Objetivos: La asociación entre la enfermedad de Parkinson (EP) y la miastenia gravis (MG) es infrecuente, con 29 casos diagnosticados hasta la fecha, según la literatura. Presentamos dos casos de EP que posteriormente desarrollaron MG.

Material y métodos: Exposición de dos casos y revisión en la literatura sobre la coocurrencia de estas dos enfermedades.

Resultados: Varón de 70 años que en 2007 presenta temblor, rigidez y bradicinesia en extremidad superior izquierda, diagnosticándose de EP, iniciando tratamiento con carbidopa-levodopa. En 2015 asoció ptosis y diplopía binocular horizontal, con empeoramiento vespertino. Los anticuerpos séricos contra el receptor de acetilcolina (Ab anti-AchR) se hallaron elevados. Los estudios neurofisiológicos fueron normales. Se diagnosticó de MG ocular, iniciándose tratamiento con piridostigmina, con mejoría sintomática. Mujer de 70 años que en 2009 presenta temblor y torpeza en mano derecha, diagnosticándose de EP e iniciando tratamiento con rasagilina y carbidopa-levodopa. En 2019 aquejó disfagia y disartria. Los niveles de Ab anti-AchR se hallaron elevados y el estudio de la unión neuromuscular resultó patológico. Inició tratamiento con piridostigmina con clara mejoría de la sintomatología bulbar.

Conclusión: La incidencia de EP es aproximadamente de 18 casos por cada 100.000 personas/año, mientras que en la MG es aún más baja (1-3 casos por 100.000 personas/año). Por ello, el diagnóstico de MG en pacientes con EP es excepcional. Aun así, influye de manera crucial en el pronóstico, por lo que debe tenerse como opción. La explicación causal no queda clara, aunque puede deberse a una implicación autoinmune en ambas patologías.