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Vol. 2013. Núm. 15.
Páginas 12-29 (julio - diciembre 2013)
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Vol. 2013. Núm. 15.
Páginas 12-29 (julio - diciembre 2013)
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Percepción de inseguridad en México
Perception of Insecurity in Mexico
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Carmina Jasso López1
1 Maestra en Estudios Políticos y Sociales de la Facultad de Estudios Políticos y Sociales. Actualmente realiza estudios del Doctorado en Políticas Públicas en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, A. C. (cide)
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Tabla 1. Percepción de inseguridad en el espacio público y conocimiento de las acciones relativas a la construcción o mantenimiento de los parques y canchas deportivas
Resumen

El objetivo de este trabajo es analizar la percepción de inseguridad en México, los lugares que resultan más inseguros a los ciudadanos, la tendencia a futuro, y la relación existente entre la percepción y la política pública. Para cumplir con este objetivo, este artículo se divide en dos partes. En principio se hace una revisión teórica del concepto “percepción de inseguridad”, se esbozan las razones por las que se configura como un problema público, y se ahonda en la metodología para su estudio y medición. En la segunda parte se abordan los resultados de la ENVIPE 2012 para conocer la percepción de inseguridad de los mexicanos, y se contrapone el conocimiento de la política pública y la percepción de inseguridad para conocer si existe o no relación entre estas, es decir, si la política pública incide en la percepción de inseguridad.

El estudio concluye que la percepción de inseguridad es un problema público que vulnera la calidad de vida de las personas, y el caso de los mexicanos no es la excepción. En México, ha repercutido en que las personas dejen de realizar actividades cotidianas, lo que resulta en la limitación del esparcimiento social, inhibe la posibilidad de generar cohesión social y, en algunos casos, genera otros problemas públicos de mayor envergadura.

Palabras clave:
Percepción de inseguridad
victimización
encuestas de percepción
prevención del delito
Abstract

The objective of this paper is to analyze the perception of insecurity in Mexico, the places that are most insecure, the future trend, and the relationship between perception and public policy. To meet this objective this paper is divided into two parts. First, a theoretical review of the concept outlines the reasons that is configured as a public problem, and delves into the methodology for the study and measurement. The second part analyzes the ENVIPE results 2012 for the perception of insecurity of Mexicans, and contrasted the knowledge of public policy and the perception of insecurity to know if there is a relation between them. That is, if public policy affects the perception of insecurity.

The study concludes that the perception of insecurity is a public problem that undermines the quality of life of individuals, and the case of Mexicans is no exception. In Mexico, this has affected people stop doing everyday activities that affecting social recreational limit and inhibit the ability to generate social cohesion, and in some cases generates other larger public problems.

Keywords:
Perception of Insecurity
victimization
perception surveys
crime prevention
Texto completo

La percepción de inseguridad

La percepción de inseguridad es un fenómeno relativamente reciente que ha comenzado a estudiarse por diversas disciplinas de las ciencias sociales, en las que se han realizado investigaciones empíricas y se han elaborado hipótesis y teorías sobre sus causas y efectos.

De manera general, la percepción de inseguridad se define como “la perturbación angustiosa del ánimo que se deriva de la diferencia entre el riesgo percibido de ser víctima de un crimen y la victimización de hecho”,2 es decir, la percepción que una persona tiene de ser víctima de un delito, independientemente de la probabilidad de serlo.

Más específicamente, en la sociología del crimen, la percepción de inseguridad se define como “la respuesta emocional a la percepción de símbolos relacionados con el delito”,3 es decir, se configura a partir de las percepciones individuales o colectivas sobre el delito.

Kessler señala que la percepción de inseguridad es una emoción que requiere una base cognitiva y un juicio axiológico en el sentido de que se debe considerar que lo temido es algo peligroso o amenazante por ciertas razones. En este contexto, “la base cognitiva, aunque es socialmente compartida, no necesariamente es homogénea”4 y la temporalidad es central, a partir de que la emoción de miedo “no es fija, sino dinámica y resignifica hechos del pasado”.5 Se tiene miedo a algo que se considera una amenaza y nos hace sentir vulnerables ante el riesgo; sin embargo, no es una estructura socialmente homogénea, y se transforma de un individuo a otro.

