INTRODUCCIÓN
El traumatismo contuso del pene erecto puede lesionar la túnica albugínea del cuerpo cavernoso y ocasionar una fractura. En términos históricos, el control de este tipo de lesiones ha sido conservador, mediante compresión directa, antibióticos y analgesia. Esto representa una elevada incidencia de complicaciones hasta de 50%. En la actualidad, esta entidad representa una urgencia urológica que determina la función eréctil y el vaciamiento normal de la vejiga.1-3
Al ocurrir la fractura, los pacientes pueden referir un chasquido seguido de dolor intenso, hematoma, equimosis y deformidad. El diagnóstico se basa sobre todo en el historial clínico y la exploración; en algunos casos puede ser de utilidad el ultrasonido para corroborar el diagnóstico.4
Los pacientes presentan una lesión uretral en 10% a 20% de los casos manifestada por hematuria, retención aguda de orina o uretrorragia; en 3% se observa la afectación de la vena dorsal. La lesión de la uretra puede confirmarse mediante uretrografía prequirúrgica.5,6
Las complicaciones más comunes a largo plazo son las siguientes: disfunción eréctil, placas fibrosas, erecciones dolorosas con angulación y abscesos. Los pacientes con lesión de uretra pueden presentar fístulas uretrocutáneas, corpouretrales y estenosis uretral.
REVISIÓN DE LOS CASOS
Se revisaron de forma retrospectiva los expedientes de fractura peneana hasta cuatro años antes. Se analizaron el historial clínico, mecanismo de la lesión, examen físico, diagnóstico, manejo, hallazgos y complicaciones quirúrgicas.
Se identificó a seis pacientes con edades comprendidas entre 26 y 70 años. En cuatro de ellos el mecanismo de la lesión fue el coito mismo y dos fueron casos autoinfligidos. En los seis sujetos se encontró deformidad, hematoma y entumecimiento (Imagen 1). Ninguno sufrió sangrado transuretral y no fue necesaria la práctica de una uretrografía. La evolución hasta el diagnóstico fue menor de 12 h, desde el traumatismo hasta la valoración urológica, y el diagnóstico se estableció por medios clínicos.
Imagen 1. Hematoma derecho que desvía el pene hacia la izquierda.
Todos los casos se sometieron a exploración quirúrgica (Imagen 2). Se realizó una incisión circunferencial en el surco balanoprepucial, así como disección proximal para efectuar una exploración completa de la túnica albugínea. Se identificaron cinco casos con lesión unilateral de la túnica albugínea y uno con afectación de la vena dorsal. La reconstrucción se realizó con Vicryl 3-0 con surgete y la lesión de la vena dorsal con ligadura (Imagen 3). Las dimensiones de las laceraciones de la túnica fueron de 0.5 a 3 cm de longitud.
Imagen 2. Lesión unilateral de 2.5 cm.
Imagen 3. Reconstrucción con surgete continuo con Vicryl 3-0.
El seguimiento tuvo una duración de seis meses a través de la consulta externa. Un individuo presentó necrosis del prepucio y fue necesario atenderlo con lavado mecánico y desbridamiento del tejido necrótico. El resto no mostró complicaciones. En todos los casos se conservaron la función sexual y la anatomía.
DISCUSIÓN
La túnica albugínea es la fascia más resistente del cuerpo humano, pero durante la erección pierde tal capacidad. En su estado flácido tiene un grosor aproximado de 2.4 mm y en erección de 0.25 a 0.5 mm. El diagnóstico es clínico. El uso del ultrasonido tiene poca sensibilidad para mostrar su discontinuidad. Ante la sospecha de lesión uretral se requiere cistouretrografía. Al tratamiento conservador se atribuye hasta 40% de las complicaciones, con desviación del pene y disfunción eréctil.7 El compromiso de la vena dorsal puede simular una fractura del cuerpo cavernoso al provocar un hematoma considerable y la desviación del órgano. Aún es controversial el tipo de incisión practicada en la reconstrucción; la más recomendada es la circunferencial del prepucio en el plano del surco balanoprepucial que permite una adecuada exploración de los cuerpos cavernoso y esponjoso.8
CONCLUSIONES
La fractura de pene es una anomalía infrecuente, pero tiene una repercusión importante en relación con la función sexual si no se trata de manera adecuada y oportuna.
Correspondencia: Dr. Santiago Daniel Fulda Graue.
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