuyo reconocimiento se ha omitido sistemáticamente en la práctica médica, debido a que el clínico la relaciona solamente con adolescentes y su identificación en la vejez es esporádica con referencias anecdóticas en la literatura médica.
La importancia del tema radica en que se desconoce la historia natural de este trastorno alimentario crónico y de baja mortalidad en el paciente mayor, por lo que debemos preguntarnos si existe la anorexia nerviosa en el anciano, y si es así, si se trata de recaídas del problema del adolescente o es una aparición tardía de la enfermedad.
The worldwide growth of the ageing population has resulted from greater life expectancy and in turn has led to a wide spectrum of clinical alterations in the elderly. This process encompasses a gradual loss of body functions, such as appetite loss. Loss of appetite is a frequent finding in this group and is related to weight loss; nevertheless, weight loss can sometimes be a consequence of concomitant diseases rather than of ageing itself.
Anorexia nervosa in the elderly is consistently overlooked in general practice as clinicians associate it only with adolescents. Diagnosis in the elderly is sporadic and reports in the literature are rare.
The importance of the subject lies in the lack of knowledge of the natural history of this chronic eating disorder, which has low mortality in the elderly. Questions that should be asked are whether anorexia nervosa occurs in the elderly and, if so, whether the patient is experiencing a relapse of anorexia in adolescence or late onset of the disorder.