Sr. Director: Agradecemos la oportunidad que nos ofrece M. Alonso Fernández para insistir en lo que consideramos se trata de una necesidad: el abordaje del tabaquismo en el marco de la atención primaria que, como queda demostrado en múltiples trabajos publicados en Atención Primaria1-3 y otras revistas científicas, es un lugar idóneo para llevarlo a cabo, dada su cobertura y accesibilidad, aspecto éste que venimos reclamando desde hace años frente a quienes consideran que el tratamiento del tabaquismo debería ser fundamentalmente especializado, porque creemos que, como problema de salud pública, sólo se resolverá cuando sea abordado por atención primaria.
Otra cosa distinta es que también pensamos que sería deseable que fuera un trabajo coordinado desde las instituciones sanitarias, como expone M. Alonso Fernández, aspecto que venimos reclamando, aunque esto hoy no deja de ser más que un deseo. El grupo de trabajo de Salamanca, compuesto tanto por profesionales médicos de atención primaria y especializada así como por profesionales de enfermería, llevamos varios años trabajando en consultas de tabaquismo integradas dentro de la actividad asistencial diaria. En atención especializada, en el marco de una consulta de neumología; en atención primaria, tanto en la consulta programada como en la consulta a demanda, y siempre hablando de consultas concretas, es decir, a título individual, sin ninguna coordinación que no sea la que establecemos el grupo de profesionales sanitarios preocupados por un problema sobre el cual todavía existen distintas sensibilidades, por lo que la iniciativa de la Gerencia de Atención Primaria de Asturias es digna de mención4,5. Camino se hace al andar y quizás el ejemplo de la mencionada gerencia de atención primaria, junto a otras que han tomado el testigo de la intervención sobre el tabaquismo en las consultas de los centros de salud, marque el comienzo del cambio de actitud de las personas encargadas de coordinar las actividades asistenciales evaluables mediante la cartera de servicios. Quizás esto pueda provocar un efecto dominó sobre los profesionales sanitarios y éstos asuman el problema que supone el tabaquismo y su abordaje terapéutico, de la misma forma que lo hacen con otros factores de riesgo de salud pública, caso de la hipertensión arterial y la hiperlipemia. Por ello invitamos a M. Alonso Fernández a extender su experiencia en las reuniones de gestores y en los congresos de las sociedades científicas de gestión clínica, para ver si cunde el ejemplo entre sus compañeros.
Por nuestra parte, seguiremos trabajando con ilusión, intentando promover, con la divulgación de los resultados derivados de nuestro trabajo en los distintos foros científicos (como revistas de ámbito nacional y en los congresos de nuestras sociedades científicas), la adopción de las medidas necesarias para que el tabaquismo sea considerado una enfermedad y su tratamiento una obligación del profesional sanitario.