El Dr. José Russo, médico e investigador, murió a la edad de 79 años el pasado 24 de septiembre de 2021 después de una larga lucha contra el cáncer. Nació el 24 de marzo de 1942 en Rivadavia, Mendoza, en el seno de una familia de ascendencia italiana instalada en Argentina desde principios del siglo XX. Después de graduarse de la escuela secundaria, se licenció en Medicina y Cirugía en 1967 en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Cuyo en Mendoza, Argentina, y se Doctoró en 1968 en la misma universidad. Desde 1961 el Dr. Russo trabajó en el Instituto de Histología y Desarrollo Humano conjuntamente con Irma Álvarez, la que sería posteriormente su esposa. En 1969 los Dres. José e Irma Russo se mudaron a los Estados Unidos, donde comenzaron su trabajo profesional en Detroit, Michigan. Ambos fundaron el Laboratorio de Investigación del Cáncer de Mama (BCRL). Mientras estuvo en Detroit, el Dr. Russo pasó varios años como miembro del Departamento de Patología de la Michigan Cancer Foundation, que llegó a presidir. También fue profesor clínico asociado de Patología en la Escuela de Medicina de la Universidad Estatal de Wayne. En 1991, los Dres. Russo trasladaron el laboratorio al Fox Chase Cancer Center en Filadelfia, y 3 años más tarde, el BCRL se estableció como una entidad separada del Departamento de Patología en el Fox Chase (fig. 1). Después de que su esposa falleciera en 2013, debido también a un cáncer, el BCRL pasó a llamarse «Irma H. Russo, MD, Breast Cancer Research Laboratory». El Dr. Russo es autor de más de 450 publicaciones y 15 libros. Según el Scopus, Russo es uno de los investigadores más citados. Tiene un índice h de 66. Académicamente fue profesor adjunto de Patología y Biología Celular en la Facultad de Medicina Thomas Jefferson y profesor adjunto de Patología y Medicina de Laboratorio en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania. En 2010 lo nombraron profesor de Bioquímica en la Universidad de Temple.
En las etapas en que la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM) estuvo presidida por los Dres. Prats y Basilio, el Dr. Russo colaboró en numerosas ocasiones en los congresos de la Sociedad. Posteriormente, también participó en el 2° Congreso Español de la Mama celebrado en 2015. En 1995, los Dres. José e Irma Russo fueron nombrados Socios de Honor de la SESPM.
El Dr. Russo ha sido un calificado y reconocido profesional en el conocimiento y la lucha contra el cáncer. Un enamorado de su profesión. Inteligente, perspicaz y astuto en los abordajes de la investigación del cáncer y muy trabajador. Era una persona profunda y avispada que supo dónde tenía que dirigirse para encontrar el conocimiento que fuera útil para combatir el cáncer. De todos los numerosos conocimientos que aportó, destacaría que fue el primero, conjuntamente con Irma Russo, en conseguir las evidencias definitivas para demostrar la hormonodependencia del cáncer de mama y el papel protector del embarazo. Hasta los trabajos de los Dres. Russo, esta relación era más bien un postulado. Sus trabajos han servido como base para los razonamientos de otros investigadores. También ha sido pionero en demostrar el papel del estrógeno como carcinógeno en la mama humana. Sus aportaciones a la prevención y la lucha contra el cáncer le han hecho merecedor de muchos premios y honores a su trayectoria profesional. Esa gran categoría profesional se acompañaba de otras grandezas, la humildad y la honestidad.
José fue un buen amigo. Generoso en nuestra relación profesional y amable, ingenioso y divertido en el trato personal. Cuando lo veías tan serio y riguroso dentro de su bata de laboratorio no podías sospechar que, en el trato personal fuera de esa manera tan espontánea y divertida, si no fuera porque a través de los años de amistad ya lo conocías bien. Los momentos de descanso entre el trabajo me producen una sonrisa de complicidad cuando los recuerdo y lo veo en sus vivaces expresiones. También recuerdo con cariño los congresos que compartimos, nuestra larga visita familiar a Filadelfia y sus alrededores, alojados en su propia casa en Rydal, los bailes en la cubierta del Spirit of Philadelphia, y nuestros correos y extensas llamadas telefónicas, sobre todo para felicitarnos las navidades cada año.
Recuerdo como inspiradora nuestra colaboración profesional y con agradecimiento el aprendizaje que obtuve de ella. He conocido también otros buenos investigadores, pero el Dr. Russo me ayudó a ser investigador del cáncer. Compartimos momentos felices fruto de nuestra amistad.
Gracias por todo, maestro y amigo. Descansa en paz.