Uno de los objetivos fundamentales en el enfoque inicial del paciente crítico es la valoración y la manipulación del sistema cardiovascular para asegurar un adecuado aporte tisular de oxígeno y sustratos metabólicos esenciales. En este sentido, la monitorización de parámetros fisiológicos en la unidad de cuidado intensivo y en pacientes de alto riesgo quirúrgico en salas de cirugía, resultan imprescindibles para lograr una terapia hídrica y un soporte vasopresor e inotrópico racional y dirigido a metas terapéuticas tempranas.
La hipovolemia es muy frecuente en pacientes en estado de choque o de falla circulatoria aguda y los líquidos por vía intravenosa son generalmente la primera intervención en la reanimación inicial. Sin embargo, estudios clínicos han demostrado que aproximadamente solo el 50% de esos pacientes son respondedores a retos de líquidos. Es decir, que aumentan el volumen sistólico o el gasto cardiaco en respuesta a una carga de líquidos. Por otro lado, volúmenes excesivos de líquidos tienen consecuencias negativas, incluyendo: edema intersticial, alteración en la transferencia de oxígeno, disminución de la relajación miocárdica, ventilación mecánica prolongada, altas estancias en UCI, aumento de mortalidad y de costos.
El catéter de arteria pulmonar está siendo reemplazado por monitorización hemodinámica menos invasiva, más simple de utilizar y más precisa para predecir respuesta a la terapia hídrica, vasopresora e inotrópica. Estas tecnologías son más costo-efectivas, de tal forma que se pueda monitorizar la precarga cardiaca, contractilidad cardiaca, poscarga, agua pulmonar extravascular y de esta manera dirigir el tratamiento para mejorar el desenlace de los pacientes en términos de menos complicaciones postoperatorias, menor duración de ventilación mecánica, menos estancia en la unidad de cuidado intensivo y hospitalaria.
One of the main objectives in the initial approach of the critically ill patient is the assessment and treatment of the cardiovascular system to ensure adequate tissue oxygen delivery and essential metabolic substrates. Thus, proper monitoring of physiological parameters in the intensive care unit and patients in high surgical risk surgical wards is essential in order to achieve an adequate fluid support and a rational inotropic and vasopressor support to reach early therapeutic goals.
Hypovolemia is common in patients in shock or with acute circulatory failure, and intravenous fluids are usually the first intervention in the initial resuscitation process. However, clinical studies have shown that only about 50% of these patients respond to fluid challenges. Fluid responsiveness being understood as the capacity to increase the stroke volume or cardiac output in response to fluid loading. Excessive resuscitation with fluids has also negative consequences, including: interstitial edema, impaired oxygen transfer, decreased myocardial relaxation, prolonged mechanical ventilation, prolonged ICU stay, and increased mortality and costs.
The pulmonary artery catheter is being substituted for less invasive methods, which are simpler and more accurate to predict fluid responsiveness, inotropic and vasopressor support. These new technologies are more cost effective, and can predict cardiac preload, cardiac contractility, post-load and extravascular lung water, and thus guide the therapy and improve the outcome in patients in terms of fewer post-operative complications, reducing mechanical ventilation time, and length stay in critical care units.
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Socios de la Asociación de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo
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