El consumo, el abuso y la dependencia de sustancias es un fenómeno ampliamente difundido en nuestra sociedad y es cada vez más frecuente detectar el uso de múltiples drogas. Permanentemente está cambiando el perfil del consumidor de sustancias psicoactivas y el tipo de vías de administración utilizadas, que en ocasiones son altamente directas. La influencia de consumo de las nuevas drogas sobre el curso, pronóstico y tratamiento de las enfermedades metales es innegable. Por todo ello, el abordaje de estos pacientes supone nuevos objetivos y que los profesionales de la salud mental se deban enfrentar en la clínica con nuevos retos1.
No se conocen con exactitud los efectos del consumo de drogas a medio-largo plazo, aunque es probable que puedan producir alteraciones psicopatológicas desconocidas en la actualidad. Con las aportaciones procedentes de la investigación básica se puede hipotetizar que inducirán cambios de personalidad, alteraciones en el control de los impulsos, agresividad, pérdida del contacto con la realidad, trastornos afectivos y de ansiedad, y alteraciones cognitivas. Es conocido desde hace años que en animales las drogas alteran a nivel central el funcionamiento de los sistemas dopaminérgico, serotoninérgico y otros. En humanos no se conoce con fidelidad cuáles son las consecuencias neurobiológicas del consumo repetido y su relación con la patoplastia de los trastornos mentales.
A pesar de la importancia y del impacto social de los enfermos dependientes, nuestro conocimiento de las bases neurobiológicas de estas enfermedades, su pronóstico y de la utilidad real de los distintos tratamientos es limitado. En la actualidad, se apuntan como objetivos deseables la descripción de marcadores biológicos de vulnerabilidad y el uso de tratamientos farmacológicos específicos, que produzcan menos efectos secundarios faciliten la adhesión del paciente y eviten las recaídas. Sin embargo, la aproximación al tratamiento de los pacientes es, en muchas ocasiones, empírica.
En los últimos años se observa un indudable aumento del conocimiento relacionado con las bases fisiopatológicas de la dependencia, tanto desde la perspectiva genética como de los cambios neuroadaptativos en animales de experimentación; sin embargo, es difícil trasmitir la experiencia y el conocimiento desde los estudios de experimentación básica hasta la clínica humana.
Se conocen las dificultades para poder intercambiar experiencias desde los investigadores básicos a los clínicos y de éstos a los epidemiólogos. Hay diversos problemas que podrían explicar esta situación, por una parte las dificultades de comprensión de unos hacia otros, el tiempo y el ritmo de la investigación son absolutamente distintos, e incluso el lenguaje utilizado es incomparable. Otros de los problemas fundamentales son el desconocimiento de los investigadores básicos de los equipos que realizan investigación en humanos, y viceversa, y la dificultad de ambos para entender y, por tanto, trasladar los avances y los hallazgos procedentes de un campo al otro. Además, en el panorama científico actual apenas existen actividades y puntos de encuentro, reuniones, congresos, jornadas que faciliten específicamente el intercambio y la cooperación.
La existencia de la Red de Trastornos Adictivos ha supuesto la creación de un foro donde las ideas pueden fluir desde la investigación básica hasta la farmacológica, de ésta hasta la clínica humana y la epidemiología, y de los estudios en humanos hacia la experimentación animal y molecular. Este círculo debe ser cerrado y multidirecional, ya que no se debe olvidar que el fin último de la investigación biomédica debe ser la aplicación del conocimiento en los pacientes, mejorar la comprensión de la enfermedad, el tratamiento y la prevención.
La posibilidad de encontrarnos físicamente, intercambiar experiencias y realizar cursos de formación y algunos trabajos en común es una magnífica oportunidad que nos brinda dicha red. Tener la facilidad de conocernos unos investigadores a otros supone una experiencia de enriquecimiento personal, que probablemente a la larga incida en el rendimiento de los distintos grupos.
Aunque los medios de trabajo y el lenguaje sean diferentes, no se debe obviar que el objetivo final es la comprensión y la cooperación. La necesidad de participar en equipos multidisciplinarios es evidente. Sin embargo, habitualmente, el trabajo real en este sentido todavía es una aspiración, más cercana con instrumentos como es la Red de Trastornos Adictivos. Por todo ello, pensamos que este tipo de redes se debe mantener y promocionar.