Most of the approaches to the eating disorder considered to have a policausal etiology in which interacting predisposing factors, triggers and maintainers. Among the predisposing factors it noted that dissatisfaction with body image is very important, detecting their presence mostly in women from puberty and specifically in adolescence. Recent studies showed the influence that the aesthetic body model spread by the mass media has on dissatisfaction with body image. This pattern produces dissatisfaction with one's body and increases the levels of dissatisfaction. In the present research we have studied the connection between the two variables in 314 students at high school from Buenos Aires, Argentina. It was confirmed that there is a correlation between the variables, detecting that a higher level of influence of the beautiful pattern increases the dissatisfaction with body image. These results allow to hypothesize that both variables act as predisposing factors and provide evidence to theories that consider the eating disorder as culture-bound syndromes.
La mayor parte de los enfoques acerca de los trastornos de la conducta alimentaria considera que tienen una etiología policausal en la que interactúan factores predisponentes, desencadenantes y mantenedores. Entre los factores predisponentes se señala la insatisfacción con la imagen corporal como uno de los principales, detectándose su presencia mayormente en mujeres a partir de la pubertad y específicamente en la adolescencia. Estudios recientes comprobaron la influencia que el modelo estético corporal difundido por los medios masivos de comunicación tiene en la insatisfacción con la imagen corporal, acentuando la disconformidad con el propio cuerpo e incrementando los niveles de insatisfacción. En la presente investigación se ha estudiado la relación entre ambas variables en 314 alumnos del ciclo superior de la escuela secundaria básica de Buenos Aires (Argentina). Se pudo confirmar que existe correlación entre las variables, y se detectó que, a mayor nivel de influencia del patrón de belleza, mayor es el nivel de insatisfacción con la propia imagen. Estos resultados permiten hipotetizar que ambas variables funcionan como factores predisponentes y aportan evidencia a las teorías que consideran a los trastornos de la conducta alimentaria como síndromes ligados a la cultura.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se caracterizan por la presencia de alteraciones en la conducta de ingesta de alimento que se presenta junto a un gran temor a engordar, una preocupación excesiva por la comida y por la imagen corporal (Soldado, 2006). En la actualidad, estos trastornos están aumentando su prevalencia, convirtiéndose en un comprometido problema de salud pública por las graves consecuencias clínicas que traen aparejadas para los sujetos que los padecen. La Asociación Psiquiátrica Americana (2000) indica que en países desarrollados o en vías de desarrollo la tasa de prevalencia de anorexia nerviosa en mujeres jóvenes y adolescentes oscila entre 0.5 y 1%, mientras que los casos de bulimia nerviosa alcanzarían un valor entre 1 y 3%. A diferencia de este fenómeno, la presencia de este trastorno en población masculina de la misma edad es significativamente menor. Diversas investigaciones realizadas en España, Argentina y Latinoamérica (Baile, Raich y Garrido, 2003; López Atencio et al., 2008; Murawski, Elizathe y Rutsztein, 2009; Rivarola y Penna, 2006; Rodríguez y Cruz, 2008; Rutsztein et al., 2008) coinciden en señalar una tendencia al aumento en el número de casos en que se advierte dicho trastorno, especialmente en mujeres adolescentes y jóvenes; también señalan que se está incrementando significativamente el porcentaje de varones afectados por estos trastornos.
La literatura científica sobre los TCA coincide en señalar su etiología policausal en la que interactúan tanto factores predisponentes como desencadenantes y mantenedores. Al mismo tiempo, identifica la insatisfacción con la imagen corporal como uno de los principales factores predisponentes y detecta que esta se presenta mayormente en mujeres jóvenes a partir de la pubertad y la adolescencia (Baile et al., 2003; Rivarola, 2003). La insatisfacción con la imagen corporal se vincula fundamentalmente con alteraciones cognitivas y afectivas acerca del propio cuerpo que llevan a tener una concepción negativa del mismo. Es esta concepción negativa la que predispone al desarrollo de dicho trastorno. En el mismo sentido, estudios recientes (Murawski et al., 2009; Trujano et al., 2010; Vázquez, López, Alvarez y Mancilla-Díaz, 2006) comprobaron que el modelo estético corporal prevalente que se difunde a partir de los medios masivos de comunicación, particularmente a través de imágenes publicitarias, tiene un alto impacto sobre la insatisfacción corporal. Al hablar de modelo estético corporal prevalente se hace referencia a aquel estereotipo de cuerpo ideal construido social y mediáticamente que es usado por las publicidades como canon de «cuerpo bello» o «cuerpo que se debe aspirar tener». Este modelo, que se impone como el único válido, acentúa la disconformidad con el propio cuerpo e incrementa los niveles de insatisfacción con la imagen corporal. Una alta insatisfacción predispone a realizar conductas inapropiadas en el intento de adecuar la imagen propia al modelo estético corporal prevalente, lo que en muchos casos deriva o puede derivar en el desarrollo de un TCA (Leiderman y Triskier, 2004).
