Introducción
El consumo excesivo de bebidas alcohólicas origina numerosos problemas sociales y de salud en nuestra sociedad. Actualmente, diferentes intervenciones comunitarias se orientan a la reducción del consumo abusivo de bebidas alcohólicas y sus consecuencias. Los programas de formación en dispensación responsable de bebidas alcohólicas (DRA), se inscriben en este tipo de intervenciones preventivas con el objetivo principal de dotar a los profesionales del sector de la hostelería de recursos (estrategias de actuación y habilidades de comunicación) que les permitan prevenir problemas relacionados con el consumo de alcohol de sus clientes. Se entrena al personal para que mejore su capacidad para detectar situaciones de riesgo en torno al consumo de alcohol, especialmente en el caso de consumo por parte menores, clientes intoxicados o personas que van a conducir, y actuar en consecuencia: rechazando servirles más o disuadiéndolos de participar en actividades de riesgo (p. ej., conducir bajo los efectos del alcohol).
Por sus características, este programa se define como una intervención selectiva enmarcada dentro
de los objetivos propios de la reducción de riesgos de ámbito comunitario. Contar con la implicación de los representantes de la industria hostelera (propietarios, encargados, gremio, etc.) es esencial para el éxito de cualquier iniciativa sobre DRA en la comunidad, y a la vez es responsable, en buena medida, del éxito de la implicación de la plantilla en el programa1.
Teniendo en cuenta esto, se establecieron contactos orientados a coordinar y establecer alianzas con el sector del ocio y la restauración en el marco de los planes de distrito con el objetivo de facilitar el compromiso de los empresarios a la hora de implementar una política de DRA y movilizar a las personas claves en la implementación del programa, motivándolos a participar2.
El programa DRA se ha diseñado después de haber revisado diferentes programas que se han mostrado efectivos en otros países y en contextos similares. Se trata de un programa sensible a nuestra realidad social y cultural: ha sido desarrollado por profesionales de aquí y pensando en nuestra población. En este sentido, la aplicación de versiones preliminares realizadas en el Centro de Estudios de Turismo y Hostelería de la Universidad de Barcelona (CETT-UB), durante los años 2001 y 2002, han permitido constatar su viabilidad en el contexto al que van destinadas, así como los cambios de actitud y de conocimientos producidos en los participantes de estas aplicaciones.
Sobre los programas de DRA, diversos estudios han evaluado su eficacia tomando diferentes indicadores, como el cambio en la conducta de los camareros3-5, el grado de alcoholemia de los clientes6, el número de accidentes de tráfico con alcoholemia positiva del conductor7 y la frecuencia de uso de transporte seguro por parte de personas intoxicadas (taxi, conductor designado, etc.)8.
En el marco de una política comunitaria, la dispensación responsable de alcohol se ha mostrado útil para reducir la accidentalidad, en especial la protagonizada por jóvenes de 18-20 años9 y la que implica a un solo vehículo y tiene lugar de madrugada7. Se ha calculado que, entrenando al 60% de dispensadores para que eviten servir a clientes intoxicados, las muertes por accidentes de tráfico se reducirían en un 23%10. Asimismo, la DRA ha mostrado su eficacia para reducir las agresiones en los locales y su entorno11,12.
En cuanto a los cambios en la conducta de los camareros, se describen estudios cuasi experimentales basados en los registros de actores que se hacían pasar por clientes embriagados, y observadores que registraban las conductas de los camareros. En otras investigaciones, como en la realizada en 1997 por Simons-Morton y Cummings en Texas8, se utilizaron cuestionarios.
En estos estudios de evaluación, los resultados indican que la formación en DRA se perfila como una buena estrategia de intervención para reducir los problemas derivados del consumo de bebidas alcohólicas.
Para que sean eficaces, los programas de prevención requieren una combinación adecuada de componentes informativos, de las actitudes y del aprendizaje de habilidades sociales. La DRA se configura como un programa multicomponente que, poniendo claramente el énfasis en el aprendizaje de habilidades sociales, incorpora también aspectos relacionados con la información y las actitudes.
Los objetivos del programa son, sobre todo: prevenir el consumo de alcohol en menores de edad, evitar la dispensación de alcohol a clientes intoxicados y evitar la conducción bajo los efectos del alcohol.
A diferencia de los programas de prevención universales, destinados a grupos enteros de población que no han sido previamente identificados como expuestos a un riesgo particular en relación al abuso de drogas, los programas de prevención selectiva se dirigen a segmentos de la población delimitados en función de su exposición a situaciones de riesgo para el abuso de drogas. Los programas de prevención selectivos consumen más recursos y tienen una cobertura menor que los universales, pero como se dirigen a personas con más riesgo de presentar problemas derivados del abuso de drogas, ofrecen, a cambio, unos beneficios potenciales elevados. Por ello, este estudio es necesario para tomar decisiones sobre la posibilidad de aplicar el programa a mayor escala.
