Uno de los hechos más frecuentes en la práctica clínica cotidiana es decidir cuándo una prueba diagnóstica es normal o anormal; y qué significado representa este resultado para el paciente en cuestión; pues de eso depende muchas veces la indicación, corrección o suspensión de un tratamiento; la indicación de un procedimiento quirúrgico; e incluso el pronóstico de un paciente.
Todo lo anteriormente expuesto, pasa por la conducción y adecuada interpretación de estudios de pruebas diagnósticas, para los cuales, es indispensable conocer o definir el estándar de referencia o “gold standard”, que se utilizará para comparar la prueba en estudio; escoger dos grupos de sujetos a estudio (uno con y otro sin el evento de interés a estudiar); categorizar a los sujetos en estudio como positivos o negativos para el evento de interés en estudio; y construir tablas de contingencia para el cálculo ulterior de los valores de validez (sensibilidad y especificidad) y de seguridad (valores predictivos) de la prueba; con los que posteriormente se podrá determinar las razones de probabilidad; construir una curva ROC; estimar el área bajo la curva y los puntos de corte en relación a la mejor capacidad de discriminar de la prueba diagnóstica en estudio.