INTRODUCCIÓN
Entre las opciones farmacológicas existentes para el tratamiento de la depresión se incluyen 3 tipos de sustancias: inhibidores de recaptación de serotonina, antidepresivos tricíclicos e inhibidores de la monoaminooxidasa. Todas estas sustancias han mostrado eficacia terapéutica en múltiples estudios controlados. Sin embargo, el mecanismo de acción farmacológico por el que ejercen estos efectos antidepresivos no es aún bien conocido, aunque mayoritariamente se cree que se encuentra relacionado con su unión a determinados receptores neuronales, lo que, en último término, llevaría a un incremento de la transmisión monoaminérgica1. Pese a que estas características farmacológicas, junto con la utilización de modelos animales preclínicos, permiten predecir en buena medida la actividad antidepresiva de los nuevos fármacos, en la práctica clínica la eficacia terpéutica resulta más difícil de predeterminar. Esto se debe, principalmente, a la heterogeneidad en las poblaciones de pacientes, así como a la habitual latencia existente entre el inicio de la administración del fármaco y el comienzo de la acción antidepresiva. Todos estos problemas tienen como consecuencia dificultar el establecimiento de un rango de dosis eficaz. Debe de tenerse, además, en cuenta que los nuevos candidatos todavía pueden fracasar en las fases más tardías del desarrollo clínico. Por ello, se han realizado esfuerzos en identificar marcadores biológicos que, incluso desde la fase I de investigación, permitan predecir los efectos biológicos de los antidepresivos.
Desde hace tiempo se ha especulado con la posibilidad de que los efectos terapéuticos de los antidepresivos pudieran producirse mediante la supresión del sueño REM. En 1975 se sugirió incluso que los antidepresivos no tendrían un efecto consistente en voluntarios sanos2. Sin embargo, un metaanálisis reciente sobre 41 estudios publicados desde 1977 ha mostrado cómo, por término medio, la reducción del tiempo de REM en voluntarios sanos es del 34% cuando se administran antidepresivos en una dosis única, de un 29,2% en dosis múltiple y del 12,2% cuando se administran otras sustancias psicoactivas, no antidepresivas3.
UTILIZACIÓN DE DOSIS ÚNICA FRENTE A MÚLTIPLE
Con la excepción de la nefazodona4 y de la mirtazapina5, la administración de antidepresivos produce respuestas consistentes de reducción del sueño REM3. Así, el análisis retrospectivo de la bibliografía muestra un incremento medio de la latencia REM del 60,1% cuando se utiliza el antidepresivo en dosis única. Debe de tenerse en cuenta que la dosis varía entre el 50 y el 600% de la dosis terapéutica en los diversos estudios analizados. Cuando se realiza una normalización de los efectos en función de las dosis consideradas como terapéuticas, los efectos de reducción del sueño REM varían entre el 27% para la trimipramina y el 81,8% para la oxaprotilina. Aunque no es posible establecer una relación dosis-respuesta clara, se observa mayor supresión del sueño REM cuanto mayor es la dosis empleada. En el caso de la fluoxetina, ésta es especialmente evidente a partir de 60 mg6.
Cuando se utilizan dosis múltiples, el efecto supresor sobre el sueño REM se mantiene3, y la supresión media es del 62,1% (rango, del 10,1 al 236%). Tras la normalización de las dosis en función de sus valores terapéuticos, el efecto supresor oscila entre el 39% para la fluoxetina y el 91% para la venlafaxina. No obstante, un análisis detallado de la bibliografía muestra que los efectos supresores del sueño REM tienden a disminuir con el tiempo en el caso de la mayoría de los antidepresivos, con la excepción de la trazodona4. En los restantes fármacos, no se observa una relación clara entre la dosis terapéutica normalizada y el efecto supresor del sueño REM cuando se tiene en cuenta el número de días de tratamiento.
RELACIÓN CON EL MECANISMO DE ACCIÓN NEUROQUÍMICO
Como se muestra en la tabla 1, no se observa una relación clara entre la afinidad de los antidepresivos por ningún receptor específico (serotonina, noradrenalina, dopamina, muscarínico) y los efectos sobre el sueño REM. Tampoco se observa una mayor capacidad de suprimir el sueño REM cuando se utilizan inhibidores selectivos de recaptación de serotonina.
ESPECIFICIDAD DEL EFECTO SUPRESOR DEL SUEÑO REM
Durante las últimas décadas se han investigado los efectos sobre el sueño REM tras la administración de diversas benzodiazepinas. Mientras que el brotizolam y el midazolam mostraron una reducción del sueño REM del 24 y el 26%7,8, los efectos del flunitracepam, el oxacepam y el triazolam no han resultado consistentes en los diversos estudios9-12. Por otro lado, el clorazepato, el doxefacepam, el dordiacepam y el temacepam no han mostrado efectos supresores del sueño REM6,13-15. En definitiva, aproximadamente la mitad de los estudios realizados con benzodiazepinas han podido mostrar efectos supresores del sueño REM que, por término medio, son del 8,7%3.
Otros estudios han mostrado que la zopiclona, un agonista de las benzodiazepinas, posee efectos supresores del sueño REM de aproximadamente el 31%7, mientras que los resultados para el zolpidem han sido menos concluyentes15. En cuanto a los antipsicóticos, se ha demostrado supresión del sueño REM para la olanzapina16, aunque no para la pimozida17.
POSIBLE MECANISMO DE ACCIÓN
El sueño REM está regulado por un mecanismo complejo, no bien conocido, pero en el que parece intervenir la activación monoaminérgica. Durante el sueño REM, tanto las neuronas serotoninérgicas como las noradrenérgicas presentan tasas de descarga mínimas, al tiempo que la actividad del tegmento laterodorsal y del nucleo pedunculopontino es máxima. El incremento de la actividad serotonérgica/noradrenérgica suprime la actividad de ambos nucleos, con lo que se produce una disminución del sueño REM. Por otro lado, las actividades serotonérgica y noradrenérgica inhiben los nucleos colinérgicos del tronco del encéfalo que intervienen en la generación del sueño REM18,19. Pese a estas relaciones, el análisis de la bibliografía no muestra relación entre el perfil neuroquímico del antidepresivo y sus efectos sobre el sueño REM, que se producen de manera inespecífica a lo largo de diversos tipos de antidepresivos, aunque tienden a ser más pronunciados cuando el fármaco actúa sobre sustancias monoaminérgicas (serotonina, noradrenalina). No obstante, pese a la alta variabilidad observada en la respuesta, la reducción del sueño REM se produce de manera más consistente en los antidepresivos que en otras sustancias psicoactivas20.
Es posible que un análisis que tenga en cuenta los aspectos farmacocinéticos de cada fármaco a lo largo de la noche y que incorpore la noción del sueño REM, como fenómeno cíclico que es, y no continuo, sea útil para analizar esta cuestión con mayor detalle. Así, la utilización de modelos explicativos que contemplen la probabilidad de aparaición de una fase del sueño en función del tiempo, y la valoren frente a la concentración del fármaco, podrían ser necesarias para superar algunas de las limitaciones observadas en los estudios realizados hasta ahora.