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Vol. 4. Núm. 1.
Páginas 1-2 (enero 2010)
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Ciencia y conciencia
Science and conscience
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Joan Mora Bruguésa
a Academia Médico Homeopática de Barcelona
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Descubrir por uno mismo toda la estructura y la naturaleza del observador, que no es otra cosa que uno mismo, es meditación. El observador es lo observado, que es parte de uno; darse plena cuenta de esto, de la unidad de ambos, es meditación.

J. KRISHNAMURTI

Me viene a ver JPG, de 33 años, profesor de secundaria y químico de formación. Se considera a sí mismo un científico y se declara un firme defensor del pensamiento científico.

En agosto del 2007, mientras estaba de vacaciones —"las vacaciones me matan, mientras estoy ocupado estoy mucho mejor"— empieza a notar un dolor en el esternón y sudoraciones nocturnas. Después empieza a notar dolor en la garganta.

Acude a urgencias donde le recetan Augmentine®. Dado que al cabo de unos días sigue con molestias, acude de nuevo a urgencias y le recetan Augmentine Plus®.

Como persisten las molestias en la garganta visita a un primer otorrino, que le diagnostica "faringitis crónica" y le receta unos corticoides (!). Visita a un segundo otorrino que le diagnostica "un reflujo gástrico" como causa de la faringitis y le receta Pariet®.

Dado que el Pariet le produce malestar de estómago y sigue con los dolores de garganta, el mismo otorrino le cambia al genérico omeprazol.

Con todo esto, estamos ya en septiembre, tiene que empezar las clases pero no se encuentra bien y coge la baja. Cuando me viene a ver, en marzo del año siguiente, sigue de baja.

Como le aseguran que se trata de un reflujo, siguiendo el razonamiento científico de ir a la causa última, consulta a un especialista en aparato digestivo. El especialista le practica una gastroscopia, le diagnostica una hernia de hiato y le aconseja que siga con el omeprazol.

"Cuanto más omeprazol tomaba, peor me encontraba", dice, así que decide consultar a otro especialista en aparato digestivo. Éste le receta lanzaprazol, le hace una pH-metría y una manometría, que demuestran que la válvula del cardias tiene poca fuerza pero que no hay reflujo.

Desmontada la hipótesis del reflujo, pero a falta de otra hipótesis mejor y (supongo) para despistar un poquito al personal, el digestólogo le cambia el lanzoprazol por la ranitidina.

En aquellos momentos (mes de noviembre), JPG ha empezado a no dormir y está con los nervios a flor de piel.

Como él mismo dice, "cuando tengo un problema no paro hasta que encuentro la solución, si hace falta trabajar 24 h, las trabajo, y si hace falta no como ni duermo ni tengo relaciones sexuales".

Con estos mimbres ya nos podemos hacer una idea de la clase de determinación que guía a este hombre, un hombre que se tiene por un científico.

Desesperado con la situación que está viviendo y sin apenas dormir, JPG acude al médico de cabecera que le receta alprazolam 0,5 mg, del cual toma media pastilla 3 veces al día, a la que añade cápsulas de valeriana para poder dormir.

Ahora el otorrino le propone tomar antihistamínicos, cosa que curiosamente y aunque ha pedido hora de visita al homeópata, está dispuesto a probar, él no pierde la fe en la medicina científica.

Otro médico que ha consultado le ha sugerido enviarle a una clínica de prestigio en Barcelona, "para hacer un estudio más serio" (¡pelotas fuera!).

JPG es un hombre muy activo, con ansiedad de anticipación, muy ordenado, metódico. Todo tiene que salir bien y a la primera, un poco hipocondríaco, pero sobre todo un hombre que quiere saber el por qué, la "base científica" de su dolencia.

Le veo muy preocupado, "no sé qué tengo", "hace mucho tiempo que estoy enfermo". Habla rápido y en el habla hay precipitación, prisa, ansiedad y desesperación por curarse.

¿Qué síntomas presenta?, pues se nota el paladar irritado, una sensación de ardor en el paladar y en la faringe, una presión en la garganta, como si la úvula estuviera hinchada y al hablar se le reseca la garganta y los labios le queman. Después de comer es como si se le resecase todo, le quedan los labios como cortados y es como si le subiese aire caliente del estómago, etc.

Y, según él, eso son todos los síntomas que lo hacen sentir tan enfermo y por los cuales lleva ya 7 meses de baja... Con todo este estado nervioso ha adelgazado 12 kg (!).

Y uno se pregunta, ¿cómo es posible que este hombre no sea capaz de ver que todo es una cuestión nerviosa, e insista una y otra vez en hallar una causa física, científicamente demostrable? ¿Cómo es posible que tenga tan poca conciencia de sí mismo? ¿Es posible hacer ciencia en estas condiciones, con una conciencia tan poco clara de uno mismo?

Por otra parte, en homeopatía, sin intentar hallar la causa, el POR QUÉ, tenemos otro enfoque para este caso... a veces, con el CÓMO nos basta.

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