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Vol. 13. Núm. 1.
Páginas 20-29 (enero 2010)
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El vino en la cuenca del Duero en época romana
Wine in the valley of the River Duero in Roman times
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T.. Mañanesa
a Catedrático de Arqueología. Departamento de Arqueología. Universidad de Valladolid. Valladolid. España.
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Tabla 1. Diodoro V, 34,3
Tabla 2. Strabón 3, 3, 7 ; -155
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En nuestro trabajo mostramos cómo durante la conquista romana de la Meseta Norte, cuenca del Duero, nunca aparece citado el vino, mas que entre los soldados del cerco de Numancia. No hay alusiones a su cultivo, aunque sí a su consumo. Es a partir del asentamiento de los romanos, después de la conquista de Numancia (133 a. C.) y sobre todo de las guerras cántabras por el establecimiento de los castra (campamentos), cuando la vid empieza a cultivarse ya que el vino entraba en la dieta del soldado. Hacemos una historia del vino a través de las referencias halladas en las fontes y la epigrafía. Seguidamente consideramos las manifestaciones reflejadas en los mosaicos y esculturas que se refieren a los dioses greco-romanos relacionados con el vino. Terminamos destacando la influencia del cristianismo en su cultivo y desarrollo.
Palabras clave:
Cultivo de la vid; Consumo de bebidas alcohólicas; Campamentos romanos y alcohol; Cristianismo y alcohol; Mosaicos romanos y alcohol
This work shows that, during the Roman conquest of northern Spain, and in particular the valley of the River Duero, wine is never mentioned except among the soldiers at the siege of Numancia. There are no allusions to its cultivation, only to its consumption. It is only from the time of the Roman settlements, after the conquest of Numancia (133 B.C.), and in particular after the Cantabrian wars, due to the establishment of forts; that the vine begins to be cultivated because wine was a part of the soldiers' diet. We trace the history of wine through references found in written sources and epigraphy. We then consider the evidence from the mosaics and sculptures referring to the Greco-Roman gods connected with wine. We finally stress the influence of Christianity in its cultivation and development.
Keywords:
Growing grapes; Alcohol drinking; Roman camps and alcohol; Christianity and alcohol; Roman mosaics and alcohol
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Introducción

El vino ha tenido a lo largo de la historia una amplia consideración ya que es uno de los productos típicos del mundo mediterráneo y ha sido considerado tanto bebida como un elemento de la alimentación. Este producto en Hispania se conoce sobre todo en el Levante y Sur (Bética) 1. En la cuenca del Duero, en la Meseta Norte, es a través de la conquista romana cuando comenzamos a saber que existe el vino, aunque no sea citado nunca como algo que se cultive en la zona 2. Sin embargo, en la Edad Media está ampliamente constatado 3.

En época romana

La progresiva introducción romana en la Meseta nos indica el manto, la cobertera, vegetal en general, así como la situada cerca de los núcleos habitados, por lo que podemos pensar que en torno a ellos perduren los cultivos de huerta y en la zona algo más alejada, el trigo. También nos indica otro de los productos utilizados durante parte del año, como la bellota, que se molía para hacer harina 4.

Pero a través de la conquista romana sabemos además los productos que el soldado romano está acostumbrado a consumir: la dieta del soldado. Esta, desde el S. II a. C., parece que era fundamentalmente de trigo, ya que Polibio (VI, 39, 13) dice que al soldado se le asignaba una ración mensual de tres modios (el modio equivalía a 8,736 litros-kilos) 5.

Durante las guerras celtibéricas (153-133 a. C.) sabemos que la cuenca del Duero carecía de cepas, de vino, ya que Apiano (Iber., 53-54) 6, en el recorrido que hace Lúculo desde Cauca (Coca), Intercatia (Aguilar de Campos) hasta Pallantia (Palenzuela), dice que este devasta la campiña, pero nunca indica la existencia de vides, y más aún por el mismo autor, sabemos que en el cerco de Intercatia "los romanos padecían, debilitados por los manjares desacostumbrados, pues careciendo de vino, sal, vinagre y aceite, y alimentándose de trigo, cebada y de mucha carne de ciervos y liebres, cocido todo sin sal, padecían de disturbios intestinales, y muchos morían". Es decir, el soldado estaba acostumbrado a alimentarse con vino, sal, vinagre y aceite 7.

