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Vol. 2. Núm. 2.
Páginas 182-184 (julio - diciembre 2014)
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J.O. Osorio Díaz
,a
, J.I. Osorio Díazb, J.F. Osorio Ocampoc
a Pediatra Cardiólogo, Cardiología pediátrica. Hospital para el Niño. IMIEM. Toluca, Estado de México
b Lic. en Artes, Facultad de Artes. UAEM. Toluca, Estado de México
c Especialista en Med. Fam. Departamento de Campos Clínicos, Internado y Servicio Social. Facultad de Medicina. UAEM Toluca, Estado de México
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Me propusieron hablar sobre las relaciones entre arte y biología. Pensé en mis hijos, uno de ellos pediatra cardiólogo y otro licenciado en artes, para lo cual invertí varios domingos con ellos, y el domingo es sagrado para muchos, significa originariamente dies solis o día del sol, ha terminado siendo el dominicus dies o día del señor, para dedicar a escribir este ensayo en reciprocidad a uno de mis maestros, patólogo Ricardo Pineda Castrejón, mi amor filial teknon y el respeto al lector.

Los datos antiguos encontrados muestran la medicina en diferentes culturas como la medicina Ayurveda de la india, las antiguas civilizaciones de Egipto, China y Grecia. Uno de los primeros reconocidos personajes históricos es Hipócrates quien para algunos es también conocido como el padre de la medicina, Aristóteles; supuestamente descendiente de Asclepios, y Galeno, en sentido figurado, la medicina se conocía como ars medicina que quiere decir el “arte de la medicina”. Como profesional de salud en el quehacer del kairos recuerdo a Galeno que también menciona1, aquel médico griego Erasístrato inserto en la historia a través del arte por un curioso suceso del que fue protagonista, más que por sus investigaciones anatómicas y fisiológicas sobre el sistema nervioso, el corazón y la circulación de la sangre o el aparato digestivo. En su Historia de la Medicina en la Antigüedad de Joaquín Díaz González, nos dice: “Según nos cuenta Plutarco en la vida de Demetrio, y Luciano de Samósata en La Diosa Siria, Erasístrato, durante su estada en la corte de Seleuco Nicátor, curó al hijo de este rey, Antíoco, el cual sufría de una enfermedad misteriosa, enfermedad de consunción que ya le había provocado deseos de suicidio, lo cual preocupaba sobremanera al rey. Erasístrato, tan psicólogo como gran médico, puso todo su empeño en salvar al príncipe. Al efecto en la cámara de éste recurrió a la siguiente estratagema: fue llamando a todas las personas jóvenes y hermosas del palacio, y a medida que comparecían iba observando atentamente a Antíoco, examinándole también el pulso, la acción del corazón, hasta que al presentarse la bella Estratonice, madrastra del príncipe y quien ya había tenido un hijo de Seleuco, se manifestaron en el enfermo todos los síntomas del amor, como palpitación violenta del corazón, alteración del pulso, mudanza de color, dificultad en hablar, conmoción. Una vez descubierta la causa de la enfermedad, el médico recurrió a un nuevo ardid, pues dijo a Seleuco que Antíoco padecía una enfermedad incurable, y agregó: ‘Ama a mi mujer, y yo a nadie la cedo’. El rey entonces suplicó a Erasístrato para que no rehusase la mujer a su hijo, salvando así la salud de éste y la felicidad del reino. ‘Injusto es lo que me pides –respondió el otro- quieres quitarme la mujer y atropellarme a mí, a tu médico. Si el amor fuese a tu esposa, ¿qué harías tú que me exiges semejante sacrificio?’. A lo cual el monarca contestó diciendo que en tal caso él no vacilaría en entregar la madrastra y hasta el reino al hijo. ‘¿Para qué me suplicas? –dijo el médico-. De tu mujer está enamorado. Lo que te he dicho era todo mentira’. En efecto, el rey casó a Antíoco con Estratonice, cediéndole además el reino o provincias altas. Y Plinio el Naturalista agrega que por esta cura maravillosa Erasístrato recibió el magnífico regalo de cien talentos2”.

