El artículo aborda la necesidad de criticar las posturas oficialistas y reduccionistas de medición de la pobreza y desarrollar métodos multidimensionales integrales, críticos y moralmente fundamentados. Considera la investigación crítica de la pobreza como un pilar de un espectro más amplio de Investigación Crítica, retomando la base metodológica de Erik Olin Wright (EOW) para la construcción de una Ciencia Social Emancipatoria (cse) y propone su posterior desarrollo colectivo que retome planteamientos de las escuelas de Budapest, Frankfurt y del marxismo analítico, pero en especial del paradigma de la producción de Marx, desarrollado por Márkus y de la teoría de la transformación marxista.
Reflexiono en torno a la relación entre medición y emancipación. Trato de mostrar que la transformación y la autorrealización humanas pueden aumentar su factibilidad mediante el desarrollo de un pensamiento crítico que, como uno de sus ejes dentro de las ciencias sociales, tome con seriedad el problema de la medición de la pobreza y desigualdad –en un sentido amplio– que facilite pensar en soluciones que nos acerquen al florecimiento humano. El artículo puede ser visto como una introducción general, de carácter teórico, a una concepción crítica para la investigación empírica de la pobreza a través de métodos como el mmip.
The article addresses the need to hold a critical stance towards official and reductionist measurements of poverty, arguing for the development of multidimensional, integrated, critical and morally founded methodologies. It places critical research on poverty as a cornerstone of a broader Critical Research, adopting Erik Olin Wright's (eow) methodological basis for the construction of an Emancipatory Social Science (ess), and proposes its collective development incorporating contributions from the Frankfurt and Budapest Schools Analytical Marxism, and especially Marx's paradigm of production and theory of transformation.
Some considerations on the relationship between measurement and emancipation follow, trying to show that human transformation and self-realization may be enhanced by developing critical thought, that includes among its axis, addressing seriously the measurement of poverty and inequality, which will help creating solutions that may bring us closer to human flourishing.
O artigo apresenta a necessidade de criticar as posições oficiais e reducionistas de medição da pobreza e desenvolver métodos multidimensionais abrangentes, críticos e moralmente fundamentados. Considera-se à investigação crítica da pobreza como um dos pilares de um campo mais amplo da Investigação Crítica, retomando a base metodológica de Erik Olin Wright (EOW) para a construção de uma Ciência Social Emancipatória (cse), e propõe-se um posterior desenvolvimento coletivo que retome as abordagens das escolas de Budapeste, Frankfurt e do marxismo analítico, mas especialmente do paradigma da produção de Marx desenvolvido por Márkus e a teoria da transformação marxista.
Reflito sobre a relação entre medição e emancipação. Tento mostrar que a transformação e a auto-realização humanas podem aumentar a sua viabilidade através do desenvolvimento de um pensamento crítico que, como um dos seus eixos no âmbito das ciências sociais, leve a sério o problema da medição da pobreza e da desigualdade –em um sentido amplo– para facilitar pensar em soluções que nos aproximem ao florescimento humano. O artigo pode ser visto como uma introdução geral, teórica, à uma conceição crítica para para a investigação empírica da pobreza através de métodos como o mmip.
La perspectiva dominante del interés por la pobreza ha radicado en la intención de contrarrestar los efectos más extremos de una estrategia de desarrollo excluyente y generadora de desigualdad. Es decir, se trata de paliar los efectos más patéticos del desarrollo neoliberal para prevenir conflictos y movimientos sociales desestabilizadores. En la actualidad la investigación sobre la pobreza es dominada por economistas neoclásicos que la limitan dentro de sus conceptos de bienestar y utilidad (entendida puramente como escala de ingreso ajustada por adulto equivalente), lo que los deja ciegos para poder tomar en cuenta la existencia de necesidades distintas a las materiales, como las emocionales, y a fuentes de bienestar distintas a las económicas convencionales, como el tiempo y los conocimientos.
Así, de lo que realmente se preocupan es de definir umbrales de pobreza minimalistas para minimizar la pobreza medida y mantener el status quo. Fingiendo que el umbral no importa tratan de minimizar los ataques a dichos umbrales. Una perspectiva de investigación crítica de la pobreza, en cambio, coincidiría con la que ha abierto Julio Boltvinik, en la cual la pobreza forma parte del eje del nivel de vida que constituye la perspectiva económica del eje de florecimiento humano.2
Considero que hay una conversación global sobre la forma de entender y medir la pobreza y la desigualdad, pero que ésta se debería ligar a aquella otra conversación que se preocupa por la emancipación de manera no dogmática, es decir, desde alguna de las formas del pensamiento crítico. Tengo la impresión que nuestro país ha tenido una participación excepcional –y excepcionalmente crítica– en esta conversación global3 y que corresponde a nuestra generación su desarrollo.
