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Vol. 4. Núm. 1.
Páginas 30-33 (enero 2010)
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El entramado psicofísico del ser humano
The psychophysical network of humans
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Philippe Marchata
a Saint-Abit, Francia
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La cuestión de las relaciones entre cuerpo y espíritu atraviesa la medicina desde siempre, y la idea que se defiende aquí es que no son 2 entidades independientes sino 2 entidades que se han entretejido juntas desde el nacimiento. A través de los conceptos de "cuerpo vivido" y "psique encarnada" se pueden comprender las modalidades físicas de los síntomas mentales y viceversa, que a menudo encontramos descritas en los síntomas de la materia médica. La comprensión de cómo se genera este entramado psicofísico nos abre a la comprensión de cómo puede generarse un estado Arsenicum, Anacardium o Hyosciamus.
Palabras clave:
Entramado psicofísico del cuerpo humano; Superación del dualismo cuerpo-espíritu; Cuerpo vivido; Psique encarnada; Entramado psicofísico en los remedios y en los pacientes
The question of the mind-body relationship has been present throughout the history of medicine. In this article I defend the idea that the mind and body are not two different and separate entities but are interwoven together from birth. The concepts of "lived body" and "embodied mind" can elucidate the physical modalities of mental symptoms -and vice versa - as often described in the symptoms of homeopathic materia medica. An understanding of how this interweaving between mind and body is produced helps to elucidate how the states of Arsenicum, Anacardium, Hyoscyamus, etc. are generated.
Keywords:
Psychophysical network of the human body; Beyond mind-body dualism; Lived body-embodied mind; Psychophysical network in remedies and patients
Texto completo
La medicina, el cuerpo y el espíritu

La cuestión de las relaciones entre cuerpo y espíritu atraviesa la medicina (y no sólo a ella) desde siempre. La idea que pretendo defender aquí es que cuerpo y espíritu no existen como 2 entidades independientes como se tiende a creer demasiado a menudo. Y si lo único que planteamos, precipitadamente, es la cuestión de su vínculo, de sus relaciones, considerando que su "estatus" de entidades diferentes no plantea ningún problema, ésa es la mejor forma de no avanzar, de no cambiar nada en nuestra forma de ver, dejando de lado lo esencial.

Esto viene, en efecto, a validar y justificar el dualismo cuerpo/espíritu. A partir de ahí sólo podemos preguntarnos cómo se relacionan ambos términos. Tal vez, si pensamos que sus relaciones son muy íntimas contemplaremos las condiciones de su unión. Pero la misma idea de unión refuerza esta dualidad. Pues toda unión reenvía al ensamblaje, a la cooperación, al trabajo en común de 2 entidades que, por unidas que estén, permanecen radicalmente separadas y distintas.

Ahora bien, mi convicción es que cuerpo y espíritu no están unidos en el ser humano sino que se han entretejido juntos. Que hay un entramado que empieza antes del nacimiento, entre una dimensión física, material (que no se puede llamar cuerpo sin abusar del lenguaje) y una dimensión psíquica y/o espiritual (que no merece, en ese estadio, ni el nombre de espíritu ni el de psiquismo). Estos 2 hilos se anudan, entonces, poco a poco, entre ellos, se van urdiendo el uno al otro hasta llegar a ser indiscernibles y no formar más que un solo tejido.

Sin recaer en el dualismo cuerpo/espíritu, es evidente que la unidad psicofísica presenta y permite ver, como todo tejido, que tiene 2 aspectos o 2 dimensiones: una dimensión corporal y una dimensión psíquica. Pero estas 2 caras no nos remiten a la clásica división cuerpo/espíritu. Los describiré como cuerpo vivido y psique encarnada.

Que el cuerpo es un cuerpo vivido

La dimensión corporal del entramado psicofísico no es eso que llamamos habitualmente el cuerpo sino el cuerpo vivido. Ya he escrito que el objeto de la homeopatía es el cuerpo vivido. Esta apelación merece, no obstante, algunas precisiones. El cuerpo vivido es la vertiente corporal, material del entramado y de la unidad psicofísica. Así, el objeto "completo" de la homeopatía es la unidad psicofísica, eso que llamo, aquí, el entramado psicofísico del ser humano.

Esa vertiente corporal del entramado psicofísico, o cuerpo vivido, es el cuerpo sentido por el sujeto, el cuerpo que se relaciona con los otros humanos y con el entorno. Es el cuerpo coloreado por todas las localizaciones, modalidades, causalidades, sensaciones que estudiamos cada día en homeopatía.

Que sólo hay la psique encarnada

Si abordamos la vertiente psíquica del entramado psicofísico encontramos un Yo encarnado, una psique encarnada. Aquí también, la homeopatía describe con precisión, muy concretamente, esta psique encarnada. Así, no hay ningún medicamento de angustia o de depresión puramente psíquico en homeopatía. Se describen angustias entretejidas en el cuerpo, por ejemplo la angustia de Arsenicum album que podría ser una angustia agravada de 1-3 h de la madrugada, con necesidad de ordenar los objetos familiares, miedo a morir, pero también agitación física, frilosidad, formación de finas escamas cutáneas blancas, deseo de bebidas calientes, sacudidas al dormirse, etc.

