Que la fibromialgia es un síndrome de dolor crónico con múltiples síntomas somáticos asociados, es un hecho conocido. Asimismo, se asume que está originado por una combinación de procesos psicológicos, neuroendocrinos y centrales que disminuyen el umbral del dolor y la tolerancia al mismo, existiendo una gran variabilidad en la percepción del dolor modulada por factores cognitivos, emocionales y ambientales.
Con estas premisas y debido entre otras razones (interés por el tema, varias publicaciones nacionales e internacionales, elevada casuística de pacientes) a la importante prevalencia de la fibromialgia, hace ya más de un año y dentro de los encuentros que mantenemos periódicamente fuera del ámbito de las sesiones clínicas, bibliográficas, etc., planteamos llevar a cabo una revisión crítica sobre este proceso con un único objetivo que nos fuera útil. Decidimos comenzar por el principio, es decir, por la definición, y continuar por los aspectos más inquietantes y relevantes de esta afección. Varios facultativos de la Sección de Reumatología y del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Virgen del Rocío, con quienes ya habíamos trabajado anteriormente, se encargaron de elaborar una especie de «puesta al día» que fue discutida por todos. El resultado fue decepcionante en cuanto a que no encontramos evidencias «de casi nada» en los análisis de los datos publicados, pero positivo en cuanto a la decisión de que la publicación (si se nos aceptaba) del trabajo realizado, estructurado y recogido en un número monográfico de la Revista Española de Reumatología, podría ser de interés para numerosos reumatólogos interesados por esta afección.
Cuando, hoy día, para muchos enfermos, «el dolor sigue siendo la peor de las miserias humanas» (John Milton, El Paraíso Perdido), éste es el fruto de un esfuerzo que creemos redundará en nuestro beneficio y en el de nuestros pacientes.