Para ello evaluamos su eficacia y, además, identificamos las dificultades para su aplicación. Queremos saber si los objetivos son coherentes con las actividades propuestas, con la estrategia de intervención y con los recursos previstos; si hay problemas con los materiales o las actividades; cuál es la valoración de las actividades y materiales por parte de la población intermediaria (camareros); si el programa llega a la población destinataria; qué consigue nuestro programa: cambios de actitudes, modificación de valores, incremento de conocimientos, cambio de comportamientos13.
Material y métodos
En este trabajo se analizan los resultados de la implementación de un programa piloto de formación en DRA en locales de ocio nocturno de la ciudad de Barcelona, analizando los cambios en la conducta de los camareros y encargados a la hora de dispensar bebidas alcohólicas, así como en sus conocimientos y actitudes sobre los objetivos del programa de formación en DRA.
Con esta finalidad, se plantea un diseño cuasi experimental con un grupo con medidas pretest y postest. Se define una variable independiente, la participación en el módulo de formación de DRA, y 2 dependientes: la respuesta a un cuestionario autorreferido y 2 variables dependientes, los conocimientos sobre alcohol y actitudes sobre los objetivos de la DRA, y las conductas observadas, adecuadas e inadecuadas en relación con los objetivos de la DRA.
Componentes del programa
El programa consiste en un módulo de formación en DRA de 4 h de duración, dirigido a propietarios, encargados y camareros de locales de ocio nocturno y restauración (tabernas, bares y discotecas), con la finalidad de que desarrollen estrategias para reducir los riesgos asociados al consumo de alcohol de los clientes y presupone cambios, tanto en relación a la política empresarial (elaboración de normas de la casa), como en las prácticas de servicio al cliente (estrategias de disuasión de consumos inadecuados e intervención en situaciones de conflicto). El módulo de formación, presencial, se acompaña de un folleto elaborado ex profeso para este programa y que se inspira en el programa Responsible Serving of Alcohol desarrollado por la Health Promotion Unit, Departament of Health de Irlanda14.
Después de una introducción, que tiene por objeto ayudar a los participantes a tomar conciencia de la importancia del rol del profesional de la hostelería, el contenido de la formación se estructura en 2 partes:
1. La primera proporciona información relevante en aspectos teóricos relacionados con el alcohol (efectos, graduación de las bebidas alcohólicas, legislación, etc.).
2. La segunda facilita estrategias para identificar adecuadamente situaciones problemáticas relacionadas con el consumo de alcohol y para intervenir de manera eficaz mediante técnicas de asertividad y otras habilidades de comunicación (role playing, debates, análisis de situaciones, etc.).
Composición de la muestra
A través del Ayuntamiento de Barcelona, se contactó con algunos propietarios de locales de ocio y restauración que mostraban interés en participar en un programa de estas características. Se mantuvieron una serie de reuniones previas con los propietarios, con visitas a los locales para conocer sus características, el perfil de la clientela, etc., y, de este modo, adecuar el procedimiento de observación.
Este estudio se realizó en 8 establecimientos de ocio nocturno (bares, tabernas y discotecas) del distrito de Sant Martí de la ciudad de Barcelona, donde se obtuvo la colaboración necesaria para desarrollar las recogidas de datos, tanto del tipo autorreferido como observacionales (pre y post), y la formación de 4 h en DRA de todas las plantillas.
Se trata de un muestreo accidental que viene dado por la posibilidad de colaboración de los propietarios de una serie de establecimientos. Ya que no se pudo hacer un muestreo aleatorio, por falta de un número suficiente de locales colaboradores, se optó por una estrategia de muestras heterogéneas: características de los locales (zonas del Puerto Olímpico y barrio de Poble Nou, puntos de encuentro muy populares en Barcelona), perfil del público (adultos, jóvenes), perfil de los participantes (edades y sexo), actividad de los locales (coctelería, café, taberna, bar musical, discoteca) y horarios (tarde/noche, noche/madrugada).
Se formaron un total de 35 sujetos, camareros y encargados de estos locales, de edades comprendidas entre los 20 y los 36 años, la mayor parte de los cuales eran varones (75%). La intervención se llevó a cabo a finales del mes de abril de 2003, y consistió en una sesión de formación en DRA de 4 h de duración.
Instrumentos de medida y formas de registro
en función del tipo de datos
Cuestionario de valoración de la actividad. Los asistentes a las sesiones de formación respondieron a un cuestionario de valoración del módulo de formación elaborado para este estudio (anexo 1).