La percepción de inseguridad también se define como un sentimiento. Al respecto, Stanko considera que “representa el sentimiento individual de peligro, por haber sido maltratados físicamente o por violencia criminal”,6 es decir, lo remite a una experiencia relacionada con el delito.

Sobre esta referencia a la experiencia con el delito o victimización, es relevante señalar que la percepción del delito no es exclusiva, ni se manifiesta únicamente en quienes han sido víctimas de éste. Muchas personas se sienten inseguras y refieren sentir temor de ser víctimas de deter-minados tipos de delitos a pesar de que nunca hayan sido víctimas y de que las probabilidades de que esto ocurra no sean significativas.

Respecto a la percepción de inseguridad que puede ser independiente de la victimización, Stanko señala que también está relacionada con un sentimiento que hace sentir vulnerables a los individuos. Afirma que se asocia con “la preocupación por estar fuera de la casa, probable-mente en una zona urbana, solo y potencialmente vulnerable a daños personales”,7 es decir, el simple hecho de estar fuera de casa, hace sentir a los individuos más vulnerables e incluso hay lugares en los que definitivamente las personas se sienten potencialmente vulnerables.

La noción de la percepción de inseguridad como una emoción o sentimiento, puede ser riesgosa en términos del análisis social, puesto que “la existencia de un sentimiento de inseguridad puede resultar peligrosa si se produce un efecto contagio a otros fenómenos sociales, como ocurre señaladamente en el caso de la inmigración”.8

La percepción de inseguridad también se ha asociado a factores culturales, jurídicos y políticos. Al respecto, Yarwood y Gardner señalan que “el crimen es una construcción cultural, que se define como penal y se desplaza histórica y políticamente”.9 En ese mismo sentido, la percepción de inseguridad también está ligada a una construcción cultural que se desplaza históricamente en el tiempo y el contexto. En esta misma lógica, Hollway y Jefferson coinciden en que la percepción de inseguridad es una construcción cultural y afirman que “es un rasgo genérico de las sociedades desarrolladas”,10 siendo que incluso el riesgo ha sido utilizado como herramienta analítica de las ciencias sociales.

Por su parte, Walklate contrapone el concepto de confianza para definir la percepción de inseguridad, y al respecto arguye que ésta se define como ausencia de mecanismos en las sociedades en las que no se confía en nadie más, lo que genera espacios para el miedo. Afirma que “la cuestión de confianza es de mayor valor para poner de relieve quién sí y quién no tiene miedo al delito”.11 Sin embargo, no podemos decir que la percepción de inseguridad sea únicamente desconfianza, pues este fenómeno es multifactorial.

En esta concepción de la percepción de inseguridad como desconfianza, tendríamos que contextualizar y preguntarnos qué es lo que genera estos mecanismos en las sociedades en las que cada vez es más difícil confiar. Si justamente la gente no confía en los otros porque se siente inseguro, o si se siente inseguro a partir de la ausencia de mecanismos de confianza, como argumenta Walklate.

La percepción de inseguridad puede concebirse como tal —una percepción—, en cuanto a que la persona se sitúa frente a las circunstancias y emite un juicio sobre las posibilidades de ser víctima de un delito, basado en sus conocimientos y sus actividades cotidianas, así como en lo que refieren los medios de comunicación, o lo que se discute en las conversaciones con otros interlocutores.

También puede considerarse como una estructura insertada en las personas. Inácio explica que “las personas que se sienten más vulnerables (…) tienden a desarrollar una arquitectura del miedo que alienta a algunas personas a retirarse tras puertas cerradas y reduciendo así sus lazos sociales”.12 Ésta arquitectura del miedo se asienta en las personas y vulnera sus emociones alterando su vida cotidiana.

