En el reciente número de septiembre/octubre se ha publicado en su revista un interesante artículo original sobre las endofugas tipo II (EFII) en el tratamiento endovascular de los aneurismas de aorta abdominal (EVAR)1. El tema es interesante y controvertido a la vez. Los autores hacen una valiosa aportación en este tema, aun tratándose de un estudio retrospectivo de revisión de casos. Existen 3 problemas pendientes de resolver en relación con las EFII:
- –
El primero sería la incidencia real de las EFII. Los autores detectan un 49,5% de EFII en su serie, y admiten que es superior a lo esperado en la literatura que oscila entre el 20-40%2. En su caso lo justifican en función del momento en el que se detecten, programa de seguimiento (1,6 y 12 meses), la técnica de detección (angio-TAC o eco-Doppler) y las características de la prueba (cantidad de contraste, fase tardía, milímetros de los cortes). Cuanto más exhaustiva es cualquiera de las anteriores variables, mayor es la incidencia, y en la literatura revisada no son iguales los criterios utilizados.
- –
El segundo tema controvertido es la necesidad de detectar factores preoperatorios que puedan aumentar el riesgo de desarrollar EFII como: el grosor de trombo preoperatorio, número de arterias lumbares y permeabilidad de la arteria mesentérica inferior (AMI). En este artículo los autores llegan a la conclusión de que cuanto mayor es la cantidad de trombo en el hemicírculo posterior, esto se asocia a mayor regresión/estabilidad del saco aneurismático. A su vez, existe un mayor riesgo de desarrollar EFII cuanto mayor es el número de ramas lumbares y AMI permeable. Armon et al.3, Sampaio et al.4, Abularrage et al.5 publican largas series que coinciden con los resultados publicados en Angiología. Sin embargo, también hay series en contra, como la de Yeung et al.6 que hacen que este tema no quede claro todavía.
- –
Por último, el tercer tema de controversia es la supuesta benignidad de las EFII. Según lo publicado aquí, González Sánchez et al., no detectan ningún evento fatal relacionado con la rotura de aneurismas en su serie. En el reciente número de octubre, del Eur J Vasc Endovasc Surg, Sidloff at al.7 defienden el tratamiento conservador de las EFII ya que no detectan un incremento de la mortalidad relacionada con el aneurisma en pacientes con EFII. Sin embargo, siguen existiendo otras largas series americanas8 donde consideran que deben ser tratadas para evitar la rotura del saco aneurismático en el seguimiento.
Desde nuestro punto de vista, la publicación de artículos como este en Angiología enriquece el contenido de la revista, genera debate y controversia, al mismo tiempo que permite aportar más luz o evidencia científica en campos de la Cirugía Endovascular que no están todavía claros.