Introducción
La punción articular es una técnica fundamental en reumatología, de indudable utilidad diagnóstica y terapéutica. La obtención de líquido sinovial permite el diagnóstico de artritis microcristalinas e infecciosas. La inyección articular con corticoides o radioisótopos permite tratar procesos inflamatorios articulares sin respuesta a tratamientos convencionales1.
La seguridad de que la punción o aspiración es intraarticular es un aspecto muy importante y varía mucho de unas articulaciones a otras. Probablemente, la cadera es una articulación con un acceso más difícil, por lo que es recomendable utilizar un control radioscópico o ecográfico. La necesidad de manejar estas técnicas de imagen ha limitado la realización habitual de la punción de cadera. Las vías de acceso definidas para punción de cadera son la vía anterior y la lateral. Si bien se ha utilizado tradicionalmente la vía anterior, el acceso por vía lateral tiene importantes ventajas: menor tiempo de exposición a radioscopia, menos riesgos de daño neurovascular y contaminación perineal y mejor visualización de la punta de la aguja2. No por ello la vía lateral está exenta de dificultad. La obesidad y la presencia de hueso heterotópico en la zona superior del trocánter mayor pueden complicar la técnica, aunque en la mayoría de las ocasiones este último caso se solventa al modificar la orientación de la aguja hacia planos más anteriores o posteriores3.
El presente estudio pretende evaluar la eficacia y la seguridad de la punción diagnóstica y terapéutica de la cadera por vía lateral con guía radioscópica, realizada por un reumatólogo.
Pacientes y método
Se practicaron 36 punciones de cadera en 25 pacientes, 14 mujeres y 11 varones, con una edad media de 45 años (rango, 24-67), en un período de 6 años. El seguimiento medio posterior fue de 22 meses (rango, 4-77).
La técnica de punción siguió el abordaje lateral con guía radioscópica y fue realizada por un reumatólogo en todos los casos. Con el paciente en decúbito supino se localiza el trocánter mayor, y se prepara el campo con povidona yodada y un paño estéril. Se realiza una inyección subcutánea de anestésico local (mepivacaína al 2%) por encima de trocánter, de aproximadamente 5 cm de profundidad.
Para realizar la punción utilizaremos una aguja espinal de 20 G (0,9 * 90) y la introduciremos por encima del trocánter en dirección medial hasta el cuello femoral, guiada por fluoroscopia. Se aspira el líquido sinovial, y si no se obtiene líquido, se puede aumentar el campo de exposición realizando una flexión-rotación interna-abducción ligeras de la cadera. Si aún así no es suficiente, se inyecta contraste para comprobar que la situación de la aguja es intraarticular.
Cuando se sospecha el diagnóstico de una artritis séptica, se puede realizar lavado con 10 ml de suero fisiológico con obtención posterior de la muestra para cultivo. Tras ello, se realizarán lavados con suero fisiológico. Si el objetivo es únicamente terapéutico, se introduce el corticoide o el radiofármaco. Los pacientes se dividieron en 2 grupos, en función del objetivo previamente establecido:
Grupo I. Objetivo diagnóstico y terapéutico. En 10 pacientes con sospecha clínica de artritis de cadera se practicaron un total de 12 punciones articulares, y se realizó tratamiento específico según el diagnóstico. Así, en los casos de artritis sépticas, fueron tratados con lavado articular con suero fisiológico y antibioterapia sistémica, y en los casos de patología no séptica con inyección de acetónido de triamcinolona.
Grupo II. Objetivo únicamente terapéutico. En 15 pacientes con diagnóstico previamente conocido (8 espondiloartropatías, 6 artritis reumatoides y 1 artrosis) se practicaron en total 24 inyecciones articulares de acetónido de triamcinolona o radiofármaco (itrio90).
Para evaluar la efectividad del método se consideraron 3 variables:
Éxito o no de alcanzar la articulación en los 2 grupos.
Capacidad de obtención de líquido sinovial y llegar al diagnóstico definitivo en los pacientes del grupo I.
Respuesta clínica al tratamiento efectuado en ambos grupos, mediante una escala semicuantitativa: resultado bueno, regular o malo, y considerar la ausencia del dolor y la movilidad articular completa al final del seguimiento, ejes fundamentales de buena respuesta, y el dolor persistente y la limitación funcional como variables de mala respuesta.
Resultados
De las 36 punciones de cadera realizadas, en 2 casos (5,5%) no fue posible alcanzar la articulación por obesidad; en 4 (11%) fueron punciones difíciles por obesidad de uno de los pacientes, la postura en flexo de la cadera de otro, dificultad del lavado articular en un tercero y la resistencia articular por capsulitis retráctil en el cuarto.