Estudios realizados en población general confirman la presencia de diferencias significativas entre hombres y mujeres en cuanto a sus hábitos alimentarios y el grado de satisfacción con su imagen corporal. Son claramente las mujeres adolescentes y jóvenes las que presentan mayor búsqueda de delgadez y mayores niveles de insatisfacción con su imagen (Herrero y Viña, 2005; Lameiras, Calado, Rodríguez y Fernández, 2003). Teniendo en cuenta el constante aumento de casos de TCA entre adolescentes, que este grupo etario ha sido identificado como el más vulnerable y habiéndose hallado no solo la insatisfacción corporal sino también la influencia del modelo estético corporal prevalente como un factor asociado con esta enfermedad, resulta interesante investigar la relación entre ambas variables en adolescentes escolarizados de la provincia de Buenos Aires (Argentina). Estudios en este sentido son necesarios ya que se debe tener en cuenta que, a pesar de estar la insatisfacción con la imagen corporal influida por el impacto persuasivo del modelo estético corporal prevalente, es susceptible de orientación y educación (Baile, Guillén y Garrido, 2002).
La presente investigación tiene por objetivo describir en población adolescente escolarizada las variables influencia del modelo estético corporal prevalente e insatisfacción con la imagen corporal corporal, e identificar si existe relación entre ambas. También apunta a distinguir diferencias en la relación según el sexo de los estudiantes. La hipótesis principal de trabajo es que la insatisfacción con la imagen corporal se relaciona con la influencia del modelo estético corporal prevalente, de modo que, a mayor influencia de este, mayor nivel de insatisfacción con la propia imagen, profundizándose esta relación entre mujeres.
MétodoLa investigación realizada es cuantitativa y transversal, con un abordaje de tipo descriptivo y correlacional del problema.
MuestraLa selección de la muestra ha sido de forma no probabilística intencional. La población está constituida por estudiantes de entre 15 y 19 años, con una edad media de 16.35 años (DE=0.95), pertenecientes al ciclo superior de escuela secundaria básica (4.°, 5.° y 6.° años) del partido de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires (Argentina). Participaron de la muestra un total de 314 alumnos, de los cuales 144 son varones y 170 mujeres. En relación con la administración del colegio, 168 alumnos asisten a uno público y 146 a uno privado; respecto al año de cursada, 93 pertenecen a 4.° año, 110 a 5.° y 111 a 6.°.
InstrumentosLos datos para la presente investigación fueron obtenidos a través de un cuestionario autoadministrado en el que se agruparon diversos instrumentos. En primer término, un cuestionario que indaga los aspectos sociodemográficos de la población junto con hábitos de práctica de actividad física o deporte de forma extracurricular, la frecuencia y el motivo por el cual lo hace.
Para la evaluación de la influencia del modelo estético corporal prevalente se utilizó el Cuestionario de Influencias del Modelo Estético Corporal (CIMEC) creado por Toro, Salamero y Martínez (1994) y adaptado para población mexicana por Vázquez, Álvarez y Mancilla (2000). El cuestionario consta de 35 preguntas que evalúan la ansiedad por la imagen corporal, la influencia de los modelos estéticos y de las situaciones sociales. La adaptación a población mexicana utilizada en la presente investigación ha tenido como resultado un coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach de 0.94, dando cuenta de una alta consistencia interna. Presenta 4 factores: influencia de la publicidad, malestar por la imagen corporal y conductas para reducir el peso, influencia de modelos estéticos corporales e influencia de las relaciones sociales. En la presente investigación hemos obtenido para el instrumento un coeficiente de confiabilidad de 0.94 en alfa de Cronbach.
