Las infecciones del tracto urinario (ITU) representan un problema común en Atención Primaria (AP). La solicitud de urocultivos genera una importante carga de trabajo y recursos en el Laboratorio de Microbiología y el impacto de sus resultados está poco evaluado. El objetivo del trabajo fue analizar la adecuación de la petición de urocultivos y la utilización de sus resultados en el manejo terapéutico de la ITU.
Estudio descriptivo transversal mediante revisión de 170 historias de pacientes adultos elegidos por muestreo de un total de 838 pacientes con urocultivos positivos de 3 centros de salud del Área Sanitaria Norte de Cádiz. Se analizó: edad, sexo, factores de riesgo, tipo de ITU, adecuación de la petición de urocultivo en función de criterios establecidos1 y actitud terapéutica tras recibir los resultados.
El 87% eran mujeres, con una edad media de 59años. Los factores predisponentes más frecuentes fueron: incontinencia urinaria (31%), diabetes (22%) y embarazo (30%). La ITU fue recurrente en el 38% y complicada en el 68%. La petición del primer urocultivo fue inadecuada en 24 (14%) pacientes, todas mujeres jóvenes con cistitis no complicadas. El segundo urocultivo fue inadecuado en 35 (92%) pacientes, debido a una buena evolución clínica; además, en 7 de los 13 pacientes con un segundo urocultivo positivo no existió correlación clínico-microbiológica ya que los pacientes estaban asintomáticos, sin piuria, y se aisló una especie distinta a la del primer urocultivo. El microorganismo más frecuentemente aislado fue E.coli (73%), que mostró la siguiente sensibilidad: fosfomicina (96%), amoxicilina/clavulánico (83%), cotrimoxazol (73%), ciprofloxacino (62%) y nitrofurantoína (89%)2. Se inició tratamiento empírico en el 86%, siendo los antibióticos más utilizados fosfomicina y quinolonas en un porcentaje similar (35%)3. La media para una segunda visita de revisión fue de 16días. En 87 pacientes se pudo correlacionar la evolución clínica y los resultados microbiológicos (tabla 1). En ningún caso de discordancia entre los resultados clínicos y microbiológicos se modificó el tratamiento.
La principal limitación radica en que es un estudio retrospectivo, con información incompleta, difícil de interpretar y que partimos de pacientes con urocultivos positivos y no del total de cultivos solicitados, como otros trabajos4 en que se ofrecen cifras más elevadas de inadecuación: del 32% en las no complicadas y del 49% en las complicadas. Se debería revisar la petición de un segundo urocultivo de control si el paciente evoluciona favorablemente, debido a la controversia en los resultados y al escaso impacto que produce. La influencia de los resultados microbiológicos en el manejo de la ITU es escasa y contrasta con trabajos previos5; llama la atención que, aunque están disponibles en 48-72h, el médico los consulta en las 2semanas posteriores y, a pesar de resultados discordantes o posibilidad de cambio de tratamiento, este no se realiza. Por tanto, pensamos que se deberían arbitrar mecanismos para revisar las analíticas que se vayan recibiendo en AP y en función de ellas localizar al paciente y adecuar los tratamientos si se considera oportuno. En caso contrario, las solicitudes son inútiles aunque las guías indiquen que su petición es adecuada. Los datos microbiológicos no siempre se correlacionan con los resultados clínicos, pudiendo sobreestimarse en el caso de las resistencias, el riesgo de fracaso clínico6, si bien sería interesante comprobar si la evolución favorable inicial en aquellos tratados con antibióticos a los que son resistentes no evolucionan más hacia recidivas.