Introducción
La implantación subcutánea de diversos materiales en el pene está perfectamente documentada1,2. Se utiliza como técnica para aumentar el rendimiento sexual y producir un aumento de la excitación sexual de la pareja con el fin de conseguir un teórico aumento del placer sexual. Ciertos materiales se colocan para crear nódulos aislados, y difiere en este aspecto de la inyección de otros materiales utilizados con el fin de aumentar el tamaño circunferencial del pene3-5.
Este proceder está muy bien documentado en países asiáticos y en los pueblos de origen eslavo de Europa Oriental4. Los movimientos migratorios de las últimas dos décadas están incorporando a nuestro medio gentes con estas costumbres, por lo que las complicaciones de estas maniobras o simplemente su observación será pronto habitual en la práctica clínica.
Caso clínico
Varón de 36 años de edad de origen búlgaro, que consulta por dificultad para la retracción del glande. En el interrogatorio clínico todo apunta a una fimosis adquirida. Antes de la exploración el paciente refiere que es portador de un material plástico en el pene que, nos comenta, es frecuente utilizarlo en su medio social de su país de origen. Nos relata que fue practicante semiprofesional del deporte de lucha, muy popular en Bulgaria y que, en los gimnasios y centros deportivos de lucha, este proceder tiene un cierto predicamento. Las dificultades en la comprensión de su relato por problemas de idioma aumentan considerablemente nuestra expectación.
En la exploración descubrimos una posible balanitis xerótica obliterante que impide la retracción prepucial y, con no poco estupor, descubrimos una pieza cilíndrica de unas dimensiones de 12 x 6 mm en el cuerpo del pene -cara dorsal- subcutánea y cercana al surco balano prepucial (fig. 1).
Figura 1 Cuerpo extraño subcutáneo en el pene, y prepucio afectado por balanitis xerótica.
Se practica postectomía reglada; solicitando el paciente solicita conservar el implante, por lo que se realiza con cobertura antibiótica y con la información expresa de que si impidiese una correcta cirugía se procedería a su extracción, así como que el paciente acepta las posibles complicaciones inmediatas o diferidas de su conservación. En el acto quirúrgico se comprueba que la intervención se puede llevar a cabo respetando los deseos del paciente y se realiza postectomía que cursa con toda normalidad, y en el acto operatorio se visualiza la pieza de plástico (fig. 2). La anatomía patológica ratifica el diagnóstico clínico de balanitis xerótica obliterante y, tras un corto periodo de seguimiento, el paciente es definitivamente dado de alta, no sin antes explicarle las posibles complicaciones del implante (granuloma por cuerpo extraño, infección, heridas por erosión de la piel etc.), pero el paciente pone cara como de quien oye llover.
Figura 2 Visión preoperatoria del pene.
Figura 3 Durante la postectomía se pone al descubierto la cuenta de plástico recubierta en ese momento por una fina capa de tejido conjuntivo.
Discusión
El implante de diversos materiales en el pene por parte de personas no pertenecientes al colectivo sanitario, con el fin de aumentar su tamaño circunferencial está bien documentado, es conocido en nuestro medio y sus complicaciones también1,2. Estas sustancias, de muy diversos orígenes y composición, intentan aumentar el tamaño del pene, sobre todo, en su sección circunferencial. Se emplea silicona, sustancias grasas diversas y oleosas como la parafina1. Lo que en nuestro medio es más raro es el implante de pequeños objetos únicos o múltiples para crear nódulos subcutáneos3-5. El fin de este proceder es crear un pene con protuberancias que, teóricamente, van a conseguir un aumento del placer sexual en la pareja (loable y solidario fin).
Estos implantes son frecuentes en ciertos colectivos de países asiáticos y de Europa Oriental. Los grandes movimientos migratorios, a los que estamos asistiendo, harán que pronto atendamos en nuestra práctica clínica habitual a pacientes con complicaciones de estas (para nosotros, actualmente) extrañas costumbres o simplemente observemos, en el curso de la exploración urológica, estos artilugios, que en no pocos casos será causa de asombro, como ocurrió en nuestro caso.
En la literatura hemos encontrado casos de implante de materiales sintéticos, plásticos y cuentas de vidrio o cerámicas3-5.
Naturalmente, el porcentaje de complicaciones es totalmente desconocido, al no conocerse, ni siquiera aproximadamente, la utilización de estas técnicas sexuales complementarias, aunque se ha comunicado su posible baja incidencia4.
Conclusiones
El caso clínico que describimos de autoimplante de cuerpo extraño en el cuerpo del pene, de una pieza de plástico, puede ayudarnos a familiarizarnos con estas nuevas eventualidades, sus complicaciones y manejo tanto médico-sexual como quirúrgico urológico y andrológico.
* Autor para correspondencia
Correo electrónico:malaburu@gmail.com (M.Á. López Aramburu).
Recibido el 20 de mayo de 2011;
aceptado el 30 de junio de 2011