Introducción
El juego patológico (JP) es un problema de salud que comporta graves consecuencias a las personas que lo padecen y a sus familiares. Se trata de un trastorno altamente incapacitante, que cursa de forma progresiva y crónica y que afecta y deteriora todas las áreas de la vida del individuo.
El JP se clasifica como un trastorno del control de los impulsos, y configura un cuadro clínico caracterizado por una serie de síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos. La conducta de juego problemática o patológica es un fenómeno que se observa en todos los países. Diversos estudios muestran que el 70-90% de la población adulta y adolescente ha jugado en alguna ocasión1-3. Estudios epidemiológicos actuales obtienen tasas de JP del 1-2% de la población general4,5, y la prevalencia de este trastorno oscila entre el 0,1 y el 5,1% a lo largo de la vida6-8.
El estudio de la comorbilidad del JP con otros trastornos es uno de los temas de más interés para el avance del conocimiento sobre su etiología. Este fenómeno podría indicar algún nexo en común entre el JP y otros trastornos, es decir que uno fuera la causa del otro compartiendo, por lo tanto, una serie de factores de vulnerabilidad comunes, o bien que los dos trastornos no fueran fenómenos independientes, sino fenotipos distintos de una misma enfermedad.
Juego patológico y abuso de sustancias
Una revisión de la literatura sobre comorbilidad muestra que los trastornos por abuso o dependencia de alcohol y otras sustancias son unos de los más comúnmente asociados al JP9-12, con tasas que oscilan entre el 21 y el 65%, tanto en muestran clínicas como procedentes de población general13-17.
Algunos estudios destacan que la incidencia del JP es entre 8 y 10 veces mayor en sujetos con abuso o dependencia de alcohol, en comparación con la población general18. Otros informan de que entre un 9 y un 30% de los consumidores de tóxicos presentaban problemas de juego concomitantes19-23. También en esta línea, Petry et al24 afirmaban que el JP presenta una elevada comorbilidad con otros trastornos mentales, especialmente con abuso de alcohol y trastornos del estado de ánimo. Un estudio reciente de Adamson et al25, realizado con una muestra de 105 dependientes a tóxicos, identificaba que un 74% presentaba otros trastornos psiquiátricos, entre ellos JP.
Juego patológico y otros trastornos comórbidos del eje I
Los trabajos sobre comorbilidad del JP con otros trastornos apuntan que hay elevadas tasas de trastornos del estado de ánimo (trastorno depresivo mayor, distimia, manía e hipomanía) que oscilan entre el 33 y el 76%, trastornos de ansiedad (9-40%), otros trastornos del control de los impulsos (35-43%) y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (20%)26. Los estudios realizados en poblaciones especiales, como en personas de la tercera edad con problemas de juego, también revelan elevadas tasas de comorbilidad psiquiátrica que incluyen trastornos depresivos, de ansiedad y de abuso de alcohol27.
Juego patológico y otros trastornos comórbidos del eje II
En cuanto a los trastornos de personalidad, Black et al28 observaron que un 87% de una muestra de 30 sujetos con JP presentaba, como mínimo, un trastorno de personalidad concomitante. Describieron como más comunes el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, seguido por el evitativo, esquizotípico y paranoide. Diversos estudios demuestran la asociación entre JP y los trastornos de personalidad del cluster B, y observan mayor prevalencia de rasgos como impulsividad y búsqueda de sensaciones en JP en la comparación con controles29,30. En cuanto a la relación con el trastorno de personalidad antisocial (TPA), diversos autores31-34 la han demostrado, y oscilaría entre un 15 y un 40%. En cuanto a los otros trastornos de personalidad, las tasas no serían superiores a las observadas en la población general26. En otros estudios los valores oscilan entre el 15 y el 65%16,24,35-37. Sin embargo, los rasgos de personalidad conflictivos, sin la suficiente gravedad clínica como para merecer un diagnóstico en el eje II, son mucho más frecuentes38.
