¿ INTRODUCCIÓN
El desarrollo del tracto urinario surge del mesodermo intermedio. El pronefros un tejido no funcional se forma entre la 3ª y 5ª semana de gestación (SDG). Es seguido de la formación del mesonefros el cual produce una pequeña cantidad de orina entre la 5ª y la 11ª SDG. Después de la regresión del mesonefros, el brote ureteral, el cual aparece durante la 4ª SDG induce la formación del metanefros que formará el riñón definitivo. Los sistemas colectores, cálices, pelvis renal y uréter surgen del brote ureteral de origen mesonéfrico, mientras que las nefronas y túbulos surgen del blastema metanéfrico.1-4
El primer dato de función tubular renal sucede en el riñón metanéfrico, entre la 9ª y 12ª SDG. Por la 14ª SDG, el asa de Henle llega a ser funcional y ocurre la reabsorción tubular. En el feto humano se forman nuevas nefronas después de la 36ª SDG. La nefrogénesis se completa al nacimiento en niños de término pero la formación de nefronas continua después del nacimiento en niños pre-término.4
El diagnóstico y tratamiento de la hidronefrosis en los recién nacidos y pre-adolescentes, siguen siendo un tema polémico entre los urólogos, radiólogos, pediatras y nefrólogos. En los últimos 20 años se han diagnosticado numerosos casos de hidronefrosis fetal, gracias a la ecografía obstétrica (aproximadamente 1.4% a 4.5% de todos los exámenes).1
¿ PRESENTACIÓN DEL CASO
Mujer de un año y cinco meses de edad, enviada al servicio de urología del Centro Médico Nacional del Noreste por hidronefrosis. Antecedentes de hidronefrosis derecha detectada a las 27 semanas de gestación por ultrasonografía. Inició su padecimiento actual desde el periodo prenatal, detectándosele hidronefrosis derecha por ultrasonido de control, en el que se identificó pielocaliectasia derecha. Este hecho se mantuvo a las 31 semanas de gestación, evidente con un nuevo ultrasonido.
A los 14 días de vida extrauterina, con un nuevo estudio de US, se informó de hidronefrosis derecha y dilatación ureteral del mismo lado, con ureterocele izquierdo. A los seis meses de edad, persistía con los hallazgos previamente mencionados. A su exploración física no se evidenciaron datos de importancia. Se le realizó gammagrama renal que informó retención en sistemas pielo-caliceales, dilatados de predominio izquierdo y paso de orina marcada a vejiga llamando la atención la dilatación importante del uréter izquierdo. El cálculo de filtrado glomerular total de 118 mL/min; el riñón derecho con 38% de contribución y riñón izquierdo con 62% de contribución (Imagen 1).
Imagen 1.Gammagrama renal con retención en sistemas pielocaliceales dilatado predominio izquierdo y paso de orina marcada a vejiga; llama la atención la dilatación importante de uréter izquierdo. El cálculo de filtrado glomerular total resultó de 118 mL/7minutos. El riñón derecho con 38% de contribución y riñón izquierdo con 62% de contribución.
Otros estudios:
Ultrasonografía renal en la que se observó dilatación piélica bilateral.
Cistograma miccional con defecto de llenado en parte media de la vejiga sin datos de reflujo (Imágenes 2 y 3).
Imagen 2.Cistograma miccional. Fase de llenado, con defecto de llenado en parte central de la vejiga.
Imagen 3.Cistograma en fase miccional, sin datos de reflujo vésicoureteral.
Urografía excretora: Retraso en la captación y eliminación del material de contraste en la unidad renal derecha con uretero-pielocaliectasia leve y doble sistema colector incompleto; el izquierdo con megaureter de sistema colector inferior izquierdo con gran defecto de llenado a nivel vesical (Imágenes 4 y 5).
Imagen 4. Urografía excretora, en la que se observa doble sistema colector izquierdo, sin evidencia de doble sistema colector derecho.
Imagen 5.Urografía excretora: Se observa doble sistema colector izquierdo incompleto, con megauréter del sistema inferior izquierdo, ureteropielocaliectasia bilateral y un gran defecto de llenado en vejiga.
Tomografía computarizada abdomino-pélvica en fase nefrográfica cortical difusa, con disminución de la captación del medio de contraste en polo superior de riñón derecho e imagen de doble sistema colector en riñón izquierdo (Imagen 6).
Imagen 6.Tomografía computarizada abdomino-pélvica en fase nefrográfica cortical difusa, con disminución de la captación del medio de contraste en polo superior de riñón derecho e imagen de doble sistema colector en riñón izquierdo.
Se le realizó uretrocistoscopia: evidencia de ureterocele derecho, meato izquierdo en herradura en posición B, drenando orina clara complaciente al cistoscopio pediátrico de 7 French, observándose la unión del doble sistema colector izquierdo a 2 cm del meato. Posteriormente se le realizó intervención quirúrgica encontrando doble sistema colector derecho completo con displasia renal del polo superior y ureterocele con sistema inferior íntegro, realizando polectomía superior, ureterectomía superior con desinserción de ureterocele más colocación de catéter doble j en sistema inferior
El resultado histopatológico informó: Ureteritis crónica folicular, remanente de pelvis renal con escaso parénquima renal consistente con displasia quística renal.
