Resulta interesante este artículo1 para la práctica clínica, ya que resalta aspectos que vemos a diario en la clínica de «trincheras», como es la importante disminución de la demanda de tratamiento por heroína y el aumento considerable de la demanda por cocaína y otros psicoestimulantes.
Así mismo se plantea que los pacientes consumidores de cocaína tenían menor conciencia de enfermedad que los consumidores de heroína y sin embargo tardaban menos tiempo, desde el inicio del consumo, en solicitarlo, debido, probablemente, a las características de ambas sustancias, la heroína con peor estigma social y síntomas físicos (mayor conciencia de enfermedad) y la cocaína con mejor «aceptación» social pero con mayor problemática psiquiátrica inducida (menor tiempo en solicitar tratamiento).
Se echa en falta, lo que los autores ya indican como limitación, el no comparar estos resultados con sujetos dependientes no adscritos a tratamiento. En un estudio2 realizado con pacientes heroinómanos no adscritos a tratamiento, los que nunca lo habían estado argumentaban: una falta de interés en el tratamiento, preferencia por seguir consumiendo, dificultades de acceso (empadronamiento, listas de espera,...) y lo poca atractivo de la oferta terapéutica existente. Otro de los datos indicaba que este tipo de pacientes presentaban una tasa de comorbilidad psiquiátrita y «distocia» social bastante altas.
Habría sido interesante añadir la comorbilidad psiquiátrica y aspectos relacionados con la utilización de recursos sociales. De cualquier forma es un trabajo que plantea temas interesantes para ser investigados en futuros trabajos, diferencia de acceso y conciencia de enfermedad en relación a sustancia y genero.