Riesgos de beber y conducir
El consumo de alcohol es la causa más común de accidentes de coche1 y el conducir bajo su efecto (CBEA) causa muchas muertes y traumas innecesarios cada año.
En Finlandia, es ilegal conducir un vehículo si la concentración de alcohol en sangre es de 0,05% o más. El porcentaje de conductores ebrios en el flujo de tráfico ha variado desde 0,19% a 0,31%2. El número verdadero de conductores ebrios detenidos por la policía disminuyó desde 29.759 en 1990 a 20.390 en 1994, sin embargo, desde entonces, se ha incrementado. En unos 2/3 de los casos, la concentración de alcohol en sangre ha sido al menos 0,12%3. El alcohol afectó al 27% de las víctimas mortales por accidente de tráfico en 1990. Desde entonces, el porcentaje ha disminuido; en 1997, fue del 25%4. En total, unas 100 muertes y 1.300 lesiones anuales por tráfico en Finlandia son consecuencia del alcohol. En comparación, en los Estados Unidos entre 1990 y 1994, el alcohol afectó al 46% de todas las víctimas por accidente de tráfico5. El número de actos de conducir relacionado con drogas es bajo (unas 1.000 detenciones en el año 2000), no obstante, también está aumentando en Finlandia. Aunque el número de conductores ebrios en el flujo del tráfico y el número real de muertes por accidentes de tráfico debidas al alcohol puede considerarse bastante bajo en Finlandia, cada muerte e invalidez así causada se puede considerar innecesaria, y que también el conducir bajo el efecto del alcohol es un problema serio en nuestro país.
Eficacia de los programas para el tratamiento de conducir bajo el efecto del alcohol
Desde la década de los 60, existe una enorme cantidad de literatura sobre la rehabilitación, la educación y el tratamiento de los infractores de CBEA. En el año 1988, basado en 28 estudios de rehabilitación, Foon concluyó que no existen pruebas definitivas de cualquier programa de tratamiento que reduzca la reincidencia subsecuente de los participantes6. En 1991, McKnight y Voas averiguaron que las sanciones que incluyen la retirada del carnet de conducir, combinadas con los programas educativos, daban como resultado una mayor reducción en los accidentes de tráfico relacionados con el alcohol, comparado con sanciones que sólo conllevan la retirada del carnet7.
En un meta-análisis publicado en 1995, Wells-Parker et al, concluyeron que el efecto medio de la reeducación sobre la reincidencia de conducir/beber era una reducción de 8%-9% mayor, comparada con la no-reeducación8. Finalmente, concluyen que es probable que los efectos del tratamiento se subestimen en la literatura debido al exceso de énfasis en la educación como tratamiento para todos los infractores y en la reincidencia como la medida de resultado más común.
Desde entonces, se han logrado buenos resultados en varios países cuando se han combinado la retirada del carnet de conducir con el tratamiento relacionado con el alcohol9-12. Sin embargo, falta un nuevo meta-análisis.
Antecedentes del proyecto
Durante el verano de 1996, se lanzó en Finlandia la Directriz de la Unión Europea, estableciendo los requisitos en relación con la conducción. Según dicha Directriz, no debe permitirse el carnet de conducir a un solicitante que sufra adicción al alcohol y/o las drogas. Sin embargo, se le puede permitir el carnet a un infractor de CBEA si éste puede controlar su consumo de alcohol, y es certificado por un médico.
En 1998, basado en la Directriz de la UE, el Ministerio de Bienestar Social y Salud emitió una guía para médicos titulada: «Como evaluar el consumo de alcohol y de drogas en relación con el acto de conducir.»13 Esta guía dio información práctica sobre dónde debe evaluarse, así como, por quién. El Ministerio de Gobernación introdujo una guía para la Policía a comienzos de 1999. Sin embargo, continuaron existiendo problemas prácticos: cómo organizar la colaboración entre la policía y la atención sanitaria y social, cómo realizar el trabajo y cuál sería el contenido del seguimiento y evaluación. Por esta razón, empezó el presente proyecto a finales del año 1998. El proyecto pretende encontrar respuestas prácticas sobre cómo organizar la actividad multidisciplinaria, en primer lugar a nivel local en la ciudad de Tampere con más de 180.000 habitantes y después, a nivel nacional. También pretendemos evaluar la eficacia del tratamiento con relación a la reincidencia de CBEA.
