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Inicio Revista Médica de Homeopatía Dr. Alfons Geukens (1944-2010)
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Vol. 3. Núm. 3.
Páginas 157 (septiembre 2010)
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Dr. Alfons Geukens (1944-2010)
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Recuerdo claramente el día en que por primera vez conocí al Dr. Alfons Geukens. Era octubre de 1983 y había oído que estaba buscando colegas para fundar una nueva consulta homeopática. Por aquel entonces yo vivía al otro lado del país y le telefoneé una tarde para concretar un encuentro, quizás dentro de las próximas semanas.

"¿Puedes venir esta noche?", me contestó.

Quedé inmediatamente impresionado por su urgencia en actuar y cogí mi coche e hice los 200 km hasta Hechtel, donde vivía.

Desde el primer momento me gustó.

Me habló, lleno de entusiasmo, acerca de su ambición de crear un centro de aprendizaje clínico de homeopatía, siguiendo el modelo de su maestro Vithoulkas. Vi lo que quería significar con cada una de las palabras. Había construido un nuevo edificio con estilo que tenía 6 consultas, una sala de tratamientos y un bonito espacio de recepción. Por encima de todo, se practicaba aquí una homeopatía del día a día: patología crónica, enfermedades agudas y un sistema propio de guardias. Era exactamente lo que había estado soñando: una formación práctica en medicina homeopática.

Pocas semanas más tarde empecé mi formación. Pude seguir todas las consultas con Alfons y aprendí muchas cosas en poco tiempo. Con el constante flujo de pacientes hacía viviente la materia médica. Me enseñó los signos característicos de los medicamentos homeopáticos: el aleteo nasal en las bronconeumonías de Lycopodium, el "dolor en pequeñas zonas" en las migrañas de Kali-bichromicum, la locuacidad de Lachesis, los labios de color rojo oscuro de Sulphur. Me enseñó cómo ver los patrones en los síntomas y cómo observar al paciente.

Por primera vez pude observar los resultados a veces sorprendentes de la homeopatía. Creo que ésta es una de sus mayores contribuciones a la homeopatía: devolverla a la práctica clínica diaria, como lo era en los tiempos de Kent. Su fuerte no radicaba en la elaboración del análisis psicológico sino en el tratamiento concreto a pie de cama. Siempre destacaba la importancia de un buen examen clínico y de una prescripción fluida en los agudos.

Tenía experiencia en medicina tropical. Primero en Haití, donde trabajó como enfermero. Después en un pequeño hospital en el Congo, ya como médico. Después de 2 años regresó a Bélgica y se asentó como médico de familia cerca de su pueblo natal. Más tarde entró en contacto con la homeopatía a través de uno de sus pacientes. Inmediatamente vio las grandes posibilidades de este tipo de medicina y salió a la búsqueda de un mayor conocimiento. Así fue como encontró a G. Vithoulkas que tenía una visión: expander la homeopatía a través de Europa creando centros de formación clínica.

Con su entusiasmo innato, Alfons quiso formar parte de esta gran visión. En verano de 1983 el centro se había materializado e inmediatamente había un equipo de 5 médicos y un homeópata no-médico. A partir de ahí, las cosas se sucedieron rápidamente: cada año llegaban unos cuantos colegas, hubo un gran aflujo de pacientes, se organizaban seminarios. Las cosas iban explosivamente rápidas. Teníamos poco espacio. Ningún problema: una mañana nos encontramos con que Alfons había alquilado unas máquinas para hacer un gran agujero en uno de los muros, de manera que se pudo construir toda una nueva ala, incluyendo un gran hall para seminarios. Empezaron a aparecer algunos nubarrones. El equipo se había vuelto tan grande y la urgencia de Alfons para expandirse no se había podido domar, así que empezaron a crecer las tensiones en el grupo. Algunos conflictos no se pudieron aclarar y hubo algunas fracturas dolorosas. Yo dejé el grupo en 1990.

Alfons era un maestro natural que podía inspirar a la gente, pero tenía dificultades en la interacción diaria con sus colegas. Tenía una gran dificultad para atender a las opiniones de los demás. Apenas sabía como relajarse y disfrutar de la vida. Me acuerdo de seminarios en Alonnisos: nosotros íbamos a la playa y Alfons se quedaba en su habitación a estudiar. Sólo cuando había música lo podías ver relajado y disfrutando. Tenía un sentido del deber apabullante.

Quizás el lado oscuro de Alfons tenía algo que ver con su trágica historia personal. Perdió a sus padres pocas semanas después de haber nacido, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes se retiraban con gran violencia y terror, especialmente en la región de Hechtel: 36 personas fueron ejecutadas. Una de ellas fue su padre. Coincidencia o no, Alfons vivió y trabajó en el Twaalf Septem berstraat en Hechtel, nombre que se le dio después de la liberación de esta ciudad.

Alfons fue un padre que inspiró a una generación entera de homeópatas. Enseñó a más de 50 médicos y consiguió que cientos de estudiantes se entusiasmasen con esta bella forma de medicina.

Démosle las gracias por su vida y por su trabajo continuo. Que descanse en paz.

Henk Van Hootegem

Queridos amigos, conocí a Alfons Geukens en 1980 cuando acudió por primera vez a mis seminarios de Alonnisos.

Era un estudiante tímido que pasaba desapercibido y que volvió muchas veces a las clases que estaba dando en Alonnisos.

Pude apercibirme de su gran talento y entusiasmo en la homeopatía desde los inicios. Me acuerdo de cuando lo llamé privadamente y le dije que se convertiría en un gran homeópata.

Se convirtió, no sólo en un excelente prescriptor sino también en un excelente maestro, debido a su incansable naturaleza estudiosa.

Con su muerte, la comunidad homeopática de la homeopatía clásica hahnemanniana pierde a uno de sus más laboriosos e ilustres exponentes

George Vithoulkas

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