Juego patológico, sexo y comorbilidad
Menos resultados se disponen en relación con el sexo y la comorbilidad. La mayoría de los estudios de prevalencia demuestran que el JP afecta especialmente a los varones17,39,40. La literatura también apunta a que varones y mujeres juegan por razones distintas. En el caso de los varones, la conducta suele iniciarse en la juventud y, generalmente, están implicados el gusto por el riesgo, las sensaciones nuevas, la posibilidad de ganar dinero, etc.10,41, mientras que en el caso de las mujeres, suele ser más frecuente un inicio tardío (en la edad adulta) y como consecuencia de estados emocionales negativos42. Estos patrones, según Petry et al24, pueden extenderse a las características diferenciales de la comorbilidad entre sexos. Por ejemplo, en su estudio basado en los resultados de la National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related Conditions, observan que algunos trastornos (como los afectivos o el abuso de sustancias) se presentan estrechamente asociados al sexo. En otro estudio realizado con 143 varones y 143 mujeres, que consultaron de forma consecutiva por un problema de juego patológico, se observó que aunque la edad de inicio del trastorno fue 7 años superior en las mujeres, la severidad era similar para ambos sexos. Las mujeres, sin embargo, presentaban mayor psicopatología general, así como puntuaciones significativamente más elevadas en evitación al daño y más bajas en autodirección que el grupo de varones. No se observó ninguna asociación entre las variables sexo y severidad del trastorno43.
Objetivos del presente estudio
1. Describir las características clínicas y la comorbilidad con trastornos DSM-IV de los ejes I y II, de una muestra de sujetos jugadores patológicos, en tratamiento profesional.
2. Identificar la comorbilidad concurrente entre JP y abuso de sustancias (nicotina, alcohol y otros tóxicos) en la muestra total y por subgrupos (establecidos en función del sexo, la edad, el tipo de juego problema y los años de evolución).
3. Verificar la comorbilidad concurrente entre JP y otros trastornos mentales DSM-IV de los ejes I y II en la muestra total y por subgrupos (sexo, edad, tipo de juego problema y años de evolución).
4. Evaluar la relación entre rasgos de personalidad y abuso de alcohol y tóxicos, en los varones con diagnóstico de JP.
5. Observar si el consumo de alcohol y tóxicos predice el estado clínico de los varones con diagnóstico de JP (psicopatología y severidad del trastorno de JP).
Método
Sujetos
La muestra estaba formada por 498 sujetos diagnosticados de JP, según criterios DSM-IV-TR44, y que habían acudido de forma consecutiva a la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB), en Barcelona. Todos ellos habían solicitado tratamiento específico por su problema de juego entre enero de 2003 y agosto de 2006.
Procedimiento
En el momento de la consulta, todos los sujetos fueron valorados por especialistas (psiquiatras y psicólogos) en este trastorno mediante una entrevista semiestructurada, centrada en distintos aspectos relacionados con el problema de juego y el estado clínico del paciente, basada en criterios diagnósticos DSM-IV-TR44 (incluidos trastornos comórbidos, a excepción de los trastornos por consumo de sustancias y trastornos de personalidad del eje II, que fueron explorados con instrumentos específicos, que se describen en el apartado de instrumentos). Posteriormente, los pacientes, de forma individual, cumplimentaban el resto de las escalas y los cuestionarios que se describen en este estudio.
Instrumentos
Se han considerado diversas medidas clínicas y psicopatológicas, tales como: Structured Clinical Interview for DSM IV Axis I. Módulo E. Trastornos por consumo de sustancias (SCID-I)45 y Structured Clinical Interview for DSM IV Axis II Personality Disorders (SCID-II)46; Symptom Check List —90 items— Revised (SCL-90-R)47,48, Escala de Impulsividad de Eysenck (I7)49, Inventario de Temperamento y Carácter Revisado (TCI-R)50,51, South Oaks Gambling Screen (SOGS)52,53 y Cuestionario diagnóstico DSM-IV para juego patológico de Stinchfield54,55.
Se recogió información adicional mediante una entrevista semiestructurada relacionada con variables demográficas, clínicas y psicopatológicas, sociofamiliares y de conductas de juego, descrita en otras publicaciones41,56,57.