En el ocurso de los cronos, sobre todo durante los siglos XVII, XVIII y XIX, este relato sirvió de inspiración para un buen número de artistas, que lo representaron en sus obras. En el medio musical, el prolífico compositor alemán Christoph Graupner (1708), Honoré François Marie Langlé (1786) y el ruso Dmitri Bortniansky (1787), entre otros, escribieron óperas sobre el complicado amor de Antíoco y Estratonice, en las que el médico Erasístrato desempeña un papel fundamental. Aunque la ópera más famosa, sin duda, es la del francés Étienne Nicolas Méhul, el primer compositor en ser calificado de romático, con la Stratonice que estrenó en 1792. Antes, el literato historiador español, Luca Assarino ya había contado la historia en verso; y el dramaturgo francés Philippe Quinault (1657) o Barnabé Farmián Durosov (1786) la habían llevado al teatro. Entre los pintores –limitándonos, tan solo, a los que vivieron durante los tres siglos arriba apuntados- Felice Ficherelli (1603-1660), Gerard de Lairesse (1640-1711), Antonio Bellucci (1654-1726), Adriaen van der Werff (1659-1722), Gaspare Diziani (1689-1767), Pompeo Batoni (1708-1787), Johann Eleazar Schenau (1737-1806), Jacques-Antoine Vallin (1760-1831) o Alexandre-Charles Guillemot (1786-1831) dieron color a la escena en sus lienzos. Aunque los cuadros más famosos son, sin duda, los de Jacques-Louis David (1748-1825), una auténtica maravilla de la pintura neoclásica francesa, o los de su discípulo Jean- Auguste-Dominique Ingres (1780-1867), quien pintó la historia de Erasístrato, Antíoco, Estratonice y Seleuco, al menos cinco veces durante su larga vida. Datos curiosos que nos inspiran con nostalgia a retomar el camino que debe seguir el actual profesional que ha olvidado un poco o mucho de lo poco que se encierra en el arte y su vinculación con la biología.

Inteligencia, una bien desarrollada capacidad de observación, como lo referimos al creador de Sherlock Holmes, el novelista médico inglés Arthur Ignatius Conan Doyle en nuestro primer artículo face to face, de nuestra revista3 es fundamental en el quehacer médico, poseer gran conocimiento de su ciencia y algo de astucia: esas eran también las cualidades que permitieron a Erasístrato diagnosticar y tratar la grave afectación de Antíoco; aunque, como apostilla Briceño-Iragorry: “el amor y no la enfermedad era su mal4”. Con tres palabras, en latín, el pintor lo resumía todo escribiendo en el reverso de su obra: “Prudentia relevant amorem”… La sabiduría ayuda al amor.

Desde hace miles de años, la humanidad ha venido realizando biotecnología de un modo empírico, que recién en la época moderna adquiere una base científica. Ejemplos, hay muchos, permítanme señalar algunos:

  • Domesticación de plantas y animales desde el Neolítico (7000 – 3000 a.C.)

  • Los egipcios fabricaban pan a partir del trigo hacia el 4000 a.C.

  • En Sumeria y Babilonia (6000 años a.C.) elaboraban cerveza.

  • Según la Biblia, Noé “sufrió” (o disfruto) accidentalmente los efectos de la fermentación espontánea del mosto de la uva.

  • Los incas (1200-1535) podían conservar sus papas mediante la liofilización (chuño) y su carne mediante el salado o charque, así mantuvieron unos 10-30 millones de habitantes perfectamente vestidos y alimentados).

  • Otros procesos biotecnológicos conocidos de modo empírico desde la antigüedad: cultivo de champiñones, fabricación de queso, alimentos y bebidas fermentadas no alcohólicas (salsa de soja, yogur, etc.), tratamiento de aguas residuales

Con la moderna biología (siglo XIX), la base de muchos procesos se empezó a conocer: en el siglo XVIII se acepta que la materia viva puede ser estudiada como la materia inanimada (método experimental), se inicia el lento declive de las ideas vitalistas (creencias erróneas de que “la vida depende de un principio vital irreducible a otras ramas de la ciencia”).

