Introducción
La creciente complejidad de los sistemas sanitarios, el importante desarrollo de la ciencia y la tecnología sanitaria, la burocratización, el trabajo en equipo y la masificación han condicionado que la práctica médica sea más arriesgada, impersonal y deshumanizada. Todo ello ha llevado a la necesidad de una reformulación y un resurgimiento de los derechos de los pacientes como eje básico de las relaciones clínico-asistenciales1-3. Además, se ha detectado la necesidad de establecer nuevas formas de protección de los derechos del paciente frente a las consecuencias del desarrollo de la informática, los avances genéticos y la globalización de la investigación clínica4.
La regulación existente en España en materia sanitaria es muy completa y, en algunos casos, de las más avanzadas. La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, ha supuesto un importante avance en la regulación y el desarrollo de los derechos de los pacientes5. En ningún caso se podrá conseguir una asistencia de excelencia alcanzando exclusivamente el máximo rigor científico si, además, no se acomoda a las exigencias que establecen las normas, entre las que destacan las dirigidas a la protección de los derechos de los pacientes6,7.
A pesar de ello, no hemos encontrado en la bibliografía estudios que valoren la actitud de los profesionales sanitarios hacia los derechos del paciente.
Diversos estudios realizados en distintos países coinciden en que la motivación y la satisfacción de los médicos de familia han disminuido de manera significativa en estos últimos años8.
El objetivo de nuestro estudio es conocer la valoración que hacen los médicos de familia de los derechos del paciente y si hay diferencias según su perfil socioprofesional.
Métodos
Tipo de estudio
Estudio descriptivo, transversal.
Población
La muestra se obtuvo del conjunto de médicos de familia que realizan su actividad profesional en los distintos centros de salud de la Región de Murcia. El tamaño de la muestra inicial fue de 385 (p = 0,5; precisión del 5%; nivel de confianza del 95%). La selección de los médicos fue realizada mediante muestreo aleatorio estratificado. La muestra final fue de 227 médicos de familia (tasa de respuesta del 59%).
Los datos se obtuvieron de un cuestionario validado y autoadministrado. En una primera fase fue contestado por 30 médicos que aportaron sugerencias de mejora; con los resultados obtenidos se aplicó el test de la alfa de Cronbach (α = 0,85), del que resultaron 11 ítems para definir los condicionamientos sociolaborales (tabla 1), 4 ítems con los que se pregunta al médico acerca de su grado de satisfacción con la consulta diaria, la pertenencia al grupo profesional, el salario y la actuación de los jefes inmediatos (mediante una escala tipo Likert 1-5, donde 5 es «el mayor grado de satisfacción»), y 8 ítems con los que se pregunta al médico sobre la importancia que concede a diferentes derechos del paciente (tabla 2).
Método de recogida de datos
Los cuestionarios se enviaron por correo y se remitieron a los responsables de los equipos de atención primaria para que los hicieran llegar a los médicos de los centros seleccionados. La respuesta fue anónima y voluntaria.
Análisis estadístico
Se utilizó el programa estadístico SPSS 11.0. Se llevó a cabo un análisis univariante (media, desviación estándar e intervalo de confianza del 95%) y bivariante (test de la χ2 de Pearson y correlación de Spearman).
Resultados
Características sociolaborales de los profesionales
Las características sociolaborales de la muestra aparecen en la tabla 1. Los profesionales encuestados se encuentran mayoritariamente en el rango de 36-55 años (84,6%). El grupo de médicos con 11-20 años de ejercicio profesional es el mayoritario (52,4%). Con menos de 3 años de antigüedad se encuentra el 30% de los sujetos. El número de pacientes adjudicados a cada profesional está preferentemente entre 1.901 y 2.100 (32,6%), siendo el grupo de menos de 1.500 el 20,3%. No existen diferencias estadísticamente significativas en las características sociolaborales entre los profesionales que respondieron al cuestionario y aquellos que no lo hicieron.
Satisfacción laboral de los profesionales
Los valores medios de la satisfacción con relación a su retribución económica, pertenencia al grupo profesional, actuación de sus jefes y la consulta diaria son los siguientes respectivamente: 2,59 (IC: 2,47-2,71); 3,24 (IC: 3,11-3,37); 2,33 (IC: 2,18-2,48) y 3,01 (IC: 2,89-3,13). La media de la satisfacción total es de 2,79 (IC: 2,71-2,87).
Los médicos más insatisfechos globalmente son menores de 35 años (p < 0,0001), solteros (p = 0,001) y trabajan en centros no docentes (p = 0,005).
Valoración de los derechos del paciente
Las puntuaciones de los profesionales según la importancia que conceden a cada uno de los derechos aparecen en la tabla 2.
La valoración de los derechos por los profesionales según su sexo, estado civil y edad aparece en la tabla 3 y según el medio laboral, formación previa, número de tarjetas sanitarias y si trabajan en centro docente, en la tabla 4.
Encontramos una asociación estadísticamente significativa y directa entre la satisfacción profesional medida en cuatro dimensiones y la valoración de los derechos del paciente, de manera que a mayor satisfacción profesional aumenta el porcentaje de profesionales que le conceden la mayor importancia (tabla 5). Existe una correlación estadísticamente significativa entre la valoración global de los derechos y la satisfacción profesional global (p = 0,039).
Discusión
Una de las principales limitaciones del estudio ha sido no poder contrastar nuestros resultados con investigaciones internacionales. En el ámbito nacional, sólo el estudio de Lachica et al9 permite comparar los resultados.
