Introducción: Las nuevas recomendaciones de los consensos nacionales e internacionales sobre el manejo de H. pylori (HP) han establecido estrategias que incrementan el número de antibióticos y la duración del tratamiento para luchar contra las resistencias bacterianas. Implementar estas terapias parece ir asociado a un incremento de efectos adversos y una menor adherencia al tratamiento.

Objetivos y métodos: Evaluar las preferencias de los gastroenterólogos españoles sobre el uso de probióticos en el tratamiento de la infección por HP. Se diseñó una encuesta online donde se registraron 21 variables, entre ellas demográficas, tipo de práctica clínica, formación recibida y terapias utilizadas. Las respuestas se codificaron anónimamente. Fueron ponderadas por edad, años de experiencia, formación recibida en el tratamiento de HP y tipo de centro (público, privado).

Resultados: 369 gastroenterólogos participaron en el estudio llevado a cabo entre marzo y mayo del 2018. El 54% fueron mujeres y la edad media fue de 39 años (± 10,2). El 92% de las respuestas vinieron del sector público y un 44% del sector privado, asumiéndose que muchos trabajan en ambos. El 95% usó probióticos durante el tratamiento de la infección (34% lo hace de manera regular). Los gastroenterólogos mayores de 45 años reportaron usar siempre probióticos durante el tratamiento de HP con mayor frecuencia que los profesionales de 36 a 45 años y los de < 35 años (48%, 31% y 29%, respectivamente, p < 0,05). El uso regular de probióticos fue mayor entre los profesionales de centros privados que en los del Sistema Nacional de Salud, el 56% de los especialistas de hospitales privados y el 60% de consultas privadas siempre usan probióticos frente al 25% de los médicos de hospitales públicos (p < 0,05). Las razones principales para usar probióticos fueron: efectividad para reducir los eventos adversos de los tratamientos de erradicación (91%), el aumento del efecto de erradicación del tratamiento (62%), el aumento de la adherencia al tratamiento (43%) y el efecto antiinflamatorio sobre la gastritis causada por HP (30%). Las características de los pacientes que inducen a usar probióticos fueron: antecedentes de eventos adversos con el uso de antibióticos (80%) o con tratamientos de erradicación para la HP (78%) y a solicitud del paciente (35%). En relación al tratamiento erradicador, el uso del probiótico fue: 60% cuando se usan terapias cuádruples, 48% cuando se usan tratamientos prolongados de > 10 días y un 32% junto con terapia triple. El 84% creen que no todos los probióticos son igual de efectivos en la erradicación de HP.

Conclusiones: Esta encuesta muestra que los gastroenterólogos españoles usan probióticos de manera regular con tratamientos de erradicación de la infección por HP, especialmente cuando prescriben tratamientos de erradicación cuádruple a largo plazo y en pacientes susceptibles a los eventos adversos por antibióticos.