En este sentido, a continuación presento de manera sintética un diagnóstico sobre desigualdad y posteriormente expondré la base del método de Investigación Crítica, que luego aplicaré de manera más puntual para el desarrollo de la discusión y nuestra propuesta de alternativa.4
II. Algunos rasgos importantes en la investigación sobre desigualdadLa perspectiva hegemónica propone un tipo de desarrollo como solución a la desigualdad. Apoyados en datos de finales del siglo pasado e inicios del presente muestran que varios de los países de Latinoamérica han experimentado disminuciones en la desigualdad económica medida por el coeficiente de Gini del ingreso de los hogares,5 lo que es asumido como un resultado positivo del ajuste estructural dictado por el Consenso de Washington6 y es convertido en el concepto de desarrollo de organismos internacionales como el Banco Mundial (bm) y el Banco Interamericano de Desarrollo (bid).7
El clásico trabajo de Marshall8 dio cuenta de una nueva “desigualdad social institucionalizada” pues, al describir la forma en que en las sociedades actuales, el sistema capitalista de clases ha estado en guerra con la ciudadanía, encuentra que estas sociedades tratan de organizarse para maximizar el mínimo nivel de bienestar para todos, hallando que históricamente se ha desarrollado primero la ciudadanía civil, luego la política y por último la social. Así, incluye derechos sociales como la igualdad de estatus, que refiere a un reconocimiento de los ciudadanos como poseedores de ciertos derechos sociales por el simple hecho de ser ciudadanos y da cuenta de que se ha establecido un piso mínimo de “bienestar” (sistema educativo, servicios sociales, seguridad social, etc.), que no es necesariamente bajo. Un piso mínimo que debe de asegurar la igualdad de estatus de los ciudadanos, de manera que se posibilita partir del supuesto de que la desigualdad de clases es aceptable si se reconoce la igualdad de ciudadanía.9
Cortés10ha propuesto la noción de “igualdad por empobrecimiento” como una forma de explicar la aparente tendencia de reducción de la desigualdad. Considera que la disminución en los indicadores de desigualdad se explica por un proceso de aumento de la auto-explotación por parte de los deciles más bajos, cuyos ingresos son ya tan bajos que recurren a una serie de “estrategias” o acciones emergentes de sobrevivencia,11 pero esta disminución en la desigualdad económica12 no significa una mejora en términos de bienestar general para la población, o el triunfo del modelo de desarrollo.
Erik Olin Wright (EOW) no considera que la desigualdad sea consecuencia de atributos individuales (como inteligencia, educación, motivación) sino de la manera en que el sistema de producción está organizado en torno a mecanismos de explotación.13 Esto lo lleva a proponer una perspectiva alternativa que abordo adelante.
Por último, nos enfrentamos al problema de la unidimensionalidad en las mediciones comunes de la desigualdad social, a través de sólo tomar en cuenta la dimensión de ingreso,14 como sucede con la pobreza, de acuerdo con la visión hegemónica al respecto. Si bien ha crecido el reconocimiento de la pobreza como fenómeno multidimensional, las estrategias metodológicas simples que reducen el objeto de estudio a una sola dimensión (ingreso) siguen siendo hegemónicas, a pesar de que con frecuencia aparezcan disfrazadas como multidimensionales, como se verá en la sección tercera.
1. La Investigación CríticaLas tareas requeridas para el desarrollo de lo que llamo Investigación Crítica rebasan, con mucho, lo que en este artículo puedo hacer. Por ello, me limito a presentar la apretada lista de las principales tareas que tendrían que ser retomadas como misión colectiva:
- 1.
Es necesario criticar el positivismo contemporáneo, modelo hegemónico de investigación social.15
- 2.
Frente al pragmatismo de posmodernos y positivistas contemporáneos, es necesaria la recuperación de la Teoría profunda, con mayúscula, para lo cual es indispensable valorar los aportes de, al menos, tres escuelas de pensamiento crítico: el marxismo analítico, la escuela de Budapest y la de Frankfurt.
- 3.
Fundamentar teóricamente un punto de vista propio (Investigación Crítica) que tome en cuenta estas tres escuelas de pensamiento crítico.
- 4.
Retomar las consideraciones realizadas por EOW, György Márkus, Ruth Levitas, Agnes Heller, Ernst Bloch y Boltvinik, para resaltar la necesidad que esta revitalización de la Teoría crítica se vincule con un compromiso moral y político claro, que ayude a definir principios morales de justicia y a clarificar las condiciones que permitan la autorrealización humana.
- 5.
Apartir de esta base, identificar algunas rutas de investigación empírica necesarias y posibles, encaminadas tanto a criticar las condiciones que impiden la autorrealización humana, como a promover la identificación de horizontes utópicos realizables (en el sentido de utopías reales de EOW).
- 6.
Inicialmente, las cuatro rutas de investigación empírica que, en este sentido, hemos considerado posibles y necesarias son: Pobreza– desigualdad; Democracia–Oligarquía; Delincuencia –Inseguridad; Mercado mundial realizado– Migración.
La Investigación Crítica debería ocuparse de la indagación sobre la pobreza y desigualdad como la primera de estas líneas de investigación empírica que es posible, es decir, que intelectual y socialmente tenemos la capacidad de abordar, y que es necesaria para el desarrollo de una crítica a las condiciones que obstaculizan la autorrealización humana.
