El ejercicio de la urología representa como en la medicina en general un reto constante que incluye la necesidad de fuertes conocimientos, la integración a un ejercicio diagnóstico y las medidas terapéuticas en un escenario muy complicado de interacción paciente, familia y médico, con el peso, además, del permanente cambio, fruto de la innovaciones diarias de terapias y métodos diagnósticos. Como es posible mantenerse actualizado con todas estas innovaciones y adquirir las capacidades que generan la avalancha de estos cambios. Un profesor me enseñó «uno no puede ser el primero en hacer algo, ni el último en dejar de hacerlo». Si a esto le sumamos en este mundo digital actual, la enorme presión de la industria tanto farmacéutica como tecnológica, nos vemos avocados a un dilema permanente casi insalvable al enfrentar la adecuada opción para nuestros pacientes. Cómo separar la lógica personal de la estadística, cuál es la forma para cambiar conductas exitosas por diferencias mínimas, que muchas veces generan aumentos de costos, y que al final de la ruta se traducen en ocasiones en ganancias marginales; es difícil resistir la avalancha mediática que impulsan nuevos medicamentos con diferencias absurdas, y que en ocasiones son generadas en centros de excelencia por impulso de la misma industria. Del otro lado, nuestra capacidad de adaptación al cambio debe lidiar con esta problemática; no podemos ser indiferentes a lo novedoso, persistir en pensamientos obsoletos, pero repito, sin acoger todo lo nuevo, por atractivo que sea sin conocer los reales alcances. Las guías basadas en la evidencia son fundamentales, pero en ocasiones diferencias mínimas ocasionan confusión en la real utilidad, siendo difícil separar la línea entre lo estadísticamente significativo, pero clínicamente irrelevante. Solo la constante educación y actualización juiciosa nos permitirá enfrentar estos desafíos; esto es aplicable a la urología oncológica como al resto de la urología. Tenemos que estar atentos, no nos quedemos en el pasado, pero tampoco nos precipitemos a todo lo nuevo hasta no estar seguros de que las diferencias son adecuadas y justifican el aprendizaje, la creación de esperanzas justificadas y la incidencia en costos más elevados.
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