Al terrorismo se le ha considerado un fenómeno mediático, indiscriminado e irracional que genera múltiples controversias en la opinión pública. Sin embargo, para los actores que incurren en este tipo de acciones, esta herramienta es estratégica tanto en el ámbito operativo como ideológico, ya que buscan causar el mayor daño posible, infundir miedo, caos y, paradójicamente, allegarse nuevos seguidores. En este sentido, ¿es posible justificar la violencia contra la población civil? En este artículo, se busca responder a esta interrogante a través del análisis de los tres comunicados emitidos por la red islamista Al-Qaeda en el marco de los atentados cometidos en los Estados Unidos de América, España y Gran Bretaña. El objetivo es conocer las estrategias discursivas empleadas por la organización para posicionar el terrorismo como “acto de justicia”, y con ello realizar una especie de liberación moral de la violencia.
Terrorism has been considered a media phenomenon, an indiscriminate and irrational act that generates multiple controversies in public opinion. However, for actors who engage in this type of action this tool is used as a strategy in the operational and ideological level, since they seek to cause the most damage, instill fear, chaos and paradoxically, find new followers. In this sense, is it possible to justify violence against civilians? This article seeks to answer this question by analyzing the three communiqués issued by the Islamist Al-Qaeda network in the context of the attacks in the United States of America, Spain and Britain. The goal is to understand the discursive strategies employed by the organization to position terrorism as “act of justice “, and thus make a kind of moral freedom from violence.
Al-Qaeda es la primera organización terrorista global en la historia. En los últimos años ha cometido actos terroristas alrededor del mundo, desde Nueva York hasta Nueva Delhi, en India, lo que ha provocado la muerte de cientos de personas inocentes. Esta agrupación surgió en el marco de la guerra de Afganistán y la Unión Soviética (1979-1989), debido a que varios musulmanes árabes de Medio Oriente (principalmente de Egipto, Arabia Saudita, Yemen y Argelia) acudieron a la zona para apoyar a los afganos en lo que creían era una yihad.2 Como en la guerra nadie llevaba el control del nombre de los combatientes ni el lugar al que eran destinados, un hombre de origen saudí de nombre Osama Bin Laden decidió llevar un registro al que se le conoció como Al-Qaeda, que significa “la base” o la “lista”.3
El triunfo de Afganistán generó entre los combatientes un sentimiento de esperanza en el sentido de que era posible vencer a un adversario occidental, además de que cada uno de ellos regresó a su lugar de origen con un adiestramiento militar de primer nivel. Al-Qaeda fue fundada en 1988, con el fin de expandir el movimiento de resistencia contra las fuerzas soviéticas en Afganistán, mediante la conformación de un movimiento panislámico con la cooperación activa de los Estados Unidos a través de Pakistán. Ni Osama Bin Laden ni Al-Qaeda fueron el producto de una generación espontánea. Al igual que Saddam Hussein, presidente de Iraq, fueron creación de los servicios de inteligencia norteamericanos por razones geopolíticas: al querer controlar el petróleo, los mercados, el agua y las finanzas de la región, y por motivos geoestratégicos: para combatir a sus adversarios en la década de los ochenta (Irán y la Unión Soviética).4
En 1992 y 1996, los líderes de Al-Qaeda emitieron dos fatwas (edictos) en las que declararon la yihad en contra de la ocupación occidental de los territorios islámicos. Se concentraron específicamente en las tropas norteamericanas que habían ocupado Arabia Saudí.5 Como estos mensajes prácticamente fueron ignorados por los medios de comunicación, Bin Laden optó por emprender una nueva política de comunicación que incluía dar entrevistas selectivas a periodistas árabes y occidentales durante su estancia en Afganistán, pese a los riesgos que implicaba.6 En 1998, Bin Laden, junto con otro grupo de islamistas, emitió otra fatwa en la que anunciaron la conformación del Frente Islámico Internacional para la Yihad contra Judíos y Cruzados7, para posteriormente, en un cuarto decreto avalado por la “Ulema Union of Afghanistan” (mayo de 1998), refrendar su idea de que las fuerzas militares estadounidenses eran enemigos del Islam.8
Con el fin de darle credibilidad a lo que hasta ese momento era sólo una amenaza, la red pasó a la práctica y cometió atentados cuyo objetivo era causar gran impacto mediático y tener el mayor número de víctimas. El 7 de agosto de 1998, Al Qaeda lanzó bombas en las embajadas norteamericanas de Kenia y Tanzania. El efecto fue el esperado. Bin Laden se hizo un nombre conocido en el mundo. Por ello, en noviembre de 1998, el gobierno norteamericano ofreció una recompensa de cinco millones de dólares por su captura. Posteriormente, vinieron otros atentados, como el del 11 de septiembre de 2011 en los Estados Unidos; el del 11 de marzo de 2004 en España, y el del 7 de julio de 2005 en Inglaterra, con los cuales el grupo adquirió mayor notoriedad9 y se consolidó como la amenaza a la seguridad internacional más peligrosa del momento.
A trece años del 11-S, Al-Qaeda ha mutado en organizaciones que se han radicalizado aún más, sobre todo en Iraq, país donde se concentró gran parte de sus simpatizantes y donde la polarización étnica y religiosa interna, alentada en gran medida por los intereses extranjeros de las grandes potencias en los recursos energéticos, dio a luz a una de las agrupaciones más intolerantes en la zona: el llamado Estado Islámico (Isis o Daesh en árabe), que ha dado a conocer videos sobre el asesinato de periodistas y ha emprendido una persecución de mujeres, cristianos y yazidíes.
