Las infecciones de transmisión sexual continúan siendo un problema de salud pública de gran importancia en la mayoría de los países del mundo. Las fallas en el diagnóstico y el tratamiento pueden ocasionar graves complicaciones y secuelas, entre las que se incluyen la infertilidad, la pérdida fetal, el embarazo ectópico y el cáncer anogenital, ocasionando costos muy elevados para su atención.
Con la aparición del VIH y del sida, el control de las mismas comenzó a atraer más atención. Existe una fuerte correlación entre la diseminación de dichas enfermedades y la transmisión del VIH.
La aparición de la resistencia antimicrobiana de varios agentes patógenos transmitidos sexualmente está aumentando, por lo que algunos tratamientos no son eficaces. Aunque se dispone de nuevos agentes como las cefalosporinas de tercera generación y las fluoroquinolonas, para el tratamiento de infecciones causadas por cepas resistentes, su costo continúa siendo elevado.
La prostatitis es el diagnóstico urológico más frecuente en varones menores de 50 años. La prostatitis crónica es causada por enterobacterias, siendo la más común E. coli. Aunque existen otras bacterias asociadas con el desarrollo de prostatitis, la más controversial ha sido Chlamydia trachomatis. Recientemente se reportó su presencia hasta en un 69,4% en secreciones de líquido prostático. En otros estudios, se ha encontrado prevalencias del 37,5% (Rev Mex Urol. 2007;67[5]:.
Un estudio realizado en Medellín mostró que en la prevalencia de infecciones de transmisión sexual de adolescentes escolarizados, C. trachomatis se encontró en el 11,4%; siendo los factores de riesgo más frecuentes: inicio de las relaciones sexuales antes de los 15 años (59,9%), no uso de preservativo (58,2%) o no haberlo utilizado en la última relación sexual (41,7%), no tener conocimientos adecuados sobre salud sexual (39,1%), tener historia de 3 o más parejas sexuales (30,6%), tener parejas sexuales 10 o más años mayores que ellos (20,4%), y tener relaciones sexuales con personas diferentes a la pareja (18,8%) (Iatreia. 2016;29:).
El estudio sobre la prevalencia de patógenos productores de infecciones sexualmente transmitidas en semen de pacientes asintomáticos, muestra que el 9,5% de los voluntarios examinados, tuvieron por lo menos un gérmen productor de enfermedades de transmisión sexual.
El manejo eficaz, una vez se haga el diagnóstico apropiado de la enfermedad, es la base para el control de las mismas, ya que previene el desarrollo de complicaciones y secuelas, y disminuye la diseminación de las infecciones en la comunidad. En el caso de pacientes adolescentes, existe la posibilidad de ejercer prevención sobre los futuros comportamientos sexuales y el tratamiento precoz de dichas enfermedades.