Análisis estadístico
El análisis estadístico se efectuó con el programa SPSS 15.0.1 para Windows. En primer lugar se estimaron las prevalencias de las principales características clínicas y comorbilidades en la población origen de la muestra, estratificadas por el sexo de los pacientes, la edad, el tipo de juego y el tiempo de evolución. La comparación estadística de estos índices epidemiológicos se efectuó a través de odds ratio (OR) obtenidas con modelos de regresión logística binaria, cuya bondad de ajuste se valoró con la prueba habitual de Hosmer-Lemeshow.
A continuación se utilizaron pruebas de comparación de medias (procedimiento T-test groups) para comparar las puntuaciones medias en psicopatología (SCL-90-R) y la gravedad del juego patológico (escalas SOGS y total de síntomas DSM) entre sujetos que informan de abuso de alcohol y los que no.
Finalmente, se valoró la capacidad predictiva de las puntuaciones en los cuestionarios de personalidad TCI-R e I7 sobre el grado de abuso de sustancias (sólo alcohol, sólo drogas o ambos consumos) mediante regresiones multinomiales ajustadas por la edad de los pacientes (procedimiento NOMREG). Debido al reducido tamaño muestral de mujeres con JP y su menor representatividad clínica, estos análisis fueron realizados en la cohorte de varones. Estos modelos constituyen una extensión de la regresión logística para respuestas multinivel. La capacidad predictiva global se valoró con el coeficiente R2 de Nagelkerke, y la bondad de ajuste se basó en las pruebas habituales de la χ2 y en la razón de verosimilitud.
Resultados
Características clínicas de la muestra
La tabla 1 presenta la distribución de las principales características clínicas de los pacientes del estudio, estratificadas por sexo. La media de edad fue 41,5 años en la muestra total (49,6 años en las mujeres y 40,5 en los varones), y la media del tiempo de evolución fue 6,3 años (7,2 años en las mujeres y 6,2 en los varones). El 2,2% de los pacientes cumplió los criterios DSM-IV para los trastornos de personalidad del cluster A, el 6,5% para el cluster B, el 3,7% para el cluster C y el 1,4% para trastornos mixtos de personalidad. Respecto a los antecedentes psiquiátricos, los trastornos más prevalentes a lo largo de la vida fueron los afectivos (el 27,1% en las mujeres y el 8,9% en los varones), de ansiedad (el 22% en las mujeres y el 10,8% en los varones) y el abusodependencia de sustancias (el 6,7% en las mujeres y el 16,5% en los varones). En relación con la comorbilidad concurrente, en el momento de la consulta: el 30,5% de las mujeres y el 9,6% de los varones presentaban trastorno afectivo, el 13,5% de las mujeres y el 9,4% de los varones cumplían criterios de algún trastorno de ansiedad y un 6,7% de las mujeres frente a un 11,2% de los varones eran abusadores-dependientes de sustancias.
Comorbilidad concurrente estratificada en la muestra total de pacientes
La tabla 2 presenta la comorbilidad concurrente entre consumo de sustancias (nicotina, alcohol y otros tóxicos) y el sexo, la edad, el tipo de juego problema y el tiempo de evolución del trastorno. Estos datos indican que el sexo y el tipo de juego no se asocian significativamente al uso de sustancias (en estos casos, las OR obtenidas no tienen significación estadística). Sin embargo, existe una relación positiva entre la edad de los pacientes y la probabilidad de abuso de alcohol (a mayor edad, mayor proporción de sujetos con abuso de alcohol) y una relación negativa entre la edad y la probabilidad de consumo de tabaco (a menor edad, mayor probabilidad de fumar). En comparación con pacientes de edad más joven (≤ 30 años), los más mayores (edad > 50 años) también presentan menor probabilidad de abuso de otros tóxicos (OR = 0,059). Respecto al tiempo de evolución, tras ajustar por la edad, los sujetos con evolución breve (0-2 años) tenían menor hábito tabáquico que los pacientes que habían sufrido el trastorno 2-5 años (OR = 1,93), 5-10 años (OR = 2,46) o hacía más de 10 años (OR = 2,03).