Como se observa, hay diversas aristas a través de las cuales se ha estudiado la percepción de inseguridad y han generado sus propios conceptos y categorías para su análisis. Sin embargo, es prudente mencionar que este fenómeno, más allá del debate académico, se concibe como un problema público.

La percepción de inseguridad como un problema público

Existe un consenso generalizado —como se revisa en este apartado— acerca de que la percepción de inseguridad se configura como un problema público13 en cuanto a que afecta a las personas de diversas maneras.

Skogan explica que la percepción de inseguridad impacta en la sociedad y que independientemente de su fuente, “puede estimular y acelerar la decadencia de los barrios y hacer que los individuos se retiren física y psicológicamente de la vida comunitaria. Esto debilita los procesos informales de control social que inhibe la delincuencia y el desorden y se produce una disminución de la vida organizativa y la capacidad de movilización de un barrio. También puede contribuir al deterioro de las condiciones de producción local”.14

Cuando una persona o un grupo de personas se sienten inseguros se repliegan en sus casas o trabajos. Se disminuye significativamente la posibilidad de convivencia ciudadana y de generar cohesión social, asimismo limita la vigilancia informal de las personas que circulan en las calles, y esto a su vez genera oportunidad para quienes delinquen, es decir, la percepción de inseguridad puede generar otros problemas, por lo que debe abordarse como un problema público.

Espacialmente, la percepción de inseguridad repercute en el diseño de las ciudades. Curbert refiere que:

“…la sensación de inseguridad ha venido a modificar la disposición espacial de muchas ciudades como, por ejemplo, la total separación geográfica y social de los ricos y los pobres en América Latina, la construcción de guetos como las “villas cerradas” de Manila o las zonas de tugurios en África. Estas divisiones exacerban las desigualdades, estigmatizan algunos barrios pobres y ponen a las zonas de tugurios y de asentamientos no oficiales en un virtual estado de guerra”.15

Las personas con niveles socioeconómicos altos, tendrán la oportunidad de mudarse a un lugar que consideren más seguro, mientras que los más pobres permanecerán en los mismos sitios. Esta diferenciación espacial trazará una nueva geografía que tendrá que ser incluida en el diseño de política pública.

Garland señala que desde la década de los años setenta del siglo XX, la percepción de inseguridad ha tenido mayor relevancia, y que incluso ha cambiado su apreciación, pues dejó de verse como una ansiedad situacional y focalizada que afectaba a los individuos y vecindarios en peores condiciones, y pasó a “ser un problema social fundamental y una característica de la cultura contemporánea”.16 En este sentido, se considera un problema que afecta a la comunidad en su conjunto y no sólo a algunos sectores de la población.

En síntesis, la percepción de inseguridad es un problema público que puede generar otros problemas como la gentrificación, la ausencia de cohesión social, etc., por lo tanto es necesario que se analice y se formulen las enmiendas necesarias.

¿Cómo se analiza la percepción de inseguridad?

De manera recurrente se argumenta que la percepción de inseguridad “es un concepto que se ha teorizado inadecuadamente”.17 Como hemos revisado, existen diferentes definiciones del fenómeno que desde diferentes lentes conceptuales y metodológicos lo refieren como una emoción, un sentimiento, una estructura cultural, una manifestación política, etcétera.

En este sentido, es relevante “distinguir entre lo que se puede denominar preocupación o miedo abstracto y lo que es propiamente miedo concreto o miedo a la victimización”.18 Lo primero (preocupación por el delito) tiene que ver con la percepción de la ciudadanía acerca de la seriedad del problema de la incidencia delictiva. Lo segundo (miedo a la victimización) es la percepción de cada ciudadano de la probabilidad de ser él mismo víctima de un delito.