La evaluación finlandesa de CD y el programa de tratamiento
Organización
El grupo multi-profesional de planificación del proyecto estableció un consenso local de la organización posterior al inicio del proyecto. Los infractores de CBEA detenidos por la policía al menos dos veces durante los tres últimos años por conducir bajo el efecto del alcohol se enviaron a la Clínica-A de Tampere (equipo comunitario de drogas y alcohol). Aquellos conductores que estaban en posesión de su primer carnet provisional de conducir (emitido para dos años) se enviaron a la Clínica-A del Centro de Juventud. Primero tuvieron que ser evaluados después de un acto de conducir en estado ebrio. Después de la primera detención, los consumidores de drogas también se enviaron a la policlínica de adicción del Hospital Central Universitario. Generalmente, fue el mismo policía el que motivó a los infractores y quien les dio la información preparada por escrito para el proyecto. El tratamiento y la evaluación la realizaron los trabajadores sociales y los médicos. Al final del programa, firmaron los certificados uno de los dos médicos en la Clínica-A y un médico de la policlínica de adicción.
Asimismo, aquellos conductores detenidos por primera vez debido a CBEA se les envió a contactar con el centro de salud cercano a la comisaría de policía. Este grupo no necesitó un certificado o evaluación, aunque el objetivo es el de utilizar una intervención breve como medida contra la reincidencia.
Con el tiempo, los recursos de la Clínica-A resultaron ser demasiado escasos. Por esta razón, ahora hemos ampliado la evaluación a los centros de salud municipal y también a médicos privados seleccionados para los casos menos graves, cuando el infractor no tiene contacto previo con la Clínica-A. Todos los que participan en la evaluación deben ser especialistas, bien en medicina general, medicina ocupacional de la salud, psiquiatría o en medicina de adicción.
Variará el modelo de organización en ciudades más pequeñas y municipios. En los municipios que no existan Clínicas-A, los especialistas de los centros de salud deben tomar más responsabilidad de la actividad. Asimismo, los psiquiatras tienen que ser consultados cuando los casos son difíciles.
Contenido
El contenido aproximado de la evaluación se presenta en la tabla I. La duración media del programa es de seis meses. Los marcadores analíticos se proporcionan dos o tres veces, una vez con muy poco tiempo de aviso. La evaluación final se basa en toda la información recogida por el equipo de evaluación (normalmente médico y trabajador social o enfermera) durante el seguimiento.
Primeras experiencias
En total, la policía ha enviado 322 conductores bajo el efecto del alcohol para su evaluación durante los años 1999-2000. De ellos, 255 han sido alcanzados por el proyecto; 233 hombres y 22 mujeres. De aquellos alcanzados, 27 fueron consumidores de drogas y 228 de alcohol. El resultado de la evaluación de los infractores evaluados fuera de la atención primaria (antes de que la organización empezara a utilizar los servicios primarios de salud; 228 de los 255 infractores) se presenta en la tabla II. En total, 21% de aquellos alcanzados han interrumpido la evaluación. Son bastante raros los certificados negativos; muchos reciben certificados afirmativos provisionales, que exigen que haya un nuevo contacto y certificado después de un cierto intervalo (6-18 meses). Consideramos que esta situación es similar en comparación con otras enfermedades graves, en que el intervalo de control del certificado del carnet de conducir es calculado por el médico responsable para el tratamiento del paciente.
Al principio, se consideró la evaluación tanto una carga de trabajo como difícil de realizar. Asimismo, los infractores estaban deseosos de conseguir el certificado cuanto antes. Ahora que el uso de la evaluación ha quedado establecido, la motivación entre los médicos participantes y los trabajadores sociales ha aumentado. Ya se puede ver que muchos de los infractores están motivados para el tratamiento. La carga de trabajo también se considera razonable por los trabajadores, ya que muchos de los infractores son clientes previos en la Clínica-A. Como consecuencia de la estrecha colaboración con la policía, los infractores acuden a la evaluación justo después de la CBEA y normalmente se puede emitir el certificado una vez cumplida la pena. Por lo tanto, el tratamiento ya no se considera como pena adicional por los infractores.
En el ámbito nacional, hemos estado en contacto con los municipios más pequeños. La actividad parece buscar su lugar lentamente en la organización sanitaria en colaboración con la policía. En las zonas rurales, la opinión es que los médicos generales deben llevar principalmente la responsabilidad de la evaluación. Sin embargo, debe existir una posibilidad para la consulta con un especialista en el área.
Finalmente, las experiencias de la policía de Tampere también han sido alentadoras. Muchos de los infractores han dado las gracias personalmente al agente de policía responsable cuando les devuelve sus carnets y dicen que nunca van a verle de nuevo. El futuro nos demostrará el efecto de esta acción sobre la reincidencia y los accidentes de tráfico en carretera.