Analizar los comunicados de Al-Qaeda a la distancia10 ofrece la oportunidad de conocer el marco ideológico sobre el cual justifican la violencia, toda vez que es la base para la conformación de esquemas aún más radicales, como Daesh. Cabe señalar que nuestro objeto de estudio son traducciones difundidas en reconocidos medios de comunicación nacional e internacional de habla hispana, debido a que son las versiones a las que cualquier ciudadano puede tener acceso con facilidad. Las características de estos materiales son:
Universo de estudio | ||
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1)Mensaje alusivo al 11 de septiembre emitido en el marco del inicio de la guerra contra Afganistán1 | Datos | |
Agencia/Medio difusor | La Jornada | |
Fuente original | dpa, Reuters y afp | |
Ubicación | Sección El Mundo, página 5 | |
Fecha | 8 de octubre de 2001 | |
2)Comunicado reivindicatorio de los atentados de Madrid2 | Agencia/Medio difusor | La Jornada |
Fuente original | Diario madrileñoEl Mundo | |
Ubicación | Sección El Mundo, página 9 | |
Fecha | 12 de marzo de 2004 | |
3)Comunicado reivindicatorio de los atentados de Londres3 | Agencia/Medio difusor | El País |
Fuente original | Página webElaf | |
Ubicación | Sección Internacional, página 15 | |
Fecha | 8 de julio de 2005 |
La unidad de análisis que estudiaremos es la oración, “en tanto reflejo discursivo de la forma en que cada hablante organiza la exposición o argumentación de sus ideas”.11 Por tratarse de mensajes escritos, las oraciones están determinadas por los criterios del traductor para transmitir las ideas del original a los esquemas de la lengua de llegada, mediante el procedimiento universalmente aceptado de iniciar los enunciados con mayúscula y concluirlos con un punto. Así tenemos que el primer mensaje fue de 13 párrafos y 32 oraciones; el segundo, de 16 párrafos y 28 oraciones, y el tercero, de 2 párrafos y 5 oraciones, lo que nos permitió construir un universo de estudio de 65 oraciones en total.
El presente artículo está divido en tres partes. En la primera, se explicarán los conceptos de discurso y terrorismo, así como su vinculación con el Islam y el islamismo, para posteriormente desglosar la propuesta analítica a fin de estudiar el discurso de la violencia de Al-Qaeda; por último, se presentarán los resultados obtenidos y las conclusiones.
Discurso y terrorismo, Islam e islamismoAl acercarnos a los tres mensajes mencionados, surge una pregunta: ¿qué tipo de mensajes emite este grupo? Por sus características, podríamos decir que son discursos de carácter político, ya que se manifiestan en la escena política mundial y regional de Medio Oriente, donde se gesta una lucha de poder, que ubica a las potencias occidentales en una posición privilegiada, y a algunas naciones de Medio Oriente en situación de desventaja.
Además, cuentan con la peculiaridad de que provienen de un grupo que incurre en actos de terrorismo, término difícil de definir, en tanto que del “terrorista al héroe sólo hay un paso”. El hecho de que la comunidad internacional no haya construido un concepto sobre lo que es el terrorismo dificulta la generación de estrategias apropiadas para enfrentarse a los desafíos que impone este recurso.12
Un punto de coincidencia en el uso de la palabra terrorista es que sirve para etiquetar a los enemigos políticos; por lo tanto, no se trata de un concepto neutral; posee una connotación negativa y expresa los intereses de un grupo para demeritar a su oponente, de ahí que su uso sea subjetivo.13 Loretta Napoleoni propone que cualquier definición de terrorismo debe incluir: “que es de naturaleza política, que va dirigido contra civiles y que crea un clima de temor extremo”.14 Para Norberto Bobbio, es “una práctica política de quien recurre sistemáticamente a la violencia contra personas o cosas provocando terror”,15 mientras que para Rodrigo Borja es un “sistema que utiliza el miedo como arma política. Es la táctica de ejercer el terror para lograr un objetivo político, aunque hay actos terroristas que carecen de objetivos”.16 Para Al-Qaeda, el terrorismo es un instrumento necesario debido al desequilibrio de poder entre los Estados Unidos de América y la red.17
Cabe recordar que el concepto terrorismo tiene un origen occidental, pues surge durante la Revolución francesa, aunque pueden hallarse referencias tempranas en el Imperio Romano.18 En las últimas décadas, el concepto ha sido moldeado por individuos estrechamente vinculados con el poder estadounidense;19 por ello, se ha convertido en un concepto político (de guerra o, mejor dicho, de guerra civil) que se refere a tres fenómenos diferentes, entre los cuales unas veces se distingue y otras se mezclan y confunden: a) la insurrección o rebelión contra una autoridad legítima; b) el ejercicio de la violencia política por un gobierno, con vulneración de los derechos humanos (que incluyen, según algunos, el derecho a la propiedad), y c) la práctica de la guerra cuando se transgreden las leyes de combate, incluidos los actos de violencia contra la población civil.
Lamentablemente, el terrorismo es una categoría que mediáticamente se ha adjudicado al mundo musulmán, y no sólo a los movimientos islamistas radicales, dado que también existen islamismos pacíficos, cuyas formas de actuar son a través del apoyo y la actividad social con la gente. El islamismo es un concepto que se emplea para catalogar a aquellos grupos que emplean la religión con fines políticos, y no todos los islamismos son violentos, ni están de acuerdo en recurrir al terrorismo, es decir, al ataque de objetivos civiles. Asimismo, algunos núcleos islamistas son aliados de los Estados, a fin de obtener financiamiento, entrenamiento, creación de santuarios para efectos de provocación y uso estratégico. Lo anterior ocurre con Pakistán, Irán, Irak, Libia, Siria y Sudán, entre otros países, sin descartar a Estados Unidos, como lo reflejan los antecedentes de Bin Laden y Al-Qaeda,20 quienes fueron adiestrados y financiados por los estadounidenses.