La siguiente cuestión a abordar es: ¿cómo dar cuenta de esta unidad psicofísica?

Genealogía de la unidad psicofísica: el entramado psicofísico

La unidad psicofísica es un tejido. Y todo tejido resulta de un entramado. Por entramado psicofísico entiendo el proceso biológico, el desarrollo dinámico de lo vivo que entreteje a la vez un hilo material (o físico) y un hilo psíquico (o espiritual) formando, poco a poco, los individuos que somos (entramado psicofísico o unidad psicofísica). Unidad psicofísica que, como hemos visto, presenta 2 aspectos, psíquico y físico, observables. Así, eso que habitualmente llamamos cuerpo y espíritu no constituye el punto de partida de una unión improbable sino que representa los 2 aspectos reconocibles del punto de llegada de un entramado entre hilo material e hilo espiritual.

Lo que avanzo aquí no es más que el fruto de la observación. En efecto, ¿puede observarse realmente, en los hechos, sin proyección ni imaginación, una psique y un cuerpo independiente en un bebé? No lo creo. La realidad es que hay de lo físico y de lo psíquico que se mezclan, que emanan lo uno de lo otro, pero ciertamente no lo físico y lo psíquico como se entiende habitualmente.

El bebé está, ante todo, animado por un conocimiento y una actividad sensoromotriz. Se mueve, mueve su cuerpo, descubre y siente el mundo, los otros, y a sí mismo, mediante su sistema sensorial. La alegría irradia su cuerpo, tanto como el miedo o la frustración. Sus experiencias emocionales y psíquicas colorean, marcan su físico. Los signos físicos colorearán lo que será su psiquismo. Y esto son 2 bucles de retroacciones incesantes que urden esos 2 hilos, sin cesar, para hacer una trama única. Pienso que preguntarse cuál es el elemento primario es volver a plantearse la cuestión del huevo y la gallina.

Sólo puedo proponer aquí (por falta de espacio) unas simples indicaciones para apoyar mi planteamiento. No creo que los individuos nazcan perteneciendo, ya, de manera fija, a una determinada tipología homeopática. Más bien, mi idea es que un cierto equipamiento físico se enfrenta a determinadas experiencias emocionales, sensoriales, "psíquicas" que modelan después el encuentro de nuevas experiencias, etc. Pero, apreciémoslo bien, el equipamiento físico, él mismo, orienta igualmente, en parte, sus encuentros emocionales y afectivos. Por ejemplo, una niña bonita tiene muchas posibilidades de recibir cumplidos que reforzarán positivamente su narcisismo, mientras que un niño poco agraciado físicamente sentirá negativamente los lamentos y decepciones de su entorno.

¿Qué habría sido del paciente Belladona o Hyosciamus que, habiendo vivido de niño en un clima de falta de afecto y, a veces, violencia física o verbal, se hubiese beneficiado de un entorno favorable? ¿Qué otro entramado psicofísico hubiera aparecido? Igualmente, ¿es creíble que una persona Carcinosinum estuviese abocada a ser Carcinosinum? ¿Qué hubiera sido de él en una família menos asfixiante y exigente?, ¿como se habría entretejido? ¿De dónde provienen la irresolución, el antagonismo de la voluntad y la existencia de trastornos tendinosos en Anacardium orientalis si no es del entramado de una vivencia emocional y psíquica con los elementos materiales que signan físicamente mejor la cohesión del individuo?

¿No es el hecho de estar dividido, desde la más temprana infancia, por emociones y mensajes contradictorios e inconciliables, lo que ha hecho que el niño se haya sentido, haya tenido la vivencia de estar dividido sin cesar entre 2 opciones tanto en el plano emocional, comportamental como psíquico, tensión que se ha expresado (o ¿imprimido?) en los componentes articulares, igualmente tironeados entre ellos como por fuerzas centrífugas?

¿No es factible que la fragilidad física constitucional de tal sujeto, junto a una falta de sostén afectivo, de demostración suficiente de amor, pudiese tejer un sujeto Silicea, de la misma forma que una fragilidad física más o menos equivalente junto a un sostén y una admiración parental muy fuerte, incluso "excesiva", pudiese tejer un sujeto Lycopodium? Que, por tanto, el devenir Silicea o Lycopodium de un niño no procede ni de su patrimonio genético sólo ni únicamente de su historia psicológica y afectiva sino del entramado entretejido a lo largo de las experiencias y los años.

Simplifico aquí al extremo, evidentemente, pero espero que el lector capte lo que trato de indicar. Me parece probable, y eso es lo que sugiere la idea de entramado psicofísico, que las cosas se anudan poco a poco entre el hilo material y el hilo emocional y psíquico, en los primeros años de la vida del sujeto. El todo desemboca en un tejido singular y reconocible.