2. Objeto y método2.1 Pensamiento críticoA diferencia de EOW, que restringe su propuesta de Ciencia Social Emancipatoria al campo de la ciencia social, aquí adopto una visión más amplia que lleva a proponer la revitalización del pensamiento crítico, que no se limita al conocimiento científico de la realidad y se amplía para incluir cualquier discurso sobre la realidad, sean científicos, filosóficos, políticos o artísticos. Ocuparse sólo del discurso crítico científico sería reduccionista. La forma científica del discurso crítico es, sin embargo, la forma clave para la dilucidación de los procesos causales de la desigualdad y el sufrimiento humano. Esto es, la Investigación Crítica, cuyo objeto es el desarrollo de las condiciones de posibilidad de la autorrealización humana, tiene en la forma científica su pieza clave. Y es la parte que asumo desarrollar, lo que no descarta que esta revitalización del discurso crítico sea también una tarea de primer orden en los demás tipos de discursos sobre la realidad.
2.2Investigación Crítica y el método de la Ciencia Social EmancipatoriaLa combinación de características centrales de la Ciencia Social Emancipatoria de EOW con la teoría de la transformación marxista y con el paradigma de la producción de Marx, radicalizado por Márkus, dan como resultado lo que defino como Investigación Crítica.16 Sin embargo, la incorporación de estos elementos a la propuesta de cse no implica la necesidad de desechar su método, sino sólo el contenido de la tercera etapa. Las etapas de la cse son: 1. diagnóstico y crítica; 2. teoría de las alternativas viables; y 3. teoría de las transformaciones.
La Investigación Crítica sostiene que el desarrollo de una razón crítica va más allá del desarrollo de una razón práctica,17 en el sentido de que la primera parte del esfuerzo de discernimiento, pero no se conforma con la “toma de conciencia” sobre la capacidad productiva/creativa (transformadora) del sujeto en su relación con el objeto, sino que encamina ese esfuerzo hacia la construcción de lo que EOW llama estrategias para hacer las utopías visualizadas factibles. Encamina el esfuerzo de discernimiento hacia la necesidad de construcción de horizontes utópicos: las utopías reales de EOW, pero también un horizonte utópico más radical: socialista, revolucionario.
Así, la Investigación Crítica que proponemos hace dialogar a EOW con Márkus para levantarse sobre la base del desarrollo de está razón crítica utopista. La teleología emancipatoria de la Investigación Crítica, resulta del esfuerzo de discernimiento de la dialéctica producción –reproducción (praxis) y se constituye en emancipatoria a través del planteamiento de estrategias claras y específicas18 para construir utopías reales que forman parte de una estrategia de emancipación socialista radical.
El desarrollo de esta razón estratégica crítica y utopista (que desarrollamos a partir de Márkus) es el núcleo de la Teoría marxista de las transformaciones (que EOW no es capaz de ver), pues es el elemento clave que permite entender cómo pasar del diagnóstico y crítica de las causas de la desigualdad y el sufrimiento humano, a la construcción de las utopías viables (las utopías reales inmediatas, y las transformaciones radicales mediatas). Es decir, es una razón emancipatoria en el sentido de asumir un claro compromiso moral.19
Finalmente, una posición ética emancipatoria es aquella que tiene la utopía como horizonte utópico en la perspectiva de creación de condiciones materiales para el ejercicio de la libertad, la autonomía ciudadana, la justicia social y la autorrealización/florecimiento humano. Su desarrollo requiere juicios de valor fundamentados en una moral (juicios morales) que partan de la discusión sobre esencia humana para esclarecer el posible sentido de la autorrealización. Si la Investigación Crítica asume esta posición ética emancipatoria, sus juicios morales fundamentados deben aplicarse a las realidades empíricas cruciales en la producción de sufrimiento. En este orden de ideas lo central es, siguiendo a Márkus y a Heller, el papel del desarrollo de las necesidades radicales20 para orientar la transformación de la realidad. Anivel conceptual, el desarrollo del concepto de necesidades radicales requiere del desarrollo de una visión crítica acerca de los conceptos de desigualdad, pobreza y autorrealización (o florecimiento) humano.
3. Diagnóstico y crítica de los enfoques reduccionistas sobre pobreza y desigualdadEste diagnóstico y crítica21 incluye la identificación de los procesos causales por los que instituciones y estructuras sociales reproducen la desigualdad y el sufrimiento humano. Si, como afirma Julio Boltvinik, los dos principales obstáculos para el florecimiento humano son la pobreza y la alienación, su consideración adquiere importancia primordial, pues son las principales manifestaciones del proceso de sufrimiento que sistemáticamente impide el desarrollo humano. Boltvinik ha mostrado que “el concepto de pobreza y, por tanto, su traducción en mediciones, no es evidente”.22 Relata que la economía ortodoxa ha desarrollado una conceptualización sesgada basada en el ingreso (la solución monetaria, le llama), como si fuese la única fuente de bienestar.23
Por lo anterior, es necesario un desarrollo basado en la discusión crítica de las necesidades y la naturaleza humana, que supere los planteamientos reduccionistas de la solución monetaria, y amplíe la mirada. Es en este sentido que, a continuación, hacemos una consideración sintética de dos enfoques que nos parecen centrales para avanzar en la investigación crítica de la pobreza, el de Amartya Sen y el de Peter Towsend, así como la crítica de Julio Boltvinik a ambos.