¿ DISCUSIÓN
La duplicidad ureteropiélica es la anomalía más frecuente del tracto urinario superior, afectando a 0.8% de la población o a uno de cada 125 estudios de autopsia. Tiene una incidencia dos veces superior en el sexo femenino, afectando de igual manera al lado izquierdo que derecho, siendo seis veces más frecuente los casos unilaterales que bilaterales. Hay una predisposición genética, y su incidencia es hasta ocho veces superior entre los padres y hermanos del paciente afectado.5 Embriológicamente se originan por una duplicación completa o incompleta de la yema ureteral o divertículo metanéfrico en la 8ª SDG. La persistencia de una duplicidad ureteral determina la llegada de dos uréteres a nivel inferior. La apertura de los orificios ureterales en la vejiga, sigue un patrón -ley de Weigert-Myer- según la cual, el uréter que drena el polo superior siempre es medial y caudal en relación al orificio del uréter del polo inferior. Por esta razón, el uréter del polo inferior que es más lateral y craneal, tendrá un soporte muscular de la pared vesical más pobre y por tanto un túnel submucoso más corto y con mayor posibilidad de presentar reflujo vesicoureteral. Fehrenbaker (1972), describió la presencia de reflujo en más de dos tercios de infantes que presentaban infección urinaria y eran portadores de un doble sistema pieloureteral completo.5 Los sistemas con dobles colectores pueden incluir una porción displásica multiquística, generalmente del polo superior y rara vez del inferior.6
El uréter que drena el polo superior de un sistema duplicado, tiene una mayor posibilidad de desembocar en forma anómala a nivel vesical; ya sea abriéndose en posición más caudal, constituyendo un uréter ectópico, o en forma de una dilatación quística del extremo distal del uréter en su porción submucosa o intramural, formando un ureterocele.
El ultrasonido prenatal, usualmente realizado entre las 16 y 20 semanas de gestación, ha revelado muchos casos de hidronefrosis en útero. La hidronefrosis prenatal es la anormalidad prenatal genitourinaria más comúnmente detectada. El diagnóstico diferencial puede establecerse desde una condición autolimitada y sin significancia clínica (hidronefrosis fisiológica con un ultrasonograma postnatal normal) hasta condiciones que requieren intervención quirúrgica o que provocan destrucción renal.2
En la evaluación de la hidronefrosis, deben considerarse diferentes factores, entre los que se incluyen el bienestar del producto, la edad gestacional, si la condición es unilateral o bilateral así como el volumen de líquido amniótico. Dentro de los diagnósticos diferenciales de la hidronefrosis están:2
La hidronefrosis se presenta en 0.25% de todos los embarazos. La Sociedad Americana de Medicina Fetal ha formulado una escala para evaluar las dilataciones basadas en los hallazgos ecográficos del útero:
Diámetro antero-posterior de la pelvis renal (APDP) entre 3 mm a 5 mm se considera leve
APDP entre 6 mm y 9 mm, moderada
APDP mayor de 10 mm (en la 30ª semana de gestación) o 15 mm (en la 33ª), se considera dilatación grave, por lo que se denominan dilataciones obstructivas
Las dos últimas requieren renograma isotópico post-natal, con objeto de determinar el tratamiento óptimo. Los estudios muestran recuperación espontánea en 50% de las dilataciones leves, 15% de las moderadas y ninguno de los graves.1
El volumen total de líquido amniótico que va de 500 a 2000 ml es un factor importante en el feto con hidronefrosis. En la gestación temprana, la fuente de líquido amniótico es un trasudado del plasma materno. A las 16 semanas de gestación, la mayoría del líquido amniótico es orina fetal. El volumen se incrementa hasta el final del segundo trimestre de manera constante en donde se mantiene y posteriormente disminuye lentamente antes del término de la gestación. El oligohidramnios (cantidad disminuida de líquido amniótico), da como resultado la afectación del desarrollo pulmonar.2
La hidronefrosis prenatal puede tener causas obstructivas y no obstructivas. Cuando existe oligohidramnios y aumento de la ecogenicidad renal, prácticamente establecen una etiología obstructiva: sensibilidad de 100% y especificidad de 93%. Esto tiene implicaciones para el manejo pre y postnatal, ya que el feto con una etiología obstructiva, puede ser candidato a intervención prenatal.
Las anormalidades fetales del tracto urinario son un hallazgo relativamente frecuente; ocurren entre 0.2% a 1.5% de todos los embarazos. La hidronefrosis es la anormalidad más común encontrada en la ultrasonografía prenatal; no es un diagnóstico, es un signo que orienta hacia la causa de la hidronefrosis. Los niños con esta condición en el periodo prenatal, tienen aproximadamente 12 veces más riesgo de tener pielonefritis, misma que requiere hospitalización durante el primer año de vida. Es una condición que se asocia más con el sexo femenino.3
El tratamiento quirúrgico a utilizar deberá ser planteado con base en distintos parámetros: Diagnóstico, edad del paciente, estado general, patologías asociadas, función renal global y del segmento afectado.
¿ CONCLUSIONES
Las técnicas quirúrgicas reparadoras, tanto a nivel alto, anastomosis urétero-piélicas o urétero-ureterales o a nivel bajo, como el neoimplante ureterovesical con o sin modelaje ureteral y la ureterocelectomía más neoimplante ureteral, tienen un alto porcentaje de éxito. Aún cuando se produzcan complicaciones, ya sea por falla de la técnica utilizada, daño anatómico o funcional o recidiva de la patología, éstas son aceptadas basado en el principio de la preservación de la máxima función renal posible. Sin embargo, cuando no existe función o ésta es mínima, el mantener el segmento renal afectado no tiene justificación, máxime si al tratar de repararlo, existe la posibilidad que se comprometa el segmento sano o funcionalmente viable. Así, la heminefrectomía, es el procedimiento quirúrgico de elección cuando el polo afectado es no funcionante.5
Correspondencia: Dr. Israel A. López Trapero.
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