Los derechos más valorados y respetados por los profesionales de nuestra muestra son los relacionados con la asistencia adecuada en el plano humano y el derecho a la intimidad, y el menos valorado, el acceso a la historia clínica. Estos resultados contrastan con los de Lachica et al9, donde los más valorados son una asistencia técnicamente completa y decidir libremente sobre el tratamiento, y el menos valorado, la asistencia en el plano humano. Probablemente, la explicación a estos cambios sea que han transcurrido 15 años, período en que se ha pasado de primar la calidad científico-técnica a valorar con la máxima importancia la calidad humana en la relación médico-paciente. Este derecho ha pasado de ser el menos valorado a convertirse en el más respetado. En contra de la opinión generalizada de la actual deshumanización de la medicina, estos resultados señalan la tendencia en estos últimos años a reconocer la importancia real de los valores de la persona y la recuperación de la dimensión humana en la asistencia sanitaria. El derecho del paciente al acceso a su historia clínica es el menos valorado, lo que puede indicar un cierto desconocimiento por parte de los profesionales de la legislación actual. La Ley 41/20025 establece que el paciente tiene derecho de acceso a la documentación de la historia clínica y a obtener copia de ésta.
En función de las características socioprofesionales, hemos encontrado diferencias significativas en la valoración de los derechos del paciente. Son los médicos de más edad los que conceden una mayor importancia a algunos de los derechos. Probablemente, la experiencia laboral demuestre al médico que una mayor implicación de los pacientes en las decisiones sobre su tratamiento y una mejor comprensión de los riesgos y beneficios redunda en una interacción más provechosa y un mayor cumplimiento de los tratamientos, lo que, en definitiva, lleva a una mejora de la calidad asistencial10,11. Los médicos solteros conceden una valoración global menor y, tal vez por tratarse de profesionales más jóvenes, su experiencia vital, familiar propia y profesional sea menor y estén menos habituados a la toma compartida de decisiones.
Los médicos que trabajan en el medio urbano conceden una mejor valoración global de los derechos, mientras que los que trabajan en el medio rural conceden mayor importancia al derecho a la intimidad. El médico de familia es el médico de un paciente y, con frecuencia, de sus familiares, lo que en ocasiones puede ser fuente de conflictos, en especial de los relacionados con la confidencialidad, y es especialmente difícil limitar el acceso a la información demandada por los familiares12,13. Esta situación es más probable en el ámbito rural, por lo que se observa un aumento en la valoración de este derecho por los profesionales que trabajan en ese medio. Sin embargo, los derechos a la información, la elección de médico y el acceso a la historia clínica son más valorados en el medio urbano, donde tal vez el concepto de autonomía esté más desarrollado.
La formación previa de los profesionales también introduce variaciones; así, es uno de los aspectos menos valorados de forma global por los médicos de familia que accedieron a la especialidad por la vía MIR, quizá por tratarse de los médicos más jóvenes o porque la formación en temas éticos y de legislación sanitaria en otros momentos no fuera suficiente. Si es así, probablemente el nuevo programa de la especialidad contribuya al avance y la mejora de esta formación14.
La sobrecarga asistencial de los profesionales se asocia con la valoración de algunos derechos, y los profesionales con menor número de tarjetas sanitarias son los que les conceden una mayor importancia. Es evidente que una atención sanitaria de calidad requiere el respeto a la autonomía de la persona, y eso implica escucharla, informarla, recabar su consentimiento y registrar el proceso, actuaciones que necesitan una dedicación de tiempo que se contrapone con la actual masificación de los servicios de salud2,15,16.
Los médicos que trabajan en un centro docente valoran más los derechos de los pacientes y, especialmente, los derechos que implican un mejor conocimiento de la norma (elección de médico, aceptación del tratamiento, acceso a la historia clínica).
La importancia de la satisfacción profesional reside, entre otros factores, en que el grado de calidad de los servicios sanitarios está directamente relacionado con el grado de satisfacción de los profesionales que trabajan en él. La valoración global de la satisfacción de los médicos de familia está por debajo del nivel medio, al igual que han descrito otros autores en España17,18.
Encontramos una asociación directa y significativa entre la satisfacción y la valoración de algunos de los derechos; así, a medida que aumenta la satisfacción se incrementa la valoración y el respeto de los profesionales. También encontramos una correlación significativa entre la valoración global de los derechos y la satisfacción total. Es necesario realizar más estudios para poner de manifiesto que la situación profesional puede influir en la valoración de los derechos del paciente. Y, aunque en los últimos años se ha producido un avance formal en el reconocimiento de los derechos de los pacientes, no se dispone de evaluaciones sobre la efectividad de estas actuaciones normativas, por lo que creemos que es necesario realizar más investigaciones.
Lo conocido sobre el tema
*En la situación actual, resultan impensables unos criterios de calidad de los servicios de salud que no tengan en cuenta como elementos guía la participación activa de los usuarios y la promoción y difusión de los derechos de los pacientes.
*Hay una situación generalizada de insatisfacción laboral entre los profesionales sanitarios.
Qué aporta este estudio
*La importancia que conceden los médicos de familia a los derechos del paciente es elevada.
*La edad, el estado civil y las características profesionales, como la formación previa, el medio laboral, el número de tarjetas sanitarias, trabajar en un centro docente y la satisfacción laboral, influyen en la valoración que hacen los médicos de familia de los derechos del paciente.
Correspondencia:
M.D. Pérez-Cárceles.
Área de Medicina Legal y Forense. Universidad de Murcia.
Campus de Espinardo. 30100 Espinardo. Murcia. España.
Correo electrónico: mdperez@um.es
Manuscrito recibido el 19-9-2005. Manuscrito aceptado para su publicación el 29-5-2006.