Amartya Sen y Peter TowsendEn el capítulo 2 de Poverty and Famines, Amartya Sen formula una tipología de conceptos de pobreza.24 El primero, el enfoque biológico formulado por Rowntree a finales del siglo XIX, concibe la “pobreza primaria” como la condición de las personas que no tienen ingresos suficientes para el mantenimiento de la eficiencia física. El segundo, subsume el concepto de pobreza en el de desigualdad. Sen apunta que, a pesar de estar relacionados, son problemas y conceptos diferentes. Un tercer concepto es el de privación relativa que a Sen le parece fructífero, y señala que puede referir tanto a sentimientos como a condiciones de privación. Añade que ambas están interrelacionadas y apunta la importancia de los criterios para escoger los grupos de referencia que no son, señala, independientes de la actividad política en la comunidad estudiada, pues el sentimiento de privación está ligado a sus expectativas, a su noción de lo que es justo y su noción de quién tiene derecho a qué. Pero aquí introduce la postura que dio origen a su importante debate con Townsend al apuntar que la privación relativa no puede ser la única base del concepto de pobreza, porque “existe un núcleo irreductible en nuestra idea de la pobreza”. El cuarto concepto concibe la pobreza como un juicio de valor de quien observa. Sen rechaza la postura de que la pobreza, como la belleza, está en el ojo de quien la percibe, y responde que el investigador social describe las prescripciones existentes y que ello no constituye un acto de prescripción sino de descripción. Sen aporta aquí otras de sus valiosas distinciones: entre lo prescriptivo y lo descriptivo. Sin embargo, la observación de las prescripciones existentes no es obvia y las prescripciones son vagas, lo que hace inevitable que el investigador las complemente con juicios de valor fundados. Por el peso en la formación metodológica de los investigadores en el positivismo lógico, en la academia rehuir los juicios de valor es la postura predominante. Un quinto concepto, la definición de política concibe la pobreza como lo que puede ser combatido desde la esfera política.
Desde la sociología, Peter Towsend define la pobreza acorde a la carencia de recursos del individuo para alcanzar los patrones de vida y consumo socialmente acostumbrados.25 Sin embargo, en el capítulo VI de esta misma obra, Townsend (en su afán por definir un método científico de medición de la pobreza, reduce los indicadores de ese estilo de vida a indicadores que revelan la línea de pobreza objetiva y adopta ésta como la métrica única de medición de la pobreza.
Como se puede observar, las perspectivas sobre pobreza comparten, en gran medida, el sesgo de los ingresos de los economistas ortodoxos amparados en los postulados de la teoría neoclásica. Parten del supuesto de que el bienestar (utilidad) es el elemento constitutivo del nivel de vida, por tanto el ingreso cruza transversalmente las mediciones de pobreza de los economistas, aun cuando realicen ajustes a la escala de ingreso ajustada por persona o adulto equivalente. Todo esto hace que sus postulados sean endógenos.
Crítica de Julio BoltvinikLos postulados de la economía neoclásica eluden en todo momento tanto la formulación de juicios de valor, como el concepto de necesidades. Boltvinik parte de dos críticas a la teoría neoclásica del consumidor: 1) rechaza el concepto de necesidades pero, para no enmudecer, lo reintroduce por la puerta trasera; 2) supone que el consumo es instantáneo, que no requiere el uso de tiempo, lo cual es falso.26
Al eludir permanentemente el concepto de necesidad, hace que los enfoques de pobreza basados en el ingreso sean inconsistentes. A la hora de operacionalizar los conceptos en mediciones no se pueden determinar los umbrales, los puntos de corte a partir de los cuales se define quién es pobre y quién no porque para ello se requiere una concepción de las necesidades humanas. En su lugar reducen la complejidad de lo humano a la homogeneidad del ingreso omitiendo la formulación de juicios de valor normativos sobre lo que es deseable o no.27
Boltvinik propone una superación en los estudios y mediciones de pobreza, al introducir la dialéctica necesidades–capacidades. Para ello hace dialogar dos cuerpos de literatura aparentemente discordantes: los estudios previos de pobreza y los trabajos sobre necesidades y capacidades humanas. Su fundamento es la lectura de la antropología filosófica marxista de Márkus, quien señala: En los Manuscritos económico-filosóficos Marx designa a menudo unas y otras conjuntamente mediante el término “fuerzas esenciales”. El hombre es un ente activo, esto es, capaz de satisfacer sus necesidades exclusivamente mediante el desarrollo de determinadas capacidades, y por eso la transformación de sus facultades o capacidades ya desarrolladas en actividad real le resulta necesidad específica. El abismo o la escisión entre capacidades y necesidades es una consecuencia de la división del trabajo y de la alienación.28