Por ejemplo, las interrogantes aumentan cuando la biotecnología se convierte en una herramienta importante para el quehacer artístico, comenzamos con el arte transgénico, término acuñado por el artista Eduardo Kac en una obra de arte transgenética que explora la intrincada relación entre la biología, los sistemas de creencia, la tecnología de la información, la interacción dialógica, ética e internet, comisionada por Ars Electronica 99 y presentada online en O.K. Center for Contemporary Art en Linz, el 4 al 19 de Septiembre de 1999. El elemento clave de este trabajo es un “gen artístico”; es decir, un gen sintético que inventó y que no existe en la naturaleza. Este gen fue creado traduciendo una frase del Libro bíblico del Génesis en código Morse, y convirtiendo el código Morse en una base de pares de ADN siguiendo un principio de conversión especialmente desarrollado para este trabajo.

Es innegable que la biotecnología se ha convertido en unas de las disciplinas de mayor avance tecnológico, pero también ha generado cuestionamientos éticos acerca de su aplicación en diversas áreas como la genética, la bioseguridad, la transgénica, entre otras.

En 1985 Vargas Barrón J.5, señala los factores que contribuyen en la aceptación del estudio del corazón con ultrasonido, como un método confiable en la evaluación no invasiva del cardiópata. Aunque breve la historia de la ciencia ecocardiográfica nos permite estudiar prácticamente toda la patología cardíaca, limitando la indicación del cateterismo cardíaco a la visualización de las arterias coronarias, es indispensable mencionar el arte de la ecocardiografía, que estrictamente depende del cardiólogo que efectúa el procedimiento diagnóstico. Este privilegio y responsabilidad no puede adjudicarse a personal técnico, tampoco a cardiólogos no capacitados. En la actualidad no se concibe a la cirugía cardíaca moderna, sin el apoyo potencial de registros ecocardiográficos transesofágicos, los cuales permiten el monitoreo de la función ventricular izquierda; precisan el resultado quirúrgico de múltiples patologías como las plastías valvulares, cardiopatías congénitas complejas, resección de “masas”; también ayudan en la evaluación del paciente que en la terapia postquirúrgica por su estado de gravedad o por la necesidad de dispositivos de asistencia circulatoria y/o ventiladora no puede ser movilizado o tiene imágenes ecocardiográficas transtorácicas inadecuadas. El arte de la ecocardiografía requiere un sólido conocimiento de la evaluación clínica cardiovascular, incluyendo la auscultación y de ser posible revisión del electrocardiograma y de la radiografía de tórax6. Con ésta información será posible la planeación y realización de un ecocardiograma completo, que permita al clínico tomar decisiones terapéuticas. No hay dos ecocardiogramas iguales, cada paciente tiene una patología individual que no puede ser evaluada en base a “patrones”; cada estudio muestra peculiaridades que se deben caracterizar con precisión, todo un arte.

En México la historia apenas comienza, pero a lo largo del cronos se generaran proyectos en los que interviene la ciencia, organismos vivos y propuestas, sin embargo aún no ha habido un desarrollo importante dentro del campo del bioarte.

Finalmente a manera de reflexión cito una parte de la oración de Maimónides “Haz que sea modesto en todo excepto en el deseo de conocer el arte de mi profesión. No permitas que me engañe el pensamiento de que ya sé bastante. Por el contrario, concédeme la fuerza, la alegría y la ambición de saber más cada día. Pues el arte es inacabable, y la mente del hombre siempre puede crecer7”.

Bibliografía
[1.]
Ruiz de Elvira A. “Mito y novella”. Cuadernos de Filología Clásica 1973;5: 15-52. Disponible en: http://revistas.ucm.es/index. php/CFCA/article/view/CFCA7373110015A/34963.
[2.]
Díaz J. Historia de la medicina en la antigüedad. 2ª ed Barcelona Barna 1950 185-186
[3.]
J.F. Osorio.
Face to face.
Revista de Medicina e Investigación, 1 (2013), pp. 38-39
[4.]
L. Briceño-Iragorry.
Diagnóstico del amor el amor no la enfermedad era su mal..
pp. 507-514
[5.]
Vargas J. Ecocardiografía de Modo M. Bidimensional Doppler México D.F. Salvat 3. 1985
[6.]
N.C. Nanda, Domanski MJ:.
Atlas of Transesophageal Echocardiography, Williams and Wilkins, (2000), pp. 103
[7.]
G. Herranz, La oración de.
Maimónides Centro de Documentación de Bioética.
Universidad de Navarra 22 de septiembre de, (2004),
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