La tabla 3 presenta la comorbilidad concurrente entre psicopatología (antecedentes psiquiátricos y trastornos actuales en los ejes I y II) y el sexo, la edad, el tipo de juego y el tiempo de evolución del trastorno. En este caso, el grupo de edad en que se encuentra el paciente no tiene relación con la probabilidad de presentar psicopatología previa o actual. En cambio, ser varón tiene un riesgo menor de tener otras psicopatologías tanto en el pasado como en el presente (OR = 0,44 para precedentes psiquiátricos, OR = 0,38 para enfermedades del eje I y OR = 0,40 para enfermedades del eje II). Tras ajustar por el sexo, no hubo diferencias entre el principal juego problema y la probabilidad de presentar comorbilidad. Asimismo, tras ajustar por la edad, tampoco hubo asociación con el tiempo de evolución del problema de juego.
La tabla 4 presenta la comorbilidad entre uso de sustancias y psicopatología en los estratos definidos por sexo, edad, tipo de juego y evolución del problema. Los antecedentes psiquiátricos se asocian estadísticamente al abuso de tóxicos en los pacientes de sexo masculino (OR = 1,98), de edad media (OR = 2,77) y jugadores de máquinas (OR = 2,79). La presencia de trastornos en el eje I se asocia con el abuso de alcohol en los varones (OR = 1,69), jugadores de máquinas (OR = 1,91) y con una evolución del trastorno de entre 2 y 5 años (OR = 3,28) y entre 5 y 10 años (OR = 2,69). También se observa comorbilidad entre trastornos del eje I y abuso de otros tóxicos en los varones (OR = 2,55), jugadores de máquinas (OR = 2,71) y de corta evolución (OR = 3,49). La presencia de trastornos en el eje II se asocia al abuso de alcohol en los pacientes más jóvenes (OR = 6,11), con evolución de entre 2 y 5 años (OR = 5,88), y se asocia con el abuso de otros tóxicos, en pacientes con una evolución del trastorno de entre 2 y 5 años (OR = 4,90).
Relación entre tipo de personalidad y abuso de sustancias en varones jugadores patológicos
La tabla 5 presenta la capacidad predictiva de las puntuaciones obtenidas por los varones en los cuestionarios de personalidad TCI e I7 sobre la probabilidad de abuso de alcohol y/o drogas. Estos resultados indican que los sujetos que presentan exclusivamente abuso de alcohol obtienen puntuaciones análogas en rasgos de personalidad a los pacientes que no abusan de ninguna de ambas sustancias. En cambio, puntuaciones bajas en la subescala del TCI-R de dependencia a la recompensa y altas en la escala de I7 de impulsividad, diferencia a pacientes con abuso de tóxicos de los no abusadores de sustancias. Finalmente, puntuaciones altas en la escala TCI-R de autotrascendencia incrementa la probabilidad de que los pacientes abusen tanto del alcohol como de otros tóxicos. El ajuste de los modelos fue adecuado (χ2, p > 0,05) y la capacidad predictiva general, baja (R2 < 0,15).
Diferencias clínicas en varones jugadores patológicos en función del abuso de sustancias
La tabla 6 presenta el estado clínico de los varones en las escalas SOGS y SCL-90-R, en función de si abusan del alcohol y de otros tóxicos. Estos datos indican que el abuso de alcohol sólo es un predictor estadístico del grado de gravedad del juego patológico: los consumidores de alcohol obtienen una media estadísticamente superior en el SOGS (p = 0,015). Por otro lado, abusar de otras drogas incrementa todas las puntuaciones medias de psicopatología, excepto en las subescalas SCL-90-R somatización y obsesivo-compulsivo.
Discusión
Este estudio se planteó como objetivo observar la comorbilidad entre JP y otros trastornos, en un grupo de sujetos que, de forma consecutiva, habían solicitado tratamiento por su problema de juego. Asimismo, también se pretendía estudiar la relación entre abuso de alcohol y tóxicos y personalidad, psicopatología y severidad del trastorno de juego patológico.