Boltvinik complementa su lectura de la antropología filosófica y robustece sus planteamientos haciendo una revisión de autores sobre la dialéctica necesidades–capacidades. Sintetiza el elemento constitutivo del eje más amplio (cuya denominación va entre paréntesis) en diversos autores: Para Márkus el elemento constitutivo es el desarrollo de las fuerzas esenciales humanas: necesidades y capacidades (realización de la esencia humana); para Maslow, la satisfacción de necesidades básicas y la autorrealización (autorrealización); para Fromm, realización plena de las facultades de razón, amor y trabajo productivo (nacimiento humano); para Max Neef et al., realización de las necesidades humanas fundamentales (calidad de la vida); para Doyal y Gough, participación mínimamente inhabilitada en su forma de vida (precondiciones del florecimiento humano); para Sen, el capability set o libertad de bienestar, entendido como la libertad de elección entre formas de vida o combinaciones de functionings (eje de nivel de vida más salud).29
Con base en todo lo anterior, en oposición total a los enfoques reduccionistas de medición de la pobreza, postula el concepto de florecimiento humano, anunciando una ampliación de la mirada. Así, Boltvinik declara que, con los autores anteriores ha aprendido que: Para el florecimiento humano, para que la persona realice lo que potencialmente es, la satisfacción de las necesidades deficitarias [superación de la pobreza económica] es condición necesaria, pero no suficiente. Que se requiere que, a través del trabajo o del amor, o de los dos, la persona realice lo que potencialmente es como ser humano, como ser que comparte la esencia de la especie: su potencial de universalidad, de libertad, de creatividad, de conciencia.30
A la superación de la pobreza económica como condición necesaria para el florecimiento humano, Boltvinik añade la necesidad de superar la alienación, pues “la pobreza y la alienación son los dos obstáculos fundamentales para el florecimiento humano”.31 De estos dos obstáculos, el que ha estudiado a fondo es la pobreza, superando el lindero minimalista de medición por ingresos al considerar, para la conceptualización de la pobreza económica, todas las necesidades, todos los tipos de satisfactores y todas las fuentes de bienestar, lo que le permite abordar al ser humano completo, pero sólo desde la perspectiva económica, ubicando la pobreza económica en el eje del nivel de vida. Esto, en su concepción debe complementarse con el estudio y medición, de la pobreza y la riqueza humanas, ubicadas en el eje de florecimiento humano. Pero esta es una tarea pendiente que nadie ha logrado acometer.
En conclusión, las perspectivas hegemónicas de estudio de la pobreza y desigualdad, son reduccionistas porque su visión de satisfactores es muy limitada (no toma en cuenta relaciones y actividades del sujeto); de igual manera, su visión sobre los recursos o fuentes de bienestar, sólo toma en cuenta los recursos económicos convencionales y deja fuera el tiempo disponible y los conocimientos y habilidades del sujeto. Y, sobre todo, es reduccionista porque reduce la visión de as necesidades humanas a las más cercanas a las de los animales.
4. Deseabilidad, viabilidad y factibilidad de alternativas. Reflexión finalLa teoría de las alternativas viables es parte central de la propuesta de la Investigación Crítica desarrollada a partir del planteamiento de una cse de EOW. Implica “el desarrollo de una teoría coherente y verosímil de las alternativas a instituciones y estructuras existentes que eliminaran, o al menos mitigaran significativamente, los daños e injusticias identificados en el diagnóstico y crítica”.32 Las alternativas deben ser elaboradas y evaluadas con tres criterios: deseabilidad, viabilidad y factibilidad. La exploración de las alternativas deseables es el dominio de la teoría social de la utopía y de una parte de la filosofía política normativa. Se trata de la enunciación de principios abstractos, que son útiles para clarificar nuestros valores y fortalecer nuestro compromiso moral. La viabilidad evalúa, si, una vez que la alternativa se realizara, esta podría realmente dar lugar a las consecuencias emancipatorias por las que se luchó, es decir, si funcionará bien y sin efectos negativos importantes Las alternativas viables, dice EOW, tienen mayor probabilidad de volverse factibles si están bien pensadas y entendidas. La cse debe desarrollar una teoría de las alternativas viables. La factibilidad depende de que la alternativa sea conscientemente promovida y del poder relativo (correlación de fuerzas) de los actores en disputa. Desarrollar una mayor comprensión de lo aquí involucrado es la tarea de la teoría de la transformación social. Al respecto, la decisión discutida en el inciso 2.2 es apoyarme en la Teoría de la Transformación marxista que es distinta a la de EOW.
En este sentido es que habrá que evaluar la propuesta amplia desarrollada por Julio Boltvinik y que hemos retomado al inicio de este trabajo. Se trata de mostrar, además de su pertinencia académica, si es viable y factible en términos de encaminarnos en una ruta emancipatoria hacia la conducción de políticas y transformaciones que tengan como horizonte la autorrealización humana.