El terrorismo es en sí un acto público que opera con dos recursos: el verbal (comunicados, entrevistas, etcétera) y el no verbal (explosiones, homicidios, secuestros, bombas humanas suicidas, blancos simbólicos y estratégicos, entre otros), ambos en estrecha relación. La sucesión rítmica de atentados y su elevada letalidad le dieron crédito a lo que verbalmente había anunciado la red y que se había quedado a manera de amenazas; además, coadyuvaron a proyectar la debilidad del enemigo occidental.
Cuando los responsables de la violencia política hablan, exponen “el carácter político del terrorismo”. Sus mensajes “son discursos de la ilegitimidad, de la legitimidad todavía no conseguida, pero que se espera alcanzar”,21 por lo cual son esencialmente moralizantes, es decir, modalizan sus discursos entre el ‘ser’ y el ‘deber’”.22 El terrorismo, señala Miquel Rodrigo Alsina, es por antonomasia un acto de comunicación. La faceta comunicativa del terrorismo debe ser considerada como una consecuencia y no la causa de dicho acto.23
La metodologíaUn punto de partida para estudiar estos mensajes es preguntar: ¿de qué hablan? Al respecto, Eva Salgado24 sugiere comenzar un estudio discursivo mediante la construcción de una macroestructura temática que permita disponer de una visión sintética, aunque no por ello incompleta, del corpus de estudio. Una vez definidos los temas, éstos pueden agruparse en “campos de asociación”, que permitan ajustar las diversas ocurrencias en “tramos” significantes o “campos semánticos”. Por ejemplo, temas como “el 11 de septiembre” o “el atentado de Kenia y Nairobi” formarían un “tramo” más abarcador identificado como “actos violentos”. Esta tarea, si bien es de carácter subjetivo, resulta vital para identificar los temas predominantes en el discurso.
En su obra Why Muslims Rebel, Mohammed M. Hafez25 refere que se ha interesado en estudiar las causas por las cuales no todos los islamismos se han radicalizado en el Medio Oriente y la manera en que las organizaciones islamistas violentas tienden a justificar el uso del terrorismo. Tras revisar varios casos, concluye que la represión y el autoritarismo de los gobiernos islámicos desempeñan un papel fundamental en el que los movimientos islamistas optan por la vía de la violencia y derivan en esquemas antisistémicos.
En opinión de Hafez, los islamismos antisistémicos construyen una especie de esquema moralizante, que coadyuva a que puedan deslindarse de la culpa que implica el uso de la violencia contra la población civil y, de alguna forma, ganar legitimación frente a lo que las sociedades musulmanas y no musulmanas condenan. El profesor de la Universidad de Missouri apunta que el vínculo entre lenguaje y la violencia crea un ciclo interminable de justificación, y que en el caso de los movimientos islamistas de carácter antisistémico, los provee de lo que la psicología social llama una liberación moral, cuyo objetivo es hacer que la violencia contra civiles parezca “permisible”, como un modo de contención legítimo, que a su vez motive también a otros a la acción.
El esquema antisistémico que manejan los islamismos radicales es complejo debido a que incluyen una dimensión ética de la violencia en distorsión de sus consecuencias. Sus promotores se dedican a señalar que es necesaria para provocar una ruptura con la sociedad injusta e infiel.26 También afirman que se requiere una intensa influencia interpersonal; pugnan por mantener la cohesión del grupo y evitar su deserción; por ello, hacen énfasis en la “pureza” de la causa de su movimiento, dándole un sentido de derecho histórico a su lucha por un nuevo orden social. Esta liberación moral funciona a través de tres mecanismos de legitimación:
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Una justificación ética de la violencia. Esta estrategia actúa de varias maneras; por ejemplo: los responsables de actos violentos contra civiles pueden esquematizar sus acciones como un mal necesario para terminar con la injusticia social; como una forma de resistencia frente a la agresión o dominación extranjera, y para revertir una tendencia histórica nociva para la salud moral y física de su pueblo. Por ejemplo, en los mensajes de los mártires de operaciones suicidas, sus precursores afirman que estas acciones son un mal necesario para liberar Palestina.
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Una comparación ventajosa. Los promotores de la violencia justifican sus acciones con el esquema de que su agresión es “menor” comparada con las crueldades infligidas por el enemigo en contra de ellos. Lo más común en este mecanismo es que la propia conducta destructiva aparece como insignificante, incluso benevolente frente a las flagrantes inhumanidades cometidas por el adversario. En algunos videos de suicidas palestinos, se menciona que la explosión de bombas en los territorios ocupados es para vengar el desproporcionado asesinato de sus hermanos y hermanas por los israelíes.
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El deslinde de responsabilidades. Este es uno de los mecanismos legitimadores más comunes, al adjudicar la culpabilidad a otros grupos o agentes que “presionan” a los rebeldes a “reaccionar en defensa propia”, minimizando los efectos nocivos de la violencia. Para ellos no es cuestión de elección; es un contragolpe inevitable en contra de las agresiones de otros. Se pretende que la culpa de la violencia anticivil la asuman fuerzas exógenas, deshumanizando a las víctimas, adjudicándo esta conducta a propósitos morales, sin presentar sus consecuencias. Deslindan su responsabilidad por el uso de bombas humanas suicidas, con el argumento de que todos los israelíes son soldados o potenciales soldados que asesinan a palestinos.
Hafez apunta que los esquemas antisistémicos e intersubjetivos de los núcleos islamistas beligerantes operan de manera polarizante; es decir, construyen el conficto con dos tesis antitéticas: nosotros vs. ellos, justicia vs. injusticia, fieles vs. impíos. Además, no dan cabida a ninguna posibilidad de reconciliación. Las víctimas de la violencia son concebidas como un pequeño sacrificio ante el gran beneficio que se dará a la humanidad. Ellos insisten en que el sistema con sus gobernantes e instituciones ha perpetrado graves injusticias para mantener el funcionamiento asimétrico de las relaciones internacionales.
