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Vol. 1. Núm. 1.
Páginas 27-33 (enero 1998)
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Psicopatología del tabaquismo
Psychopathology and smoking
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E. Becoña, F L. Vázquez
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PSICOPATOLOGÍA


Psicopatología del tabaquismo

Psychopathology and smoking

BECOÑA, E., y VÁZQUEZ, F. L.

Unidad de Tabaquismo. Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela.

Correspondencia:

Dr. E. BECOÑA.

Unidad de Tabaquismo.

Facultad de Psicología.

Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología.

Universidad de Santiago de Compostela.

15706 Campus Universitario Sur.

Santiago de Compostela.

pcelisar@usc.es


RESUMEN: Objetivo: en los últimos años en distintos estudios se ha encontrado que el consumo de cigarrillos está relacionado con otros trastornos psiquiátricos.

Material y métodos: en este trabajo se analiza la evidencia de la fuerte asociación que existe entre fumar y algunos trastornos psiquiátricos tales como depresión, ansiedad, alcoholismo y esquizofrenia.

Resultados: los fumadores que tienen alguno de estos trastornos experimentan una sintomatología de abstinencia más severa, es menos probable que dejen de fumar y es más probable que recaigan. Igualmente, también exploramos algunas de las posibles explicaciones entre fumar y psicopatología.

Conclusiones: se analizan las implicaciones que supone esta relación entre fumar y algunos trastornos psiquiátricos en la práctica clínica.

PALABRAS CLAVE: Fumar. Psicopatología. Dependencia de la nicotina.

ABSTRACT: Objective: in recent years several studies have shown that cigarette consumption is related to other psychiatric disorders.

Material and methods: this article assess the evidence that several disorders, such as depression, anxiety, alcohol and schizophrenia are associated with a high rate of cigarette smoking.

Results: the smokers who have these disorders experience more withdrawal symptoms on quitting, are less likely to be successful at quitting, and are more likely to relapse. We also explores several potential links between began to smoke and psychiatric disorders.

Conclusions: the implications of this relationship between smoking and some psychiatric disorders for clinical practice is analyzed.

KEY WORDS: Smoking. Psicopathology. Nicotine dependence.


Introducción

Durante las décadas de los años setenta y ochenta se descubrieron los procesos neurológicos y conductuales fundamentales de la adicción. Estos hallazgos contribuyeron a aceptar a la nicotina como una droga con un potencial adictivo similar al de la cocaína o los opiáceos. En la tabla I se exponen distintos ejemplos de cómo aplicar los criterios generales para el trastorno de dependencia de sustancias psicoactivas a la dependencia de la nicotina. No obstante, la evidencia científica de que fumar es una conducta altamente adictiva no parece que pueda explicar por sí sola la dificultad que tienen numerosos fumadores para dejar de fumar y permanecer sin fumar1. En las 2 últimas décadas un considerable cuerpo de investigación se ha centrado en el estudio de la relación entre fumar y otras psicopatologías. Hay evidencia de relación entre fumar y sujetos con depresión, ansiedad, alcoholismo y esquizofrenia1,2. La relación entre fumar y estos trastornos psiquiátricos se traduce en una mayor dificultad de estas personas para dejar de fumar y, si lo consiguen, una mayor vulnerabilidad a la recaída.

Tabla I. Criterios para el diagnóstico del trastorno de dependencia de sustancias psicoactivas y ejemplos de su aplicación a la dependencia de la nicotina.


Se necesitan como mínimo 3 de los siguientes síntomas que ocurren durante un período de 12 meses:


Síntoma Ejemplificación

Tolerancia notable
—Necesidad de incrementar considerablemente las cantidades de sustancia para conseguir el efecto deseado.—La mayoría de los fumadores van progresivamente consumiendo más cigarrillos hasta fumar 1 paquete o más a los 25 años de edad.
—Disminución notable de los efectos con el uso continuado de la misma cantidad de sustancia.
—Ausencia de náuseas, vértigo, sequedad de boca, etc.
Síntomas de abstinencia manifestados por
—Síntomas de abstinencia característicos de la sustancia consumida.—Ver tabla II.
—La sustancia se consume para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia. —Muchos fumadores encienden un cigarrillo inmediatamente después de estar en un lugar donde esté prohibido (por ejemplo, avión).
—La sustancia se consume en mayor cantidad o por un período más largo de lo que pretendía la persona.
—La mayoría de los fumadores no quieren fumar 5 años más tarde de haber comenzado el hábito, pero aproximadamente el 70% sigue haciéndolo.
Uno o más esfuerzos inútiles para suprimir o controlar la sustancia
—Una gran parte del tiempo se emplea en actividades necesarias para obtener la sustancia, consumirla o recuperarse de sus efectos.—El 77% de los fumadores han intentado dejarlo, el 55%de éstos no han sido capaces a pesar de hacer múltiples intentos y sólo del 5 al 10% tienen éxito en los intentos de dejarlo sin ayuda.
—Reducción considerable o abandono de actividades sociales, laborales o recreativas a causa del uso de la sustancia.
—Dejar el lugar de trabajo para fumar.
—Uso continuado de la sustancia a pesar de ser consciente de tener un problema físico o psicológico, persistente o recurrente, que está provocado o estimulado por el uso de la sustancia.—Rechazar un trabajo porque no se puede fumar en él.
—Muchos fumadores padecen una enfermedad cardíaca, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, úlceras, etc., y continúan fumando.

Adaptada de la American Psychiatric Association(22).

Como veremos a continuación, se pueden dar múltiples relaciones entre fumar y otras patologías: 1) los factores de riesgo de cada trastorno pueden interactuar y traslaparse; 2) las psicopatología del eje I o II del DSM-IV puede servir como factor de riesgo para fumar; 3) la adicción a la nicotina puede ser un factor de riesgo de la psicopatología; 4) los trastornos psiquiátricos pueden llevar a iniciar el consumo de cigarrillos; 5) algunos trastornos psiquiátricos pueden emerger cuando el sujeto deja de fumar; 6) la psicopatología puede modificar el curso de la adicción a la nicotina en términos de rapidez del curso, respuesta al tratamiento, cuadro sintomático y resultado a largo plazo, y 7) aspectos de mantenimiento (personal y social) del trastorno psiquiátrico pueden llevar a una progresión continuada, consolidación y recaída al consumo de cigarrillos.

Estas relaciones entre fumar y psicopatología tienen como resultado una mayor dificultad para dejar de fumar en aquellas personas que presentan comorbilidad, así como una mayor vulnerabilidad para iniciarse y mantenerse en el hábito. No obstante, todavía ni están claras ni han sido ampliamente investigadas las razones de esta comorbilidad. El objetivo de este trabajo es exponer en qué punto se encuentra la investigación sobre la relación entre fumar y otros trastornos psiquiátricos.

Fumar y trastornos del estado de ánimo

La más conocida y mejor documentada clase de patologías asociadas con fumar es la depresión2-4. La depresión mayor, ya sea historia de depresión mayor, actual o subsindrómica, representa un desafío para muchos fumadores cuando dejan de fumar. También se ha encontrado relación entre fumar y la sintomatología depresiva tanto a nivel clínico como a nivel poblacional y el afecto negativo4. La relación entre fumar y depresión o sintomatología depresiva está bien establecida al inicio del hábito de fumar, en el mantenimiento de la adicción a la nicotina, cuando se deja de fumar y en la recaída4.

La mayoría de los estudios se han centrado en el estudio de la relación entre fumar e historia de depresión mayor. La historia de depresión mayor oscila entre el 31 y el 61% en los estudios de programas para dejar de fumar de tipo clínico5,6. Esta prevalencia es significativamente mayor que la encontrada en la poblacion general. En estudios basados en la población general también se ha encontrado una mayor prevalencia de historia de depresión mayor entre los fumadores7.

