La investigación clínica (IC) tiene como principales objetivos la generación de conocimiento y la solución de problemas prácticos. Sin embargo, hay que pensar en ella como un proceso, en el que han de tomarse en consideración, y de forma rigurosa, diferentes etapas sin prescindir de ninguna de ellas.
Cuando se intenta realizar IC sin considerar el “proceso de investigación”, suelen cometerse una serie de errores, pues se aspira a hacer investigación a partir de tabulación de datos y el ulterior análisis estadístico de ellos; acto que determinará la publicación de resultados de dudosa validez, confiabilidad e interpretación.
Por ende, lo primero que hay que considerar para desarrollar IC es evitar la omisión de etapas y la improvisación, pues de lo contrario se plantearán metodologías inadecuadas, presentación de resultados incompletos y difíciles de interpretar; y finalmente la mención de conclusiones erróneas; situaciones frecuentes en las publicaciones biomédicas. Pues, la práctica moderna de la medicina debe basarse en evidencias sólidas y concretas y no en el “criterio” ni el “sentido común”.
En este artículo, se hará mención de forma sucinta a los pasos que deben seguirse para desarrollar IC. Es decir la definición de un problema de investigación, la construcción del marco teórico, la generación de hipótesis, pregunta de investigación y objetivos; la elección del diseño más adecuado y factible, la selección de la muestra de sujetos a estudiar, la determinación de las variables, la recolección y el análisis de los datos.