Cuestionario de nivel de conocimientos y actitudes. Los cambios en conocimientos y actitudes se analizaron a partir de las respuestas a un cuestionario ad hoc de 20 preguntas administrado antes y después de la
intervención (anexo 2). El cuestionario constaba de
4 bloques:
-- El primero (ítems 1-7) recogía el nivel de conocimientos del sujeto sobre el alcohol y las bebidas alcohólicas.
-- El segundo grupo de preguntas (ítems 8-12) recogía información sobre sus opiniones y actitudes respecto al papel del profesional de la hostelería en la reducción de las consecuencias negativas del consumo de alcohol.
-- El tercer bloque (ítems 13-16) medía la autoeficacia percibida, es decir, en qué medida se creería capaz de detectar situaciones problemáticas relacionadas con el consumo de alcohol y de intervenir de manera eficaz para evitar un consumo inadecuado.
-- Las últimas preguntas del cuestionario (ítems 16-20) hacían referencia a las expectativas del sujeto en el curso de formación en DRA.
Estudio de campo sobre cambios conductuales. Los cambios en la conducta de los camareros a la hora de dispensar bebidas alcohólicas se midieron mediante la observación sistemática de situaciones preparadas (embriaguez simulada a cargo de actores) en un contexto natural, antes y después de la formación. Los sujetos de observación ignoraban que iban a ser observados. Los propietarios de los establecimientos que habían dado su consentimiento para la participación, aunque conocían el proyecto a grandes rasgos, ignoraban tanto el momento en que se iban a realizar las observaciones como quienes iban a llevarlo a cabo, ni en qué modo. Se elaboró un listado de categorías para que observadores entrenados registrasen cuantitativamente la conducta de los participantes.
Se propusieron 2 categorías: conductas adecuadas y conductas inadecuadas:
-- Conductas adecuadas: ignorar el pedido, rechazar servir, sugerir comer, sugerir bebida sin alcohol, rechazar invitar a consumición con alcohol, invitar a consumición sin alcohol, dar mensaje preventivo para evitar la conducción bajo los efectos del alcohol, dar mensaje preventivo sobre la embriaguez, utilizar el apoyo del servicio de seguridad o de compañeros y pedir el DNI en caso de sospecha de consumo por parte de menores.
-- Conductas inadecuadas: servir inmediatamente, sugerir bebidas con alcohol, invitar a consumición con alcohol, consumir con los clientes y dar mensajes contrapreventivos que puedan inducir al cliente a conducir bajo los efectos del alcohol.
Para observar las conductas y para simular situaciones problemáticas en torno al consumo de alcohol, se entrenaron 8 sujetos de la Asociación de Teatro de la Facultad de Psicología de la UB. Se formaron 2 equipos de 4 sujetos (2 observadores y 2 actores en cada equipo). Los actores llegaban a la barra del local simulando una conducta de intoxicación etílica y pidiendo 2 combinados. Al pedir la primera copa, los actores se aseguraban que el camarero hubiera notado su estado de pseudoembriaguez; para ello, molestaban a los observadores que estaban situados a su lado y que también simulaban ser clientes. Después de vaciar la primera copa con la ayuda de los observadores, los actores pedían una segunda copa y conversaban con el camarero sobre su deseo de ir a otro local, dejando claro que irían en coche. Los observadores, mientras tanto, identificaban las conductas adecuadas o inadecuadas del camarero y registraban su frecuencia inmediatamente después de salir del local. Para recoger datos observacionales se disponía de una plantilla de registro sistematizada de las categorías de conducta previamente definidas.
La información la proporcionaron observadores externos al programa (datos observacionales) y los intermediarios-participantes del programa de formación (informes verbales, cuestionarios). La utilización de varias perspectivas previene la subjetividad y el sesgo.
Análisis estadístico
Atendiendo a la magnitud de la muestra y a las características de las variables estudiadas, se planteó un contraste de hipótesis por comparación de medias a partir de un diseño de medidas repetidas: el análisis de los resultados se realizó mediante el test de Wilcoxon (de la versión 11.0 del paquete SPSS para Windows), por ser una prueba no paramétrica y, por tanto, menos restrictiva.
Resultados
En la sesión de formación participaron 35 sujetos, aunque sólo se pudieron obtener cuestionarios completos (con respuestas antes y después de la intervención) de 24 de ellos.
En la tabla 1 se muestran los valores medios (en una escala de 0-10) de las puntuaciones en el cuestionario de valoración del módulo de formación.