Características clínicas de la muestra
Coincidiendo con otras investigaciones, se observó una asociación entre juego patológico y trastornos afectivos y de ansiedad en el caso de las mujeres, y abuso o dependencia de sustancias en los varones; éstos son los trastornos más prevalentes en la muestra estudiada58,59. Sin embargo, esta concordancia era sólo parcial, puesto que al comparar nuestros resultados con los de otros estudios, obtuvimos tasas considerablemente inferiores. Asimismo, en lo que se refiere a los trastornos del eje II, los más prevalentes en nuestro trabajo fueron los del cluster B, hallazgo que también coincide con la literatura28,29, aunque nuestras tasas eran también claramente inferiores. A pesar de ello los resultados obtenidos han sido superiores a los observados en población general, independientemente del sexo, y tanto en los trastornos del eje I60 como los del eje II61. Estas discrepancias pueden deberse a varios factores, como la procedencia de las muestras; mientras que algunos estudios incluyen a sujetos seleccionados a través de anuncios en periódicos u otros medios de comunicación, informando de que se está llevando a cabo una investigación sobre JP29,62, otros están realizados con muestras especiales, como en el estudio de Kruedelbach et al33, en el que los sujetos eran veteranos de las fuerzas armadas estadounidenses, que seguían tratamiento en régimen de ingreso. Otros motivos pueden deberse a la metodología y los instrumentos de evaluación utilizados. En algunos casos, los diagnósticos se han establecido después de la aplicación, por parte de clínicos entrenados y con experiencia demostrada, de instrumentos estandarizados63, mientras que en otros, los resultados se han obtenido con medidas de autoinforme, incluso enviadas por correo64. Es un hecho conocido que las medidas de auotinforme producen tasas significativamente mayores si se comparan con las basadas en entrevistas administradas por especialistas. Asimismo, siguiendo a Pérez Urdániz65, aspectos como dificultades conceptuales, validez y estabilidad de los diagnósticos (especialmente en los trastornos de personalidad), etc., facilitan que haya sesgos que justifiquen las enormes discrepancias entre estudios.
Comorbilidad estratificada en la muestra total de pacientes
Los resultados obtenidos en este trabajo evidenciaron una asociación positiva entre antecedentes psiquiátricos, comorbilidad actual y abuso de alcohol y tóxicos, lo que concuerda con la literatura. En este sentido, Kessler et al63, en un análisis retrospectivo de entrevistas realizadas a más de 9.000 sujetos, concluían que la existencia de otros trastornos psiquiátricos actuaba como factor predictor y de mantenimiento del JP. Por otra parte, nuestro estudio identificó una asociación positiva entre abuso de alcohol y edad. Es decir, el consumo de alcohol se incrementaba con la edad, contrariamente a lo que sucedía con las drogas. Estos resultados coinciden parcialmente con la literatura, puesto que la mayoría de los estudios observan una relación positiva entre consumo de alcohol y otras sustancias y adolescencia/juventud en los jugadores patológicos1,66,67.
Respecto al sexo, nuestros resultados indican que ser mujer confería un riesgo mayor de haber presentado antecedentes psiquiátricos. Sin embargo, los antecedentes psiquiátricos, en los varones, se asociaban al consumo de tóxicos. Algunos investigadores no han hallado diferencias en términos de sexo y comorbilidad psiquiátrica68, pero otros indican que las mujeres tendrían mayor riesgo de presentar otros trastornos psiquiátricos, además del juego patológico, como trastornos afectivos69-71, ansiedad generalizada, dependencia del alcohol, uso y abuso de drogas24. Otros autores, contrariamente, han identificado una asociación entre el uso de alcohol, tabaco y drogas, especialmente en varones58,59.
Relación entre tipo de personalidad y abuso de sustancias en varones con juego patológico
Respecto a los factores predictores de abuso y/o dependencia de alcohol y drogas en JP, los resultados obtenidos en este estudio mostraron la implicación de las variables de personalidad en esta relación. En este sentido, escasa dependencia a la recompensa (escasa empatía y preocupación por los problemas de los demás, independencia, inconformismo, etc.) y elevada impulsividad predecían el abuso y/o dependencia de sustancias. Sin embargo, puntuaciones elevadas en autotrascendencia o espiritualidad eran predictoras tanto de abuso y/o dependencia de alcohol como de drogas. En poblaciones generales psiquiátricas, algunos rasgos de personalidad, como la búsqueda de sensaciones y la impulsividad, así como determinados trastornos de personalidad (antisocial y límite), se han asociado de forma consistente a la vulnerabilidad a sufrir trastornos por abuso y/o dependencia de sustancias72. Sin embargo, aunque se ha propuesto el concepto de "personalidad adictiva", éste carece por el momento de evidencias empíricas sólidas73. Por otra parte, hay datos que avalan que los jugadores patológicos con abuso de sustancias presentan mayores búsqueda de sensaciones, impulsividad, gusto por el riesgo y despreocupación, así como baja empatía y cooperación, y escasa capacidad de planificación74.
