Uno de los malos entendidos del concepto de revolución científica es considerarlo como una transformación drástica y repentina. En este artículo se plantea como un cambio del centro geométrico, que es como lo refiere Kant en el prólogo a la segunda edición de la Crítica de la razón pura. Ahí señaló que Copérnico viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes girando alrededor del espectador, «probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en reposo»1.
Parafraseando a Kant, la revolución científica en la circulación sanguínea se debe a que Vesalius, viendo que no conseguía explicar el movimiento de la sangre a partir del hígado, pasando del ventrículo derecho al ventrículo izquierdo a través del septum, probó poner a girar la sangre a partir del corazón, creando la circulación venosa y la circulación arterial.
Esto significó un cambio epistemológico en la conceptuación de la circulación sanguínea que nos proporciona la historia de la ciencia, fundamental para para el surgimiento de la angiología como ciencia con fuertes repercusiones en su enseñanza.
El estudio del hombre y el de un nuevo sistema del mundoEn la historia de la ciencia, el estudio del hombre y el de un nuevo sistema del mundo, es planteado como la relación entre el macrocosmos y el microcosmos, posturas que tienen como protagonista común a Aristóteles, bifurcándose 5 siglos después con Claudio Ptolomeo y Claudio Galeno, respectivamente. Es una gran coincidencia que ambos nacieron en el siglo II de nuestra era, que ambos murieran a los 70 años y ambos llevaran el mismo nombre de pila, diferenciándolos sus campos de estudio: la astronomía y la medicina.
Catorce siglos después, Nicolás Copérnico y Andreas Vesalius llevaron a cabo un cambio en el centro de la discusión con sus obras De Revolutionibus Orbium Coelestium y De Humani Corporis Fabrica, en donde se presenta otra gran coincidencia: ambas obras fueron publicadas en 1543. De Revolutionibus lo publicó Copérnico a los 70 años de edad, el mismo año en el que murió, mientras que De Fabrica fue publicado cuando Vesalius apenas tenía 29 años.
Se presenta a Ptolomeo como si hubiera cometido un error al pensar en una estructura geocéntrica, que como se muestra en la figura 1, si la figura de la izquierda no tuviera al centro la palabra sol y la de la derecha la palabra tierra, no sería fácil distinguirla su propuesta de la de Copérnico. En cuanto a Galeno, se dice que fue un error que pensara que el centro del sistema circulatorio estaba en el hígado, que era en donde se producía la sangre a partir de los alimentos y que las arterias transportaban los espíritus vitales. Hoy las imágenes de la figura 2 son más que evidentes, pero no lo fueron durante catorce siglos.
Revolución científica en astronomía. Representación esquemática de las teorías astronómicas de Ptolomeo (derecha) y la de Copérnico (izquierda), en el que se muestra lo complejo de ambas desde el punto de vista teórico, así como para mostrar que no es lo trivial que nos lo hacen ver. Asimismo, se trata de mostrar que es un gran error considerar la teoría de Ptolomeo como un error.
Fuente: elaboración propia con imágenes de libre acceso tomadas de la red.
Lo que en astronomía fue el paso del geocentrismo de Ptolomeo al heliocentrismo de Copérnico, en la circulación sanguínea se plantea como el paso del «hepatocentrismo» de Galeno (lado izquierdo de la figura 2), al «cardiocentrismo» de Vesalio (lado derecho) que dio origen a la anatomía de la circulación arterial.
Revolución científica en la circulación sanguínea. Representación esquemática de lo que en este artículo llamamos la teoría «hepatocentrista» de Galeno (izquierda) sobre el sistema venoso y de lo que llamamos la teoría «cardiocentrista» de Vesalius sobre el sistema arterial derecho, que sirve para ilustrar la propuesta del paso del «hepatocentrismo» al «cardiocentrismo» como revolución.
Fuente: elaboración propia con imagen de libre acceso tomadas de: http://special.lib.gla.ac.uk/anatomy/vesalius.html
Como se plantea en este artículo, su teoría fisiológica llevó a Galeno a pensar en la existencia de orificios en el septum, no obstante que había realizado múltiples disecciones. Postulaba la existencia de poros, a través de los cuales una pequeña parte de la sangre pasaba del ventrículo derecho al izquierdo. Como lo señala el químico e historiador de la ciencia Allen George Debus, para Galeno «Allí se combinaba con aire, proveniente de los pulmones, para formar los espíritus vitales necesarios para la vida y estos eran distribuidos después por las arterias»2.
Debus considera que Vesalius se resistía a rechazar la posición galénica con respecto a los poros interventriculares, que según él era un rechazo a la observación en favor de la autoridad, ya que se maravillaba «ante el arte del Creador» que hacía pasar la sangre del ventrículo derecho al izquierdo a través de poros invisibles. Sin embargo, Debus señala que en la segunda edición del De Fabrica, publicado en 1555, Vesalius regresó al problema del septum interventricular, ahora aseverando que es tan macizo, denso y compacto como el resto del corazón.
Hasta hace poco no me habría atrevido a apartarme de Galeno ni siquiera el ancho de un cabello. Pero me parece que el septum del corazón es tan macizo, denso y compacto como el resto del corazón. Por lo tanto, no veo cómo hasta la partícula más pequeña podría ser transferida del ventrículo derecho al izquierdo a través del septum3.
No se trata de un simple cambio en la observación anatómica acerca de la existencia o no de poros en el septum, sino de una transformación fisiológica que dio origen a la conceptuación de la circulación venosa y la circulación arterial. Se trata de un cambio epistemológico que nos muestra la historia de la ciencia, el cual fue fundamental para el surgimiento de la angiología como ciencia, con gran impacto en la cirugía vascular como práctica quirúrgica.