La historia de depresión mayor y el experimentar actualmente síntomas depresivos están asociados de modo independiente con el fracaso para dejar de fumar, mayores niveles de afecto negativo durante el síndrome de abstinencia y una mayor recaída. La dependencia de la nicotina diagnosticada por el DSM ha demostrado que es más prevalente entre los individuos con una historia de depresión mayor7. Los fumadores dependientes (determinado por el test de Fagerström de dependencia de la nicotina) puntúan significativamente más alto en el inventario de depresión de Beck que los fumadores no dependientes8. Algunos clínicos también han observado relación entre dejar de fumar y el desarrollo de un episodio de depresión mayor9, aunque pocos estudios prospectivos han probado esa asunción. La terapia de sustitución de la nicotina, los antidrepresivos (por ejemplo, fluoxetina, nortriptelina, bupropion), los tratamientos cognitivoconductuales, la combinación de tratamientos farmacológicos y cognitivoconductuales y la terapia de apoyo pueden ser útiles especialmente en fumadores con una historia de depresión mayor o afecto negativo asociado con intentos anteriores de dejar de fumar 4.

Fumar y ansiedad

La prevalencia de fumar entre las personas que padecen algún trastorno de ansiedad oscilan entre el 40 y el 50%. Breslau et al10 demostraron una asociación significativa entre ansiedad y dependencia de la nicotina. Aquellas personas con una historia de trastornos de ansiedad (no las personas dependientes de alcohol o drogas) sufrían síntomas de abstinencia más graves. No obstante, es llamativo el hecho de que no se encontró que tener historia de trastornos de ansiedad se relacionara con un aumento de la probabilidad de seguir fumando. Otro estudio11 sobre un análisis de los datos epidemiológicos de los datos del estudio NIMH-ECA en Durham, Carolina del Norte, demostró que el trastorno de ansiedad generalizada, al menos entre los hombres, estaba significativamente relacionado con fumar y con la incapacidad de dejarlo incluso después de controlar los trastornos de depresión mayor y alcoholismo. Los estudios realizados en España no han hallado relación entre fumar y ansiedad. Canals et al12 no encontraron asociación entre ansiedad rasgo y la conducta de fumar. Becoña et al13 tampoco hallaron una relación entre fumar y ansiedad estado y ansiedad rasgo en un estudio representativo de la población de Galicia en el que participaron 1.615 sujetos de 18 o más años.

Curiosamente, la asociación entre el trastorno de ansiedad generalizado y fumar no se ha encontrado en muestras clínicas para dejar de fumar, lo que posiblemente refleje el hecho de que las personas con trastornos de ansiedad generalizada, los cuales tienden a ser una condición crónica, están mucho menos inclinados a intentar dejar de fumar. Evidentemente, existe algún tipo de relación entre fumar y trastornos de ansiedad, pero esto no parece influir en la capacidad del paciente para dejar de fumar como ocurre con el grupo de personas con depresión. Como los fumadores tienen la creencia de que los cigarrillos tienen un efecto ansiolítico es probable que este grupo tenga niveles elevados de consumo2.

Fumar y alcohol

La dependencia del alcohol se ha asociado con un consumo elevado de cigarrillos, fracaso en los tratamientos para dejar de fumar y recaída. La prevalencia de fumar en alcohólicos, estén abstinentes o no, se estima entre el 80 y el 90%. Esto constituye un fenómeno muy importante, dado que no menos del 5% de la población pueden tener un trastorno de dependencia alcohólica. Éstos son fumadores de alto riesgo de enfermedades cardiovasculares y de otras asociadas con una ingesta de alcohol excesiva y de fumar cigarrillos. El uso combinado de tabaco y alcohol presenta un riesgo incrementado para la salud, dados los efectos sinérgicos de estas sustancias. Más aún, un informe reciente ha encontrado que las enfermedades relacionadas con el tabaco son la causa principal de muerte entre los sujetos que fueron tratados antes de dependencia del alcohol14. Por tanto, los alcohólicos representan un importante grupo para las intervenciones para dejar de fumar. Además, las personas que han dejado de beber tienen un mayor grado de dependencia de la nicotina y tienen más dificultades para dejar de fumar. Dejar de fumar también parece que está asociado con la abstinencia a largo plazo del alcohol. Dejar de fumar no afecta de modo negativo a aquellos sujetos que están abstinentes del alcohol u otras drogas.