En esta diferenciación conceptual también coincide Curbert, quien refiere que “el sentimiento de inseguridad a causa de la delincuencia incluye dos dimensiones: a) por una parte, los encuestados manifiestan estar preocupados por un problema social; b) por la otra, se sienten amenazados, ya sea personalmente o bien a través de personas próximas, y tienen miedo”.19

La percepción de inseguridad se configura como un cálculo general de la situación prevaleciente de inseguridad, mientras que el miedo al delito es un cálculo más específico sobre el riesgo de ser víctima de un delito. Es un cálculo que hacen las personas a partir de la información disponible, ya sea desde los medios de comunicación, las conversaciones con sus vecinos, o lo que percibe en su entorno cotidiano.

Pensar la percepción de inseguridad como un cálculo, representa otro debate desde el enfoque de la elección racional. Se encuentra que es muy complicado que los individuos evalúen los riesgos a ser víctimas del delito por diversas razones, por una parte la estadística de la incidencia delictiva no es una herramienta común entre los integrantes de una sociedad, y por la otra, el definir el riesgo a partir de las variables individuales es una valoración subjetiva.

No obstante este debate en torno a definir la percepción de la inseguridad, una de las aproximaciones más comunes para medir el fenómeno es a partir del análisis de encuestas, cuyos resultados han llegado a tener un impacto a nivel político y académico. Sin embargo, “la validez sigue siendo cuestionada”.20 Por una parte se cuestionan las preguntas a través de las cuales se mide el fenómeno, y en este sentido es probable que lo que refieren los entrevistados en las encuestas diste de este concepto.

De manera recurrente, una de las preguntas que ha sido utilizada para medir la percepción de inseguridad se redacta de la siguiente manera “¿Qué tan seguro o inseguro se siente?” Es muy probable que una persona advierta su entorno como muy seguro, pero se sienta vulnerable frente a determinado tipo de delito, o por el contrario, puede ocurrir que una persona viva en una colonia que ha sido denominada como una de las más peligrosas en la ciudad, que incluso reconozca las dificultades que lo rodean pero, sin embargo, no tenga temor a ser víctima de un delito y/o se sienta segura.

En este sentido, es conveniente señalar que Miethe afirma que los resultados de las encuestas son poco intuitivos y esto se explica porque “el miedo a la delincuencia es una función multiplicativa de la percepción del riesgo y la percepción de la gravedad de una infracción”,21 es decir, se valora la posibilidad e impacto de ser víctima de un delito.

Las encuestas como método para medir la percepción de inseguridad, “son incapaces de capturar el verdadero nivel psicológico, el malestar físico, la ansiedad y el trauma emocional de la gente. El miedo no es fácilmente cuantificable”.22 Las encuestas son una especie de fotografía del presente en el que los individuos hacen una valoración inmediata en la que no se refleja el impacto de que una persona se sienta insegura o vulnerable ante cierto tipo de delito.

En este sentido, es pertinente señalar que existen estudios que han utilizado metodologías cualitativas para analizar la percepción de inseguridad. Al respecto destacan las entrevistas semiestructuradas que aplica Kessler23 para construir los “relatos de inseguridad”, la medición del miedo con el uso de imágenes urbanas que aplicaron Sillano, Greene y Ortuzar,24 la metodología de recuerdo de situaciones emocionales de Fernández Ramírez,25 entre otras.

Sin embargo, no obstante la relativa debilidad de las encuestas para medir la percepción de la inseguridad, es una de las metodologías más comunes y ha sido aplicada en diversos estudios para encontrar evidencia empírica.

A través de las encuestas de victimización —cuyo objetivo general era conocer la cifra negra del delito— podemos conocer la percepción de inseguridad, en las que incluso “la ansiedad generada fue desmentida por las investigaciones, que no corroboraron el incremento de la criminalidad, pero sí del miedo”.26

Es decir, hay una percepción de inseguridad que se configura como un problema público que afecta a las personas, y que es cuantificable en las encuestas de percepción de inseguridad.

¿Cómo se analiza la percepción de inseguridad en México?