Para la evaluación de la insatisfacción por la imagen corporal se utilizó el Cuestionario de Imagen Corporal (BSQ), adaptado para población española por Raich et al. (1996), originalmente diseñado por Cooper, Taylor, Cooper y Fairburn (1987) con el objetivo de explorar la autopercepción de la propia imagen corporal e identificar insatisfacción respecto a ella. El cuestionario consta de 34 ítems referidos a la imagen corporal autopercibida, con una escala de tipo Likert de 6 puntos con un rango de entre 34 y 204 puntos. A partir del puntaje total se han establecido 4 categorías o niveles de preocupación acerca de la imagen corporal que funcionan como niveles de insatisfacción: no hay insatisfacción (puntuación<81); leve insatisfacción (81 a 110); moderada (111 a 140) y extrema insatisfacción (>140). La versión original encuentra que a partir de un puntaje mayor o igual a 105 se puede establecer un punto de corte para discriminar entre población normal y de riesgo de padecer un TCA. En la adaptación española del instrumento (Raich et al., 1996) el índice de consistencia interna obtenido mediante el coeficiente alfa de Cronbach fue de 0.97. En la presente investigación se mantuvo ese nivel de confiabilidad (α=0.96).
ProcedimientoLa recolección de datos se llevó a cabo por medio de cuestionarios autoadministrables. Para garantizar los aspectos éticos de la investigación y por tratarse en su mayoría de participantes menores de edad, tanto a los participantes como a sus padres, a las instituciones educativas y docentes, se les informó sobre los alcances de la investigación y, específicamente, del cuestionario, aclarando su carácter confidencial, anónimo y voluntario. En el caso de los padres se pidió la firma de un consentimiento informado. La administración del cuestionario se hizo de forma grupal, siempre bajo la presencia y supervisión del docente encargado del curso. Inicialmente se realizó una prueba piloto en un curso para verificar tiempos de respuesta y el desempeño del instrumento. Con dichos resultados se ajustó algunos aspectos del cuestionario como frases, que por sus giros idiomáticos de tipo mexicano o español no eran comprendidas. Salvo algunos casos que fueron dejados de lado, luego de los ajustes, la mayoría completó el cuestionario sin mayores dificultades, demorando no más de una hora para hacerlo.
Análisis estadísticoLos datos recabados fueron volcados y analizados estadísticamente con el software SPSS, versión 19. Para verificar la confiabilidad de los cuestionarios empleados se empleó el coeficiente alfa de Cronbach. Luego de analizar la distribución de las variables y obtener que no presentaban una distribución normal, para el estudio de las diferencias de medias del CIMEC y del BSQ según la variable sexo se empleó el estadístico para muestras no paramétricas U de Mann-Whitney. Respecto a los niveles de insatisfacción agrupados por sexo (categorías BSQ), se ha verificado la existencia de relación entre variables a partir del estadístico chi cuadrado. Para la correlación de las variables influencia del modelo estético corporal prevalente e insatisfacción con la imagen corporal, se utilizó el estadístico no paramétrico rho de Spearman.
ResultadosEntre los primeros resultados relevantes obtenidos en la investigación se destaca, comparando según el sexo de los encuestados, el motivo por el cual los adolescentes practican actividad física de forma extracurricular. En primer término, de un total de 314 alumnos, 208 (66.24%) afirman que realizan algún tipo de actividad física por fuera del programa escolar. Al consultar por los motivos, un porcentaje de 27,4% dice hacerlo por el gusto por el deporte, seguido en importancia por mantener la línea o bajar de peso con un 24%; un 14.4% contestó que lo hace porque es saludable.
Como puede verse en los datos que arroja la tabla 1, del 24% total de la población que había contestado que lo hacía para mantener la línea o bajar de peso, comparado por sexo, solo contestó así el 6% de los varones, mientras que entre mujeres esa cifra asciende al 46.7%.
Motivo por el cual practica actividad física según sexo
Varones | Mujeres | |||
---|---|---|---|---|
Frecuencia | Porcentaje | Frecuencia | Porcentaje | |
Diversión y pasar el tiempo | 14 | 12.1 | 18 | 19.6 |
Encontrarse con amigos | 20 | 17.2 | 1 | 1.1 |
Porque es saludable | 21 | 18.1 | 9 | 9.8 |
Porque le gusta el deporte | 41 | 35.3 | 16 | 17.4 |
Mantener la línea o bajar de peso | 7 | 6.0 | 43 | 46.7 |
Otra razón | 13 | 11.2 | 5 | 5.4 |
Total | 116 | 100 | 92 | 100 |
Respecto al CIMEC, la media del puntaje total obtenida fue de 86.73. En el estudio de la diferencia de medias del CIMEC según sexo se empleó el estadístico para muestras no paramétricas U de Mann-Whitney, obteniendo una diferencia significativa (U=2,232, p<0.001). En la tabla tabla 2 se exponen los resultados.