La falta de vino se ve confirmada en las excavaciones de los campamentos del asedio de Numancia (año 133 a. C.), donde se han encontrado ánforas de procedencia exterior a la Meseta 8.

El vino

Este producto, el vino, es típico de la alimentación del soldado. Sabemos que ninguna de las etnias (tribus: astures, vacceos, arévacos, etc.) ni de los populi (civitates) de la cuenca del Duero lo cultivaba, ya que en el oeste se habla de "vino de cebada" entre los lusitanos 9 y de los calaicos se dice que beben cerveza 10. En cuanto a los vacceos, se piensa que no tenían aceite ni vino 11. Creemos que en unos (lusitanos y galaicos) influye el clima y en el otro (vacceos) el modo colectivista agrario de cultivo de la tierra, dado que esta se sortea, que no lo permitía.

El modo colectivista agrario vacceo 12, una de las formas más antiguas de explotación del campo, constatado por las fuentes escritas en la cuenca del Duero, lo indica Diodoro (V, 34, 3) (tabla 1).

Por tanto, entre los vacceos existía un colectivismo agrario, en el que había la costumbre de dividir el campo por suertes cada año; luego se trabajaban las parcelas según el sorteo, y lo cosechado se ponía en común; por último se daba la parte necesaria para el sustento "a cada cual y se castigaba con pena de muerte al que ocultara algo 13.

Si buscamos una interpretación a este colectivismo, las hay variadas. Una de ellas dice que se trata de una estructura económica típica de un pueblo emigrante. Una forma similar de reparto de tierras se documenta en la India, entre los getas, en la Dalmacia, entre los dálmatas y en Germania 14. En realidad, cada año se sorteaban las tierras entre las grandes familias 15.

Dentro del área vaccea para encontrar dónde se da el colectivismo agrario tenemos que acudir sobre todo a zonas que están en la periferia como es el caso de la llamada Tierra del Pan (Zamora) 16. Incluso constatamos como este colectivismo se encuentra en zonas fuera del área vaccea, aunque próximas a ella, como es la comarca de los Oteros, en Gusendos de los Oteros 17.

Si interpretamos este modo de cultivo, de explotación del territorio vacceo, que ocupa el centro de la cuenca, nos damos cuenta de que es el menos apropiado para el cultivo de la vid, y por tanto para tener vino. Por el contrario, es más apropiado para los cereales.

Más aún Strabón (3, 3, 7; -155), a fines del s. I a. C., nos dice que los habitantes del Norte de Hispania no tenían ni aceite ni vino, según el texto que transcribimos en la tabla 2.

Por tanto, en zonas montañosas no hay vino, por lo que hemos de suponer que el desarrollo de la producción del mismo fue consecuencia del dominio y de la paz romanos que se producen en la cuenca del Duero, no tanto a partir de las guerras celtibéricas, o sertorianas (82-72 a. C.), como a partir de las guerras cántabras, ya que el vino es uno de los productos típicos de la alimentación del soldado romano 18. Por ello podemos pensar que al final de la conquista de la Meseta, se introducen los tres productos típicos mediterráneos, nuevos en la zona, como la vid, el olivo y la higuera, que reciben su impulso definitivo con la pax romana augustea.

Las guerras cántabras y Augusto

La verdad es que Augusto para hacer olvidar las luchas fratricidas, busca y encuentra un enemigo común en los cántabros y astures que ostigaban a los aliados de los romanos. Dichos enemigos le van a permitir completar la conquista de un territorio, el Noroeste galaico-portugués rico en oro, y establecer unas fronteras naturales. Por todo ello inicia las llamadas guerras cántabro-astures 19, a las que antecede el dominio de la cuenca del Duero. Las guerras traen consigo la utilización de siete legiones de forma simultánea es decir, de unos 35.000 a 40.000 hombres acostumbrados a tomar vino, y quizá de algunas alae y cohortes auxiliares.

1) Dichas guerras traen consigo el establecimiento de campamentos (castra) romanos al sur de la Cordillera Cantábrica, y fuera de las montañas de la periferia de Castilla y León, como es el caso de Sasamón (Segisamo), con tres legiones 20; el de Herrera de Pisuerga (Pisoraca) con la Legio IV Macedónica; el de Rosinos de Vidriales (Poetavonium) con la Legio X Gemina, la Cohors IIII Gallorum y el Ala II Flavia, en cuyas proximidades hay un núcleo habitado indígena; el situado al Sur del Duero entre Villalazán y Madridanos (Zamora), cerca de la ciudad romana situada en el pago de El Alba (Albocela), en Villalazán; el de Asturica (Astorga) de la Legio X, y el de León, donde más tarde se estabiliza la Legio VII Gemina 21. Además hay otros campamentos, que parecen de temporada, en la provincia de León como los de Castrocalbón y Villalís 22. Hay que tener en cuenta que muchos castra, al acabar la guerra, se transformaran en estables 23 y dieron lugar a ciudades como Astorga, Herrera de Pisuerga y Sasamón (fig. 1).

