Objetivo: La endocarditis infecciosa (EI) es una enfermedad de difícil diagnóstico, de manejo multidisciplinar y con pronóstico reservado. Para el diagnóstico precoz se ha demostrado útil el uso del PET-18F-FDG. Nuestro objetivo fue valorar el papel del PET18F-FDG en el diagnóstico de ésta patología.

Material y métodos: Se revisaron 30 pacientes, 2 mujeres y 28 hombres con sospecha de EI, entre los años 2015-2017. A todos se les realizó una ecografía transesofágica (ETE) y un PET 18F-FDG, siendo los hallazgos comparados. Para la realización del PET18F-FDG, los pacientes fueron sometidos a una dieta baja en hidratos de carbono y rica en ácidos grasos previos al estudio y a la inyección de un bolo de heparina sódica antes de la adquisición de las imágenes. Consideramos un resultado positivo a la captación de FDG sobre las válvulas o sobre los dispositivos y una ecografía positiva a la presencia de engrosamientos o vegetaciones acorde a los criterios de Duke.

Resultado: De los 30 pacientes con sospecha de EI, el diagnóstico se confirmó en 24 pacientes, 17 tuvieron una EI confirmada sobre válvulas (4 nativas y 13 protésicas) y 7 pacientes una infección de dispositivo (marcapasos). De los 24 pacientes, el PET resultó positivo en 20 de ellos (86,9%) y la ecografía resultó positiva en 7 (30,4%). En cuanto a la sensibilidad, especificidad, Valor predictivo positivo y negativo del PET18F-FDG fueron de 83,3%, 100%, 100% y 60%, respectivamente.

Conclusiones: La ecografía presenta importantes limitaciones en cuanto al diagnóstico definitivo de la EI y la infección de dispositivos, siendo el PET una estrategia viable a la hora de establecer un diagnóstico de certeza en aquellos pacientes con una alta sospecha y una ecografía dudosa o no concluyente, llegando a establecer un diagnóstico en el 83,3% de los pacientes.