Rangos. Prueba U de Mann-Whitney para CIMEC según sexo
Varones | Mujeres | |||
---|---|---|---|---|
n | Rango promedio | n | Rango promedio | |
Total CIMEC | 144 | 88.00 | 170 | 216.37 |
Factor 1: influencia de la publicidad | 144 | 102.65 | 170 | 203.96 |
Factor 2: conductas para reducir peso y malestar por la imagen corporal | 144 | 103.52 | 170 | 203.23 |
Factor 3: influencia de los modelos estéticos corporales | 144 | 92.24 | 170 | 212.78 |
Factor 4: influencia de las relaciones sociales | 144 | 109.16 | 170 | 198.45 |
Tanto en el puntaje total como en cada uno de los factores se comprueba que la influencia del modelo estético corporal es mayor entre mujeres.
La variable insatisfacción con la imagen corporal, evaluada a través del BSQ, ha arrojado una media para el conjunto de los encuestados de 81.64, lo cual los ubica dentro de la categoría leve insatisfacción acerca de la imagen corporal. Mediante el estadístico chi cuadrado (χ2 [3, N=314]=115.38, p<.001] se estableció que la variable sexo se relaciona con los niveles de insatisfacción, con diferencias significativas en cada grupo.
Como se observa en la tabla 3, las mujeres son las más insatisfechas con su imagen corporal. Entre los varones, el 91% no presenta insatisfacción; en el caso de las mujeres, el porcentaje sin insatisfacción desciende a 32.4%. En las restantes categorías, un 24.7% de las mujeres muestra insatisfacción moderada y un 14.7% insatisfacción extrema. Los puntajes comprendidos en las categorías moderado y extremo (el 39.4% de las mujeres encuestadas) exceden el punto de corte establecido para identificar población de riesgo de TCA en la versión original del instrumento (Cooper et al., 1987).
La correlación entre las variables influencia del modelo estético corporal prevalente e insatisfacción con la imagen corporal dio significativa (p=0.83, p<0.001), lo que da cuenta de una relación fuerte y directa, de modo que a mayor nivel de influencia del modelo estético corporal, mayor será el nivel de insatisfacción con la propia imagen. A continuación se exponen los resultados de la correlación comparando por grupos según el sexo de los estudiantes.
Como se advierte en la tabla 4, la correlación de las variables es más fuerte entre mujeres. En la muestra analizada, por lo tanto, la influencia del modelo estético corporal prevalente es alta en la insatisfacción corporal femenina.
DiscusiónLos resultados obtenidos en la presente investigación confirman que la variable influencia del modelo estético corporal prevalente se relaciona con el sexo de los encuestados, siendo las mujeres las más afectadas. Mientras que se ha obtenido para dicha variable un rango promedio de 216.37 para las mujeres en el puntaje total de la escala, para los varones ha sido de 88. Estos datos son consistentes si pensamos que el modelo estético corporal femenino actual plantea exigencias mayores que el masculino al ser más irreal anatómicamente y, en publicidades, al estar más editado e intervenido digitalmente. Los datos recogidos demuestran que el estereotipo femenino de belleza influye considerablemente entre adolescentes mujeres y que dicho grupo etario es el que más interiorizado tiene el modelo a la hora de constituir su propia identidad. Estos resultados coinciden con otras investigaciones realizadas en el mismo sentido (Rodríguez y Cruz, 2008; Vázquez et al., 2000; Vázquez et al., 2006), en las que se destaca el impacto sobre la subjetividad que tiene el ideal estético de belleza socialmente construido, particularmente entre adolescentes mujeres.
En el caso de la insatisfacción con la imagen corporal, también se obtuvieron resultados que demuestran que son las mujeres las más afectadas. Cooper et al. (1987) (citado en Baile et al., 2002) informan en mujeres anglosajonas sin enfermedad, una media de 81.5 para la escala total del BSQ. Raich et al. (1996) obtienen en una muestra de estudiantes españolas una media de 84.75. En la presente investigación la media general ha resultado ser de 81.64 mientras que en el caso particular de las estudiantes mujeres ha sido de 101.36 y en los varones 38.35. Como puede verse, la media para las mujeres no solo es significativamente mayor que la de los varones sino que también implica un incremento comparado con las investigaciones que se han citado como antecedente. En el mismo sentido, investigaciones actuales señalan un constante incremento en los niveles de insatisfacción, indicando que estudios realizados desde el año 2000 en adelante concluyen que el porcentaje alcanzaría al 60% de las mujeres (Cortés, Solé, Luque y López, 2008). Respecto a los niveles de insatisfacción obtenidos en la presente investigación, dejando de lado la categoría nula insatisfacción, obtenemos que un 67.6% de las mujeres presenta algún nivel de insatisfacción comparado con un 9% entre varones. Dichos resultados son consistentes con los datos antes citados y dan cuenta de una mayor presencia de insatisfacción entre estudiantes mujeres.