De esta manera, es de nuestro interés aplicar tanto el análisis temático como el de justificación moral de la violencia al discurso de Al-Qaeda, debido a que interesa conocer de qué manera la agrupación intentó presentar ante la comunidad internacional los atentados contra estas tres naciones occidentales como actos de justicia y, por ende, legitimar la necesidad de recurrir al terrorismo. Cabe destacar que otro mecanismo discursivo que no consideran Eva Salgado y Mohammed M. Hafez es el uso de los referentes históricos. Los islamismos radicales tienden a hurgar en el pasado para identificar agravios históricos que están en la memoria colectiva de la gente y que, por ende, son dignos de reclamar como parte de su estrategia propagandística.
Es conveniente aclarar que el terrorismo es una práctica que ha afectado en mayor medida a las naciones musulmanas, pues el número de muertos se potencializa en países islámicos, además de que ha tenido efectos negativos colaterales, como el fortalecimiento de la islamofobia y el antiamericanismo, y de que el Islam es reiterativo en difundir un discurso de paz. Se establece que en ocasiones es necesaria una actitud defensiva (“combatid por Dios contra quienes combatan contra vosotros, pero no os excedáis. Dios no ama a los que se exceden”)27, pero a la vez, defiende la celebración de pactos, sin importar la religión. El Corán alienta a que se tenga un trato noble con el enemigo en el campo de batalla y que a los no combatientes se les debe garantizar la seguridad de sus vidas, aun cuando estén en guerra con un Estado islámico (NurelIslam). También prohíbe el asesinato (Sura 4:92), y afirma que es mejor perdonar que la Ley del Talión (Sura 2:194). Por ello, no hay una base teológica sólida que sustente el mensaje de que el paraíso está reservado para los mártires; por el contrario, las tradiciones (hadith) referen que los suicidas son condenados eternamente,28 y mueren como un kafir (infiel) o un no-musulmán.29
“Si estamos interesados en los movimientos políticos y sociales islamistas, no debemos estudiar lo que de verdad dice el Corán, sino lo que estos actores dicen que dice el Corán”.30 Cabe referir que Al-Qaeda rompe con la idea de que el terrorismo es el arma de los pobres, o es miserabilista, pues opera con un sofisticado esquema de financiamiento y de organización. Se ha detectado la participación de descendientes de familias prominentes, incluida la monarquía saudí. Además, entre sus bases figuran profesionistas universitarios, por lo que -fuera del determinismo de la pobreza y de que la inspiración religiosa es lo que anima su incursión en la violencia- los límites de esta explicación se encuentran en que no todos los musulmanes recurren al terrorismo.
El terrorismo como efecto de hechos violentos precedentesAl identificar en cada oración el tema principal y agruparlos en campos semánticos, encontramos que el tema dominante en los comunicados es la violencia (ver gráfica 1) ad hoc al contexto en que son emitidos. En éstos se reconoce la autoría de los hechos de violencia,31 se expone que el terrorismo es un efecto de las agresiones vividas anteriormente32 y, por ende, se habla de un mundo islámico amenazado,33 visión que difunden ante la comunidad internacional respecto de la violencia contra civiles, la cual consideramos que llega a pasar inadvertida en función de que para los medios de comunicación es más atrayente explotar el atractivo de los estereotipos, sin buscar explicaciones más a fondo.
En 69.2% de las oraciones, se alude a algún tipo de conficto-incidente de carácter violento, por ejemplo: los ataques en los Estados Unidos (2001), España (2004) e Inglaterra (2005); el lanzamiento de la bomba atómica (1945), las atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania (1998); las explosiones de Kerbala y Bagdad en Irak (2004); las cruzadas (1095-1291); los ataques contra tropas italianas en Nasiriya, Irak (2003); la guerra contra el terrorismo (2001); los atentados contra judíos y masones en Estambul, Turquía (2004), y las invasiones contra Afganistán (2001) e Irak (2003).
Estos sucesos se conciben bajo una dicotomía: por un lado, los actos cometidos por el emisor (los atentados de los Estados Unidos, España e Inglaterra, Kenia, Tanzania, Turquía e Irak), y, por otro, lo que el adversario occidental le ha hecho al mundo musulmán y no musulmán (las cruzadas, el lanzamiento de la bomba atómica, la guerra contra el terrorismo y las invasiones en Afganistán e Irak). Ambas polarizaciones son puestas en balanza. Los daños mayores se observan en las incursiones violentas de Estados Unidos y sus aliados en el mundo musulmán y no islámico (Japón).
Con sus pares islámicos, los emisores utilizan un discurso emocional que busca entablar unarelación de empatía al compartir el dolor por los mismos agravios y pesares.34 Sin embargo, tampoco buscan aparecer como un actor débil. Se posicionan como un contrapoder al amenazar a sus enemigos occidentales35 con cometer otros actos terroristas en el futuro.36
El tema menos referido es el mundo,37 un constructo discursivo presentado como un actor vulnerable y pasivo, en virtud de que en su opinión la comunidad internacional ha sido engañada y está supeditada a las decisiones de Occidente. Por ello, el emisor reclama que, cuando ellos cometen algún acto violento, las reacciones de rechazo son múltiples en todo el mundo, pero cuando los países islámicos son los afectados, el resto del planeta ni se inmuta y guarda silencio.