Erik Olin Wright invita, para entender la desigualdad, a redescubrir la teoría marxista, considerando la clase social como una de las explicaciones de tipos específicos de desigualdad.33 Esto implica subrayar que la explotación, además de describir la apropiación de excedente de unos sobre otros, es juzgada por el marxismo como una situación injusta. En este sentido, creemos que es necesario, pues, retomar la importancia de las teorías de la justicia, sobre todo a partir de la discusión abierta por Rawls, sobre la idea de una Teoría de la Justicia (TJ) que proceda moralmente y proponer la necesidad de Instituciones Sociales moralmente justas. La discusión de una TJ social—moral, contribuye al objetivo de una ciencia moralmente posicionada: la conformación de una organización social moralmente justa (autorrealizadora de la esencia humana) que posibilite vislumbrar un horizonte utópico. Pero una TJ que proceda moralmente se debate entre varias posiciones (liberales, igualitaristas, feministas), aunque en particular los aportes de los marxistas analíticos parecen ser los mejor redondeados: lo justo como el acceso irrestricto a los medios necesarios para alcanzar el “florecimiento”, aun cuando esta idea sea compatible con cierta porción de desigualdad.34
Así, para EOW la teoría de clases marxista está de manera normativa comprometida con un “igualitarismo radical”. El análisis de clase puede funcionar no simplemente como una teoría científica de intereses y conflictos sino también como una teoría emancipatoria de alternativas y de justicia social.
A final de cuentas podrían preguntarnos ¿cómo combatir la pobreza y la desigualdad nos acerca a la emancipación? Nuestro punto de vista es que: la división entre medios y fines es artificial; los cambios cuantitativos determinan el sentido en que posibilitan los cambios cualitativos. Los cambios cualitativos son antecedidos por la acumulación de una serie de cambios cuantitativos. En este sentido no perseguimos cualquier clase de cambio cualitativo, sino un cambio cualitativo emancipador, por lo que el sentido de los cambios cuantitativos requiere ser igualmente emancipador.
El sentido de los medios que utilizamos en la lucha por una transformación social determina el sentido o carácter de la transformación que somos capaces de alcanzar. Una organización política no democrática buscando una transformación democrática de la organización probablemente fallará en sus objetivos formales en caso de que logre hacerse con el poder político de la sociedad. Paliar los efectos provocados por la pobreza y la desigualdad permiten el desarrollo de capacidades y necesidades nuevas, más desarrolladas, que al mismo tiempo que posibilitan nuevas transformaciones las hacen necesarias. De manera que adoptar un concepto amplio de pobreza es lo que nos encamina a la posibilidad de plantear alternativas viables en el corto y mediano plazo que, a largo plazo, permitan y empujen una transformación cualitativa emancipatoria.
Candidato a doctor por el Colegio de México. En el programa de Doctorado en Ciencia Social con especialidad en Sociología del Centro de Estudios Sociológicos. Líneas de investigación: pobreza, pensamiento crítico, género, estudios laborales, estudios sobre la Universidad.
Boltvinik, Julio (2005), Ampliar la mirada. Un nuevo enfoque de la pobreza y el florecimiento humano, Tesis de doctorado, ciesas, México.
Esto se podría explicar, en parte, por las condiciones excepcionales de las que gozó el pensamiento social en nuestro país a raíz del asilo a los republicanos españoles en la segunda parte de la década de 1930 (quienes en su exilio fundaron La Casa de España, primero y El Colegio de México, después); posteriormente el asilo a intelectuales latinoamericanos de primerísimo nivel –cuando sus países enfrentaron dictaduras– y de muy claro compromiso político emancipatorio, y finalmente, con la influencia que jugaron intelectuales clave, como Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar Echeverría, para enraizar una veta de pensamiento crítico marxista que ha traído lo más crítico de lo que fuera la Escuela de Fráncfort a México.
Una versión anterior de partes de este texto fue realizada junto con Máximo Jaramillo y Pável Diaz en un trabajo que presentamos al dr. Julio Boltvinik llamado “Manifiesto por la revitalización del pensamiento crítico”. Aquí he reformulado el problema, omitiendo lo que ya no considero pertinente y sintetizando lo pertinente.
Williamson, John (1990), “What Washington Means by Policy Reform”, Capítulo 2, de John Williamson (editor), Latin American Adjustment: How Much Has Happened?, Peterson Institute for International Economics, Washington.
Piketty, Thomas (2014), en cambio, ha puesto sobre la mesa fuerte evidencia empírica para probar que la desigualdad de ingresos ha venido en aumento desde finales de la década de los setentas, hasta llegar hoy a niveles similares a los del siglo XIX. Este autor sostiene que la tasa de rendimiento del capital tiende a ser mayor que la tasa de crecimiento económico, lo que deriva lógica e inevitablemente en desigualdad creciente entre trabajo y capital.
A pesar de que esta aceptabilidad de la desigualdad de clases si se reconoce la igualdad de ciudadanía no expresa el pensamiento más elaborado de Marshall, que describe el desarrollo de esta relación clase-ciudadanía durante el siglo XX.
Cortés, Fernando (2010), “Pobreza, desigualdad en la distribución del ingreso y crecimiento económico, 1992-2006”, en Fernando Cortés y O. Oliveira (coord.), Desigualdad Social, El Colegio de México, México, pp. 62-98.