Figura 1 Campamentos romanos y ciudades en el centro de la Meseta Norte.

Además, a los campamentos romanos hay que añadir las ciudades de nombre romano, como Interamnio (tres), Nivaria, Vallata, Vico Aquario, Viminacio, que creemos de fundación romana.

Por todo ello podemos pensar que los castra y las ciudades impulsaron el cultivo de la vid y el consumo del vino, típico de la cultura romana, que se ve reflejado más tarde en el cultivo medieval 24, ya que a partir de la época augustea el vino es muy citado, al menos en el Sur 25. Más aún el impulso de su cultivo se debe a que el vino estaba reconocido como alimento y energético, singularmente entre las clases modestas, en Italia durante el Alto Imperio. Podemos pensar que también en Hispania tenía este reconocimiento; por lo que quizás se deba a esto su cita, en el mismo sentido, en la regla de San Benito tiempo después (480-547 d. C.) 26.

2) Si del establecimiento de tropas y la fundación de ciudades pasamos a las noticias escritas (fontes) que nos hablen de la realidad del cultivo del vino, tenemos que acudir en primer lugar a las que se refieren a la Bética 27.

Esta era famosa por el vino, que se trasladaba en ánforas a Roma, y por la obra de Junio Moderato Columela, de mitad del s. I d. C., en la que trata de la villa alto imperial 28. Por él sabemos que el cultivo de la vid se hacía en laderas y también se cultivaba sin recurrir a la técnica del emparrado. Aunque, más adelante, Plinio indica que en algunas zonas de Hispania, las húmedas, se practicaba la técnica del emparrado para aprovechar el solsticio de verano 29.

Las alusiones al vino hispano en general las hallamos en Ovidio, aunque para él no tenga suficiente calidad 30; y en Filipo de Tesalónica, que en torno al año 50 d. C. dice que Hispania tiene falta de sol (¿?) (cosa extraña), por lo que produce un vino agrio 31.

Junto a estos autores está Plinio (2.ª mitad del s. I d. C.) quien alaba el vino hispano de la Bética, de la parte oriental y de las Baleares (Plinio, NH., XIV, 8, 68, 71), pero raras veces alude al interior, solo en una ocasión. Al mismo tiempo Plinio refleja otra serie de bebidas en las cuales se utiliza el vino, como el eno-miel, bebida hecha con vino y miel 32. Esta bebida era para las grandes fiestas, ya que para diario se tenían que contentar con la cerveza nacional, la caelia y la cerea 33 que se extrae de los cereales.

Las ciudades y los campamentos debieron impulsar el cultivo del vino, ya que Domiciano (año 92) 34, no solo prohíbe que se planten viñas en provincias, a fin de impulsar el trigo, sino que ordena la destrucción de la mitad de los terrenos plantados con viñedo en las provincias.

La verdad es que el hispano Marcial, por esta época, dice que la Bética es rica en vino y aceite y que es muy apreciado el vino de Tarragona 35. Sin embargo Juvenal (de Italia; Satiras, V, 26) prueba el vino hispano y lo reputa como malo.

Siglo II

De todos modos, puede ser dudoso que las disposiciones imperiales, indicadas antes, se llevaran a la práctica de modo absoluto durante el s. II d. C., entre otras cosas debido a que los emperadores, Trajano y Adriano, son hispanos, y debido al aumento de las explotaciones auríferas y de la población. Pero la verdad es que en la cuenca del Duero no existen noticias en las fontes del cultivo de la vid, ni restos de cultura material, como el instrumental específico del cultivo del vino 36; sin embargo encontramos las ánforas, indicativas de alfar, de almacenamiento, de traslado, o de importación en ciudades como Clunia, o en Astorga 37. Solo en las proximidades de Ponferrada, en el puente sobre el río Boeza, margen derecha e izquierda, aguas abajo, hallamos restos de ánforas, por lo que se puede hablar de su fabricación 38.