El segundo eje temático dominante es el de los agravios.38 El emisor nos introduce a un terreno donde los hechos históricos adquieren una fuerte carga simbólica que más adelante explicaremos con detalle. En los medios de comunicación se ha mencionado que gran parte del atractivo del islamismo es la creación de mártires que sirven de inspiración para los miembros de estas organizaciones. Sin embargo, en estos tres mensajes sólo en una ocasión se habla del paraíso que espera a un combatiente más allá de la muerte, por lo que, al haber un rechazo del mundo islámico hacia esta práctica, la persuasión no opera con este esquema, sino que los emisores se inmiscuyen completamente en la problemática de los países musulmanes y dicen ser sus salvaguardas.
El tercer tema más referido es el de la religión (ver gráfica 2). En 45 de nuestras 65 oraciones (70%) encontramos alusiones al tema de las creencias. Empero, al clasificar cada una de estas unidades en subgrupos: profecía, declaración de fe (Shahada)39 amenazas,40 expresiones del habla cotidiana,41 llamados,42 y justificación de sus acciones (51%),43 sólo estos dos últimos rubros fueron predominantes, lo que corrobora el carácter instrumental que ejerce la religión en el discurso de la red, toda vez que los extractos retomados del Corán omiten la contraparte pacifista, en el sentido de que la paz es el bien mayor.
La historia como propagandaEn estos tres mensajes se encuentra un listado de agravios que incluye 18 episodios históricos que han enfrentado los países de Medio Oriente, y que en su mayoría evidencian la relación asimétrica que mantiene esta región del mundo con Occidente, y cuyo contenido toca fibras sensibles en la comunidad musulmana, debido a que dan testimonio de las situaciones de despojo, invasión, traición, infanticidio y asesinato de mujeres que han experimentado, y que pareciera que no son hechos aislados, sino que simbólicamente se trata de una tendencia nociva que sirve para fortalecer los llamados a la yihad.
Los acontecimientos históricos a los que la red hace alusión incluyen episodios como:
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Las cruzadas (siglos xi al xiii).44
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La desaparición del Al-Andalus (711-1492).45
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El fin del califato y la consecuente disolución del Imperio Otomano; por ende, de la Umma o comunidad islámica (1923).46
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La explosión de las bombas atómicas en Japón (1945) por Estados Unidos.47
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El conflicto árabe-israelí (1948).48
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La disputa de Cachemira, de mayoría musulmana, entre India y Pakistán (1948).49
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Los efectos del bloqueo estadounidense en Irak (1990).50
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Los atentados cometidos por Al-Qaeda en Nairobi y Dar es Salam (1998), Kerbala y Bagdad (2004); el golpe contra tropas italianas en Nasiriya (2003); el atentado contra judíos (2003) y musulmanes en Estambul (2004), y los ataques en naciones occidentales (Estados Unidos de América, 2001, Madrid, 2004 y Londres, 2005).
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Las incursiones militares por fuerzas norteamericanas en Afganistán (1998 y 2001), Sudán (1998) e Irak (1991 y 2003).
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La instalación de bases militares en Arabia Saudí (1991-2003).51
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La injerencia de las potencias occidentales en la región de Medio Oriente.52
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El asesinato de ulemas sunníes en Irak (2004).53
Se dice que una nación se define tanto por lo que olvida como por lo que recuerda, y Al-Qaeda hace un recuento de episodios en que han existido situaciones de invasión o dominio extranjero, así como de disputas intrarregionales como consecuencia de confictos étnicos, religiosos o políticos.
Las cruzadas son un ejemplo bastante representativo. Este suceso remite a la serie de ocho expediciones militares encabezadas por la Iglesia católica para recuperar Tierra Santa, aunque detrás figuraban intereses expansionistas europeos, que proyectaron la imagen de un Islam amenazado por un cristianismo que estaba decidido a conquistar las almas y las tierras de los musulmanes. Autores como Amin Maalouf, en su obra Las cruzadas vistas por los árabes, dan cuenta de lo traumático que fue este suceso en la vida del mundo islámico.
También aluden con nostalgia a la época de esplendor del mundo islámico durante el Al-Andalus, la desaparición del Imperio Otomano y las subsecuentes incursiones militares emprendidas por Occidente, cuyos efectos han sido devastadores para Medio Oriente. Traer a la memoria dichos sucesos mueve recuerdos dolorosos y traumáticos para las sociedades musulmanas. No obstante, esta no es la intención de la red. Al manejar estos temas buscan ganar apoyo para su causa, pues, con base en un lenguaje familiar y simple, desean presentarse como los verdaderos musulmanes54 (aquellos creyentes que según Al-Qaeda no asumen una actitud pasiva, sino que procuran hacer algo para defender al Islam, aunque siguiendo los parámetros que marca la organización) y dignos representantes55 de la al-asalah (autenticidad cultural).
Los emisores son reiterativos en referir lo que han perdido a lo largo de la historia, y funcionan bajo el eslogan de que el Islam es la solución para todo. De esta forma, instan a los musulmanes a defender sus creencias porque ahí está la solución. Apelan a las cuestiones religiosas, debido a que son un elemento clave en la identidad de los países islámicos.
Este recuento episódico permite que los islamistas se apropien y realicen una reescritura de la historia del mundo islámico. Los sucesos a los que remite la red ocurrieron en el tiempo y las dimensiones en que los emisores explican, por lo que el grado de certidumbre que reflejan los datos le permiten a la red obtener credibilidad y reforzar el planteamiento de que Estados Unidos ha dicho falsedades al mundo sobre la guerra que emprendió contra el terrorismo.56
Algunos especialistas en terrorismo han cuestionado el interés de Al-Qaeda por la defensa de los pueblos musulmanes, ya que después del 11 de septiembre de 2001, Bin Laden se volvió un férreo defensor de la causa Palestina,57 conficto que en el imaginario musulmán es un ejemplo latente de las situaciones de despojo e injusticia que como comunidad ha enfrentado.
