Señor Secretario, familiares del Dr. Fause Attie, estimada Rosa Martha, miembros de la Comunidad del Instituto Nacional de Cardiología.
El Dr. Fause Attie, en sus más de 20 años de apasionada labor en este instituto, dejó una huella imborrable que se hará evidente muchos años más que su propia vida que concluyó hace unos días.
Varias circunstancias fueron cruciales en su fructífera labor; fue mexicano por convicción, no por determinación como la mayoría de nosotros; más allá de cumplir adecuadamente sus funciones, les imprimió un toque de vocación apasionada que logró cantidades inmensas de recursos económicos adicionales para hacer de este instituto uno de los más modernos y eficientes hospitales cardiológicos del mundo, esto aún en estos tiempos de crisis económicas nacionales e incertidumbre financiera, como los que se vivieron en los años noventa, al tiempo de su gestión en la dirección médica y del inicio de su encomienda en la Dirección General.
Sus más de 10 años al frente de la institución le permitieron aplicar su creatividad en la grandeza del instituto y así dar su pincelada vital para ejemplo de sus alumnos y colegas. Los hechos sustentan lo dicho, el Instituto Nacional de Cardiología fue sabiamente manejado por él, gentilmente conducido, circunstancia difícil debido al gran número de talentos y personalidades que en el laboran, y administrativamente un ejemplo contundente para la eterna discusión de si un académico puede ser simultáneamente un gran administrador; ambas cosas fue Fause Attie.
Por eso y por sus cualidades humanas, la comunidad académica más distinguida del país lo eligió su próximo presidente de la Academia Nacional de Medicina, cargo que ya no pudo cumplir.
Cuando murió Víctor Hugo, se dijo: "Ha muerto Víctor Hugo, hoy el mundo pesa menos". Creo que lo mismo puede decirse de Fause Attie; sin él, hoy el mundo pesa menos.
En este día de cariñoso elogio de la comunidad médica y cardiológica, sólo puedo añadir, y con buen conocimiento de causa de los muchos años que me favoreció con su amistad, que Fause Attie fue un mexicano de excepción.
Un poema hispano antiguo reza:
"Al nacer tú,
todos reían mientras tú llorabas, Procura que al morir,
todos lloren mientras tú sonríes".
En este día de llanto, la sonrisa de Fause es simbólica.
*Discurso pronunciado el día 17 de febrero de 2009 en el Auditorio del Instituto Nacional de Cardiología, con motivo de su homenaje póstumo.