En México, como en otras partes del mundo, se utilizan las encuestas de victimización como la principal herramienta para medir y conocer la percepción de inseguridad.27

Es muy probable que desde la iniciativa privada o gubernamental existan algunas encuestas de victimización y percepción de la inseguridad que se hayan aplicado previamente. Sin embargo, los resultados no son públicos. En este sentido, el primer esfuerzo que permitió conocer la percepción de inseguridad de los mexicanos fue realizado por la sociedad civil, específicamente por el Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad (icesi) que desde el 2002 realizó las Encuestas Sobre Inseguridad (ensi).28

Las ENSI tenían como objetivo “aportar información que contribuya a mejorar los niveles de seguridad ciudadana en la República mexicana” y para ello presentaban información que “permite estimar las características de la prevalencia y la incidencia delictivas, los porcentajes de delitos no denunciados y no registrados (cifra negra), la magnitud y características de la victimización, la percepción de los ciudadanos sobre la inseguridad y sobre la actuación de sus autoridades”.29

Posteriormente, a partir de 2011, las encuestas de victimización y percepción se realizaron por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), con el nombre de Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (envipe) y los objetivos son muy similares a los definidos por el ICESI.

Metodología

Se analizan los tabulados básicos de “Percepción de Inseguridad” de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2012 (envipe),30 cuyo levantamiento se llevó a cabo del 5 de marzo al 30 de abril de 2012.

En principio se realiza un análisis estadístico descriptivo para conocer la percepción de inseguridad de los mexicanos, los lugares que les resultan más inseguros, la tendencia a futuro, etc. Posteriormente, se presenta el análisis de la relación existente entre la percepción de inseguridad y la política pública, se realiza un análisis estadístico-descriptivo, y se grafican espacialmente los resultados en la demarcación territorial de la República mexicana, y finalmente, se presenta la correlación encontrada entre estas dos variables, con el objetivo de conocer si la política pública ha tenido algún impacto o no en la percepción de inseguridad de los mexicanos.

En ambas partes se enfatiza en los resultados a nivel estatal para comparar una entidad con otra y así conocer las diferencias existentes a nivel nacional.

Percepción de inseguridad en México

Analizando estos resultados para cada una de las entidades federativas, encontramos que 23 de los 32 estados (71.8%) coinciden en que el tema que más les preocupa a nivel local es la inseguridad, en concordancia con la percepción nacional. En Chiapas y Oaxaca el tema que más les preocupa es la pobreza, y en Hidalgo, Michoacán, Querétaro, Tabasco, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas, el desempleo.

En cuanto a la percepción de inseguridad se encuentra que a nivel nacional, sólo tres de cada 10 mexicanos se sienten seguros en la entidad en la que actualmente residen, mientras que más de seis de cada 10 refieren sentirse inseguros.

Sin embargo, esta percepción se agrava en entidades como Nuevo León, Estado de México, Tamaulipas, Chihuahua, Durango, Morelos y Zacatecas, donde ocho de cada 10 se sienten inseguros en su entidad. Por el contrario, Querétaro, Baja California Sur y Yucatán, son las entidades donde un menor porcentaje de personas se sienten inseguras con 24.5 y 19.2% respectivamente.

En la primera parte de este trabajo se argumentó que el miedo al delito es contextual y puede variar de un lugar a otro. En este sentido, los resultados de la ENVIPE muestran que las personas se perciben muy vulnerables en algunos lugares y poco vulnerables en otros. El lugar en el que las personas se sienten más inseguras a nivel nacional es el cajero automático situado en la vía pública (probablemente la percepción cambie si el cajero está situado en otro lugar, por ejemplo un centro comercial), seguido del banco y el transporte público.

Por el contrario, los lugares en los que las personas refieren sentirse inseguras en un menor porcentaje son la escuela, el trabajo y la casa. Esta fórmula escuela-trabajo-casa se repite en el 29 de las 32 entidades federativas, en donde no se incluye Colima, Guanajuato y Oaxaca, en donde refieren que los lugares en los que se sienten inseguros en un menor porcentaje, son la casa, el trabajo y el automóvil.