La legitimación de la violenciaComo ya se mencionó anteriormente, el tema de la violencia fue el más recurrente en el discurso de Al-Qaeda. De las tres estrategias de legitimación de la violencia (ver gráfica 3) a las que alude Hafez, la dominante fue la de la justificación ética de la violencia. 42% de las 49 oraciones sobre este tema funcionan bajo este mecanismo; es decir, plantean que los atentados son una consecuencia de los agravios que ha sufrido la comunidad islámica y reducen el conficto al asesinato de miles de musulmanes como consecuencia de las decisiones militares, políticas y económicas de ee.uu. y sus aliados en la región.
Los actos terroristas se legitiman discursivamente como una respuesta al fracaso de la imposición de modelos ajenos de operación por parte de Occidente, así como a las incursiones bélicas y medidas restrictivas que han ocasionado la muerte de varias personas. Se presenta como una respuesta natural a un proceso de causa-efecto.
En segundo lugar, la red plantea que la comisión de atentados es un deber moral de todo musulmán.58 Señala que Alá fue quien permitió el ataque del 11 de septiembre de 2001,59 por lo cual se deslindan de su responsabilidad al atribuírsela a fuerzas o factores exógenos. En el comunicado emitido en el marco de los atentados contra España, utilizan el nosotros genérico para decir que “hemos cumplido nuestra promesa: el escuadrón de la muerte ha conseguido penetrar en la profundidad de la cruzada europea”, con lo cual evidencian la pertenencia a un colectivo cuya misión es defender, y en el tercer comunicado no hay titubeos. Literalmente reconocen que se trata de un ajuste de cuentas.60 De esta forma, el terrorismo no fue una iniciativa propia, sino que cumplió una orden de carácter religioso, cuando en realidad el Islam tiene otro tipo de preceptos en este ámbito.
Con la comparación ventajosa, la red denuncia que las agresiones recibidas y los daños ocasionados son mayores que lo que ellos han cometido;61 sin embargo, en ningún momento reconocen que su misma presencia y operación ha incrementado colateralmente el número de muertes de musulmanes, principalmente en Irak y Afganistán, y olvidan también que el Corán distingue entre adversarios militares y civiles. En la sura 2:190, se establece: “combatid por Dios contra quienes combatan contra vosotros, pero no os excedáis. Dios no ama a los que se exceden”.62
Para Al-Qaeda, no hay más opción que la violencia. Para ellos, la paz sólo será posible cuando “reine la paz en Palestina”, “salgan los infieles de la tierra de Mohammad”, dejen de intervenir en los asuntos internos y liberen a los presos, lo cual no tiene que ver con asuntos teológicos, sino políticos, sociales y económicos. Por lo mismo, le exigen a Estados Unidos que deje de apoyar a Israel.
ConclusionesLos comunicados emitidos por la red después de haber cometido atentados en Estados Unidos, España e Inglaterra son el resultado de la convergencia de varios lenguajes: el de la política, la religión y la violencia que, manejados estratégicamente, le ayudan a Al-Qaeda a deslindarse del peso moral que implica la muerte de civiles inocentes como consecuencia del terrorismo.
El discurso es altamente atractivo porque incorpora los sucesos más representativos de la región, que le son útiles para posicionarse como víctima de los intereses occidentales, a la vez que le permite construir una ideología panislámica que involucre a la Umma (comunidad) en su movimiento, aunque en realidad su actuación obedezca a temas e intereses locales.
La solidaridad panislámica ha sido por años una retórica vacía, pues las divergencias de intereses a la fecha no han sido superadas. La red sólo es incluyente en el discurso por así convenir a sus intereses de concretar un proyecto global para contener la política intervencionista de ee.uu. en Medio Oriente, aunque también existen versiones de que es un instrumento que ha ayudado a alcanzar los intereses regionales de Occidente en la zona.
Los asuntos que hace públicos la red no son dejados al azar, sino que difunden un discurso de carácter incluyente, al hacer un recuento de los principales agravios que como civilización han enfrentado a lo largo de su historia, con el fin de utilizarlos a manera de propaganda para legitimar los ataques y defender un proyecto de unidad, aunque de carácter excluyente, ya que consideran como adversarios a los shiítas y a los musulmanes afines a Occidente, esquema que les permite constituirse ellos mismos como los verdaderos defensores de la religión.
El discurso evidencia la evolución que han tenido las asimetrías entre Occidente y Medio Oriente, no por factores culturales o religiosos, sino por los intereses de las potencias occidentales por mantener su posición hegemónica en la región, a fin de garantizar su acceso a los recursos estratégicos de la zona.
Para la red, la violencia es una respuesta “natural” a la violencia que también han recibido. Su discurso se sustenta en un paralelismo entre lo que hicimos y lo que nos hicieron. La argumentación teológica que despliegan carece de sustento en el Corán, pues tanto el terrorismo como la inmolación son condenables por la religión islámica.
El manejo tendencioso de su texto sagrado es una estrategia que pocos conocen y, por el contrario, da elementos a los críticos del Islam para ilustrar que esta religión lleva inmersa una violencia innata. Es de aclarar que el terrorismo contra Occidente no es el fin principal de la red: es el medio para alcanzar sus fines, dañar al enemigo lejano para avanzar en el contexto cercano. En sí, sus comunicados buscan presentar ante la comunidad internacional que el terrorismo es empleado para combatir un pasado colonial y neocolonial en el Medio Oriente.
Doctora en ciencias políticas y sociales, con orientación en comunicación. Actualmente se desempeña como profesora de asignatura en la fcpys.