A pesar de estos hallazgos, los tratamientos para dejar de fumar casi no se han estudiado en esta población de riesgo. Se sabe que la prevalencia de los porcentajes de fumar entre los alcohólicos no parecen necesariamente declinar con los años de abstinencia del alcohol, aunque dejar de beber aumenta la probabilidad de dejar de fumar. Recientemente se han realizado algunos estudios que han obtenido resultados prometedores. Hurt et al15, en una muestra de pacientes ex alcohólicos, encontraron un porcentaje de abstinencia mayor en el grupo tratado con parches de nicotina que en el placebo (31 vs 0%, respectivamente). En un ensayo clínico reciente16 con 205 alcohólicos con al menos 3 meses de abstinencia continua del alcohol se evaluaron 3 intervenciones para dejar de fumar adaptadas a esta población. La abstinencia a 1 año de seguimiento osciló entre el 25,7 y el 27,4% y el porcentaje de recaída para el alcohol fue menos del 4,0%. También se ha examinado una intervención de terapia cognitivoconductual especificamente diseñada para fumadores con historia conjunta de dependencia alcohólica y depresión17. Los participantes en el estudio fueron 29 fumadores altamente dependientes (media cigarrillos/día = 32,2), con un promedio de 6,8 años de abstinencia continua del alcohol y otras drogas. Este estudio demostró que el añadir terapia cognitivaconductual para manejar el estado de ánimo mejoró significativamente los resultados del tratamiento para dejar de fumar entre alcohólicos abstinentes con una historia de depresión mayor. Por tanto, los tratamientos que se dirijan al manejo del estado de ánimo pueden ser eficaces como componentes adicionales de las intervenciones para dejar de fumar en alcohólicos abstinentes con una historia de depresión mayor.

Fumar y esquizofrenia

El consumo de cigarrillos también es muy frecuente entre las personas que padecen esquizofrenia. Aproximadamente entre el 70 y el 90% de los pacientes con esquizofrenia crónica son fumadores. Hay muchos factores que pueden contribuir a que las tasas de fumar en los sujetos esquizofrénicos sean tan elevadas, incluyendo el potencial efecto positivo de la nicotina sobre el sistema de neurotransmisión que está implicado en la esquizofrenia, la atenuación de los efectos secundarios de los medicamentos psicotrópicos, que experimenten un síndrome de abstinencia más severo, factores sociales como tener ingresos y logros académicos más bajos y pocas habilidades de afrontamiento (por ejemplo, estos sujetos suelen tener un déficit acusado en habilidades de tipo social)18.

El que esta población deje de fumar es muy relevante, porque fumar cigarrillos modifica la sintomatología psiquiátrica (el síndrome de abstinencia de la nicotina puede confundir o exacerbar la sintomatología de la esquizofrenia). También se reducen los niveles en sangre de la medicación antipsicótica, pues la nicotina incrementa la metabolización de los neurolépticos y de otras drogas incluyendo algunos medicamentos para la ansiedad y para la depresión. Algunos estudios han demostrado que fumar baja los niveles de concentración en sangre de los neurolépticos que se suelen prescribir con más frecuencia (por ejemplo, haloperidol) hasta un 30%. Hasta la actualidad sólo se han llevado a cabo 2 estudios acerca del tratamiento de la dependencia de la nicotina en individuos con esquizofrenia. En el primero19 al menos el 13% de los sujetos permanecieron abstinentes durante 6 meses, combinando terapia de conducta y farmacológica (chicle y parche de nicotina). En el segundo20 se utilizó un programa de grupo para dejar de fumar, consiguiendo dejar de fumar el 41% al final del tratamiento y a los 3 y 6 meses permanecían abstinentes el 16 y el 12%, respectivamente. Los resultados de ambos estudios demuestran que es posible que un porcentaje significativo de personas con esquizofrenia puedan dejar de fumar y, aunque la recaída es importante, un número relativamente importante de sujetos consiguen mantenerse abstinentes a medio plazo.