También encontramos esculturas (bulto redondo y relieves) de los dioses de la tierra 39, que nos pueden hacer pensar en el cultivo del vino. Destacamos las que aparecen en lugares conocidos, ciudades y villae romanas, ya que otros son de procedencia desconocida y otros proceden de palacios de nobles del s. XVII, traídas de Italia, con lo que es difícil su datación, así:

— El pequeño busto de bronce del dios Baco procedente del campamento romano Rosinos de Vidriales, mide 8,5 cm de altura y está colocado sobre una peana decorada con hojas. Está coronado por hojas de vid y con una piel de cabrito anudada sobre el hombro izquierdo 40.

— El balsamario en forma de busto de Fauno, en bronce, de 16,5 cm de altura, hallado en Arenas de San Pedro (Ávila), y hoy en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid). La cabeza tiene una cabellera con mechones puntiagudos. Va cubierto por una piel de ovino, en la que aparece una pata de cabra 41.

— La cabeza de sátiro, en relieve, sobre un fragmento de mármol, de Astorga. Se representa una cabeza en la cual se aprecian dos cuernos y también la barba bífida.

— El sátiro y Ménade procedentes de un relieve situado en la pared exterior de la iglesia de Destriana, León, del s. II d. C. 42.

También hallamos remates de asas de vasos metálicos decorados con hojas de vid o con cabezas de sátiro 43, alusivos al vino, así:

— Asa decorada con nihelados de plata, en la que se representa un grifo en la parte superior y una máscara de Sileno en la inferior, procede de Tarancueña (Soria) 44. Mide 20 por 22,8 cm.

— Asa de caldero o jarro, decorada con la cabeza, máscara, de un Sileno hallada en Castrobol (Valladolid) 45.

— Busto de Sileno en bronce, hallado en la Dehesa de Misleo, Moreruela de Tabara (Zamora). Mide 4,5 cm de altura. Solo se conserva parte de la cara y la zona del arranque de las espaldas. En la cabeza se nota la barba, una frente puntiaguda, que continúa calva, con los cuernos romos y las orejas de equino 46.

— También aparecen figuras como Pomona, representada en un aplique de bronce, de Tamara (Palencia), con la espalda en hueco, con la cabeza rodeada de hojas y frutos, con una manzana en la mano derecha y los ojos vacíos. No obstante también se ha interpretado como un satirillo, quizás Ampelos. Es posible que decorara el fulcra de un lecho. Se fecha en el s. II d. C. 47.

— Una pantera montada por un geniecillo báquico fue hallada en la villa de La Olmeda de Pedrosa de la Vega (Palencia) 48.

De estas manifestaciones en bronce tenemos que decir que aparecen en lugares que podríamos calificar de villa; en ese caso la fecha sería en el siglo IV d. C.

Por otro lado en las representaciones de las estelas funerarias de Lara de los Infantes (Burgos) del s. II-III d. C., se pueden distinguir diferentes escenas, que aparte su valor simbólico, pueden ser útiles para conocer algunos aspectos de la vida en época romana. Así, aparecen figuras humanas componiendo una escena de recolección de la vid, elaboración del vino, o escenas de banquete funerario en los que hay vasos de boca trilobulada, oinochoes, que aluden al vino. Pero es que incluso algunos de los elementos decorativos vegetales utilizados en las estelas aluden a los zarcillos de vid. Más aún, en el servicio o instrumental del banquete se refleja el jarro, el vaso de asas horizontales, la copa con pie, a veces una gran copa de forma acampanada con pie (como la crátera griega), e incluso en algunos casos aparecen tres vasos, uno de ellos más alto 49.

Hay además unos hallazgos de procedencia extraña o de dudosa datación, por lo que los indicamos aparte, como:

— El torso de Dionysos procedente del Palacio de los Miranda, de Burgos. Se cubre con una piel de ¿león?, y repite modelos helenísticos y praxitélicos 50.

— Cabeza de Fauno, en bronce, de procedencia desconocida, del Museo Provincial de Valladolid, a donde llegó en 1940 de los fondos de Recuperación del Patrimonio Artístico 51.

— Cabeza de Mársias, o sátiro anciano, de mármol, hallado cerca del llamado camino de la "Rosaleda", junto a Benavente (Zamora), donde no aparece ningún tipo de resto arqueológico, por lo que se plantea la posible procedencia del palacio de los condes de Benavente 52.

