La intención de cada cirujano es optimizar los procedimientos en cuanto al tiempo quirúrgico, evitar complicaciones intra y postoperatorias, y colaborar en un retorno más rápido a la vida cotidiana de cada paciente. Es por esto que identificar maniobras que traigan beneficios es muy útil y será el dogma a seguir por cada uno de los que hacen prostatectomías radicales, en este caso laparoscópicas.
En cuanto al punto de Rocco debo comentar que no se consigue en todos los casos. Es claro que en próstata de gran tamaño la disección de la cara posterior, la adherida al recto, no es fácil. La próstata está muy cerca del recto y la identificación de esta capa no es frecuente. En cambio en próstata de pequeño tamaño (menores de 60 g) es más fácil identificar el rabdomioesfínter y practicar su reconstrucción.
«Por otro lado, esta maniobra estaría encaminada a mejorar el retorno a la continencia y esto encuentra en la literatura todo tipo de estudios, algunos a favor y otros que no evidencian superioridad vs. no hacerlo.»
Por experiencia personal, evidencia clínica y estadística en la literatura, la maniobra #1 descrita (Rocco stitch) y la maniobra #4 (anastomosis con sutura barbada) dan buenos resultados en el trans y en el postoperatorio. Sin embargo, los resultados de la maniobra de suspensión retropúbica no son mejores cuando se comparaban con pacientes a los que no se les realizó la maniobra. Pocos urólogos la realizan y no se ha evidenciado inferioridad en cuanto a la mejoría del retorno a la continencia estadísticamente significativa, además esta maniobra alarga los tiempos de la prostatectomía radical. Cabe resaltar que los 2 artículos que muestran series comparando esta maniobra son casos hechos con técnica robótica, no creo que sea extrapolable y más cuando se están describiendo maniobras laparoscópicas para mejorar resultados (por maniobrabilidad y visión).
En cuanto a la maniobra #3, «las ventanas peritoneales», creo que debe evaluarse como maniobra que ofrezca ventajas. Me explico, al trabajar extraperitonealmente se busca mantener las ventajas de los espacios separados (peritoneal y extraperitoneal), similar a lo que se hace con cirugía abierta, estas ventajas tienen repercusión sobre todo en el postoperatorio, ya que en caso de presentarse algún sangrado, linfocele o fuga urinaria todo se mantendría contenido en el espacio extraperitoneal sin llevar a los síntomas que generan el contacto de estos fluidos con el peritoneo. Por consiguiente, no encuentro beneficio si se ha realizado por completo extraperitoneal la cirugía. Se estaría convirtiendo en transperitoneal al final.
Para finalizar, es un gusto ver que se siguen sumando grupos quirúrgicos con gran actividad en mínima invasión. Lo cual indica que se han logrado romper barreras que parecían inquebrantables, pues se compite contra los buenos resultados de la cirugía abierta. Ya es claro que nuestros puntos, cirugía mínima invasión, son al menos equiparables, con ventajas en algunas cosas y con una amplia perspectiva de continuar mejorando.