Ejemplos de estas acciones pueden ser: sacar a los hijos de la escuela, reestructuración de gasto enfocada en lo esencial para la sobrevivencia, aumento en el número de integrantes del hogar que trabajan (en ocasiones justo los hijos que han salido de la escuela), mayor endeudamiento, combinación de diferentes hogares en una sola casa para disminuir gastos, entre otras. Nótese que una medición multidimensional de la pobreza como el MMIP, no registraría tales cambios como baja de la pobreza, como lo pueden hacer las mediciones unidimensionales de pobreza por ingresos.
Debe notarse que esta supuesta reducción de la desigualdad es una reducción medida y no necesariamente una reducción real, entre otras razones porque las encuestas no captan al 1% más rico del país. Para una crítica a la corriente de pensamiento sobre las estrategias de sobrevivencia de los pobres, que incluye algunos trabajos de Cortés, véase Damián, Araceli (2002).
Dubet argumenta que nuevos ejes emergentes de desigualdad se conjuntan con los anteriores, lo cual deviene de un proceso de reconocimiento de espacios de desigualdad antes no problematizados, en Dubet, François (2006), Las desigualdades multiplicadas, UAEM, Toluca. Tilly destaca la importancia de la desigualdad persistente, y piensa que los diferentes ejes de la desigualdad deben estudiarse de manera conjunta, lo cual, para él, implica un análisis relacional de la desigualdad y exige una teoría unificada de la misma, en Tilly, Charles (2000), La desigualdad persistente, ed. Manantial, Buenos Aires, pp. 15-53. Entre algunos intentos de medir multidimensionalmente la desigualdad destaca la investigación de Savage basada en la noción de los tres tipos de capital de Bourdieu (económico, cultural y social). En Savage, Mike, Devine, Fiona, Cunningham, Niall, Taylor, Mark, Li, Yaojun, Hjellbrekke, Johs, Miles, Andrew (2013). “A New Model of Social Class? Findings from the BBC's Great British Class Survey Experiment”, Sociology, 47(2), 219–250. http://doi.org/10.1177/0038038513481128.
Esto implica que: (1) aunque las posiciones posmodernas están en pleno auge, su superficialidad, vaguedad y ambigüedad las convierten en un adversario de poca importancia; y (2) que las propuestas mejor redondeadas y con productos teóricos, metodológicos y empíricos más fructíferos con que cuenta la ciencia contemporánea son producidos por el post-positivismo, que constituye “el enemigo a vencer” si lo que pretendemos es retomar sus aportes y encontrar sus límites, para trascenderlos en la construcción de una “ciencia social emancipatoria” (EOW), o de manera más amplia, para la revitalización del pensamiento crítico en los estudios sociales.
De la cse retomo sus propuestas de la necesidad de un diagnóstico crítico de las teorías hegemónicas, así como su teoría de las alternativas viables, pero creo que su teoría de las transformaciones es muy limitada por no contar con un conocimiento más profundo del marxismo, lo que lo lleva al erróneo rechazo de algunos componentes importantes del mismo. Así la investigación crítica complementa la propuesta de cse de EOW al re–incorporar la teoría marxista de las transformaciones e incorporar el paradigma de la producción de Marx y Márkus. La posibilidad de una teoría crítica desde el paradigma marxiano de la producción implica identificar y distinguir los determinantes “exteriores” (lo inevitable exterior, en términos de Márkus) y la agencia de la producción creativa de los individuos (lo inevitable generado por los mismos hombres). Se trata de retomar el paradigma post-positivista y llevarlo hasta su punto de máximo desarrollo para superarlo en este sentido: el desarrollo de la ciencia implica la introducción de la dialéctica (la tensión entre “debe” y “puede”).
Esto nos conecta con la praxis como elemento central, esto es: que los individuos involucrados (los investigadores pero también los investigados) trasciendan el plano de la inferencia causal para realizar un esfuerzo mucho mayor, un “esfuerzo práctico para discernir hasta qué punto su propia actividad debe ser ‘reproductiva’ y en qué medida puede ser ‘creativa’ […] y aquí, ‘debe’ y ‘puede’ cobran sentido con lo que podemos llamar las exigencias e impulsos históricamente formados, las necesidades de los individuos concretos, de sus grupos y colectividades…” en Márkus (2007), p. 181. Lo anterior va mucho más allá de lo que las teorías sociológicas de la agencia han planteado y es el objeto de la Investigación crítica; el centro de la revitalización del pensamiento crítico en los estudios sociales.
Es decir, se propone trascender la propuesta de Márkus (construcción de una razón práctica) para llevarla a un nivel mayor de desarrollo en lo que llamamos una razón crítica, lo que resultaría de tomar la parte central del planteamiento de EOW. Sin embargo, el hecho de que Márkus llame a su propuesta “razón práctica” puede resultar confuso porque implica un esfuerzo de discernimiento crítico cuya realización se efectúa a través de un proceso de praxis (por esto es razón práctica), y, en segundo lugar, podría resultar paradójico que en nuestra propuesta (razón crítica) esta praxis debe tratar de ser complementada por el esfuerzo práctico que implica proponer –desde la investigación– estrategias específicas, viables y factibles para acercarnos a los horizontes utópicos visualizados.