Repercusiones clínicas

La conducta de fumar cigarrillos cada vez es más relevante para los clínicos, ya que fumar es una fuente de revelaciones de psicopatología entre sus pacientes2. La conducta de fumar puede ser útil como un marcador de algunos trastornos psiquátricos. De ahí que la identificación de este tipo de pacientes puede ser de gran utilidad, pues nos permitiría implementar estrategias preventivas o de choque para este tipo de problemática. Ya algunos investigadores3señalan como medida de prevención que en los próximos años se debería intentar identificar a aquellos sujetos en alto riesgo de iniciarse a fumar y desarrollar tratamientos que se ajusten a las características de esas poblaciones. Por tanto, una línea a seguir será desarrollar intervenciones dirigidas a los fumadores que presentan esta clase de trastornos. Esto es diferente a lo que se ha hecho hasta ahora, donde están en boga los programas comunitarios por la excelente optimización de su relación coste-eficacia. A corto plazo este replanteamiento de las intervenciones para dejar de fumar presentarán unos costes importantes, sin embargo, a medio y a largo plazo, y dado que un elevado porcentaje de fumadores presentan este tipo de trastornos, se conseguirá aún una relación coste-eficacia más adecuada que la que existe en estos momentos.

La alta prevalencia de fumar entre los pacientes psiquiátricos es también de significación para los clínicos por otras razones. Los síntomas del síndrome de abstinencia de la nicotina puede imitar, disfrazar o agravar los síntomas de otros trastornos psiquiátricos o los efectos secundarios de otras medicaciones. La abstinencia de fumar puede causar, entre otros, ansiedad, insomnio, aumento del apetito, dificultad en la concentración, inquietud, dolor de cabeza y disminuir el temblor (tabla II). Estudios empíricos indican que estos efectos pueden influir la precisión del diagnóstico de los trastornos principales tales como la abstinencia de drogas y la enfermedad de Parkinson. Dejar de fumar puede producir cambios clínicos significativos en los niveles sanguíneos de algunos fármacos tanto para trastornos físicos como psiquiátricos21 (tabla III). Por ejemplo, fumar disminuye los niveles de la clozapina y del haloperidol en un 30%. Fumar también disminuye los efectos sedativos de las benzodiazepinas.

Tabla II. Signos y síntomas de abstinencia que con mayor frecuencia experimentan los fumadores cuando han dejado de fumar.


Cambios de estado de ánimoSíntomas fisiológicosSignos fisiológicos

Irritabilidad/frustración/iraSomnolenciaAumento de peso
AnsiedadFatigaDisminución de la frecuencia cardíaca
DepresiónInquietudAumento de la circulación periférica
HostilidadDificultad de concentraciónDisminución de la adrenalina, noradrenalina y cortisol
ImpacienciaDisminución de la agilidad mentalen orina
AturdimientoCambios en el EEG
CefaleaCambios en las funciones endocrinas
Opresión torácicaCambios en los neurotransmisores
Dolores y molestias corporalesDisminución del rendimiento
Hormigueos en las extremidadesTrastornos del sueño
Molestias gástricasEstreñimiento
HambreTranspiración
Impulso de fumarÚlceras bucales
AnsiedadAumento de la tos

Tabla III. Efecto de la abstinencia de la nicotina en los niveles en sangre de las medicaciones psiquiátricas.


Aumenta los nivelesNo aumenta los nivelesNo está claro

ClomipraminaAmitriptilinaAlprazolam
ClozapinaClordiazepóxidoClorpromazina
DesipraminaEtanolDiazepam
DemitildiazepamLorazepam
DoxepinMidazolam
FlunazinaTriazolam
Haloperidol
Imipramina
Oxacepam
Nortriptilina
Propanolol

Adaptada de Hughes(21).

La alta prevalencia de fumar tiene también significación para los investigadores de la psicología y la psiquiatría. Fumar modifica los sistemas de neurotransmisión que influyen en la ansiedad, el estado de ánimo y la cognición. Por ejemplo, fumar incrementa el funcionamiento colinérgico y noradrenérgico y la abstinencia del tabaco lo disminuye. Por tanto, el que fumen o dejen de fumar los sujetos que estén siendo estudiados puede oscurecer la relación de estos sistemas para los trastornos psiquiátricos.