Yihad se deriva de la raíz yahad, que significa esfuerzo o lucha. No forma parte de los cinco pilares de la fe islámica. Su significado ha cambiado y se le utiliza como sinónimo de guerra, aunque en realidad se trata del “esfuerzo realizado para apartar los obstáculos existentes entre la humanidad y Dios”. Por ello, la dimensión básica habla de una lucha contra los deseos carnales y es de carácter espiritual. No está claro cómo se llegó a la conclusión de una yihad continua, de carácter defensivo, en el sentido de quital o guerra, porque no es una obligación que deban cumplir todos los musulmanes, pues las fronteras deben ser protegidas por el ejército de un país. El concepto de guerra santa es completamente occidental. Bulaç, Ali, “La yihad”, en Ergün Çapan, Una perspectiva islámica. Terrorismo y ataques suicidas, La Fuente, Nueva Jersey, 2008, pp. 61-70. Debe señalarse que los islamismos radicales como Al-Qaeda buscan que la yihad sea considerada el sexto pilar de la religión islámica.
Loretta Napoleoni, Yihad, cómo se financia el terrorismo en la nueva economía, Ediciones Urano, Barcelona, 2003, p. 256.
The National Commission on Terrorist Attacks Upon the United States, “The Foundation of the New Terrorism”, Estados Unidos de América, 21 de Agosto, 2004. Recuperado en http://www.9-11commission.gov/report/
Max Abrahams, “Al-Qaeda’s Scorecard; a Progress Report on Al-Qaeda’s Objectives”, Studies in Conflict & Terrorism, Taylor & Francis Group, Nueva York, vol. 29, 2006, p. 516.
Peter Franssen, La nueva política de ee.uu. a partir del 11/s, Editorial Popular, España, 2002, p. 68.
Vincent Burns y Kate Dempsey Peterson, Terrorism: a Documentary and Reference Guide, Greenwood press, Estados Unidos, 2005, p. 95.
Los atentados fueron cometidos por islamistas presuntamente vinculados con la red Al-Qaeda, y decimos presuntamente porque los comunicados del 11-M y del 7-J fueron firmados por organizaciones cuya existencia no ha sido aún confirmada, como las Brigadas de Abu Hafs al Masri y la Organización Secreta de Al Qaeda en Europa. En el caso del 11-S, se reconoció la labor de los combatientes en un comunicado emitido en el marco del inicio de la invasión de los Estados Unidos a Afganistán el 7 de octubre de 2001.
Este artículo se deriva de la investigación doctoral que realicé en 2010 en el programa de posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (fcpys) de la unam, el cual incluyó la aplicación de varios modelos de análisis discursivo, cuyos resultados responden a distintas orientaciones y objetivos, y en esta ocasión se comparten los resultados del análisis temático y la aplicación del modelo de justificación moral de la violencia de Mohammed Hafez.
Eva Salgado, El discurso del poder, informes presidenciales en México (1917-1946), Porrúa-clesas, México, 2003, p. 43.
María Cristina Rosas, “La seguridad internacional y la lucha contra el terrorismo a cinco años del 11 de septiembre”, Comercio Exterior, vol. 56, núm. 9, 2006, p. 746.
Pamala Griset y Sue Mahan (comps.), Terrorism in Perspective, Sage Publications, California, 2003, p. xiii.
Loretta Napoleoni, Yihad, Cómo se financia el terrorismo en la nueva economía, Ediciones Urano, Barcelona, 2003, p. 21.
Norberto Bobbio, Nicola Matteucci, et al., Diccionario de política, Siglo xxi, México, 1991, pp. 1567-1568.
John Collins, “Terrorismo”, en John Collins y Ross Glover (eds.), Lenguaje colateral. Claves para justificar una guerra, Páginas de Espuma, Madrid, 2003, p. 239.
Miguel Rodrigo, Los medios de comunicación ante el terrorismo, Icaria Editorial, Barcelona, 1991, p. 83.
Mohammed Hafez, Why Muslims Rebel. Repression and Resistance in the Islamic World, Lynne Rienner Publishers, Colorado, 2003, pp. 155-195.
En el caso de los atentados de Estados Unidos, sólo exaltan las acciones terroristas de los mártires, pero no hay una adjudicación literal. Será en posteriores videos y comunicados cuando se asuma totalmente la responsabilidad.
“Ha llegado el momento para vengarnos del Gobierno británico cruzado y sionista por las matanzas que comete en Irak y Afganistán”, y “Los h éroes muyahidin (combatientes) han perpetrado un bendito ataque en Londres y ahora Gran Bretaña está en llamas por el temor y el susto en el norte, sur, este y oeste de la ciudad”.
“Nuestra nación islámica ha estado probando lo mismo durante más de 80 años de humillación y desgracia, sus hijos han sido asesinados y su sangre ha sido derramada, sus lugares santos profanados”.
En relación con la bomba atómica en Japón, acusaron que “Esto no es un crimen de guerra”. También, denunciaron “Un millón de niños inocentes asesinados en Irak”; “¿Es legítimo que ustedes maten a nuestros niños, mujeres, ancianos y jóvenes en Afganistán, Irak, Palestina y Cachemira, mientras que es pecado que nosotros los matemos a ustedes?”, etcétera.
“¿Quién te protegerá de nosotros, a Gran Bretaña, a Italia, a Japón y a otros?”; “Y advertimos al Gobierno de Dinamarca y al de Italia, y a todos los Gobiernos cruzados de que recibirán el mismo castigo [si no retiran sus tropas de Irak y Afganistán, así que ya os hemos avisado]”. “Les decimos: el Escuadrón del Humo de la Muerte los alcanzará en un sitio donde podrán ver muertos a miles, si Dios quiere, y esto es una advertencia”. “Nosotros, en las Brigadas de Abu Hafs al Masri, no nos entristecemos por la muerte de civiles”.
Respecto de América, le digo a ella y a su gente esto: Juro a Alá que América no vivirá en paz antes de que la paz reine en Palestina y antes de que todo el ejército de infieles abandone la tierra de Mohammad”.
