Sr. Director: He leído con gran interés el articulo «Deshabituación tabáquica en una consulta de atención primaria: eficacia del consejo médico, la intervención mínima y la terapia sustitutiva con nicotina al año de seguimiento»1, publicado en la revista que dirige.
Es importante que desde atención primaria se aborde la prevención y tratamiento de uno de los principales factores de riesgo para la salud: se estima que es fumador alrededor de un 35,7% de los pacientes que acuden a las consultas de atención primaria2, está demostrada la eficiencia de la intervención médica en el tabaquismo3, las probabilidades de éxito son similares a las conseguidas por atención especializada cuando se emplean los mismos métodos4 y los recursos necesarios son mínimos.
Así pues, coincido con los autores que el abordaje del tabaquismo debe ser una actividad rutinaria de los profesionales en los centros de salud y que su diagnóstico y tratamiento debería formar parte de la cartera de servicios que ofrece un equipo de atención primaria a la población que atiende.
Por ello en el Área Sanitaria VIII del INSALUD de Asturias estamos trabajando desde 1997 para que todos los equipos ofrezcan a sus pacientes este servicio como una actividad más. Antes de su implantación se realizó una serie de actuaciones:
1. Elaboración de un protocolo de área5 que recoge la actuación sistematizada que el profesional sanitario debe realizar ante un fumador (detección del hábito y cuantificación del consumo, exploración de la actitud del fumador ante el hábito, valoración de la motivación y nivel de dependencia, clasificación del fumador y consejo o tratamiento adecuado).
2. Dotación de los centros de salud con cooxímetros y material divulgativo de apoyo (folletos informativos, vídeos...).
3. Formación de los profesionales sanitarios mediante sesiones clínicas, cursos/talleres y rotaciones por una unidad especializada de tabaquismo.
Una vez que los profesionales estaban sensibilizados y habían sido formados, se fue extendiendo paulatinamente esta actividad (que denominamos plan de ayuda al fumador) por los diferentes equipos de atención primaria, de tal forma que en los tres últimos años el contrato de gestión de cada equipo contempla específicamente objetivos relacionados con este servicio.
Anualmente, coincidiendo con la evaluación de cartera de servicios, se evalúa el grado de cumplimiento de dichos objetivos y el resultado se liga a incentivos.
De esta forma, con independencia de la sensibilidad y actitud de cada profesional, que sin duda podrá influir en la calidad del consejo, en esta área sanitaria el diagnóstico y tratamiento del tabaquismo no están confinados a iniciativas aisladas.