Tabaco y otras patologías: su tratamiento

Aunque las intervenciones breves, la autoayuda y la terapia de apoyo son efectivas con los pacientes con trastornos médicos en general, este tipo de terapias puede que no sean suficientes con pacientes psiquiátricos. La eficacia de las intervenciones para dejar de fumar en este subgrupo de fumadores es menor. Parece probable que muchos fumadores con este tipo de trastornos psiquiátricos utilizan la nicotina para manejar los déficit afectivos y conductuales. Las patologías pueden reaparecer o exhacerbarse al dejar de fumar. En vez de ser efectos transitorios, que alcanzan su apogeo en 2 ó 3 días y después desaparecen, pueden persistir y llegar a ser cada vez más molestos2. Esto claramente tiene repercusiones en el tratamiento para dejar de fumar. Las manifestaciones subclínicas de problemas como la depresión o ansiedad son tan frecuentes, especialmente en las mujeres, que podría ser útil preguntar por la historia de tales problemas para anticipar e inocular contra la posible reaparición de los mismos. Podría ya tomarse en cuenta la posibilidad de introducir la terapia de conducta o la medicación en los primeros intentos para dejar de fumar que hagan estos pacientes22. Dado que muchos pacientes psiquiátricos ya han sido incluidos en terapia individual o de grupo, sería importante tener en cuenta las preferencias del paciente y que elija la modalidad que él prefiera22. Si el paciente tiene problemas específicos que le suponen un obstáculo para dejar de fumar (por ejemplo, problemas de asertividad), el terapeuta puede trabajar este problema específico en terapia individual mientras continúa en una terapia de grupo22. Ya que los pacientes psiquiátricos parece que experimentan una mayor sintomatología depresiva cuando dejan de fumar2, en algunos casos se puede usar la terapia de sustitución de nicotina, especialmente el parche de nicotina, combinada con la terapia psicológica incluso en los primeros intentos para dejar de fumar. El incumplimiento y el uso inapropiado del chicle de nicotina es elevado. El nebulizador intranasal de nicotina es susceptible de abuso potencial. La clonidina presenta efectos secundarios importantes y no ha demostrado una eficacia consistente en el tratamiento para dejar de fumar. Aunque muchos pacientes psiquiátricos fuman una cantidad elevada de cigarrillos e inhalan el humo del cigarrillo profundamente, no se ha demostrado que dosis más elevadas de terapia sustitutiva de nicotina que las que se utilizan normalmente con los fumadores duros sean más eficaces. En algunos casos como, por ejemplo, en la comorbilidad fumar-depresión, la terapia farmacológica o psicológica, ya sean combinadas o solas, presentan resultados alentadores6,9.

La Asociación Americana de Psiquiatría22señala que en aquellos pacientes que tengan una historia de un trastorno psiquiátrico, pero que no están tomando la medicación psiquiátrica ni en psicoterapia, el empezar de nuevo la medicación o la psicoterapia podría disminuir el riesgo de los problemas de abstinencia y prevenir la reaparición de la enfermedad psiquiátri-

ca2,3. Aunque todavía no se ha demostrado que esto sea eficaz, si el paciente o el clínico cree que la sintomatología psiquiátrica ha precipitado las recaídas en anteriores intentos para dejar de fumar se podría considerar la posibilidad de reanudar el tratamiento para el trastorno psiquiátrico en cuestión. En los individuos más afectados severamente puede ser útil tratar la psicopatología concomitante o secuencialmente con la conducta de fumar9.

Por tanto, el tratamiento para la población psiquiátrica fumadora es el mismo que la recomendada para los demás fumadores, aunque en este caso es muy importante vigilar la evolución del paciente para controlar adecuadamente las repercusiones que pueda tener el abandono de los cigarrillos en el trastorno psiquiátrico.

Conclusiones

Creemos que lo que está sucediendo con el binomio fumar-otros trastornos psiquiátricos lo expresaron muy acertadamente Hall et al3 hace unos años: «... hace 40 años, cuando fumar cigarrillos era normativo,

la prevalencia de otros trastornos distintos a la dependencia de la nicotina en los fumadores era probablemente mucho más baja. Las características de los fumadores están cambinado. Esto es debido a los avances en los tratamientos para dejar de fumar y en los esfuerzos preventivos y al aumento de la presión social sobre los fumadores. Aunque actualmente fumar puede ser un buen marcador para el riesgo de depresión o abuso del alcohol, cambios en la población pueden cambiar la relación relativamente rápido para que en pocos años otros trastornos (por ejemplo, la esquizofrenia) se puedan asociar exactamente con fumar» (p. 765). Cada vez habrá menos fumadores, pero éstos tendrán un mayor grado de adicción a la nicotina y es más probable que presenten una mayor comorbilidad psiquiátrica.