Hemos referido que la percepción de inseguridad es un problema público y que como tal vulnera la calidad de vida de las personas. En el caso de los mexicanos, la envipe refleja que las personas han dejado de hacer algunas actividades de su vida cotidiana por temor a ser víctimas de un delito.

La actividad que un mayor porcentaje ha dejado de hacer es usar joyas. Sin embargo, también hay otras actividades que están relacionadas con el encierro de las personas, por ejemplo no permitir que los menores salgan, o salir de noche. Asimismo, se registran otras actividades que inhiben el esparcimiento de las personas, como ir al teatro, salir a comer o cenar, e ir al estadio.

Incluso algunas personas (6.1%) han dejado de ir a la escuela por temor a ser víctimas del delito, lo que refleja que la percepción de inseguridad puede ser capaz de generar otros problemas como la deserción escolar.

Finalmente, es importante referir la percepción que las personas tienen a futuro sobre la seguridad, y al respecto se advierte que, a nivel nacional, ésta no es muy positiva, siendo que el 44.9% considera que seguirá igual, el 25.1% que empeorará y tan sólo el 25.9% considera que mejorará.

Analizando la tendencia que se percibe a nivel local en las entidades federativas, se encuentra que Nayarit, Veracruz y Yucatán son los estados “más optimistas” siendo que, en promedio, cuatro de cada 10 personas consideran que la situación mejorará. Por el contrario, en el grupo de las entidades “más pesimistas” encontramos a Sinaloa, Colima, Estado de México y Morelos, en donde tres de cada 10 consideran que la situación empeorará.

Política pública y percepción de inseguridad

Desde el sexenio 2006-2012 se han implementado políticas públicas de prevención del delito con el objetivo de disminuir la incidencia delictiva y la percepción de inseguridad. En este apartado se analiza el conocimiento del Programa de Rescate de Espacios Públicos y el impacto en la percepción de inseguridad a través de la información recabada por la envipe.

La encuesta incluyó la siguiente pregunta: “¿Dígame si se siente seguro o inseguro en el parque o centro recreativo?” Los resultados muestran que, a nivel nacional, el 50.2% de las personas declaró sentirse insegura en estos lugares. Desglosando la información por entidad federativa se tiene que hay brechas de percepción de inseguridad entre las diferentes entidades, siendo que en Nuevo León y Tabasco un mayor porcentaje de personas se siente inseguras en el espacio público, con 71.7 y 67.1% respectivamente, mientras que en Baja California y Yucatán alcanzan apenas el 19.5 y el 18.2% respectivamente, y no es posible encontrar una regionalización en el territorio nacional.

Sobre la intervención de los parques y centros recreativos, la envipe también incluyó un reactivo que se refiere al nivel de conocimiento que la sociedad tiene respecto de las acciones realizadas para mejorar la seguridad pública en su localidad. A nivel nacional destaca que los patrullajes y vigilancia ciudadana encabezan el listado de conocimiento, siendo que el 44.9% de las personas refirió tener conocimiento al respecto, y el 43.8% identifica que en su localidad se ha construido o dado mantenimiento a los parques y canchas deportivas.

A nivel nacional, el conocimiento de la intervención de los espacios públicos oscila entre el 69.1% en Sonora y el 24% en Oaxaca. Destaca que no es posible encontrar una regionalización que nos permita identificar si en alguna zona del país prevalecen condiciones de conocimiento de la política pública.

Estos resultados, registrados por la envipe, denotan que la percepción de inseguridad en el espacio público continúa situándose entre los más elevados y, por otra parte, que un amplio porcentaje de la población no conoce de algún caso en el que se haya intervenido un espacio público. En promedio, a nivel nacional, tan sólo el 43.8% conoce de la intervención, mientras que el 46% refiere sentirse inseguro en los parques o centros recreativos, lo cual es un porcentaje muy alto, pues casi la mitad se siente vulnerable en un espacio que debería generar seguridad a sus visitantes.