— Parte inferior de una ménade en ademán de andar, del palacio de los Miranda, Peñaranda de Duero (Burgos), hoy en el Museo Arqueológico de Burgos 53.

— Ménade, sin cabeza, sobre una cabra derribada, procedente de Peñaranda de Duero (Burgos), hoy en el Museo Arqueológico de Valladolid 54. Se fecha en el s. II d. C.

— Parte inferior de una pequeña estatua del dios Pan o un sátiro, en mármol, hallado en el monte de San Miguel de Gros, en Toro. Mide 40 cm de altura 55. Aparece en una finca propiedad de los Condes de Villalonso, de los que se sabe que trajeron estatuas de Italia.

Siglo III

En el siglo III d. C. parece que el cultivo del vino se recupera 56, y esto le decimos basados:

1) En primer lugar en dos inscripciones de época severa que se refieren a Liber Pater (Baco-Dionysos), dios relacionado con la viticultura 57: una en León y otra de Astorga, fechadas entre el 220-230 d. C. 58; y en otra inscripción dedicada a Liber Pater del Barco de Valdeorras (Orense) 59, lo que no nos extraña por la proximidad de las minas de oro de la zona y de las Médulas (León), aunque la mayor cantidad de testimonios de este dios son del Sur de Hispania 60.

Esto no nos debe extrañar ya que en León está la única legión romana de Hispania, y Asturica es la capital del Convento jurídico al que llegan múltiples gentes. Más aún, en Rosinos de Vidriales, donde hay un campamento, aparece una estatua de Baco. También en León hay un tipo de enterramiento alusivo: las cupae. Sin embargo la tabula de Sasamón del año 230, más o menos, no indica ninguna actividad relacionada con el vino 61 (fig. 2).

Figura 2 Ciudades romanas en la Meseta Norte.

A lo anterior quizá pudiéramos agregar la toponimia: así, en la provincia de León, podemos considerar la existencia del topónimo Viñales en una zona llana de la cuenca de Bembibre alejada de todo monasterio y centro en la actualidad de plantación de viñedo, rodeada de varios castros y yacimientos romanos como la villa situada al lado del puente de san Román de Bembibre.

2) En las representaciones del vino que hallamos tanto en los mosaicos de la Bética del s. III d. C., como en el de Córdoba (Alcolea); en la Lusitania, el de la casa del Anfiteatro de Mérida 62; en la Tarraconense, en Astorga, en el s. III d. C., aparecen una crátera de la que salen vides con racimos de uvas que son picoteados por pájaros. En el Sur de Hispania, en Mérida aparece el mosaico de los que pisan la vid, que se repetirá en los mosaicos con vendimiadores del Mausoleo de Constanza, del s. IV d. C. 63.

3) El cultivo de la vid parece que no tuvo nueva pujanza hasta Probo (276-282 d. C.) ya que este emperador permitió que se plantaran vides y se hiciera (elaborara) vino 64. No obstante esta noticia ha sido puesta en entredicho por Ronald Syme 65.

4) En este siglo hemos de contar además con el cristianismo, ya que los cultivos del olivo y la vid se potencian con el desarrollo de la doctrina cristiana, al ser ambos productos utilizados uno para el ritual de la unción y otro para el culto, ya que en la misa el vino es indispensable, pues debe celebrarse con él. Sabemos que el cristianismo desde el 253-4 está implantado en León y Astorga por la carta de Cipriano, obispo de Cartago, y se constata en otras ciudades de Hispania como Mérida, Zaragoza 66.

Siglos IV y v d. C. 67

El cultivo del vino tiene un gran desarrollo en este siglo debido a que el cristianismo se transforma en religión oficial, a que continúa el ejército y a que se desarrolla la villa. Todo ello produce una serie de manifestaciones que se reflejan en mosaicos y esculturas.

— El desarrollo del cristianismo en Hispania lo constatamos en el siglo IV, aún más a partir del Concilio de Elvira del año 304 d. C., en el que aparecen varios obispos de Hispania, como el de Legio (León). Una vez que se da el Edicto de Milán, año 313 d. C., el cristianismo se transforma en una religión lícita, por lo que se incrementa el número de obispados, como el de Astorga, el de Ávila, con Prisciliano en el 383, por lo que debió incrementarse el cultivo de la vid en la Meseta ya que surgen iglesias rurales como la de Marialba en León 68.

