Determinar la utilidad de las distintas pruebas radiológicas (esofagograma, radiología convencional y tomografía computarizada [TC] de tórax), en el diagnóstico de la perforación esofágica no iatrogénica.
Material y métodos:Estudio retrospectivo de las perforaciones esofágicas no iatrogénicas diagnosticadas en nuestro servicio, con revision de las pruebas radiológicas llevadas a cabo. Se recogieron cinco casos (cuatro con síndrome de Boerhaave y uno con efracción esofágica por desaceleración). En todos, la localización de la perforación fue el esófago distal. Se realizó radiología convencional de tórax a cuatro pacientes, consecutivamente TC y esofagograma a dos, a otros dos solo TC y a uno únicamente esofagograma. El diagnóstico se confirmó mediante TC (dos casos), esofagograma (un caso), cirugía (un caso) y tanto con TC como con esofagograma (un caso).
Resultados:El neumomediastino fue el signo más frecuentemente hallado en radiología convencional. Se obtuvo un resultado falso negative en el esofagograma. Todos las TC mostraron la presencia de aire extraluminal, con localización más frecuente en mediastino. Se evidenciaron dos derrames pleurales de localización izquierda y la presencia de detritus en situación paraesofágica distal (mediastinitis incipiente) en dos ocasiones. Se obtuvo la visión directa de la perforación en dos casos. En dos pacientes (40%), la perforación no se sospechó, y fue la TC la que dio la clave para el diagnóstico.
Conclusiones:La radiología convencional muestra signos inespecíficos que es necesario confirmar mediante otros procedimientos diagnósticos. La TC es un método útil, sobre todo en casos de presentación atípica, en los falsos negativos del esofagograma y para valorar la extension mediastínica del proceso. En la TC, el signo más frecuente y de mayor utilidad es la presencia de aire extraluminal.
To determine the usefulness of the different radiological tests (esophagogram, conventional radiology and thoracic computerized tomography [CT]) in the diagnosis of non-iatrogenic esophageal perforation.
Materials and Methods:Retrospective study of diagnosed non-iatrogenic esophageal perforations in our facilities, with revision of all radiological tests performed. Five cases were selected (4 Boerhaave’s Syndrome and one esophageal rupture caused by deceleration). Perforation site was distal esophagus in all cases. Conventional thoracic radiology was performed on 4 patients, CT followed by esophagogram on 2 patients, only CT on 2 patients and only esophagogram on one. The diagnosis was confirmed by means of CT (2 cases), esophagogram (1 case), surgery (1 case), and both CT and esophagogram (1 case).
Results:Pneumomediastinum was the most frequently found indication using conventional radiology. A false negative result was obtained with esophagogram. All CT showed the presence of extraluminal air, and most often in the mediastinum. There were observed two left pleural effusions, as well as the presence of debris alongside the distal esophagus (indicating developing mediastinitis) in two cases. Perforations were observed under direct vision in two cases. In two patients (40%), CT allowed for the making of a perforation diagnosis, which had not been suspected beforehand.
Conclusions:Conventional radiology leads to unspecific observations for which it is necessary to rely on other diagnostic procedures for confirmation. CT is a useful method, mainly in cases of atypical presentation, false negatives from esophagograms and evaluating mediastinal extension. The most commonly occurring and most useful observation which CT can provide is that of the presence of extraluminal air.