Tabla 1.

Percepción de inseguridad en el espacio público y conocimiento de las acciones relativas a la construcción o mantenimiento de los parques y canchas deportivas

Entidad  Conocimiento de la intervención  Percepción de inseguridad  Entidad  Conocimiento de la intervención  Percepción de inseguridad 
Nacional  43.8  46.0       
Aguascalientes  52.3  23.0  Morelos  37.8  61.0 
Baja California  44.5  31.9  Nayarit  42.0  43.8 
BCS  54.2  19.5  Nuevo León  63.1  71.7 
Campeche  49.6  29.6  Oaxaca  24.0  44.8 
Coahuila  64.0  59.6  Puebla  39.0  44.9 
Colima  52.3  45.8  Querétaro  51.9  23.0 
Chiapas  38.8  42.7  Quintana Roo  56.1  42.2 
Chihuahua  52.9  66.5  San Luis Potosí  28.6  37.5 
Distrito Federal  43.0  54.7  Sinaloa  48.2  53.1 
Durango  49.9  55.6  Sonora  69.1  33.6 
Guanajuato  41.3  36.3  Tabasco  29.5  67.1 
Guerrero  37.4  60.0  Tamaulipas  50.4  66.9 
Hidalgo  32.8  41.9  Tlaxcala  42.5  36.1 
Jalisco  48.5  40.3  Veracruz  41.5  52.7 
Edo. de México  41.7  64.8  Yucatán  44.9  18.2 
Michoacán  32.2  49.8  Zacatecas  29.2  53.6 
Fuente: Tabla de elaboración propia con información de la ENVIPE-INEGI 2012.

Cuando se analiza la correlación entre el nivel de conocimiento de las personas respecto a la intervención de parques en su comunidad, con la percepción de inseguridad justamente en los parques, se encuentra que hay una correlación muy débil (r cuadrada=0.0079).31 Lo que significa que, a pesar de conocer sobre el programa de intervención, no incidió en su percepción de inseguridad.

Incluso es posible encontrar casos en los que a pesar de que las personas tienen un alto conocimiento de la política pública de intervención de espacios públicos, la percepción de inseguridad es muy alta, como el caso de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Chihuahua.

Conclusiones

La percepción de inseguridad es un problema público que vulnera la calidad de vida de las personas, y el caso de los mexicanos no es la excepción. En México, más de la mitad (66.1%) de las personas se sienten inseguras en la entidad en la que habitan, y esto ha repercutido en que las personas dejen de realizar actividades cotidianas que inciden en limitar el esparcimiento social, e inhiben la posibilidad de generar cohesión social, y en algunos casos genera otros problemas públicos de mayor envergadura.

Las encuestas de victimización y percepción de inseguridad deben consolidarse como una herramienta de análisis fundamental para el diseño e implementación de política pública de prevención del delito que incida, tanto en la disminución de la incidencia delictiva, como en la percepción de inseguridad.

En los resultados de la envipe, hemos encontrado que la percepción de inseguridad se agudiza en algunos lugares, es decir, es contextual. A partir de esto es posible diseñar políticas públicas que incidan específicamente en los lugares en los que las personas declaran sentirse más inseguras y, paralelamente, ir midiendo el impacto con las mismas encuestas. De manera tal que en algún momento se encuentre que la política pública incide en la percepción de inseguridad.

A partir de la medición y conocimiento de la percepción de inseguridad se podrán tomar decisiones informadas para el diseño de políticas públicas que logren revertir este problema público que aflige a los mexicanos.

Bibliografía

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Ibid., p. 49.

Ídem.

Elizabeth Stanko, “Women, Crime and Fear”, en Annals of the American of Political and Social Science, vol. 539, Reactions to Crime and Violence, 1995, p. 47.