Los resultados hallados para la insatisfacción corporal son consistentes con investigaciones realizadas en Argentina en poblaciones similares a la estudiada (Murawski et al., 2009) donde se ha observado que una proporción significativamente mayor de estudiantes mujeres presenta un alto grado de insatisfacción con la imagen corporal. Diversos autores coinciden en señalar que el descontento de la mujer con su propia imagen en la actualidad es de alcance general y no se circunscribe a población clínica. Además plantean, en coherencia con lo que se ha sostenido en el presente trabajo, que esto se debe en parte a que los cánones culturales estéticos son más inflexibles y exigentes en los parámetros para definir la belleza femenina (Rodríguez y Cruz, 2006; Salazar, 2008). Otro aspecto interesante vinculado con la insatisfacción respecto a la imagen corporal se advirtió en las respuestas a la pregunta acerca del motivo por el cual se realizaba actividad física. Entre las mujeres, el mayor porcentaje (46.7%) dijo hacerlo para mantenerse en línea o bajar de peso, mientras que sólo el 9.8% contestó que lo hace porque es saludable. En la actualidad, cada vez más, la práctica de actividad física se está transformando en un terreno de alto riesgo debido a que un gran número de mujeres, en la búsqueda del cuerpo ideal, realizan ejercicios extenuantes sin control médico y estando mal alimentadas (Trujano et al., 2010).
Por otro lado, se puede afirmar, a partir de los datos obtenidos, que existe relación entre la influencia del modelo estético corporal prevalente y la insatisfacción con la imagen corporal. La relación entre ambas variables es fuerte y directa, en tanto que, a mayor influencia del modelo estético, mayores niveles de insatisfacción con la imagen corporal. Esta relación se profundiza en el caso de las mujeres. Los resultados son consistentes con los obtenidos en diversas investigaciones realizadas en población española y latinoamericana en las cuales se destaca que la insatisfacción corporal está altamente influida por las presiones sociales que imponen un estándar de belleza inalcanzable (Castrillón, Montaño, Avendaño y Pérez, 2007; Rodríguez y Cruz, 2008).
La insatisfacción con la imagen corporal resulta ser un factor predisponente clave en los TCA. Detectar que la influencia del modelo estético corporal prevalente incrementa la insatisfacción permite identificar esta variable también como un factor predisponente. Es decir, si a mayor impacto de la influencia mayor es la insatisfacción, por lo tanto, la influencia del modelo estético corporal aumenta el riesgo o la predisposición a la instauración de dichos trastornos al aumentar la insatisfacción con la propia imagen corporal.
Los TCA pueden ser conceptualizados como manifestaciones ligadas a la cultura. Es desde este enfoque desde donde se advierte la importancia de investigar las variables abordadas y la relación entre ambas. Explorar el vínculo entre la influencia de la cultura actual y la insatisfacción corporal, como se ha realizado en el presente investigación, es una forma de recabar información sobre aspectos importantes de su etiología.
En línea con lo señalado por Baile et al. (2002) es posible pensar que, como la insatisfacción corporal deriva de un proceso cognitivo de comparación y autoevaluación entre la propia imagen y el modelo estético corporal, este proceso es susceptible de orientación y educación. Se advierte entonces la posibilidad de generar políticas de prevención primaria entre adolescentes, con el objetivo de estimular la comparación crítica entre el modelo estético corporal difundido por los medios masivos de comunicación y la propia imagen durante el proceso de conformación de su identidad.
Por último, independientemente de la validez de los datos obtenidos en la presente investigación, es importante señalar que se evidencia que los instrumentos empleados se ajustan más o son más sensibles a la población femenina. Este aspecto alerta sobre la necesidad de diseñar instrumentos sensibles a las diferencias que se presentan entre hombres y mujeres respecto de las variables insatisfacción corporal e influencia del modelo estético corporal. A pesar de estas limitaciones, investigaciones como la presente son necesarias debido a que existe consenso respecto a que los adolescentes comprenden la población con más riesgo a padecer TCA. Detectar factores predisponentes y conocer cómo se comportan y asocian entre sí, particularmente en este grupo etario, contribuye a un mejor conocimiento de la enfermedad que permitiría diseñar estrategias de prevención en contextos educativos (Murawski et al., 2009).
Responsabilidades éticasProtección de personas y animalesLos autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datosLos autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes y que todos los pacientes incluidos en el estudio han recibido información suficiente y han dado su consentimiento informado por escrito para participar en dicho estudio.
Derecho a la privacidad y consentimiento informadoLos autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.