Es bien sabido por todos que la infección constituye una complicación inherente a cualquier tipo de intervención quirúrgica realizada en un paciente, desde la perspectiva de una consecuencia al acto quirúrgico per se. Sin embargo, surge el interrogante de cómo abordar al paciente que cursa con infección activa del tracto urinario y que será llevado a cirugía.
Por supuesto que en estos casos prima la caracterización e identificación temprana de la patología que comprometa la vida. Es el caso de la pielonefritis enfisematosa, en donde el pilar fundamental del tratamiento es la nefrectomía, independientemente del tiempo de inicio de tratamiento antibiótico1,2.
Existen condiciones adicionales que suponen el control del proceso infeccioso activo para la instrumentación del tracto urinario. En estos casos, se hace necesario el uso de terapia antibiótica efectiva instaurada tras la confirmación microbiológica por identificación de género y especie del uropatógeno, así como de la realización de prueba de susceptibilidad a antibióticos3,4. A su vez, otro escenario posible presente en la práctica diaria expone aquellos casos donde se documenta un proceso infeccioso de origen urinario, en ausencia de aislamientos microbiológicos, en donde la respuesta terapéutica al manejo instaurado se basa en los hallazgos clínicos y paraclínicos posteriores a su inicio.
El gram de orina se constituye como una herramienta diagnóstica y predictiva al urocultivo para verificar la efectividad al tratamiento antibiótico iniciado5.
Varios estudios avalan su efectividad6,7. El gram de orina ha mostrado una alta sensibilidad y especificidad en múltiples estudios. En 2 de ellos, se comprobó una sensibilidad del 95-97% y una especificidad del 80-94%, respectivamente. La desventaja del urocultivo es el largo tiempo de obtención del resultado, siendo útil en estos casos el seguimiento con gram de orina, ya que su bajo costo y rapidez puede orientar hacia una adecuada respuesta al manejo antibiótico instaurado.
En un estudio realizado en la ciudad de Bogotá8, se tomaron pacientes con urocultivo positivo programados para procedimiento urológico, quienes recibieron tratamiento antibiótico y tuvieron gram de orina negativo como requisito para poder ser llevados a cirugía. Estos recibieron tratamiento acorde con el germen aislado y se realizó una tinción de gram y un urocultivo a las 72h de tratamiento.
La duración promedio del tratamiento fue de 8 días, con una duración mínima de 4 y una máxima de 15 días. El 94% de los pacientes que recibieron la terapia con base en el antibiograma tuvieron un gram de orina y un urocultivo negativos a las 72h de tratamiento. El gram de orina presentó un valor predictivo negativo del 100% con respecto al Gold standard, con una sensibilidad y una especificidad del 100%. Intervalo de confianza del 95%.
Con esto se infiere que la probabilidad de que un paciente con un resultado negativo en la tinción gram de orina no presente infección urinaria es del 100%. De los pacientes llevados a cirugía, solo el 2% (1 paciente) presentó un pico febril aislado sin repercusión sistémica que se autolimitó.
Este estudio arrojó unos resultados parecidos a la literatura mundial, con una sensibilidad una especificidad del 100%, pudiendo deducir que la probabilidad de que un paciente con infección urinaria obtenga un resultado positivo en la tinción gram de orina es del 100%, y que la probabilidad de que un paciente sin infección urinaria obtenga un resultado negativo en la tinción gram de orina es del 100%. Con estos resultados podemos deducir que la tinción de gram puede descartar la bacteriuria, en un momento en donde se necesite la orina estéril de un paciente que va a ser llevado a procedimiento urológico.