Ibid., p. 48.

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Sandra Walklate, “Crime and Community: Fear or Trust?”, en The British Journal of Sociology, vol. 49, 1998, p. 550.

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Wesley Skogan, “Fear of Crime and Neighborhood Change, en Crime and Justice, vol. 8, Communities and Crime, 1986, p. 203.

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David Garland, La cultura del control. Crimen y orden social en la sociedad contemporánea, Editorial Gedisa, Barcelona, 2005, p. 45.

Wendy Hollway y Tony Jefferson, op. cit., p. 255.

Ortiz de Urbina, Pareja, Ponce Solé y Sibina, op. cit., p. 22.

Curbert, op. cit., p. 139.

Walklate, op. cit., p. 551.

Terance D. Miethe, “Fear and Withdrawal from Urban Life”, en Annals of the American of Political and Social Science, vol. 539, Reactions to Crime and Violence, 1995, p. 18.

Ibid, p. 18.

Kessler, op. cit.

Mauricio Sillano, Margarita Greene, y Juan de Dios Ortúzar, “Cuantificando la percepción de inseguridad ciudadana en barrios de escasos recursos”, eure, Santiago de Chile, vol. 32, núm. 97, Santiago, Chile, diciembre de 2006.

Baltasar Fernández Ramírez, Lugares peligrosos, psicología ambiental y miedo al delito, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, 2005.

Kessler, op. cit., p. 31.

Es importante mencionar que también se han desarrollado otras metodologías de orden cualitativo para analizar esta percepción, como “la técnica del uso del color para medir percepción de inseguridad en el espacio urbano” de José Luis Cisneros. “El color del miedo bajo el desorden del paisaje urbano en la Ciudad de México y la zona metropolitana”, en Criminalidad, vol. 53, núm. 1, enero-junio 2011, Colombia, pp. 275-292.

Las primeras ensi del icesi “no tuvieron un muestreo estrictamente probabilístico y tienen diferencias metodológicas con las siguientes encuestas. Para evitar comparaciones inadecuadas por parte de usuarios, el Consejo Técnico determinó que no se difundan tales bases” (icesi). Las encuestas 3 y 4 sólo fueron aplicadas en ciudades y por lo tanto tampoco son comparables con las encuestas nacionales. La ensi-5 contó con una muestra de 44 977 cuestionarios, representativa de los hogares particulares y sus integrantes de 18 años o más residentes en la República mexicana, y recabó información del año 2007. La ensi-6 tuvo un tamaño de muestra de 71 730 viviendas con representatividad urbana y rural de las 32 entidades federativas y 16 zonas urbanas, con periodo de referencia 2008. La ensi-7 se aplicó en 73 324 viviendas de las 32 entidades federativas de la República mexicana y 17 áreas urbanas (se agregó la ciudad de Morelia), con información referente al año 2009.

ICESI, Marco Conceptual ensi-6, Cuadernos del icesi. Encuestas Nacionales sobre Inseguridad, México, 2010.

Cabe mencionar que esta es la segunda edición de la envipe realizada por el Subsistema Nacional de Información de Gobierno, Seguridad Pública e Impartición de Justicia (snigspij), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi).

Se llama correlación al grado de dependencia mutua entre dos variables. En este caso, se hace una regresión simple entre dos variables (percepción de inseguridad en los parques, y el conocimiento de las acciones relativas a la construcción o mantenimiento de los parques). La r cuadrada es un coeficiente de determinación y representa el porcentaje de variabilidad de la variable dependiente que es explicada por la regresión. La correlación se expresa de 1 a -1, si r cuadrada=1 existe correlación perfecta positiva y si r cuadrada=-1 existe correlación perfecta negativa. Si r cuadrada=0 la correlación es nula y las variables no están asociadas, siendo imposible encontrar una relación funcional entre ellas. Ver Felicidad Marques, Economía y la empresa a través de Excel, Grupo rc, España, 2009.

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