Nivel de conocimientos y actitudes. La comparación de las medias de los datos recogidos en los diferentes bloques del cuestionario autorreferido se presentan en la tabla 2. Aunque no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre las puntuaciones obtenidas antes y después de la formación, se observa que tanto los conocimientos sobre alcohol, como las actitudes y las opiniones respecto a la importancia del rol del profesional de la hostelería y las expectativas en la efectividad del programa, mejoran moderadamente después de la formación en DRA. En cambio, la percepción de la autoeficacia disminuye ligeramente después de la intervención.
Cambios conductuales. En cuanto a la recogida de datos mediante observación, se pudo completar en 7 de los 8 establecimientos seleccionados. Se efectuó un análisis estadístico a partir de las frecuencias de ocurrencia de las diferentes categorías antes y después de la formación. En el pretest se observaron un total de 10 conductas adecuadas y 22 inadecuadas, en el postest las observaciones fueron de 20 conductas adecuadas y 14 inadecuadas (tabla 3).
La comparación de los datos observacionales obtenidos antes y después de la intervención muestra una reducción estadísticamente significativa del número de conductas inadecuadas (Z = 2,333; p = 0,02). Sin embargo, los cambios en el número de conductas adecuadas no alcanzan el umbral de la significación estadística (Z = 1,219; p = 0,223).
Discusión
Con referencia a la valoración del módulo de formación por parte de los participantes, parece que una vez que conocen los objetivos y estrategias de la DRA, aumenta su nivel de interés por el tema.
Por lo que respecta al nivel de conocimientos sobre el alcohol, no aparecen cambios significativos, acaso porque los participantes ya partían de un nivel bastante bueno.
Los cambios, tanto en actitudes como en autoeficacia percibida, tampoco alcanzan el nivel de significación estadística. El hecho de que en ambos casos disminuyan, nos sugiere que es posible que a mayor conciencia de los problemas que se pueden presentar, se esperen más dificultades. Los resultados del estudio observacional revelan cambios notables en las conductas observadas en las situaciones preparadas de manera natural. No obstante, únicamente la reducción de las conductas inadecuadas de los camareros (servir inmediatamente, sugerir bebida con alcohol, etc.) a la hora de dispensar bebidas alcohólicas a clientes intoxicados alcanza significación estadística.
Estos resultados coinciden con los hallazgos de otros trabajos que muestran que, aunque existen diferencias en cuanto a los resultados de diversos programas de formación en DRA, contribuyen, en general, a minimizar los riesgos asociados al consumo de bebidas alcohólicas15.
En Estocolmo5, la evaluación de una intervención que incluía formación para la DRA e iniciativas de política comunitaria, demostró que, 3 años después de iniciado el programa, se había reducido de forma significativa (del 4 al 47%) la dispensación de alcohol a clientes simulados que aparentaban estar embriagados. A pesar del mejor rendimiento del grupo que había sido entrenado (55% de rechazo) frente a los no entrenados (48%) dentro de la misma área urbana y frente al grupo control, de otra área de la ciudad (38%), las diferencias no fueron significativas. Esto se atribuyó al hecho de que los cambios en la política de la comunidad habían afectado a ambas áreas. Este hallazgo muestra la importancia de implementar los programas de DRA en el marco de otras estrategias de prevención comunitaria. Se ha constatado que los programas de DRA que se acompañan de otras estrategias, tales como medidas de tipo policial y legislativo5, o que incluyen un programa de conductor designado y vales de descuento para promocionar el transporte seguro de personas intoxicadas8, obtienen mejores resultados.
En conjunto, se estima que los programas de DRA pueden reducir el consumo de riesgo y los episodios de consumo copioso y especialmente las agresiones y conductas violentas, siempre que se apoyen en cambios reales en la política de dispensación del establecimiento y tengan el refuerzo de la policía local16.
La formación capacita a los profesionales de la hostelería para aplicar estrategias que ayuden a prevenir intoxicaciones y conductas de riesgo de los clientes y a detectar la embriaguez de manera precoz.
En futuros estudios, sería interesante introducir modificaciones con el fin de evitar sesgos en los resultados: aumentar el número de establecimientos y sujetos observados, hacer la selección de la muestra al azar y, por último, contar con un grupo control con el objeto de realizar un estudio experimental.
De la misma manera, se podría ampliar la duración de las sesiones de formación e incluir una sesión especial para los propietarios de los locales, con la finalidad de trabajar aspectos de la política de empresa en relación con el consumo de bebidas alcohólicas.
A pesar de las indudables limitaciones metodológicas de este estudio, especialmente en lo que concierne a la selección de la muestra y a la falta de grupo control, los resultados sugieren que la formación en DRA es una herramienta que puede contribuir a prevenir el consumo abusivo de bebidas alcohólicas desde el ámbito comunitario.