— Además, la continuidad del ejército, hasta su disolución, en el castro de la Legio VII Gemina (L) y en el castellum de la Cohors Secunda Flavia Pacatiana de Rosinos de Vidriales 69.

— Este incremento se debió también al desarrollo de la villa romana, ya que este modelo de explotación agraria tendía a autoabastecerse, por lo que pensamos que se cultivaría la vid. Sin embargo dentro de ella no encontramos con claridad una dependencia que pueda ser la bodega o la zona de prensado. El cultivo de la vid, en el fundus de la villa, creemos que viene avalado por las representaciones de dioses y personificaciones que hallamos en los mosaicos y esculturas, que decoran algunas de las estancias de estas villas, los cuales creemos que pueden ser considerados por un lado como elementos decorativos, y por otro como elementos de culto o religiosos, que aluden a la dedicación de la villa. Por ello vamos a considerar las diferentes manifestaciones en su ambiente y lugar.

Manifestaciones

Mosaicos

Entre los mosaicos tenemos aquellos en los que se representan las estaciones como los de Quintana del Marco (León), Pedrosa de la Vega (Palencia), Quintanilla de la Cueza (Palencia), Paradinas (Segovia) y Villa de Prado (Valladolid): Crismón, Cráteras, Estaciones 70, ya que en ellas se representa el otoño coronado con pámpanos de vid.

En otros mosaicos aparecen temas báquicos, o en relación con Baco o el vino, así en Hontoria de Cerrato (Palencia) se representa la antera símbolo de Dionysos; en Baños de Valdearados (Burgos) aparece Baco con Ariadna y Ampelos (fig. 3); en Cuevas de Soria (Soria) 71 se representa una crátera de la que salen unos tallos que se enroscan; en San Martín de Losa (Burgos) 72 aparece, como tema aislado, solo, el tallo de vid, la cepa.

Figura 3 Baños de Valdearados (Burgos): Baco, Ampelos y Ariadna. Abajo: triunfo de Baco; y debajo posible retrato de los propietarios de la villa.

Además hay otras representaciones en villae que aluden a dioses agrarios, como en Santervás del Burgo (Soria) donde se representa a Ceres, con espigas 73; en Rioseco de Soria (Los Quintanares), aparece la Abundancia con cornucopia 74.

En las ciudades el mosaico con temática de vid o dionisíaca es escaso ya que solo aparece en Astorga 75; en Clunia (Peñalba de Castro, Burgos) hay un mosaico con la crátera de la que salen tallos de vid y otro con cráteras 76; en Tiermes (Montejo Liceras, Soria) aparece el Triunfo de Dionysos 77.

En todas las representaciones musivarias indicadas nos llama la atención:

— Las estaciones (fig. 4), representadas en cinco villas de la Meseta Norte (cuenca del Duero), como Quintana del Marco (León), Pedrosa de la Vega y Quintanilla de la Cueza (Palencia), Paradinas (Segovia), Villa de Prado (Valladolid), simbolizan la secuencia, perpetua y renovadora, de vida y muerte, de la propia naturaleza 78 y su poder regenerador. En ellas el otoño adorna su cabeza con pámpanos, pero esto no quiere indicar que se cultive la vid. Solo en una, la de Villa de Prado (Valladolid), aparece el otoño con cráteras, y se representa además el símbolo cristiano del crismón, y en la de Hontoria de Cerrato (Palencia) aparece la pantera símbolo de DIONYSOS, por lo que podemos pensar en el cultivo de la vid.

Figura 4 Representación de las cuatro estaciones.

— En cuanto a la figura de Dionysos, dios que enseña el cultivo de la vid, cuya aparición puede ser tanto alusiva al cultivo de la vid, como al consumo del vino, o aludir a sus seguidores, los propietarios adoradores de Dionysos, solo aparece en Baños de Valdearados, donde a Dionysos se le representa apoyado en Ampelos, debajo se refleja el triunfo de Dionysos y en la parte inferior el busto de los dueños, possessores 79.

