Compañeros médicos, señoras y señores, amigos todos, agradezco su asistencia a esta sesión reglamentaria de la Sociedad Médica con motivo del Día del Médico.
El siglo XX se caracterizó por cambios en diversas áreas del conocimiento y la ciencia. En la medicina, esos cambios orientaron a la práctica médica hacia la búsqueda de atención, investigación y educación, lo que permitió el desarrollo de personal médico visionario y académicamente calificado, que prestigiaron a instituciones como nuestro hospital, en el que la atención de excelencia a los enfermos, la práctica de la investigación y la docencia lo hicieron una cantera de nuevos médicos especialistas. Esto me motiva a hacer algunas reflexiones sobre el perfil que todos los médicos debemos de buscar y que debe estar constituido por estas tres actividades mencionadas anteriormente, que realizadas de manera conjunta, permiten al médico tener una posición profesional competitiva. No obstante que el hospital propicia en sí el desarrollo de esta preciada formación, la ambición por perseverar en la excelencia médica se ha perdido gradualmente.
En las instituciones relacionadas con la salud, este perfil debería ser considerado para efectuar los nombramientos médicos y así, establecer una jerarquía fundamentada en la experiencia. No debemos olvidar que los conocimientos médicos no se heredan, no se adquieren por nombramiento y no son negociables; los médicos con la vena y el temple, con mayor preparación, con actividades docentes y de investigación, obligadamente son y serán los mejores.
La tecnocracia nos ha alcanzado y los procesos administrativos tienden en la actualidad a sobrepasar los actos médicos, esto con graves consecuencias; no quiere decir que la administración no deba mezclarse con la medicina, al contrario, la considero una relación necesaria, aún más, indispensable, pero que debe aplicarse de manera ordenada, congruente, honesta y sin rebasar a la experiencia médica para otorgar promociones inmerecidas.
Se debe procurar e impulsar la docencia entre la comunidad médica; tristemente notamos que ser docente en medicina, ya no representa un honor o un privilegio, hecho más evidente en las generaciones jóvenes. Los pretextos pueden ser muchos, pero se ignora la riqueza que representa esta actividad.
Considerada como parte fundamental en el perfil del médico, la investigación es el capítulo en el que menos participamos y realmente no existe justificación para esto. Hay que resaltar que la consecuencia de esta actividad se traduce en publicaciones que siempre han establecido la diferencia y la distinción entre los integrantes de la comunidad médica.
Nuestro hospital cuenta con todos los elementos para satisfacer estas líneas, necesarias para el desarrollo profesional; hagamos lo necesario para motivar a la comunidad médica a involucrarse en ellas, les aseguro que una vez iniciada esta relación, será muy difícil el poder dejarlas, mientras tengamos más médicos con este perfil, el hospital volverá a situarse en el nivel de excelencia que le corresponde.
Compañeros, reciban una afectuosa felicitación.
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