Las conclusiones más importantes que se pueden extraer de todo lo expuesto en este artículo son: 1) existen estudios significativos que demuestran con claridad la relación entre fumar y otras psicopatologías; 2) dejar el tabaco es mucho más difícil para los pacientes que presentan otros trastornos psiquiátricos que para el resto de la población; 3) los fumadores a menudo intentan dejar de fumar y quizá sean incapaces por un trastorno psiquiátrico adicional; 4) los fumadores con psicopatología tienen más probabilidades de fracasar en sus intentos de dejar de fumar; 5) los que siempre han fumado tienen mayor probabilidad de tener otros trastornos psiquiátricos en comparación con quienes no han fumado nunca; 6) otras investigaciones muestran que fumar cigarrillos puede asociarse a los síntomas de la psicopatología más que a la psicopatología misma; 7) el grado de dependencia del tabaco se relaciona con la probabilidad de experimentar otros trastornos psiquiátricos; 8) los fumadores que previamente han presentado otras patologías psiquiátricas tienen mayor probabilidad de convertirse en adictos a la nicotina; 9) quienes han fumado durante un largo período es probable que también experimenten psicopatologías adicionales; 10) los síntomas comunes de abstinencia del tabaco, incluyendo irritabilidad, nerviosismo y disforia, son más graves en quienes presentan una historia de trastorno psiquiátrico que el resto de la población que deja de fumar, y 11) un historial de fumar y otros trastornos psiquiátricos acabará probablemente en seguir fumando. La evidencia anterior confirma que los sujetos con historia o padecimiento actual de otros trastornos psiquiátricos es más probable que se inicien en el hábito de fumar y posteriormente tienen más dificultad para dejar de fumar y una mayor probabilidad de recaída.

Tolerancia notable

-- Necesidad de incrementar considerablemente las cantidades de sustancia para conseguir el efecto deseado.

-- Disminución notable de los efectos con el uso continuado de la misma cantidad de sustancia.

Síntomas de abstinencia manifestados por

-- Síntomas de abstinencia característicos de la sustancia consumida.

-- La sustancia se consume para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.

-- La sustancia se consume en mayor cantidad o por un período más largo de lo que pretendía la persona.

Uno o más esfuerzos inútiles para suprimir o controlar la sustancia

-- Una gran parte del tiempo se emplea en actividades necesarias para obtener la sustancia, consumirla o recuperarse de sus efectos.

-- Reducción considerable o abandono de actividades sociales, laborales o recreativas a causa del uso de la sustancia.

-- Uso continuado de la sustancia a pesar de ser consciente de tener un problema físico o psicológico, persistente o recurrente, que está provocado o estimulado por el uso de la sustancia.

-- La mayoría de los fumadores van progresivamente consumiendo más cigarrillos hasta fumar 1 paquete o más a los 25 años de edad.

-- Ausencia de náuseas, vértigo, sequedad de boca, etc.

-- Ver tabla II.

-- Muchos fumadores encienden un cigarrillo inmediatamente después de estar en un lugar donde esté prohibido (por ejemplo, avión).

-- La mayoría de los fumadores no quieren fumar 5 años más tarde de haber comenzado el hábito, pero aproximadamente el 70% sigue haciéndolo.

-- El 77% de los fumadores han intentado dejarlo, el 55% de éstos no han sido capaces a pesar de hacer múltiples intentos y sólo del 5 al 10% tienen éxito en los intentos de dejarlo sin ayuda.

-- Dejar el lugar de trabajo para fumar.

-- Rechazar un trabajo porque no se puede fumar en él.

-- Muchos fumadores padecen una enfermedad cardíaca, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, úlceras, etc., y continúan fumando.

Adaptada de la American Psychiatric Association22.


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