No se trata, pues, en esta idea de tejido y de unidad psicofísica, de preconizar un monismo sino solamente de deshacerse de un dualismo desfasado. Entonces, ¿qué estatus conferir a esta unidad psicofísica? El de una unidad dinámica, con 2 polos, 2 dimensiones diferenciadas, que no se pueden resolver más que artificialmente. Eso que se puede observar en la clínica, en la vida, es la configuración psicofísica bajo la cual se presenta un paciente, configuración que se ha tejido, mes tras mes, desde su más tierna infancia. Esta configuración es, en cierta manera, una forma fluctuante, variable pero alrededor de un equilibrio reconocible (Silicea, Belladona, Anacardium, etc.), una imagen viva que responde a la imagen de las patogenesias homeopáticas.

Apreciemos que con esta noción de entramado psicofísico, la frecuente correspondencia entre signos físicos y mentales en un mismo sujeto no tiene ninguna necesidad de ser "explicada" por no sé qué artificio. Se hace evidente puesto que esas 2 esferas, física y mental, no son más que las 2 caras de un mismo tejido. No puede ser, pues, más normal y natural que haya equivalencia, homología entre las 2.

Entramado psicofísico y superación del dualismo cuerpo/espíritu

Si esta concepción del entramado psicofísico del ser humano lleva naturalmente a deshacerse del dualismo cuerpo/espíritu, no creo, sin embargo, que haga falta buscar superar este dualismo en el sentido de encontrarle una dimensión englobante o trascendente, que avale pues la división cuerpo/espíritu. El objetivo es más bien indicar que este dualismo no corresponde a la realidad más fundamental del ser humano. Que la realidad se sitúa por encima del dualismo.

El aspecto genealógico antes descrito muestra que lo que llamamos habitualmente cuerpo y espíritu no son más que 2 polos "funcionales", las 2 dimensiones de una sola unidad. Apreciemos, igualmente, que esta idea de entramado, de unidad psicofísica, está en determinadas consideraciones, en gran proximidad con el pensamiento chino.

El ideograma que representa el Qi, al que se traduce impropiamente llamándole "energía vital", representa el arroz coronado de vapor. El Qi es tan inmaterial y etéreo como el vapor del arroz que cuece, y tan material y denso como el arroz. Indica igualmente, y sobre todo, los vínculos que hay entre sus dimensiones material e inmaterial. La materia es la forma condensada de la unidad dual, condensación del Qi, que puede volver a ser inasequible e inmaterial como el vapor.

Esto nos lleva de nuevo a la observación homeopática en la cual se pueden observar en un paciente signos y síntomas materiales, más o menos impregnados de aspectos psíquicos (tos < en compañía) incluso totalmente físicos (p. ej., fractura ósea) y síntomas psíquicos puros (miedo de volverse loco) o teñidos de elementos materiales (angustia con sensación de que el corazón se va a parar si no se mueve).

El entramado psicofísico y su producto, el tejido o unidad psicofísica, abren por tanto el acceso a una visión renovada de la biología humana, liberada del cuadro restrictivo del dualismo cuerpo/espíritu. De lo que podría resultar un remodelaje del universo médico actual.

Entramado psicofísico y universo médico

Dotar a la homeopatía de su verdadero objeto, definirla más auténticamente, conduce igualmente a redefinir a los otros actores del campo médico. Ello permitiría redefinir las relaciones y el lugar de la homeopatía en el universo médico actual. Uno se encontraría en un universo con 3 grandes "continentes" terapéuticos.

Alopatía (los medicamentos anti), terapéuticas sustitutivas y cirugía. Constituirían el arsenal terapéutico adaptado a la vertiente "puramente" física de las enfermedades.

Terapéuticas psicológicas y psicoanalíticas. Constituirían el arsenal terapéutico adaptado al trastorno más propiamente, más puramente psíquico.

Homeopatía. Sería la modalidad terapéutica más adaptada a los trastornos del entramado psicofísico, los del cuerpo vivido y de la psique encarnada.

Es preciso recordar que el entramado psicofísico es la dimensión fundamental y fundadora de las otras 2 dimensiones. La homeopatía, y su objeto, estarían, así situadas en el centro del universo médico moderno.

Conclusión

El entramado psicofísico es el "objeto" de la homeopatía. "Objeto" observable desde 2 caras, según 2 ángulos: cuerpo vivido y psique encarnada. Pero no olvidemos que cada cara está constituida por el mismo entramado, sólo es el ángulo de observación el que cambia.

La noción de entramado psicofísico permitiría igualmente enriquecer el conocimiento actual del ser humano con datos novedosos. La homeopatía podría, igualmente, gracias a ese trabajo de conceptualización, abrirse a diálogos fructíferos con las ciencias del cuerpo y las del espíritu. Se podría, por ejemplo, reflexionar sobre los vínculos entre cuerpo "objetivo" y cuerpo vivido, y entre los del inconsciente y psique encarnada.

Además de su dimensión de terapéutica total del ser humano, la homeopatía podría presentarse así como un medio de estudio privilegiado de la unidad psicofísica (= del tejido constituido) y de su entramado (aspecto genealógico del desarrollo del ser humano).

Traducción: Dr. Juan Manuel Marín


Recibido el 4 de octubre de 2010; aceptado el 12 de enero de 2011

Correo electrónico:PhiMarchat@aol.com

*Autor del libro La médecine déchirée, entre désir de savoir et volonté de guérir.
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