En el grupo I (tabla 1) se alcanzó la articulación en todos los pacientes, se obtuvo líquido sinovial en 11 de las 12 punciones (91,7%), y se llegó al diagnóstico definitivo en 9 de los 10 pacientes (90%): 5 fueron artritis séptica, 3 inflamatoria no séptica y 1 capsulitis retráctil. En el caso no diagnosticado, la realización de una resonancia magnética nuclear (RMN) determinó la existencia de una osteoporosis regional transitoria. En cuanto a los resultados clínicos, se obtuvo buena respuesta en 8 pacientes (con un seguimiento medio de 16,2 meses) y regular en uno (artritis séptica en artropatía asociada a enfermedad de Crohn).
En el grupo II (tabla 2) no se alcanzó la articulación en 2 de las 24 punciones debido a la obesidad de los pacientes. La respuesta clínica fue buena (desaparición del dolor y de los signos inflamatorios sin secuelas) en 8 pacientes (seguimiento medio de 11,3 meses), regular (mejoría del dolor pero no remisión completa de la sintomatología) en 4 (seguimiento medio de 2 meses) y mala (ninguna mejoría clínica) en 3.
Discusión
A pesar del desarrollo que han experimentado las técnicas de imagen no invasivas, como la resonancia magnética, la ecografía o la gammagrafía, la punción articular continúa perfilándose como un instrumento básico de diagnóstico y tratamiento en reumatología.
La punción de cadera se ha caracterizado por su difícil acceso, se puede realizar por diversos métodos, desde "a ciegas", o bien guiada por técnicas de imagen como la fluoroscopia, la ecografía o la tomografía axial computarizada (TAC). Se han descrito 2 vías de acceso: la anterior y la lateral. En el presente trabajo proponemos el uso de la vía lateral, basándonos en las ventajas no sólo técnicas, sino también preventivas de riesgos innecesarios que la vía anterior posee3. De nuestra experiencia se deriva una elevada efectividad en alcanzar el espacio intraarticular, en 34 (94,5%) de las 36 punciones, cifra comparable con los resultados de Kilcoyne y Kaplan3, en el que mediante artrografías de cadera por vía lateral consiguieron alcanzar la articulación en 10 de 11 casos puncionados. La obesidad fue para ellos el principal obstáculo. La inaccesibilidad por obesidad fue superada en posteriores punciones utilizando agujas espinales de mayor longitud3.
En cuanto a la efectividad en el diagnóstico ante la sospecha clínica de artritis de cadera, la cifra fue del 90%. A pesar de que muchos autores coinciden en la dificultad para obtener líquido sinovial de la cadera2, de los 10 casos con sospecha de artritis se obtuvo líquido en 9. Asimismo, estudios como el de Berman et al4 arrojan buenos resultados mediante la punción guiada por ecografía en el diagnóstico y tratamiento de caderas dolorosas en niños.
Las aplicaciones terapéuticas de la técnica se han discutido. El presente trabajo muestra que la efectividad terapéutica fue significativa en los pacientes asignados al grupo I, en los que la respuesta clínica fue óptima en 8 de las 9 caderas tratadas. En el grupo II se observó que la existencia de artropatía destructiva crónica previa condicionaba la respuesta terapéutica hasta tal punto que la efectividad se limitó a uno de los 6 casos que la presentaban, mientras que de los 9 casos sin afección estructural previa, en 7 se obtuvo respuesta favorable.
Especial mención merece el beneficio terapéutico hallado en 4 de las 5 artritis sépticas tratadas con artrocentesis y lavado articular. El caso restante obtuvo una respuesta regular, tal vez debido a que se trataba de artritis séptica muy evolucionada, con una grave afección destructiva. Si bien tradicionalmente el tratamiento de las artritis sépticas ha consistido en el drenaje precoz por artrotomía abierta, en recientes trabajos no parecen existir diferencias en los resultados clínicos en comparación con los obtenidos mediante drenaje por punción articular. Blitzer defiende el drenaje artroscópico frente a la artrotomía abierta por tener una efectividad similar a esta última y una menor morbilidad, y relacionar el diagnóstico precoz con los buenos resultados5. Sin embargo, Broy y Schimd no pueden demostrar la superioridad del drenaje médico ni del quirúrgico en artritis infecciosas no gonocócicas de cadera, debido a la escasez de casos de su revisión, aunque recomiendan el drenaje abierto debido a las dificultades de la punción6. En cambio, en las artritis gonocócicas de cadera, dado su mejor pronóstico, se suele recomendar artrocentesis repetidas asociadas a antibioterapia intravenosa7. Por otro lado, también la punción de cadera con guía radioscópica se ha utilizado con efectividad por los radiólogos para la evaluación de prótesis potencialmente infectadas8-10.
Este estudio muestra que la punción de cadera con guía radioscópica vía lateral es una técnica útil y segura en un servicio de reumatología, y que pude ser realizada por un reumatólogo con escasos efectos secundarios. La efectividad diagnóstica es elevada y comparable a la realizada por otras técnicas de imagen más precisas. La efectividad terapéutica es alta en artritis sépticas y en procesos inflamatorios en los que no exista una artropatía destructiva previa.