Estas estrategias deben partir de la evaluación de: (1) el poder relativo de los actores en contienda (correlación de fuerzas) (EOW); y (2) “distinguir en la historia los ejes de continuidad y de discontinuidad y, al mismo tiempo, trazar la frontera entre las condiciones básicas (objetivas y subjetivas) del cambio histórico y el terreno en el cual pueden ocurrir transformaciones sociales radicales y hacia el cual debería enfocarse la acción colectiva revolucionaria.” (Márkus, 2007:181).
E.P. Thompson (1991, capítulo V) señala que usó el término economía moral por primera vez en (Thompson, 1991, Capítulo IV [1971]) como un cuerpo de pensamiento que enseñaba la inmoralidad de lucrar en base a las necesidades de la gente, pero quizás la mejor forma de entenderlo, es como “relaciones económicas reguladas de acuerdo con normas no monetarias”. (Ibid., cap. V, p. 340). Boltvinik, 2010Boltvinik (2010), pp.189-190, señala que “Además de mostrar la existencia social objetiva de niveles de vida considerados socialmente mínimos, y mostrar el conocimiento y consenso que de ellos tiene la población, los trabajos de James Scott (1976) y de Thompson muestran una manera opcional de entender el mundo de lo económico, diferente del de la economía política, la de la economía moral… reflejan el hecho ineludible de que la vida humana no puede dejarse a merced del mercado”. Y añade: “La fuerza de trabajo no es una mercancía común y corriente, cuyo valor y grado de ocupación pueda ser decidido inconsecuentemente por las fuerzas del mercado. El elemento moral entra inevitablemente. El alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente. “Toda ciencia económica que se respete, toda economía política, tiene que ser también economía moral” (Ibid.). Quiero llevar este planteamiento más allá de la ciencia económica. Sostengo que toda ciencia tiene que ser ciencia moral, investigación comprometida, moralmente posicionada como ética emancipatoria.
Márkus dice que “Uno de los rasgos esenciales de la teoría marxista de la revolución es que Marx atribuye una importancia fundamental a las nuevas necesidades radicales que se generan en el proceso capitalista de producción y en la lucha por la transformación de las condiciones ónticas inmediatas de la clase oprimida, pero que el proletariado no satisface, no puede satisfacer en las condiciones dadas”, en (1985 [1971]), p. 27. Heller (1978) dedica un capítulo al concepto de necesidades radicales, en Heller, Agnes (1978), Teoría de las Necesidades en Marx, Ediciones Península, Barcelona. Una frase clave que refleja su visión, coincidente con la de Márkus, es: “Más tarde [se refiere a después del Manifiesto del Partido Comunista] Marx ya no buscará el origen de las ‘necesidades radicales’ únicamente en las ‘cadenas radicales’ ni en la ausencia de fines particulares: pero la esencia de su pensamiento permanece idéntica. Es la sociedad capitalista la que provoca la manifestación de las necesidades radicales produciendo de este modo sus propios sepultureros; necesidades que son parte constitutiva orgánica del ‘cuerpo social’ del capitalismo, pero de satisfacción imposible dentro de esta sociedad y que precisamente por ello motivan la praxis que la trasciende” (p. 106).
La crítica implica la realización de juicios morales fundamentados en una teoría de la justicia “radical, democrática e igualitaria” (que implica la consideración de una justicia social y una justicia política) que define lo justo centralmente como el acceso irrestricto a los medios necesarios para alcanzar el “florecimiento” humano.
Boltvinik, Julio (1992), “Conocer la pobreza para superarla”, Comercio Exterior, vol. 42, núm. 4, abril, México, p. 304.
Las discusiones que se han desarrollado desde la academia no son triviales, pues han definido una parte de los métodos de medición de la pobreza. Así, mediciones de pobreza basadas en malas especificaciones teórico-conceptuales (como las de los economistas ortodoxos) generan imágenes erradas de la pobreza, lo que influye en la definición de políticas públicas inadecuadas y de una identificación minimalista y sesgada de la población objetivo a la que se destinan. Las malas mediciones de pobreza pueden fungir como ariete político y mediático. El Banco Mundial promueve su paquete de reformas estructurales haciendo gala de supuestas reducciones de pobreza, para legitimar sus propuestas neoliberales, que incluyen los programas de transferencias condicionadas.
Sen, Amartya (1992), “Sobre conceptos y medidas de pobreza”, Comercio Exterior, 42 (4), México. Traducción de los capítulos 2 y 3 de Poverty and Famines. An Essay on Entitlement and Deprivation, Clarendon Press, Oxford, 1981, pp. 310-316.
Townsend, Peter (1979), Poverty in the United Kingdom, Penguin, Harmondsworth, Reino Unido, p. 31.
Boltvinik, 2008Boltvinik, Julio (2008), “Necesidades humanas, recurso tiempo y crítica de la teoría neoclásica del consumidor”, Economía Informa, núm. 351, Facultad de Economía, marzoabril, México, p. 69.
Wright, Erik Olin (1994), Interrogating Inequality. Essays on Class Analysis, Socialism and Marxism, Londres y Nueva York.