— En otros lugares aparecen mosaicos en los que se representa una crátera, (boca ancha, vaso mezclador), motivo que merece una particular atención por su relación con el banquete, ya que es el recipiente en el que se mezcla el vino, y porque a veces va acompañado de tallos de vid que salen de ella, que a su vez se desarrollan en otros tallos que acaban en racimos o zarcillos: así queremos indicar que uno de los primeros que nos encontramos es el de la calle Sagasta de Mérida 80, del siglo II d. C., y en él se representa una crátera de la que salen unos zarcillos que acaban en hojas, que parecen de hiedra, sin pámpanos; y una crátera, situada en esquina, de la que salen unos zarcillos, entre los que hay amorcillos, y que acaban en racimos, lo hallamos en el mosaico de Dionysos, de Sagunto fechado en la segunda mitad del s. II d. C. 81 Un paralelo interesante se puede ver en África, en el mosaico de las termas de Wadi ez-Zgaia del s. III d. C. (?) 82. La crátera de la que salen tallos de vid que tengan pámpanos o incluso pájaros sólo se ve en el mosaico de Itálica 83 y de Astorga 84. En el siglo IV d. C., la crátera de la que salen tallos de vid aparece en Clunia (Peñalba de Castro, Burgos). En este caso la crátera va acompañada por palomas o pájaros, colocados heráldicamente en relación con la crátera. En el conjunto, que tiene un cierto paralelismo iconográfico con el de Astorga, se ve una gran diferencia de estilo, ya que el de Clunia está muy en relación con la manera de hacer de época bajo imperial 85. También aparece en la calle Masona de Mérida 86. En el siglo V d. C. la crátera con una cepa de vid con racimos y zarcillos aparece en el mosaico del jabalí de la calle Benito Toresano, de Mérida 87.

— La crátera de la que salen hojas, que rematan como en zarcillos, es un motivo frecuente del que no nos atrevemos a decir su significado, ya que aparece en contextos muy variados. Este motivo se refleja en la villa de Cuevas de Soria, en el mosaico del "anagrama" en el que de las cuatro cráteras, colocadas en esquina, salen hojas 88, y en las villas de Ramalete (Tudela, Navarra) 89 y Albalate de Cinca 90; en Zaragoza; en la Huerta de Santa Engracia de la segunda mitad del s. IV d. C. 91 aparecen cráteras en esquina de las que salen dos tallos u hojas de acanto.

— Dentro de estas representaciones musivas queremos llamar la atención en la figuración, en un cuadro exento, de únicamente la cepa de la vid, con sus ramas, racimos y zarcillos en la villa romana de San Martín de Losa (Burgos) 92, lo que sin duda alude a su cultivo. También aparecen los pisadores de uva en Mérida (fig. 5), que se repetirán en el sarcófago de Constanza 93.

Figura 5 Pisadores de uva.

Escultura

En la escultura del s. IV la representación de los dioses de la tierra, del vino y de la vid se refleja en la figura de Dionysos, en mármol, hallada cerca de la iglesia de Becilla de Valderaduey (Valladolid). Mide 30 cm de alto, por 22 de ancho y por 14 de grosor. Se trata de un torso juvenil y mórbido, con una piel sobre los hombros, a modo de capa o clámide, de la que se aprecian los despojos de los cuartos delanteros o garras, sin cruzarse o anudarse, por lo que podemos pensar en Dionysos con la piel de pantera, pardalis (piel moteada). El prototipo dionisíaco se remonta al s. II a. C., aunque su fecha concreta debamos ponerla en relación con la villa donde fue hallada. Parece tener la función de ornato doméstico y quizás de culto familiar 94.

En la Villa de Navatejera (León) se conserva una pequeña estatua 95 que figura una mujer semidesnuda. La figura está ataviada de un manto que le cubre la pelvis y que vuelve sobre el hombro izquierdo, sobre el que apoya una palma o espiga, sostenida a la altura de la cintura, indicio de una identificación imprecisa con una Abundantia. Se fecha en el s. III-IV d. C.

Un niño regordete con racimos de uvas, jugando con una oca, fue hallado en el pago de Los Villares, de Quintana del Marco (León). Es una pequeña estatua de bronce, hueca, que mide 12 cm de altura 96. El hallazgo de esta figura con uvas, en una villa romana donde hay un mosaico con las cuatro estaciones 97, puede aludir al cultivo de la vid en la villa, y a la función de la estatua: propiciar la ayuda del dios de la vendimia, y del vino: Dionysos 98.

— Saturno, con torso desnudo y cabeza velada, de la villa de los Quintanares, de Rioseco (Soria). Este es el dios del tiempo atmosférico entre los agricultores romanos y fue el que enseñó a los hombres el cultivo de la tierra. Está representado con los pies descalzos y el torso desnudo, con la cabeza cubierta y la mano derecha sobre la cadera. En la mano izquierda, perdida, llevaría la harpe, hoz o podadera, atributo de Saturno. Se le relaciona con el cultivo de la vid 99.

