«Todo debería hacerse lo más simple posible».
El poder de lo simple tiene un impacto sorprendente, especialmente en medicina. Sin embargo, muchas veces nos vemos embebidos en complejos algoritmos diagnósticos y terapéuticos tratando de darle solución a determinada enfermedad, auspiciados por la siempre creciente oferta tecnológica que, en su afán de hacernos más fácil el discernimiento científico, usualmente esquiva los elementos básicos que la conforman, dejando de paso, un hálito de despersonalización que caracteriza la práctica de la moderna medicina.
En este artículo, caracterizado por la pulcritud epidemiológica, digna de la escuela que lo origina, los autores rescatan del cajón de las herramientas diagnósticas urológicas el «diario miccional», piedra angular en el diagnóstico y seguimiento de la vejiga hiperactiva y de toda la afección funcional del piso pélvico1 que a pesar de mantenerse siempre a la mano del urólogo, como todo lo esencial, ha permanecido invisible a los ojos, bien sea por el poco tiempo que dedicamos a los pacientes, por la preferencia al pragmatismo tecnológico, por la poca credibilidad que le concedíamos, por la poca confiabilidad que le teníamos al no tener instrumentos adaptados a nuestro lenguaje o simplemente por el desconocimiento de su verdadero potencial. Hoy en día, no se concibe el inicio de ninguna terapia médica o quirúrgica, dirigida al mejoramiento de condiciones funcionales del tracto urinario inferior sin tener como base un diario miccional empotrado en el corazón mismo de la historia clínica de cada paciente.
A través de un juicioso proceso de validación transcultural, los autores adaptan a nuestro medio el diario miccional de 3 días propuesto por el grupo de vejiga hiperactiva español2, dejándonos como legado una valiosísima herramienta para el diagnóstico y seguimiento de esta condición, demostrado por los elocuentes resultados que lo presentan como un instrumento comprensible, confiable, de bajo costo y fácil acceso para médicos y pacientes.
Considero que como todo lo bueno, es susceptible de mejorarse. Sin embargo, esto solo se logrará si acogemos la invitación que nos hacen los autores para utilizarlo cotidianamente.