“Yo digo que estos acontecimientos [al referirse al 11-S] han dividido al mundo entero en dos campos; el campo de los fieles [y el de los infieles]”; “Y cada día vemos a los tanques israelíes yendo a Jenin, Ramallah, Beit Jalla y otros lugares del Islam. Y no oímos a nadie levantar la voz”, “Y cuando esa gente [al referirse a los musulmanes responsables del 11-S] ha defendido a sus débiles hijos, a sus hermanos y hermanas de Palestina y otras naciones musulmanas, el mundo entero se ha encolerizado, los infieles seguidos de los hipócritas”. Ellos (ee.uu.) han estado diciendo falsedades al mundo al anunciar que luchan contra el terrorismo”.
“Es parte de un viejo ajuste de cuentas con el aliado de Estados Unidos en su guerra contra el Islam”, “¿Es legítimo que ustedes maten a nuestros niños, mujeres, ancianos y jóvenes en Afganistán, Irak, Palestina y Cachemira, mientras que es pecado que nosotros los matemos a ustedes?”.
La mayoría de los musulmanes usan fórmulas en árabe, incluso cuando hablan en otro idioma, para tener a Alá presente a cada paso. Bismillah, en el nombre de Alá, cuando se va a emprender una tarea; Inchallah, si Alá quiere, cuando se habla de acontecimientos que pueden pasar; Alhamdulliah, gracias a Alá, cuando algo se consigue o simplemente ocurre.
“En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso, cuando te castigan, tienes que castigar del mismo modo a quienes te castigaron”. “Mátalos allí donde los encuentres; expúlsalos como ellos te expulsaron; la sedición es más grave que el asesinato”. “A los que cometen agresiones contra ti, debes hacerles lo mismo”.
“Dios Todopoderoso dice que a aquellos que te agreden, debes agredirlos”, “gracias a Alá, América prueba ahora sólo una copia de lo que nosotros hemos probado”.
“Aviso a las naciones no se acerquen a las instalaciones civiles o militares de los cruzados americanos o sus aliados”; “ha conseguido penetrar en la profundidad de la cruzada europea”; “no se acerquen a las instalaciones civiles o militares de los cruzados americanos o sus aliados”.
El Al-Andalus es el nombre que los musulmanes dieron a la península Ibérica cuando estuvo gobernada por califas y emires (711-1492), cuya capital era la ciudad de Córdoba, España. Se identificaron frases como: “expúlsalos como ellos te expulsaron” [por referencia histórica tiene relación con el Al-Andalus]; “Dios Todopoderoso dice que a aquellos que te agreden, debes agredirlos [por referencia histórica tiene relación con el período del Al-Andalus]”.
Hacemos esta inferencia con base en la oración que dice: “Nuestra nación islámica ha estado probando lo mismo durante más de 80 años de humillación y desgracia, sus hijos han sido asesinados y su sangre ha sido derramada, sus lugares santos profanados”.
“Y cuando esa gente ha defendido a sus débiles hijos, a sus hermanos y hermanas de Palestina y otras naciones musulmanas, el mundo entero se ha encolerizado, los infieles seguidos de los hipócritas.”
“¿Es legítimo que ustedes maten a nuestros niños, mujeres, ancianos y jóvenes en Afganistán, Irak, Palestina y Cachemira, mientras que es pecado que nosotros los matemos a ustedes?.”
“Ha llegado el momento para vengarnos del Gobierno británico cruzado y sionista por las matanzas que comete en Irak y Afganistán.”
“Juro a Alá que América no vivirá en paz antes de que la paz reine en Palestina y antes de que todo el ejército de infieles abandone la tierra de Mohammad, que la paz sea con él.”
“América no vivirá en paz antes de que la paz reine en Palestina y antes de que todo el ejército de infieles abandone la tierra de Mohammad, que la paz sea con él”; “Quítennos las manos de encima, liberen a nuestros presos, salgan de nuestra tierra, y los dejaremos en paz”.
“Y decimos a los que matan a ulemas musulmanes suníes en Irak que levanten las manos o de lo contrario…”.
“Cada musulmán debe levantarse para defender su religión”, “Decimos a los musulmanes de todo el mundo que el golpe de los Vientos de la Muerte Negra ya está en su fase final”.
Cfrf. Thomas Gale Moore, “Cómo reducir el terrorismo: Regresemos a casa a las tropas estadounidenses”, El Instituto Independiente, 11 de junio, 2002. Recuperado el 10 de agosto de 2014 en http://www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=112. La historia ha corroborado esta denuncia. En el terreno extradiscursivo, ha sido evidente que los más beneficiados del ataque contra las Torres Gemelas y el Pentágono han sido los estadounidenses, pues con este pretexto invadieron Afganistán (2001) y después Irak (2003), lo que les permitió apropiarse de recursos energéticos estratégicos como el petróleo y el gas en Asia Central, aunado a que pudieron desplegar tropas en Uzbekistán, Tayikistán, Kyrgystán, Georgia, Filipinas y Colombia.
Max Abrahams, “Al-Qaeda’s Scorecard; a Progress Report on Al-Qaeda’s Objetives”, Studies in Conflict & Terrorism, Taylor & Francis Group, Nueva York, vol. 29, 2006, p. 514.
Señalan que el ataque fue una consecuencia de la profanación de los lugares santos por los infieles e incita a que los musulmanes defiendan su religión.
“Ha llegado el momento para vengarnos del Gobierno británico cruzado y sionista por las matanzas que comete en Irak y Afganistán.”
Cuestionan que la explosión de las bombas atómicas no se haya considerado un crimen de guerra. Se calcula que en Japón murieron 200 000 personas, y en el 11-S únicamente fallecieron 3 000.