— En la Villa de Quintanilla de la Cueza (Palencia) 100 hay una pequeña cabeza de felino, tipo pantera, símbolo de Baco, hecha en mármol, hoy en el Museo Provincial de Palencia.

Arquitectura

Los restos arquitectónicos relacionados con la vid, sea con su cultivo, sean todos los relacionados con la elaboración del vino 101 apenas los encontramos, quizás porque la villa bajo imperial en la cuenca del Duero es una villa en la que cada una de las partes está separada de la otra y no se ha excavado más que la pars urbana; la rústica-fructuaria diríamos que no se sabe donde está. No obstante en alguna de las villas hay construcciones llamativas.

En Almenara de Adaja-Puras, aparece en su parte Norte-este, pegada al núcleo residencial de la sala del ábside pentagonal, una serie de dependencias, de estructuras arquitectónicas, dentro de las cuales nos llama la atención un edificio alargado, de gruesas paredes, que desde su excavación en los años cincuenta ha sido reflejado con soportes, columnas (?), axiales. En su limpieza no se ha logrado comprobar si el piso estaba hecho o no de opus caementicium, elemento que tampoco se comprueba en el corte.

En la excavación hecha en la parte norte de este edificio, dentro de una estructura rectangular, hallamos una plataforma rectangular, de 1,30 m de ancho y de una longitud, incompleta de 2 m, formada por opus caementicium, que se ha interpretado como la plataforma inferior de un lagar, donde estaria el tórculus. No obstante no logramos comprobar, por ahora, ningún otro elemento que nos ayude a avalar esta afirmación 102. Sin embargo si seguimos a Vitruvio, es posible que esta sea la zona de la bodega, ya que esta "habrá de tener las ventanas al septentrión, porque si las tuviera a otro punto por donde pudiese ser caldeada por el sol, el vino que en ella se almacenare perdería su fuerza con el calor y se volvería flojo y desvaído" 103.

Visigodos

El consumo del vino se ve reflejado en san Isidoro (Etimol., XX, cap. II) 104. Una referencia al cultivo de la vid y al consumo del vino lo tenemos en época visigoda en los capítulos V, VI, y XVIII de la Regula Monachorum y en el capítulo VI de la Regula Monastica communis de san Fructuoso dada a los monjes de Compludo, así como en las obras de Valerio del Bierzo 105. Sin embargo, este cultivo pudo estar en relación con unas necesidades litúrgicas del convento y condicionado a la existencia de estos y, por tanto, allí donde no hubiera convento habría que pensar en la no existencia de este cultivo 106. En el terreno llano del Bierzo podemos considerar la existencia del topónimo Viñales en una zona de la cuenca de Bembibre, situada entre monasterios y centro en la actualidad de plantación de viñedo.

Estas son las noticias clásicas, pero si de aquí pasamos a intentar saber qué parte del territorio del núcleo habitado se ocupó con vides nos encontramos ante una serie de obstáculos difíciles de salvar dado que el territorio fue en parte abandonado y se reocupa de nuevo a partir de los s. IX-X d. C., por lo que la toponimia que se conserva puede derivarse de la repoblación.

San Genadio, en el siglo IX, vuelve a poner en marcha el cultivo de la vid 107, y en el mismo siglo IX (año 892), en Villanueva de Valdueza tenemos documentadas viñas 108, cerca del monasterio de San Pedro de Montes. En el siglo X tenemos confirmado su cultivo en zona llana, de la cuenca de Ponferrada, como es Columbrianos y a partir de esta fecha en diversos lugares del Bierzo encontramos documentada la vid 109.

Es a partir de la repoblación medieval, de la repoblación mozárabe primero procede del Sur de España, y a través de los monasterios cistercienses, cuando se produce la repoblación de viñedo de la cuenca del Duero.

Conclusión

Si bien es verdad que no podemos presumir como la Bética de tener múltiples noticias y restos de haber cultivado el vino, no lo es menos que cada vez van apareciendo más testimonios que nos confirman este cultivo, que se ve avalado por la documentación medieval.

Conflicto de intereses:

El autor declara que no existe conflicto de intereses.


Correo electrónico:www.mañanes@fyl.uva.es (T. Mañanes).

Recibido el 20 de junio de 2010.

Aceptado el 23 de agosto de 2010

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