Diferencias clínicas en varones jugadores patológicos en función del abuso de sustancias
Finalmente, en concordancia con la literatura, los resultados del presente estudio mostraban que el abuso y/o la dependencia del alcohol era un factor predictor de la severidad del JP75-77. Asimismo, abusar de otras sustancias incrementaba el riesgo de presentar psicopatología concomitante. Este resultado también estaría en concordancia con estudios previos que coinciden en destacar la elevada comorbilidad entre abuso de sustancias y otros trastornos psiquiátricos, en sujetos con diagnóstico de juego patológico78,79.
Conclusiones
Nuestros resultados confirman que el juego patológico se presenta de forma comórbida con otros trastornos, especialmente trastornos del estado de ánimo y trastornos relacionados con sustancias. Por otra parte, se demuestra una asociación entre antecedentes psiquiátricos y trastornos relacionados con sustancias, y entre abuso de alcohol y edad. Determinados rasgos de personalidad predicen abuso de alcohol y otras sustancias. En definitiva, la comorbilidad del juego patológico con otros trastornos es probablemente uno de los temas de mayor interés en el estudio de la etiopatogenia de este trastorno. La posibilidad de identificar factores comunes y diferenciales con otros problemas puede permitir dilucidar la existencia de vulnerabilidades biológicas, familiares y ambientales compartidas. Asimismo, la relevancia clínica de este tipo de estudios es significativa, puesto que apuntan a la necesidad de diseñar tratamientos específicos en los que se combinen distintas estrategias psicoterapéuticas con farmacológicas, para adaptarse mejor a las características de cada paciente.
Limitaciones
Nuestros resultados deben ser considerados en el contexto de una serie de limitaciones. La primera de ellas es el tipo de muestra estudiada, ya que la constituyen pacientes que solicitan tratamiento en una unidad especializada. Por ello, los resultados obtenidos no necesariamente son representativos ni generalizables a la población general de jugadores patológicos o problemáticos. En segundo lugar, la mayoría de los sujetos tienen como juego problema las máquinas recreativas con premio, lo que responde a un patrón y un perfil específicos de pacientes que pueden no representar al resto de los jugadores patológicos, con otros juegos problema (bingos, casino, cartas, etc.). Además, en este estudio no se han utilizado grupos de comparación adicionales. Por último, destacar que no se han utilizado, de forma consistente, instrumentos estandarizados comunes para evaluar todos los posibles trastornos comórbidos de los ejes I y II, sino que éstos únicamente se han administrado para los diagnósticos de trastornos por consumo de sustancias y trastornos de personalidad. En el resto, si bien se han utilizado criterios diagnósticos basados en DSM-IV-TR, no se han administrado los mismos procedimientos de evaluación. Sin embargo, teniendo en cuenta el amplio tamaño muestral considerado, y que algunos estudios previos han considerado este tipo de aproximación, no creemos que ello desmerezca el valor clínico de los resultados del presente estudio.
Financiación
Este proyecto ha sido parcialmente financiado por el Fondo de Investigación Sanitario (PI081714; PI081573), VII Proyecto Marco europeo (Playmancer, FP7 215839) y AGAUR (Grupo Consolidado "Grupo de Psiquiatría Clínico-biológica y psicológica", 2009SGR 1554). CIBERObn es una iniciativa del Instituto de Salud Carlos III.
Declaración de conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
* Autor para correspondencia.
Correo electrónico: sjimenez@bellvitgehospital.cat (S. Jiménez Murcia).
Recibido el 24 de enero de 2009; aceptado el 28 de septiembre de 2009