Una de las grandes ventajas de la anestesia regional en pediatría es el mejor control del dolor intraoperatorio y postoperatorio1. Muchas veces estas técnicas se realizan bajo anestesia general o sedación profunda por la escasa o nula colaboración de los pacientes. La realización de una anestesia regional junto con anestesia general permite disminuir las dosis de relajantes musculares y opiáceos, favorecer un tiempo de despertar más corto y disminuir los efectos secundarios de estos fármacos. Al mismo tiempo, permite un mayor control del dolor mejorando y acortando la estancia del paciente en la reanimación y enfermería2.
Caso clínicoSe presenta el caso de un paciente varón de 13 años de edad, con 42 kg de peso, propuesto para injerto de húmero de cadáver en miembro superior derecho.
Como antecedentes personales presentaba un osteosarcoma humeral derecho en tratamiento con quimioterapia. Un año antes se realizó cirugía de resección del tumor con colocación de prótesis metálica interna. El paciente refería mal manejo del dolor postoperatorio a pesar de la analgesia con mórficos en PCA.
Al año de evolución presentó una osteonecrosis diafisaria con extrusión de la prótesis y se programó para realización de injerto óseo de cadáver.
No presentaba otros antecedentes personales de interés.
Como técnica anestésica se realizó inducción intravenosa con propofol y remifentanilo en perfusión, intubación con tubo flexometálico sin relajación muscular y, posteriormente, bloqueo interescalénico guiado con ecografía y neuroestimulación a 0,5 mHz (fig. 1) administrándose 50 mg (10 ml) de levobupivacaína al 0,5%. Se colocó catéter para bloqueo continuo del plexo braquial para realizar analgesia postoperatoria.
Figura 1 Bloqueo del plexo braquial por vía interescalénica con ecografía y neuroestimulador.
Las perfusiones de propofol y remifentanilo se suspendieron y reemplazaron por sevoflurano (con ET de 0,8 a 1,2) consiguiendo un buen mantenimiento anestésico durante toda la intervención quirúrgica, con valores de BIS en torno a 50.
Durante las 6 h que duró la intervención no se objetiva-ron variaciones en los parámetros fisiológicos de frecuencia cardíaca, presión arterial, frecuencia respiratoria o diámetro pupilar en respuesta al estímulo doloroso, por lo que no se administraron más analgésicos suplementarios.
Al finalizar la cirugía el paciente fue extubado en quirófano y se objetivaron ausencia de dolor, síndrome de Horner izquierdo y parálisis diafragmática izquierda sin repercusión clínica. Al mismo tiempo, y para la confirmación de la correcta colocación del catéter3, se inyectan 2 ml de Iohexol (contraste yodado) por el catéter, y se observó difusión del contraste en vaina troncular del plexo braquial izquierdo (fig. 2).
Figura 2 Comprobación radiológica de la correcta colocación del catéter en el plexo braquial izquierdo.
Durante las 24 h siguientes se administraron 10 ml/h de ropivacaína al 0,25% a través del catéter, y así se consiguió una analgesia excelente y sin necesidad de bolos a demanda de anestésico local.
DiscusiónLa anestesia regional es el método más eficaz para el control del dolor perioperatorio y aumenta la calidad de la analgesia postoperatoria4.
La mecánica ventilatoria del neonato y del lactante requiere una adecuada función de la musculatura diafragmática, de tal modo que el bloqueo del nervio frénico asociado al abordaje interescalénico desaconseja su uso en este grupo de edad5. Este abordaje se puede usar de una forma más segura en niños mayores, aunque es poco frecuente su realización en este grupo de población etaria.
El bloqueo del plexo braquial interescalénico es uno de los bloqueos más eficaces para la cirugía de hombro y antebrazo, con el que se consigue una excelente analgesia intra y postoperatoria6. El uso de la ecografía en la anestesia locorregional permite no sólo localizar las estructuras que se pretenden bloquear, sino ver de una forma directa la administración y difusión del anestésico local, y así se consigue disminuir las dosis de anestésico con la consecuente disminución de efectos secundarios o complicaciones. En el caso de referencia, la utilización de ecografía permitió facilitar un procedimiento que sólo se realiza de modo muy esporádico en la anestesia pediátrica. Por este motivo, los autores recomiendan la necesidad de una formación adecuada en el uso de la ecografía para la realización de bloqueos nerviosos por parte de los anestesiólogos pediátricos.
*Autor para correspondencia.
Correo electrónico: elenasegura12@hotmail.com (E. Segura Grau).