Nunca me resultó tan difícil sentarme ante el teclado del ordenador para escribir, y eso que es para mí una tarea habitual. Pero en esta ocasión, y pese a que me han pedido que escriba una reseña centrada en la trayectoria profesional del Dr. Juan José Borrás Valls, anticipo que me resultará imposible no mezclar los datos y recuerdos personales que mi memoria me trae, en un momento en que aún me revelo a aceptar su pérdida.
No puedo empezar a hablar de la trayectoria profesional de Juanjo sin decir que ha sido una de las figuras españolas más relevantes e influyentes en la sexología nacional e internacional.
Y lo ha sido en un momento en que dignificar nuestra profesión resultaba todo un reto, en que la figura del sexólogo era desconocida para la sociedad y para otros profesionales, cuando no frivolizada o ridiculizada por los medios de comunicación.
En un momento en que la investigación en este ámbito era casi nula, los programas de formación escasos y el apoyo de las instituciones prácticamente inexistente. Juanjo junto a su pareja, la Dra. María Pérez Conchillo fueron "la punta de lanza" de la sexología científica española. Las múltiples iniciativas que pusieron en marcha durante décadas de trabajo incansable han contribuido a que hoy la sexología empiece a ocupar el espacio que merece.
Nos quedan sus múltiples publicaciones científicas y de divulgación. Sus artículos en webs tan importantes como abcsexologia.com y la infinidad de reseñas de su activa y enorme colaboración con los medios de comunicación. También sus libros, sus trabajos, en definitiva su herencia escrita de la que podremos seguir recibiendo y aprendiendo.
Fueron muchos los hoy sexólogos que se formaron con ellos gracias a las distintas promociones del máster de sexología que impartieron junto con la Universidad de Valencia. Profesionales como el actual presidente de la Federación Latinoamericana de Sexología y Educación Sexual (FLASSES), mi compañero y amigo, D. Antonio Casaubón, fueron sus pupilos. Más de una generación de sexólogos se ha formado en sus aulas y se ha impregnado del espíritu científico, implicado, responsable e incansable de Juanjo que, como docente, no se reservaba nada para sus alumnos. Incluso quienes, como en mi caso, no hemos pasado por sus aulas, no hemos podido evitar absorber ese espíritu.
Juanjo ha estado detrás de casi todas las iniciativas de formación que se han desarrollado en nuestro país a los largo de los años; numerosos cursos sobre sexología y salud sexual, programas como el GASSAP en atención primaria, iniciativas puestas en marcha desde el grupo de sexología de SEMERGEN, del que era un activo miembro, y un excesivamente largo etcétera para citar en estas líneas.
Su labor institucional fue clave para su trayectoria y para la sexología. Fundador y posteriormente Presidente y Presidente de Honor de la Federación Española de Sociedades de Sexología y de la Asociación Española de Especialistas en Sexología, estas entidades no entienden su historia sin su figura.
Miembro activo de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) su trabajo resultó esencial en la promoción de los derechos sexuales hasta sus últimos momentos. La Declaración de Valencia sobre derechos sexuales fue el mejor colofón a la organización que, junto a María, asumió del congreso mundial celebrado con un éxito extraordinario en su ciudad. Ese compromiso le llevó a convertirse en Asesor de la Organización Mundial de la Salud y a participar activamente hasta el último día en la comisión de derechos sexuales de la WAS.
Su último sueño hecho realidad fue la puesta en marcha de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual, un proyecto que sentía pendiente y que tomó forma y vida en un fin de semana inolvidable en su huerto de Valencia, donde nos habíamos reunido para comenzar a trabajar en nuestra anteúltima "maravillosa locura": la organización del XV Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual en Alicante, este pasado mes de octubre.
Esa fue la última vez que tuve el privilegio de trabajar a su lado y de disfrutar del trabajo bien hecho viendo como 450 colegas de 22 países valoraban su esfuerzo.
De ahí, del congreso de Alicante, surgió, como no podía ser de otra forma, un nuevo reto. El desarrollo de iniciativas para promover una educación sexual con bases científicas.
Y en ello estaba cuando el destino nos arrebato su liderazgo y, sobre todo, su bondad. Porque Juanjo era, por encima de sus incontables méritos profesionales y personales de los que sólo he reseñado unos pocos, un hombre bueno.
Aún hoy sólo puedo consolar mi rabia por su pérdida pensando en los retos e iniciativas que nos ha dejado pendientes, y que el grupo de colegas y amigos que hemos trabajado junto a él en los últimos años, queremos hacer realidad. Será nuestro mejor homenaje y tributo al maestro y al amigo.
Siempre te llevaré en mi memoria.