Buena parte de los psicofármacos utilizados en la actualidad pueden provocar alteraciones endocrinológicas y del metabolismo, lo que puede condicionar tanto la adherencia al tratamiento como la calidad de vida y la salud del enfermo. Así, la hiperprolactinemia secundaria a antipsicóticos1 —con sus efectos sobre la función gonadal y sobre el metabolismo óseo—, o la terapia con litio y otros antidepresivos, con sus efectos sobre la función tiroidea son solo algunos ejemplos de este significativo aspecto.
La fluoxetina es un potente inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), ampliamente prescrito, e indicado en el tratamiento de episodios de depresión mayor, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y bulimia nerviosa2. El síndrome de secreción inadecuada de ADH (SIADH) consiste en la secreción mantenida de ADH en ausencia de sus estímulos habituales, especialmente la hipovolemia y la hiperosmolaridad, y se caracteriza por la presencia de hiponatremia hipoosmolar, sodio urinario (NaU) superior a 40mmol/l y osmolaridad urinaria (OsmU) superior a 100mOsm/kg, en ausencia de disminución de la volemia eficaz (insuficiencia cardiaca, ascitis, hipovolemia...) y una vez descartadas la insuficiencia tiroidea y suprarrenal3.
Los tumores, las infecciones y muy especialmente los fármacos4 son las causas más habituales. De entre ellos, los antidepresivos, en particular los ISRS, se ven frecuentemente implicados. Su mecanismo fisiopatológico, aunque no completamente aclarado, podría depender de un aumento de la secreción de ADH debido aL estímulo de los receptores serotoninérgicos y alfa adrenérgicos por parte de la serotonina y de la noradrenalina5.
Pedrós et al.6 revisaron 44 notificaciones espontáneas de hiponatremia y/o SIADH sospechosas de haber sido causadas por ISRS entre 1983 y 2003; de entre ellas, 11 fueron atribuidas a fluoxetina. Presentamos, por ello, el caso de una mujer que desarrolló hiponatremia por el uso de dicho fármaco.
Mujer de 76 años, con antecedentes de hipertensión arterial, síndrome de Sjögren y osteoporosis. Seguía tratamiento con candesartán 16mg/día y fluoxetina 20mg/día desde 4 meses antes. Consultó por inestabilidad para la marcha, mareo y torpeza mental, todo ello de un mes de evolución. La exploración física reveló la ausencia de edema y de signos de deshidratación. Analíticamente destacaba un Na plasmático de 125mmol/l, Osm plasmática 266mOsm/l (vn:280-300mOsm/l), NaU 47mmol/l y OsmU233mOsm/l. El cortisol y la tirotropina (TSH) fueron normales.
Con la sospecha de SIADH secundario a fluoxetina, se suspendió el fármaco y se inició tratamiento con suero salino hipertónico y restricción hídrica. La evolución clínica y analítica fue favorable, con normalización de la natremia.
El SIADH por fluoxetina es, de acuerdo con su ficha técnica1, un efecto adverso grave y raro (≥1/10.000 a <1/1.000). Tanto Pedrós como Gandhi et al.7 encontraron mayor riesgo de hiponatremia debida a ISRS en mujeres mayores de 65 años, en tratamiento concomitante con diuréticos o con antecedente de enfermedad renal crónica o insuficiencia cardiaca. Un estudio de cohortes de población británica8 demostró un aumento significativo del riesgo de hiponatremia con citalopram, fluoxetina y escitalopram frente a la sertralina y paroxetina, fármaco este que, en el estudio de Pedrós, fue el más frecuentemente implicado.
Creemos, finalmente, que debe extremarse la prudencia al prescribir ISRS especialmente en mayores de 65 años, mujeres, ante uso concomitante de diuréticos o con antecedentes de insuficiencia cardiaca o renal. En estos supuestos debiera monitorizarse la natremia y llevar a cabo un seguimiento clínico al menos en los primeros tres meses de tratamiento.